martes, 9 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 18 y último - Su mayor deseo

Esa mañana, ambos se levantaron temprano.  Alex había vuelto a correr antes de partir hacia el despacho, pero Alyssa también quiso compartir con él, ese pequeño esparcimiento.  Y juntos salieron a correr, pero más que ejercicio fueron a ratos corriendo, y a ratos jugueteando.  Pero ambos reian, reian sin parar y disfrutaban de estar juntos y compartir las mismas cosas.

Alex iría a trabajar, y Alyssa a la peluquería.  Hacía tiempo que no acudía al salon de belleza cercano a su casa.  Sería la primera vez que saliese sola a la calle, pero se armó de valor y fue caminando  hasta el lugar.  Se daría un masaje, limpieza de cutis y se arreglaría el cabello.  Deseaba estar más atractiva que nunca para su marido.  Todo ello  hacía que pasase la mañana en el salón, pero quería estar bonita para cuando él llegar a casa para el almuerzo.  Durante su convalecencia, es decir, durante su trauma, había dejado de hacerlo: sólo se reunían para cenar.  Pero las costumbres de antes, volverían de nuevo.

Al entrar en el despacho, todos notaron que algo había cambiado: Alexander se mostraba alegre, sonriente y hasta había encargado unas flores para los escritorios de las muchachas que trabajan en su departamento.  El día anterior, el inspector había dejado un informe completo de lo ocurrido y una biografía de quién era el secuestrador.

- ¡De modo que trabajaba para mi! ...- exclamó asombrado ante lo escrito.-  Muy bien, pues no me volverá a ocurrir.

Pulsó el teléfono interior y pidió al director de Recursos Humanos que subiera inmediatamente a su despacho  Le dio unas instrucciones muy precisas para todo el personal del aeropuerto, y lo quería urgente, lo más urgente que se pudiera.  En ello se incluía también al personal de vuelo tanto en tierra como en el aire.de su compañía.    Necesitaba saber que en todos sus empleados reinase la cordura.  No volvería a ocurrir algo semejante a lo pasado y que había dado con ese sujeto en la cárcel.  Y además reforzaría la vigilancia.

El cambio experimentado por Alyssa había sido extraordinario, como así fue la impresión que causó a su marido cuando llego, esa tarde a su casa.  Tenía el brillo en los ojos que tanto echaba de menos.  La sonrisa clara y diáfana de siempre; algo más delgada, pero seguía teniendo un cuerpo espectacular. Se quedó sin palabras cuando la vio.  Debían celebrar ese cambio, y ese comienzo de su nueva vida..

- ¿ Quieres que salgamos a cenar esta noche? - la dijo sonriente
-Estaría bien. Y después a bailar.  Me apetece bailar con mi marido una balada romántica.  En la que él me susurre palabras bonitas al oido.  Que me bese suavecito mientras bailamos...  Me apetece
-A mi también.  Con este preámbulo que has hecho ¿ quién se resiste ?

Y así lo hicieron y a su regreso a casa, siguieron con la celebración.  Era fin de semana y disponían de ese tiempo sólo para ellos.  Y como la costumbre establecida, interrumpida por el secuestro, acudieron a la comida familiar.  Fueron acogidos con el mayor entusiasmo del mundo al ver cómo estaba todo tranquilo y sosegado entre ellos.   Les tenía muy preocupados el miedo  de Alyssa que tanto repercutía en la relación de los esposos.  Unas semanas después Alexander la dijo:

-Ven, pasemos el día fuera de casa
- ¿ A dónde vamos ? - preguntó ella intrigada
- Te debo un viaje.  No te preocupes iremos en coche

Tardaron poco en llegar.  De vez en cuando Alex miraba a su mujer que contemplaba  el entorno con curiosidad y expectación.  Se adentraron por una carretera secundaria hasta llegar a una cabaña situada en medio de la Naturaleza.  Frente a ella estaba el mar y a cierta distancia, a lo lejos, se veía un faro precioso.  Sólo se escuchaban los ruidos del bosque.  Era un lugar tranquilo, hermoso y pleno de paz : justo lo que necesitaban.  No se veía ninguna casa cercana, aunque el pueblo no estaba demasiado lejos.  Unos barquichuelos se columpiaban en la distancia con el ir y venir del agua.  Un cielo azul libre de nubes y un sol espléndido.  Una maravilla.


