lunes, 17 de julio de 2017

Los españoles también fuimos refugiados - Con la mirada atrás - Tercera y última parte

A PETICIÓN DE A F H Q - BASADO EN HECHOS REALES - 

Decidió que ya era suficiente. Estaba cansada de ver recuerdos que aún la dolían en el alma. Miró por la ventana. Era un día espléndido del mes de Marzo, y la primavera daba señales de estar próxima. Se sirvió un café y guardó el álbum y el resto de las fotografías. Se dirigió a su habitación, a lo lejos, en el salón podía escucharse alguna película que estaban poniendo en la televisión. Muy raras veces la veia, pero hacía ruido y su casa estaba demasiado silenciosa y de esta forma parecía estar más acompañada. Su amiga de los últimos años, su conmpañera, su entrañable perra, había fallecido hacía algún tiempo pero aún la echaba de menos. Una de sus gatitas se refregó en sus piernas a la vez que maullaba, la otra la miraba fijamente pidiéndola una caricia. Hizo ésto a las dos y a las dos las dedicó unas amables palabras.

Se miró en el espejo y se perfumó detrás de las orejas y en las muñecas. Todavía conservaba  algo de atractivo y la gustaba cuidar su aspecto físico. Siempre salía impecable a la calle. Dio un último vistazo y dijo en voz alta como si alguien la escuchara:

--¿ Y si me fuera al parque a dar una vuelta?, quizás encuentre a alguna amiga y es fácil tomarnos un café en la cafetería. Total hacer la comida para mí sola la hago rápido. Además si me quedo aquí seguiré recordando, y ya no quiero recordar más. Basta por hoy, mañana será otro día.

Al salir a la calle, bajó en el ascensor con una vecina conocida desde hacía tiempo. Se paró en la papelería de al lado de su casa, y entró en el establecimiento; tenía que comprar un cuaderno para anotar las ideas que le surgían.  Llevaba tiempo dedicada a escribir. Muchos días, sentada en los bancos del parque,  anotaba algo que después plasmaría en un relato. Era una costumbre que había adquirido desde muy joven.  Había seguido cursos de escritura y ahora se volcaba en ello. Pero hoy no tenía ganas de hacerlo.  La evocación de los años pasados inundaban su cabeza.

Era optimista por naturaleza y muy alegre, aunque en los últimos tiempos había perdido parte de la alegría que tenía siempre, por ejemplo,  nunca volvió a cantar, ni siquiera en la ducha.  Lo que no había perdido era la expresión de sus ojos, siempre chispeantes con una lucecita reflejada  en su mirada. Era sincera y ello se revelaba en su mirada. Quizá por eso siempre se fijaba en la mirada de las personas, era lo que más la impresionaba. La gustaba mirar directamente a los ojos y ella hacía lo mismo con los demás, si rehuían su mirada, nunca se fiaba.

Cogió su bolso, se puso una chaqueta y cerró la puerta dejando tras de sí media vida revivida en las fotografías.





 No había encontrado a nadie, así que entró en la biblioteca municipal y se entretuvo consultando libros en el ordenador.  Pasó la tarde poniendo en limpio los apuntes que había sacado al  consultar en la biblioteca.  Estaba escribiendo en el ordenador los orígenes de España, desde la Edad del Bronce, hasta la actualidad. Retenía en la memoria muchos datos de su etapa estudiantil, pero otros habían sido olvidados. Le apasionaba la historia, era su asignatura favorita.


Cuevas de Altamira (Santander-Cantabria)
Pasó la tarde escribiendo y se preparó una ensalada variada para cenar. Como postre comería un yogur griego que la entusiasmaba.  Se acostó temprano, pero su sueño lejos de ser reparador, quizá por influencia de las fotografías, fue nervioso, triste e inquieto.  Apenas había amanecido, saltó de la cama se dió una ducha y se preparó el desayuno.

Después de arreglar la casa, se sentó nuevamente ante la caja de zapatos, la destapó y lo primero que vio fue una foto de su boda:

Fué en el mes de mayo un día caluroso. Estaba algo nerviosa, pero bastante menos que el novio. Al cabo de una hora desde su entrada en la iglesia, se habían convertido en marido y mujer, habían colmado los sueños esperados.







Al regreso de su viaje de novios ella empezó a sentirse mal. Algo raro pasaba en su organismo que nunca había sentido hasta ese momento. Hacía un mes que se habían casado.

-Seguro que la cena anoche no me sentó bien. Dios mio ¡ qué náuseas! - Cuando se lo comentó a su madre, ésta se rió y le anunció:
-Hija mía, seguro que estás embarazada...

Y así fue. Unos meses más tarde nació su primera hija. Una niña delgadita pero de carita preciosa, pelonceta y bastante llorona, con lo cual la tenía los nervios desquiciados. El padre era más tranquilo y por las noches era él quien "peleaba " con su hija.  Pasaron los primeros meses y ella se fue haciendo con la situación: era muy joven e inexperta. No sabía absolutamente nada de la vida, pero fue aprendiendo a marchas forzadas porque las situaciones planteadas así lo requerían.  

A los veintidós meses del nacimiento de la primera hija, llegó la segunda. Otra muñeca, ésta con bastante pelo, pero al revés que su hermana era tranquila, dormilona y muy comilona. Ella ya tenía más experiencia y sabía solventar mejor las cosas.

Pasaron años muy felices. Tenían lo que habían soñado siempre un hogar feliz con hijos que lo alegraban. Ellos se querían si cabe con más fuerza y continuaban con las ilusiones intactas de su época de recién casados.

Al cabo de unos años, el padre de ella cayó enfermo y falleció. Fue el primer golpe duro de la vida. Muy duro para ella, pues estaba muy unida a su padre. Los dos se comprendían muy bien y en la boca de su madre siempre decía que" ella era su ojito derecho."

Falleció en la noche de Reyes Magos, la fiesta de Navidad que a ella más la gustaba. Fue un dolor tremendo, hasta físico, según contaba más tarde. Pero tenía unas hijas pequeñas que también sufrían por la pérdida de su abuelo y sobretodo una madre mayor a la que cuidar y hacer que pasara el trance lo más suavemente posible. Para ello contó con la ayuda y el amor de su marido, con su comprensión y sus abrazos cuando por las noches acostados ella lloraba acordándose de su padre muerto. Siempre tuvo de su parte un abrazo y un beso a la vez que la acurrucaba sobre su pecho esperando a que ella dejase de llorar.



Cemeterio de La Almudena de Madrid

Habían transcurrido diez años desde que su padre falleciera cuando diagnostcaron a su esposo la palabra maldita que hasta ahora no había podido pronunciar : CANCER.
Cuando se lo comunicó el médico después de la operación a la que fue sometido tuvo que sentarse a la salida de la consulta, pues las piernas no la sujetaban.  El mundo se desplomó bajo sus pies. Su cabeza era un caos pensando a una velocidad de vértigo en lo qué hacer, en si debería decírselo, en cómo decírselo a sus hijas... Esa noche no durmió pensando que su marido estaba en reanimación, y ni siquiera ella podía estar con él.




Fueron siete largos años de operaciones y chequeos sin cesar, hasta que su organismo no pudo resistir más. Fueron innumerables las operaciones realizadas, pues su organismo no toleraba la quimioterapia, y el único sistema con el que contaban para cortar la propagación era la cirujia. La última vez que le operaron trataron de hacerle un trasplante , pero era inútil : la metástasis le llegaba al recto y estaba invadiendo su vientre.  Tenia cáncer de vejiga. no había nada que pudiera hacerse.  Todavía vivió nueve meses más .Nunca olvidará la noche de su definitiva despedida.

Quiso que se llevara con él todo el cúmulo de sentimientos que tenía en su corazón . Le repetía una y otra vez que era el amor de su vida, su primer novio. El escuchaba sus palabras; ella no quería llorar; hasta el último momento quiso que  no se enterara de que se iba, pero tiempo más tarde pensó:

-¿Quién engañaba a quién?

No pudo continuar, había empezado recordando su boda y estaba recordando la muerte del amor de su vida de la persona que había dejado un vacío infinito en su corazón.  Un sollozo profundo y amargo salió de su garganta. Habían pasado varios años, pero lo tenía todo tan presente que aún sentía la garra del dolor en su pecho. Reclinó su cabeza sobre las manos y así permaneció llorando durante largo rato.

Cuando se  hubo pasado el llanto decidió que no saldría, no le apetecía. Comería cualquier cosa, se le había quitado el apetito y algo inusual en ella cogió una botella de vino de Jerez y se echó una copa. Necesitaba confortarse de alguna manera.

Las gatas la miraban con extrañeza, como si comprendieran que su ama estaba haciendo algo raro. La que más cariñosa era con ella, salto a sus piernas y con una patita le acarició en la mejilla al tiempo que maullaba.  Ella la abrazó y la besó en la cabecita dándose cuenta de que el animalito comprendía perfectamente el estado de ánimo por el que estaba pasando.

 A pesar de todos los avatares que la vida la proporcionó, nunca perdió ni la alegría, ni el optimismo, ni su fuerza.
Levantó la cabeza insufló de aire sus pulmones y se dijo:

-No puedes  quedarte quieta, tienes dos hijas a las que consolar de la muerte de su padre y una madre por la que preocuparte, porque ella también sufre.

Pero cuatro años más tarde, también perdió a la que había sido su apoyo siempre, su consejera, su mejor amiga y sobretodo su madre, Ella la adoraba y la madre a ella.

 Diagnosticaron los médicos derrame cerebral. Ya solamente eran ellas tres y entre ellas sacarían adelante  el negocio que les había dejado el padre y esposo.

 Y de nuevo se refugió en la escritura. A diario escribía a su marido  reflejando en los renglones el inmenso dolor que sentía por su pérdida, y el desgarro que sentía por su ausencia  tan temprana. Aún lo sigue haciendo. Se refugia en la escritura, pero sus novelas son siempre con final feliz, porque al menos en la ficción puede dar la felicidad y no la angustia y el fracaso.

No todo fueron penas en su vida. En su matrimonio fue muy feliz se amaron hasta el final. Sus hijas son buenas y la quieren y por fortuna sus yernos también lo son y también la quieren

En el año de 2004, en los días del terrible atentado en Madrid, falleció su hermano de cáncer. Ya no quedaban más hilos que la unieran a su famlia de origen, estaba completamente sola.

Está feliz con lo que tiene, tiene unas  amigas entrañables a las que quiere mucho y también a ella la quieren.Continúa siendo alegre y optimista a pesar de que ahora a vueltas con sus recuerdos os parezca que esté todo el día gimoteando.  Nunca, a pesar de todo, la ha visto nadie derramar una lágrima por evocación hacia los que ha perdido. Eso lo deja para cuando está a solas.
"El paso del tiempo te hace que asimiles todo lo que pierdes, pero nunca, nunca les olvidas y en los momentos más felices y en los más tristes siempre tu recuerdo está con ellos."


Este escrito está dedicado a todas aquellas/os, que como a nuestra protagonista dejan jirones de su vida por el camino y continúan luchando. Hay mucho por lo que vivir. ADELANTE.

                                                           F   I   N
Texto:  AFHQ  -  ( Agosto, 20 DE 2011 )
Redacción:  1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS





Los españoles también fuimos refugiados / Con la mirada atrás - Segunda parte

A PETICIÓN DE A F H Q -  BASADO EN HECHOS REALES


Transcurrían ya los años sesenta y España muy lentamente empezaba a despegar. Consideran lujos lo que no eran más que cosas que en otros lugares pasaban desapercibidos , pero que para los españoles fuE toda una innovación. Manufacturas Metálicas lanzó una gama de cacharros de uso diario en aluminio que estaban presentes en todos los domicilios en cualquier variedad de elementos tanto de cocina como en adornos.




Empezaron a llegar las lavadoras automáticas, no como las de ahora, ni mucho menos. Había que llenarlas de agua, acercarlas a la pila y desaguar mediante una goma que portaba la lavadora cuyo extremo estaba cerrada con una bola también  de goma que girándola permitia desaguar .
Empezaron a usar un detergente para lavar a mano que no hacía falta poner la ropa en remojo el día anterior como ocurría con la ropa de trabajo, y para ello se empleaban unas denominadas "bolas maravillosas" porque estaban formadas por sosa, con lo cual quitaban las manchas y el trozo de tela también.

El milagro de los detergentes americanos OMO. Empezaron regalando paquetes que eran bastante caros para el poder adquisitivo de la época, pero era de excelente calidad. Pertenecía a una multinacional, en la que por caprichos del destino nuestra narradora  trabajó años más tarde UNILEVER.
Solamente existía un detergente que no era otra cosa que polvo de jabón normal y corriente, de buena calidad, pero muy rudimentario : SAQUITO



Y como no ¡ el Seat 600 !, la verdadera liberación de los españoles. El coche chiquitito en el que se acomodaban, aún no sé cómo, toda la familia y se lanzaba a la aventura de las malísimas carreteras españolas por las que ir de vacaciones Suponía tardar en el punto más cercano,  hasta diez horas de viaje. Pero teníamos coche, no dependíamos de Renfe ni de los Coches de Línea, al fin éramos libres....

Pues en esa España tan oprimida en todo, iba creciendo aquella niña cuya ilusión era la de ser bailarina.



  Seat 600

Al recordarlo ahora, acaricia con ternura y añoranza sus castañuelas guardadas en una funda de piel para no destemplar su sonido, que por supuesto al no usarlas  y con el paso del tiempo, han perdido su nítido repiqueteo.
Era una excelente estudiante, de excelentes notas y como premio a ello, un día sus padres le dijeron:

--Si terminas bien el curso, te inscribiremos en una academia de baile, pero con la condición que nunca y por ningún motivo abandones los estudios.  Y así fue...   Sacó notas de notables y sobresalientes y fue mayúscula su alegría cuando una tarde su madre la dijo:

--Ponte el vestido más bonito, el que más te guste, nos vamos a la academia de Julita Castelao.

Había sido profesora de insignes bailarines españoles: Pilar López, Rosario, Antonio, Mariemma, etc. No era una academia de flamenco, sino de danza clásica española, que ella era lo que quería.

¡ No se lo podía creer, iba a ser bailarina !  Más tarde acudiría también a aprender flamenco en la academia de La Quica, una muy  reconocida profesora en esa materia.
Llegó a los dieciseis años y se examinó para ser profesinal. Antes de esa edad no se podía actuar.  Y consiguió su carnet examinándose en el Teatro Fuencarral de Madrid.  Ya podía actuar, y lo hacía esporádicamente. Se presentaba ante las grandes figuras de la danza  para pasar de nuevo un examen y averiguar si tenía alguna carencia.  Estudiaba y bailaba, pero todo lo hacia con la mayor alegría y esperanza de poder realizar su sueño.



Su vida transcurría entre el Instituto  y las distintas escuelas de danza, pues siempre había que estar practicando. Al ser novata se tenía que conformar con actuar en festivales como en el antiguo Teatro Madrid en el que alternó con profesionales  de larga y conocida trayectoria. Nunca olvidó esa tarde que le insufló nuevos ánimos.
 Un día haciendo ejercicios de estiramiento en la barra de la academia, sucedió algo que cambiaría totalmente sus planes:  Un chasquido tremendo que hasta le nubló la vista, ocurrió en su rodilla derecha: se había lastimado el menisco.  Fue una decepción, pero no la desanimó siguió al pie de la letra las indicaciones del médico y la rehabilitación, y por fin al cabo de un tiempo pudo volver a bailar, pero para entonces sus padres pensaron que no querían para su hija la carrera de bailarina,  y argumentaron las siguientes razones: " No nos gusta el mundo del espectáculo, hay demasiados aprovechados de personas inexpertas como tú.  Decididamente no vas a ser bailarina.  No seguirás en eso ".  La desilusión , la rabia, la impotencia la recluyeron en sí misma.  No podía creer que todo se hubiera frustrado . Expuso sus ideas, pero todas chocaron con la intransigencia de los padres.  Se recluyó en sí misma, dando de lado a sus amigas.  No salía de casa, ni hablaba con nadie.  Se volvió introvertida.

Ella al no tener más que un hermano, y mayor que ella,  había crecido sola .  Su carácter melancólico preocupaba a sus padres pues era sabido que en los ambientes teatrales de la época la timidez y los buenos modales había que dejarlos en casa. También era costumbre que algunos aprovechados a cambio de proporcionarte trabajo, les hicieras ciertas concesiones, máxime,  si como era el caso eras de carita agraciada.  Por estos motivos, el percance sufrido fue la excusa perfecta que expusieron sus padres para que no continuara con los planes que se había forjado.

Al recordar ésto, de nuevo brotan las lágrimas en sus ojos. Fue tal la depresión, la frustración que sintió que lo que nunca había hecho, lo hizo entonces y revelarse  contra su padre. Expuso las ilusiones que tenía, todo lo que había trabajado , pero todo fue inútil. Hasta les dijo que trabajaría para seguir pagando sus clases de danza, pero el padre era de convicciones muy firmes y además estaba apoyado por la madre. No hubo forma de que rectificaran. No volvió a las academias,  nada más que para despedirse de sus profesores. Esa noche no cenó ni pudo dormir. Guardó sus castañuelas, sus vestidos de danza e interiormente se dijo:  Jamás volveré a bailar...  y hasta el día de la fecha cumplió con lo que se prometió así misma. Nunca más lo hizo, pero en lo más profundo de su corazón una ilusión, la primera de su joven vida, se rompió para siempre.



Se dedicó a seguir estudiando. La inscribieron en una escuela de idiomas, aprendió inglés y francés, terminó el bachillerato y secretaría de dirección.   Buscó trabajo que encontró en Unilever como secretaria de dirección en la sucursal que la firma tenía en Madrid, ya que la central tenía su domicilio en la calle Balmes de Barcelona.  Y fue entonces cuando comenzó a a escribir su diario, y algún que otro pensamiento. Había encontrado una forma de plasmar la creatividad que bullía en su interior

Su debut como secretaría fue desastroso. Le tocó como jefe a un  directivo holandés que no hablaba nada de español y el inglés lo mezclaba con el holandés, con lo cual no le entendía nada.
Entre los nervios del debut y el jefe que la dictó una carta de tres páginas que ella iba traduciendo en su memoria  al castellano a medida que la dictaba, no tuvo problema, pero aquello no tenía ni pies ni cabeza.  Por fin, el jefe se dio cuenta de lo excesiva de la redacción y la pidió que escribiera ella el texto aplicando lo que él quería decir.  Bendijo a Holanda y a los holandeses. No volvió a tener más problemas y trabajó muy a gusto y fué muy apreciada por jefes y compañeros.





Todavía no había cumplido los diecinueve años, cuando conoció a la persona que cambiaría su vida por completo.  Llegó en avión desde Venezuela y fue un flechazo mutuo que perduró siempre y que la hizo olvidar todas sus ilusiones pasadas, porque había ocupado su mente otra más importante y definitiva.


Él y su familia, eran españoles, decidieron establecerse nuevamente en España.  Contrajeron matrimonio un tiempo después .   Al año tuvieron la primera hija y veintidós meses después la segunda. Se amaban profundamente, pero eso no les libraba de las vicisitudes de la vida, pero cada noche  antes de dormirse, si  habían estado disgustados , volvían a ser los seres pacientes y comprensivos que eran y lo que hacía que su matrimonio siguiera adelante a pesar de las dificultades, porque las tuvieron,  muchas y muy variadas.

domingo, 16 de julio de 2017

Los españoles también fuimos refugiados - Con la mirada atrás

A PETICIÓN DE  A F H Q.  BASADO EN HECHOS REALES -  PRIMERA PARTE

Estaba sentada en un sillón del salón de su casa colocando en un álbum las fotografias que hasta ese momento habían dormido en una caja de zapatos.
Tenía todo el tiempo del mundo. Había llegado a esa edad en que las obligaciones que el trabajo te impone habían dejado de existir y en la que la sociedad te "vende" que ahora puedes realizar todo lo que  durante años habías soñado y no pudiste cumplir, pero ¿ahora?. Te sientes vital, despejada, sin ataduras y también con poco poder adquisitivo.
La mayor ilusión de su vida cuando llegara esta edad era la de viajar, conocer Jerusalen. Quería ver in situ todas las enseñanzas que había recibido en el colegio de monjas en el que fué educada la primera parte de sus estudios. El resto los realizó en un Instituto de segunda enseñanza en el que te sentías más libre, en parte también porque tenías más edad.
Cogió una fotografía de unas amigas de su madre que había olvidado, y rompió a reir

--¡ Cómo es posible que todavía ande ésta por aquí!  Con lo que la buscó mi madre...

Levantó la cabeza de la foto y por unos instantes volvió a  aquellas fechas.  Era muy pequeña, pero aún recordaba los rumores que corrían por Madrid de que las cartillas de racionamiento iban a ser anuladas, y al fin se podría comprar la cantidad de comida que quisieras y no la que desde el gobierno te habían tasado.
Pero el dinero era escaso,España estaba empobrecida y no había trabajo y si mucha miseria.  Los hombres empezaron a emigrar principalmente a América : Argentina y Venezuela fueron los principales destinos elegidos , en los que las noticias que llegaban eran de que allí te hacías rico enseguida, que podías comer pan blanco y había trabajo de sobra.  Menos lo de hacerse rico, todo era verdad y en cierto sentido también disfrutabas de un a posición económica bastante desahogada puesto que había trabajo y lo pagaban bien.
Corrian los años 50, que fueron los  de la primera oleada de emigrantes, porque en los 60 también hubo otra , pero ésta hacia Europa, en que no fuimos tan bien recibidos, pero eso es otro cantar.

Vista de La Gran Vía madrileña en los años 50
                                                    (imagen 20minutos.es)
Muchachas paseando por La Gran Vía en los años 50


Marquesina del Metro Gran Via(Red de San Luis) confluyendo con la calle de La Montera, años 50


También su familia tuvo que emigrar, pues la guerra civil había aniquilado los negocios de su padre y por motivos políticos causaron la más absoluta ruina de la familia.  El padre era una persona culta, con gran poder de comunicación y amistades de muchos años con las esferas salientes de la guerra civil. Conocía al cónsul español de La República Dominicana ( en aquella época gobernada por Trujillo). Se entrevistó con él con el fin de recabar información acerca  de los medios que podían tener para subsistir si emigraban. Santo Domingo, como entonces se llamaba, estaba empobrecido también y los medios para desenvolverse eran escasos, por lo que desistió de aquel pais.
La situación era apremiante y entonces recurrió a otra amistad, casi familia, que desde que terminó la guerra vivía en Buenos Aires, y allí recaló toda la familia, no sin infinitas dificultades de trámites burocráticos.
Llegaron en el mes de Julio, en un día lluvioso y plomizo (recordemos que allí es invierno en esa época).
Nunca habían visto  un puerto tan grande, con tanto tránsito de gentes,  emigrantes como ellos. En sus rostros se reflejaba la incertidumbre y el desasosiego de una nueva vida. Iban sin dinero, sin trabajo y con muchas esperanzas.  La ciudad se les vino encima: era grandiosa, moderna, dinámica y recordaron la sensación que tenían las gentes de los pueblos cada vez que llegaban a Madrid, esa misma impresión fue la que tuvieron ellos.
Desde el puerto, en que fueron recibidos con inmenso cariño por los amigos antes referidos,  hasta llegar a donde iban a vivir, tardaron más de dos horas sin dejar de tomar colectivos(allí les llaman así, aquí autobuses). Metro solamente estaba en el centro, que también tomaron,  y se quedaron asombrados de lo magnífico que era. Limpio, espacioso, y precioso, todo lo contrario del que habían dejado en Madrid. Cada estación estaba decorada con una catedral española con mosaicos, dado que el constructor fué español y era el mismo que construyó el metro de Madrid. En Barceloa aún no existía.
Poco a poco se fueron aclimatando y organizando su vida. Volvieron a reír, a ser felices, pero algo que llevamos dentro todos los españoles cada vez que salimos fuera de nuestro pais: La Nostalgia.



Esperando al colectivo



                                               Plaza de San Martín 


La Torre de los Ingleses 



El Obelisco, lugar de cita de los españoles

La nostalgia era como una garra que se pegaba al corazón y no te dejaba respirar.Ellos tenían excelente posición, sin hacerse ricos, pero tenían dinero suficiente para vivir holgadamente allí y mandar dinero a España como ahorro.  La familia en España lo estaba pasando como todos los españoles : con hambre, falta de dinero y al abuelo le aquejaban las enfermedades debido a las penurias que había pasado durante su encarcelamiento por motivos políticos. Había padecido la amenaza de pena de muerte durante más de un año, y esa incertidumbre resintió su corazón. Una mañana recibieron una carta de la hermana mayor del padre en la que le notificaba el fallecimiento.
El padre era un hijo abnegado que luchó todo lo indecible por sacar a su padre de la cárcel, le costó dinero y salud, y al final lo que pudo el abuelo disfrutar de la libertad fueron  muy escasos años, y eso especialmente le dolía pues se culpaba de no haber hecho lo suficiente.  El abuelo para el padre era algo especial, dado que a su madre la perdió cuando él contaba trece años y su padre lo fué todo  y su principal apoyo cuando se inició en la escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Le impulsó a presentarse a cuantos concursos de pintura había, consiguió premios muy importantes, y siempre detrás estuvieron el apoyo y el aliento de su padre y de su mujer.

Tiempo  más tarde consideraron que con el dinero ahorrado podrían volver a España y emprender de nuevo su vida, pero fue difícil, muy difícil, porque España anclada en el tiempo seguía igual : pobre, triste y gris.

Recordando todo aquello y que quedó impreso en su memoria para siempre, no pudo evitar que se le escapara una lágrima. Todos aquellos seres que formaban su familia se habían ido ya, pero volvía atrás y rememoraba lo vivido en Buenos Aires, ellos cuatro, sus padres y su hermano que formaban una piña arropándose todos. Nuestra protagonista,  como era pequeña solamente podía participar de la alegría que suponia que un domingo fueran a la Avenida de Mayo, al Café Español, a ver cómo bailaban los artistas españoles.
Los ojos de aquella niña se iban detrás de los bailarines. Era su pasión : bailar y cantar, pero ni siquiera imaginaba que estuvo a punto de alcanzar su sueño y que al final no pudo lograr, pero eso ya lo veremos más adelante.

domingo, 9 de julio de 2017

¡ Tan cerca, tan lejos ! - Capítulo 14 y último - Carta a un amigo

Mientras el tiempo transcurría en Nueva York, también lo hacía en El Salvador y Amanda y Philip seguían con su rutina diaria, pero el amor surgido entre ellos hizo que ambos decidieran compartir su casa y su vida. Se amoldaban bien el uno al otro. De vez en cuando recibían cartas de sus entrañables amigos que les habían puesto al corriente de todos los avatares surgidos en sus vidas. Conocían que Else y Albert vivian juntos y eran , por fin, felices. Alguna llamada telefónica de vez en cuando les mantenía en contacto. Tampoco ellos se habían casado: " no es necesario tener un papel firmado, para ser un matrimonio", es lo que Philip solía decir, aunque en realidad cada vez en su mente se habría paso la idea de casarse con Amanda, a la que adoraba




Albert después de conocer la noticia de que iba a ser padre, en la intimidad de su dormitorio, esa 
noche habló seriamente con Else

- Creo que deberíamos unir nuestras vidas legalmente
- ¿ Por qué ?- preguntó ella.- ¿ No estamos bien asi ? yo me considero tu esposa y creo que la situación no cambia por estar casados.
- Pero cielo, si mañana el médico confirma tu maternidad, yo quiero que mi hijo nazca con unos padres "legales". Si,  sé que son convencionalismos, pero eso es lo que manda la sociedad en la que vivimos. A no ser,que no quieras unirte a mi de por vida
- Sabes que eso no es cierto. Que he sido yo la que vine a vivir contigo, nadie me obligó. Yo te quiero Albert y te querré igual con papel o sin papel, pero si es tu deseo lo haremos.
-Está bien, mi amor. Ahora descansa. Estoy impaciente porque llegue mañana e ir al ginecólogo. Dios mio lo pienso y no me lo creo

Y acudieron a la consulta y mediante una ecografía, recibieron la confirmación de la maternidad de Else, pero sería doble maternidad. Venían dos criaturas. Estaban emocionados e incrédulos:¡¡¡ iban a ser papás dobles !!!


La noticia fué recibida por Freddy con infinita alegría. Nunca había vivido una situación semejante y para que el niño no se sintiera descriminado, Albert sentó a su hijo en las rodillas y como si hablara con un chico de mayor edad, le dijo

- Freddy me tienes que ayudar. Mamá va a traerte dos hermanitos y hemos de cuidarla mucho. Los bebés dan mucha guerra y ella va a necesitar de nuestra ayuda. Tendrás, cuando estés en casa, que ayudarla a dar el biberón a los pequeñajos, puesto que deberán comer los dos al mismo tiempo y así tú atenderás a uno y mamá a otro. ¿ De acuerdo ?
- ¡ Claro, papá ! Yo soy el mayor y cuidaré de ellos. ¿Cuándo van a venir?
- Aún falta mucho, pero mamá se va a encontrar molesta dentro de poco y hemos de mimarla y cuidarla mucho
- ¿ No se va a morir, verdad ?
- Claro que no ¿ de dónde sacas eso ? Mamá es fuerte y no se enfermará, sólo que la tripita será algo más grande y estará más molesta, pero nada más. Tú quiérela mucho y dale de vez en cuando algún besito, que sé que a ella la gusta.
- Yo la quiero mucho, papi. La cuidaré cuando tú estés en el hospital y la daré muchos, muchos besos.

Durante el fin de semana, habían congregado a toda la familia y una vez reunidos les comunicaron que iban a ser abuelos de nuevo, pero esta vez de dos. Todos estallaron en aplausos y vítores, colmando de besos y abrazos a los futuros papás Thomas en un aparte y en tono de broma, dijo a Albert

- Sabía que no me fallarías. ¡ Vaya,dos crios de golpe !


Y rieron felices, y felices eran al comprobar la gran complicidad existente entre la pareja y Freddy. Todo era como debía ser, excepto en una cosa. Fue el mismo Thomas el encargado de decir
-
- Y casaros ¿ cuándo ?, o¿sois tan modernos que no lo váis hacer ?
- ¡ Papá ! Si lo haremos,no te preocupes. Vamos a pedir a Philip que venga para nuestro enlace, aunque quizás tengamos que esperar un poco a que les sea posible dejar su trabajo por unos días, o les envien substitutos. Sabremos algo cuando les comuniquemos la novedad.

Esa noche, Albert estaba desvelado por todas las emociones vividas en ese día con la familia. Estaba muy contento y feliz. Al día siguiente no debía ir al hospital, pues era su día libre, de modo que se dispuso a escribir a Philip. Las palabras brotaban de su pluma sin esfuerzo. Se acordaba mucho de él; habían vivido muchas cosas y fué su paño de lágrimas en todo lo acontecido con Else. Para ella también era como un hermano. Sonrió al pensar en la cara que pondría cuando supiera lo que en la carta le comunicaba. Delante de un folio, comenzó a escribir

Mis queridos Amanda y Philip:

Esta es una carta muy especial, tan especial como el comunicaros que voy a ser de nuevo papá de dos criaturas. Vamos a ser familia numerosa dentro de nada y deseo haceros partícipes de la inmensa felicidad que siento por ello. Por tener a Else a mi lado, el amor de mi vida y tu Philip lo sabes bien. Nos queremos muchísimo y mi hijo bebe los vientos por ella, pues vive pendiente del niño,que la adora.

Sabes que desde que era adolescente pronostiqué que me casaría con ella, y la verdad es que lo tuve difícil, pero vivo con la mujer más generosa, noble y bella del mundo. Siempre creí que no podría amarla más de lo que ya lo hacía, pero como en tantas otras cosas, me equivoqué. He tenido la inmensa suerte de ser amado por dos mujeres extraordinarias. De una guardo un bello recuerdo y un hijo que es mi pasión, de la otra tengo la dicha de que esté a mi lado y me haya brindado no sólo su amor sino también el fruto de su vientre. Nunca se lo agradeceré bastante, pues he de deciros que fué ella la que tomó la decisión de compartir nuestras vidas. Como ya conoces, Philip, soy inseguro y esa misma inseguridad, me hacía rechazarla una y otra vez. Nuestro reencuentro no fué fácil y fué la decisión de ella la que hizo posible nuestra unión.
Deseamos unir nuestras vidas legalmente, pero para ello necesitamos de vuestra presencia aquí. Sois , eres tú Philip, parte de nuestra decisión. Siempre estuviste a nuestro lado, nadando entre dos aguas para estar con uno y con otro. Aguardaremos hasta que podáis venir. Voy a pedirte un favor, y es que deposites unas flores en la tumba de Karen, una mujer muy importante en mi vida, a la que nunca olvidaré. Else y Freddy duermen y yo os escribo con el recuerdo presente siempre de vuestra amistad. Os esperamos, un abrazo
Else, Freddy y Albert



Al día siguiente depositó la carta en Correos y esperaba con impaciencia la respuesta. Deseaba tener todo listo para cuando nacieran los niños, máxime porque sabía que los últimos meses iban a ser más complicados para Else: primeriza y parto doble. El ginecólogo les decia que todo iba bien, completamente normal, pero él estaba preocupado. " Hasta que no les tenga en mis brazos, no estaré tranquilo" . . .

Pasaban las semanas y Else comenzaba con las molestias propias de un parto doble. Acudieron esa mañana a la ecografía que le correspondía. A ver si con un poco de suerte, los bebés les mostraban sus "encantos" y podían saber el sexo de lo que venía.
Y lo enseñaron. . .
- ¡ Vaya suerte habéis tenido !, les dijo el médico a los espectantes papás
- Traes un niño y una niña. Enhorabuena


Albet tomó las manos de Else y la besaba con satisfacción. Emocionado, la dijo

- Te has portado ¿ eh? deseas complacer a todo el mundo. Eres única, mi amor.

Ella emocionada, miraba al ecógrafo para ver una y otra vez, aquellos cuerpecitos pequeños que permanecían dormidos en su vientre. Eran sus pequeños, eran el fruto del amor que ambos sentían. Y serían preciosos y nacerían fuertes y sanos. Colmarían la felicidad de todos ellos.

Recibieron la respuesta de Philip antes de lo pensado. Acudirían a su enlace, aunque no sería tan rápido como ellos quisieran. Habían de esperar a recibir el reemplazo. En tono de broma , comentó

- Dile a Else que no vaya a dar a luz antes de que lleguemos


Estaban en casa de los padre de Else, cuando de repente unas enormes ganas de ir al servicio sintió Else, para inmediatamente después un dolor profundo.

- Albert, Albert, ya están aquí
- Tranquila mi amor, tranquila. Decía a su mujer, pero en realidad él estaba más nervioso que ella.

La metió en el coche; los padres junto con Freddy, llegaron en otro al hospital en donde fue introducida rápidamente en el paritorio. Albert entró con ella y la secaba el sudor, la acariciaba. No se movió de su lado. Primero salió la niña y cinco minutos más tarde, el niño. Ambos eran de más de dos kilos, sanos y perfectamente normales.

Los depositaron encima del vientre de la madre y Albert abrazó a los tres no pudiendo contener el llanto de emoción. Rápidamente atendieron a los bebés para hacerles la revisión de rigor y terminaron de atender a la madre. Fue entonces cuando Albert salió para comunicar a su hijo y a sus suegros que todo estaba en orden. Thelma llamó inmediatamente a los otros felices abuelos que enseguida acudieron al hospital. Cuando llegaron, Else ya estaba en la habitación descansando, pero emocionada. Al poco rato subieron a los bebés: una con un gorrito color rosa y al otro con uno azul.



Las abuelas lloraban abrazadas y los abuelos abrazaban al feliz padre . Else había llamado a su lado a Freddy, que un poco asustado contemplaba la escena

- Cariño, ven aquí conmigo. Siéntate a mi lado. Señalando a sus hermanos le dijo
-¿ Te gustan ?
- Son muy pequeños
- Es cierto, por eso tenemos que cuidarles entre todos. ¿ Tú me vas a ayudar ?
- ¡ Claro mami ! tu sola no podrás cuando lloren
- Ven aquí cariño y dame un beso. Todos me han besado menos tú
- ¿ Me querrás igual, mamá ?
- Mi cielo, no ha cambiado nada. Eres mi niño y siempre, siempre te querré


Todos los presentes escucharon el diálogo de la madre con el niño. Emocionadas las abuelas tuvieron que salir de la habitación, las desbordaba lo que estaban viviendo.

Dos semanas más tarde llegaron Philip y Amanda portando unos enormes peluches, pero no se olvidaron de Freddy. También para él hubo regalo

- A ver ¿ dónde está la mamá y los retoños?
- Pasad, está dando el pecho a los bebés. ¡Qué alegría nos habéis dado ! Pensábamos que ya no veníais
- Se complicaron las cosas y tardaron más de la cuenta en llegar los médicos que habían de relevarnos. Todos nos dieron abrazos para vosotros.
- ¡ Vaya !,-dijo Philip al ver la escena: Else tenía a los dos   bebés dándoles el pecho al mismo tiempo. Todos rieron con la imágen de la resignada mamá


Ultimaron todo para el enlace. Sería Alvaro quién les uniese para siempre. Else estaba preciosa con un vestido de encaje que Albert la había comprado. Ël con un sobrio traje oscuro al igual que Freddy que se ponía corbata por primera vez. El niño fué el encargado de llevar los anillos y el que sostuvo el ramo de novia mientras casaban a sus padres. Los gemelos también estaban presentes. Cada uno de ellos en brazos de sus abuelas. Philip y Amanda fueron los padrinos y los novios estaban muy nerviosos y emocionados. Se miraban constantemente y Albert,ya su marido, la susurraba bajito " te quiero". Alvaro les miraba contento y feliz de que todo se hubiera desarrollado felizmente. Él también había participado, en cierta medida de que aquella pareja por fin se hubiera consolidado.






Philip y Amanda partieron a El Salvador al cabo de unos días y poco a poco su vida iba tomando el rumbo normal, pero eran felices,se querían y criaron a sus hijos con todo el amor del mundo. Amor que dos años más tarde Else comunicó de nuevo a Albert que la cigüeña les visitaría unios meses después.



                                                         F    I    N

Autora:  1996rosafemu
Edición:  Octubre de 2012
Ilustraciones  Achivo de 1996rosafemu

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

¡ Tan cerca tan lejos ! - Capítulo 13 -Vida en común

Ante el panel de información, buscó la planta de cardiología . Al llegar al control preguntó a la enfermera por el Dr.Price

- Un momento por favor, está pasando visita con los residentes. No creo que tarde mucho. Espere aquí en la salita. En cuanto termine le aviso
Albert estaba nervioso igual que un principiante. Al cabo de la media hora la enfermera que le había atendido fué en su busca. En el control el dr. Price, terminaba el informe de su visita a los pacientes.
- ¡ Hola ! soy Price y supongo que tú serás Albert, el médico del que me ha hablado mi hermano
- Si soy yo
- Bien, pasemos a mi despacho y hablaremos con tranquilidad.
Le condujo hasta una habitación contigua y allí le ofreció asiento.



- Bien, mi hermano me llamó para hablarme de ti y me hizo un relato de tu trayectoria profesional, que por lo que me dijo es bastante extensa
- Llevo años practicando la medicina, pero en Suramérica, mediante una ONG.
-¿ Cuál es tu especialidad ?
- Ninguna en especial, y todas. . . Ya que sobre el terreno lo mismo escayolas una rotura, que asistes a un parto, extraes una bala ó el veneno de una mordedura de serpiente
- Me dices que has estado en la selva, en los poblados del interior. Se me ocurre que podrías sernos de mucha utilidad en medicina tropical. Espera un momento y hablaré con el director
Por el teléfono interior solicitó la comunicación con el director del hospital. Les recibiría en un momento. Nuevamente las presentaciones y el interrogatorio sobre su trabajo en tierras del interior de América del Sur. La conversación duró más de una hora, pero el director debió quedar complacido porque le citó para empezar su trabajo dos días después. iría a medicina tropical como le había indicado Price. Allí no sólo haría su labor, sino que sería docente de los residentes.
Salió a la calle contento. Había conseguido el puesto de trabajo y además un buen sueldo en algo que le gustaba. De repente se acordó de Freddy; tenía que solucionar cómo dejarle al cuidado de alguien. Su trabajo empezaba a las ocho de la mañana, y luego estaban las guardias que eran de veinticuatro horas seguidas. Mientras hacía el camino de regreso a casa iba dándole vueltas a la cabeza de cómo solucionar aquello.
Pasó por la iglesia para contarle a Alvaro el resultado de la entrevista
- Nunca te agradeceré bastante tu gestión. Imagínate empiezo dentro de dos días, pero tengo un problema que en un principio no conté con él
- ¿ Y cuál es ? le pregunto el párroco. Lo mismo puedo ayudarte
- Verás el horario del hospital es incompatible con el de mi hijo. No conozco a nadie como para dejarle tantas horas en casa sólo con una persona desconocida. ¿Conoces a alguien ?
- De momento no. Todas las mujeres que conozco están cargadas de hijos. . . no sé. Ahora no viene ninguna a la cabeza. Oye ¿por qué no llamas a Else?
- ¿ Cómo dices, estás loco ? No puedo llamarla. . . además salimos discutiendo, como siempre. Si la llamo ahora dirá que lo hago por interés. No, no puedo hacerlo. Hablaré con mis padres, eso es, le dejaré con ellos y los fines de semana si no tengo guardias los pasaré con él.
Se despidió de Alvaro y se encaminó hacia su domicilio. Hablaría con sus padres y estaba seguro que dirían que si. No era la mejor de las soluciones, pero era la única con la que contaba.
Thelma invitó a Mildred cuando se conocieron a participar en las tertulias que formaban varias amigas. Unas veces iban al teatro, otras, merendaban en casa de alguna o bien hacían partidas de cartas. Los jueves era el día destinado para ello.
Con el teléfono en la mano, Thelma marcó el número de Mildred, debían quedar para verse todas en un céntrico lugar. Ese jueves irián a ver una comedia musical




- Mildred, hola ¿ cómo estáis ?
- ¡ Hola Thelma !, precisamente te iba a llamar ahora para decirte que no me podré reunir con vosotras, quizás en una larga temporada
- ¿ Por qué, te ocurre algo ?
- No, no. Albert ha dejado a Freddy con nosotros. Ha encontrado trabajo en el Presbyterian y hasta que encuentre algún canguro que se haga cargo del niño, lo tendremos nosotros. Está muy contento, lo único que le contraría es no poder ver al niño hasta los fines de semana. Yo me alegro por él y por nosotros, pòdremos disfrutar de nuestro nieto
- Bueno Mildred, esperemos que lo solucione rápido y podamos contar con tu asistencia pronto. Te vamos a echar de menos, pero claro hay que ayudar a Albert, te entiendo perfectamente. Hablaremos por teléfon. Me acercaré a veros. Me alegro enormemente por Albert, a ver si empieza a encauzar su vida. Bueno querida, un abrazo y cuidaros
- Igualmente Thelma, un abrazo grande. Adiós
Cuando colgó el teléfono, Thelma se dió cuenta de que en el umbral de la puerta estaba Else
- ¿ Qué ocurre, mama?. Te he esuchado nombrar a Albert. . .
- No pasa nada, cielo. Albert ha encontrado trabajo en el Presbyterian, está muy contento, pero ha tenido que dejar a Freddy con los abuelos. . .
-¡ Es el colmo !
- Else ¿ qué te pasa ? ¿ por qué te enfadas ?
- Por nada, son cosass mías

Else salió de la habitación y escaleras arriba se dirigió hasta su dormitorio. Cogió una pequeña maleta y comenzó a poner algo de ropa y un neceser para aseo. Cogió las llaves de su coche y se despidió de su madre diciendo

- Estaré unos días fuera. Ya te llamaré
- Pero ¿ qué ocurre, dónde vas ? Else ¡me vas a volver loca!
- Mamá me voy a casa de Albert. Ha sido incapaz de pedirme ayuda. Estoy furiosa. . .
Ese niño no debe estar sin su padre. . . Eso es todo. Ya te llamaré si es que me quedo
- Pero Else. . . debes consultárselo a él primero. . . ¿Y si no quisiera que te entrometieras ?
- Pues que se aguante. Quiero a ese niño, es muy pequeño y no va a entender las necesidades de su padre. Va a creer que quiere abandonarle. Debe estar en su casa y yo cuidaré de él, quiera Albert o no quiera. Y te aseguro que sí querrá


Aparcó el coche frente a la entrada del apartamento de Albert y esperó sentada en las escaleras a que se hiciera la hora de la llegada de él. Si entra a las ocho, su jornada terminará más o menos a las tres de la tarde. Con el tiempo que tome para llegar, como muy tarde a las cinco debería estar aquí. ¿ Y si tiene guardia ? , no creo hace poco que ha empezado y todavía no tendrá ninguna. ¡ Qué difícil es todo en nuestra relación ! Es un cabezota orgulloso. . .

Por fin, pasadas las cinco apareció Albert con una bolsa del supermercado. Se quedó mudo al ver sentada en las escaleras a Else. No sabía a qué se debia aquello, aminoró el paso hasta llegar a donde ella estaba, y no tenía cara de buenos amigos.

Con la mejor de sus sonrisas y alegre por ver a la muchacha fué en su dirección

- Hola Else ¿ qué haces aquí ? ¿ desde cuando estás ?
- Subamos a tu casa. No quiero hablar en la calle. . .
-¿Te ha ocurrido algo ? ¿ Te has ido de casa ?

Al entrar en el apartamento, Else ya no pudo contenerse más y comenzó a reprochar a Albert el que no hubiese contado con ella para ayudarle

- ¿ Me puedes decir lo que tengo que hacer para que me hagas caso de una vez ?
- No entiendo a lo que te refieres
- Has dejado al niño con tus padres porque no sabías con quién dejarle. . . Sé que con ellos estará bien, pero ¿ has pensado cómo se sentirá Freddy ? En su mente infantil no entiende cómo primero le dejó su madre y ahora hace lo mismo su padre. Sé que no tienes más remedio, que necesitas trabajar.  Pero dime ¿ qué soy yo para ti ?
- Lo sabes de sobra
- Dímelo, necesito que me lo digas. Necesito oirlo, porque a veces dudo de que sea verdad. ¿ Por qué no me llamaste ? Me he tenido que enterar por una conversación de nuestras madres. ¡ Dios mio ! no sé cómo te quiero, con lo poco que te intereso


- No digas eso, nunca más. Tú sabes que has sido siempre lo más importante de mi vida, y también sabes los motivos por lo que andamos siempre discutiendo. No podía llamarte y pedirte ayuda, no según terminamos la última vez. Ahora ya si tengo algo que ofrecerte, no tanto a lo que estás acostumbrada, pero trabajaré duro y entonces te pediré que seas mi mujer
- Y hasta entonces ¿ no vamos a vernos, no vamos hablar, no vamos a estar juntos?
Me he traido la ropa porque me pienso quedar contigo y cuidaros a ti y al niño. Yo quiero a Freddy, no soy su madre es cierto, pero puedo darle mi cariño. Así que ves organizando todo porque esta noche duermo aquí y en el fin de semana lo recogeremos y comenzaremos nuesta vida juntos
- ¿ Vas a dormir aquí ?- dijo Albert riendo
- Naturalmente . . .
- Bien yo dormiré en la cama de Freddy

- ¿ Estás seguro ?
- Else. . . ¿ me estás midiendo el terreno ?
- No-   Te estoy diciendo que voy a ser tu mujer, en el más estricto sentido de la palabra. Somos libres, adultos y nos queremos ¿ necesitamos algo más? Porque yo no.
- Ven aquí, ven aquí. . . eres una bruja encantadora y me vuelves loco. Si mi amor, esta noche será sólo para nosotros.



Muy de madrugada a Else la rindió el sueño, pero Albert permaneció despierto hasta que el despertador anunció que era tiempo de levantarse. Muy quedamente para no despertarla Albert susurraba al oido de Else mientras ella reclinaba su cabeza en el pecho de él


- Me da miedo tocarte. Tengo la sensación de que estoy soñando y se va a desvanecer el sueño. Te he añorado tantas, tantas veces, que lo que estamos viviendo ahora, aquí, no me lo creo. Te he querido toda mi vida, siempre. Tuve que salir huyendo de ti, te he reprochado el que no me aceptaras, te culpé de mi mala suerte, hasta creo que  te odié, pero cuando te vi debajo del coche creyendo que habías muerto, me entró tal desesperación que la angustia oprimía mi garganta  .Nunca te pediré sufientemente perdón por todos los reproches, por las discusiones, por todo. Eres generosa y no sé en que momento comenzaste a amarme, pero no importa, aquí estamos dispuestos a emprender nuestra vida en común. Gracias mi amor, por ser como eres. La caprichosa niña rica se ha convertido en una generosa mujercita a la que amaré hasta el último día de mi vida

Else estaba despierta, pero no quería moverse ni abrir los ojos. Quería escuchar la más bella declaración de amor. Los ojos los tenía acuosos por la emoción. Cuando Albert besó suavemente su frente antes de levantarse, ella le besó.

Se levantaron felices de estar juntos y corretearon por el pequeño apartamento como dos niños pequeños. Albert fue a arreglarse mientras Else preparaba el desayuno. El se quedó en la puerta mirándola cumpliendo su papel de ama de casa. Canturreaba mientras terminaba de hacer unos huevos revueltos y unas tostadas. Era la primera vez que se escuchaban risas y canturreos en su casa y eso le amocionaba grandemente. Se acercó hacia ella y brazándola por detrás la besaba una y otra vez en las mejillas.

- Quita loco no vaya a quemarte- le dijo riendo
- Gracias mi amor. Me has hecho el hombre más feliz del mundo. Eres la reina de mi vida.

Sentados uno frente al otro desayunaron y él salió corriendo hacia el trabajo, no porque llegara tarde, sino porque estaba pleno de una energía que desconocía hasta entonces.

Después de recogerlo todo, Else llamó a Mildred. Necesitaba hablar con ella y explicarle que habían decidio unir sus vidas y en ella estaba incluido Freddy, que desde entonces sería también su hijo. Mildred la escuchó emocionada y feliz al comprender que por fin su hijo había encontrado junto a ella el amor y la estabilidad que necesitaba.

- Gracias, hija. Sé lo mucho que te necesita, lo mucho que te ha necesitado siempre. Estoy segura que seréis muy felicies todos juntos. Cuando vengáis a recoger al niño, os quedaréis a comer ¿ verdad ?

- Por supuesto Mildred. Deseo de todo corazón que seamos una familia unida y feliz. Siempre veréis a vuestro nieto, y en alguna ocasión os lo dejaremos, pero creo que hasta que se acostumbre a su nueva vida, debe estar con su padre el mayor tiempo posible

- Desde luego que si. Lo dejó por necesidad, o quizás el destino quiso uniros de una vez.

Al regreso de recoger a Freddy, Else planteó algo en lo que no habían pensado y fué un comentario que hizo Stephan lo que les hizo reflexionar

- Mi amor, dijo a Albert. Debemos buscar un apartamento más grande, ahora somos tres. Podríamos mudarnos al mio que está vacío



- No, cariño. Es demasiado lujoso. Tendremos que esperar un poco más .
- ¿ Otra vez ? No discutamos ésto ahora. Por cierto, hoy está Freddy
- Ya lo sé ¿ y qué me quieres decir con eso?
- Nos verá que dormimos juntos
- ¡ Claro ! como hacen los papás y las mamás. Es lo normal
- Pero él no ha visto eso nunca, dijo Else
- Cariño se tendrá que acostumbrar. De ahora en adelante esa será la situación

El tiempo pasaba y poco a poco sus vidas iban normalizándose. Una tarde en que Else preparaba la cena, Freddy la dijo

- ¿ Puedo llamarte mami ?


Freddy


- ¡ Claro que si, mi amor ! Eres mi niño. Tu sabes que en una ocasión fuimos a llevar flores a mamá ¿recuerdas?
-Si, y rezamos
_ Ella es tu mamá, la que te llevó en su tripita. Pero yo te quiero como si hubieras nacido de mi. Eres mi niñito y me siento madre tuya. Nunca lo olvides, siempre estaré contigo, siempre. Ven y dame un abrazo. Llámame mamá, es lo que más me gusta. Mi niño, mi niño . . . Else abrazaba y besaba al pequeño.

Ninguno de los dos se dió cuenta de que Albert había llegado a casa y les observaba desde la puerta. Era la escena familiar perfecta: el niño había aceptado como madre a Else.

- ¡¡¡ Familia !!!, tengo muy buenas noticias
- Nosotros también ¿ verdad rey mio ?
- Me han hecho jefe de equipo en medicina tropical
-¡ Albert, es magnífico !
- Y vosotros ¿ qué tenéis que contarme ?
- Papi, es mi mamá, dijo el niño señalando a Else
- ¿ De verdad Freddy, es tu mama ?

El niño asintió con la cabeza y Albert giró la cabeza hacia Else, que le miraba también sonriendo. Abrazó a su mujer y a su hijo con gran emoción.

-- Reina mia-  dijo a Else-  ahora sí puedes ir buscando un apartamento mayor

Encontraron un apartamento no muy lejos del que habían tenido en primer lugar. No querían alejarse de la zona; era un barrio que les gustaba. El colegio del niño estaba cercano y Else comenzó a trabajar en la parroquia junto a Alvaro como aistente social, trabajo que conocía a la perfección. Frecuentaban a sus padres respectivos y habían formado un núcleo familiar perfecto. Eran felices y el cariño reinaba en el hogar por parte de sus tres componentes. Habían prosperado y Albert comenzó a regalar a Else "caprichos" que tenía antes. Se había revelado como una excelente ama de casa y administradora, quizás sus años en la ONG la hicieran más reflexiva. Tenían ahorros y su situación económica era estable y desahogada.

Albert estaba muy considerado en el hospital por su labor eficiente en el campo de la docencia con los residentes. Todo era normal en una familia estable como era la de ellos. Un día al llegar del trabajo Albert encontró a Else acostada en la cama y a Freddy llorando desconsolado: "su mamá estaba enferma"

- ¿Qué te ocurre?, preguntó a Else alarmado.

Estaba pálida y con fuertes násuseas que la obligaban a salir corriendo hacia el cuarto de baño, lo que alarmaba al niño

- Eres médico, deberías saberlo-  fué la respuesta de ella
- Dime qué sintómas tienes y desde cuándo
- Unas horribles náuseas, sobretodo por la mañana, un hambre desmedido y desde hace unas tres semanas. ¡ Oh, santo cielo ! Es lo que suele ocurrir cuando un hombre y una mujer duermen juntos . . .
- ¿ Quieres decir que . . . ?
- Si cariño, vamos a ser papás. Freddy tendrá un hermanito

Albert no sabía qué decir, acariciaba el vientre de su mujer, la abrazaba, la besaba, abrazaba al niño que no paraba de llorar asustado. . . La emoción le impedía pronunciar palabra. Pasada la primera sorpresa, sólo pudo abrazarse a Else y a su hijo.

Explicó al niño que tendría un hermanito o hermanita. . . Freddy miraba con ojos muy abiertos tanto a uno como al otro. Puso su manita en el vientre de Else y dijo a su madre

- ¿ Podré jugar con él ?
- ¡ Claro, bien mio ! pero igual es una hermanita. Me ayudarás a cuidarle a darle el biberón y me avisarás cuando se despierte. Te querrá tanto como te queremos papá y yo.

Hablaba al pequeño con infinita ternura acariciando su carita expectante. El niño la abrazó y así permaneció en su regazo largo rato.

- Habrás de tomar a alguien que te ayude en casa. Tendrás que cuidarte mucho. Iremos al médico mañana mismo. Hablaré con un compañero para que lleve tu embarazo. . . ¡ No me lo puedo creer ! . .- Tranquilo mi amor, todo está bien, todo es normal. Haré lo que quieras; buscaré a alguien para que me ayude en casa y me cuidaré. Este hijo llegará bien y con todo el amor del mundo.
- ¿ Desde cuando lo sabes, por qué no me lo has dicho antes ?
- En un principio pensé que sería un retraso motivado por los nervios de nuestro cambio de vida, pero compré un Predictor al imaginarme que no era normal, y entonces todas mis dudas se desvanecieron. Estoy de acuerdo, mañana pide consulta a tu compañero. Deseo ardientemente tener este bebé.

Se fundieron en un abrazo incorporándose Freddy que venía corriendo desde el salón gritando

- Yo también, yo también . . .