Alyssa miró a su esposo y dándole un beso le agradeció el viaje con una amplia sonrisa.

- Gracias amor, es maravilloso. Justo lo que necesitaba: a ti y este entorno de paz

Alexander la tomó en brazos y la condujo hasta la cabaña.  Abrió la puerta y se introdujeron en su interior

-Bienvenida a su hogar,  señora Colby
-¿ Nuesto hogar? ¿ La has comprado?
- Te debía un viaje desde hace tiempo.  No querías viajar en avión. Me recomendaron este lugar y .. voilà
-¡ Alex ! Gracias, gracias.-.  Se fundieron en un abrazo satisfechos y felices de estar juntos en aquel lugar hermoso disfrutando ,  y haber resuelto sus problemas.

Y allí pasaron unos días  que se habían dado de relax  Al cerrar la puerta de la cabaña, a su partida,  se prometieron repetir la excursión con frecuencia.  Había sido una semana maravillosa, durante la cual a penas salieron de casa. Se habían  descubierto mutuamente.  Se sentían más unidos que nunca. Habían disfrutado plenamente de esas pequeñas vacaciones .

Tardarían mas de un mes en volver de nuevo, pero esta vez, el viaje se le hizo interminable a Alyssa. Se mareaba y cada pocos metros, Alex debía parar el coche porque las náuseas arreciaban.  Con sólo la visión del paisaje y de la cabaña, se le pasaron las atormentadoras ganas de vomitar, y hasta recobró el color de sus mejillas.  Alex estaba preocupado por ella.  Era la primera vez que se mareaba en un viaje. Estarían ese fin de semana, pero en  cuanto llegaran a casa, la llevaría al médico.  Lo achacó a nervios, a pesar de que había transcurrido el tiempo suficiente para que se hubieran aplacado, pero desde el suceso del avión, se sentía más pendiente de ella y más preocupado también.

Alyssa se olvidó de su mareo y disfrutó plenamente de su fin de semana.  El regreso lo hicieron con normalidad y cuanto entraron en casa, Alex respiró tranquilo.  Tenía la piel algo tostada por el aire tomado en la cabaña.  La había sentado bien ese fin de semana, y se olvidaron de los mareos y de todo lo que no fuera su placentera vida disfrutada en aquel lugar.

Pero las náuseas se repetían de vez en cuando, pero sólo Alyssa sospechaba a qué se debían.  No dijo nada a su marido y aprovechó que él estaba trabajando para acudir al médico, y él le confirmó lo que intuía: por fin se había quedado embarazada.  Pero al mismo tiempo el miedo invadió su cabeza

- No todos los embarazos se tuercen.  En este no hay nada que haga sospechar que no va a llegar a buen término.  Creo que debes decírselo a tu marido.  Le tendrás preocupado- le recomendó el médico

Y aquella noche en la intimidad de su habitación le anunció la buena nueva.  Había tenido que reprimir los deseos de decírselo nada más llegar de la oficina, pero también deseaba anunciárselo en el lugar más intimo que tenían :  el dormitorio, y así lo hizo.  A él se le saltaron las lágrimas cuando lo anunció y sólo pudo abrazarla fuertemente y darle las gracias,.

Meses después llegaba al mundo Olivia y Michael, sus primeros hijos, que nacieron fuertes y sanos.  Pero ella no pudo evitar recordar aquél otro malogrado.  No quería enturbiar la felicidad que sentían y contemplaba a su marido plenamente satisfecho que tomaba en cada uno de sus brazos a aquellos preciosos bebes

- ¡ Vaya, menuda goleada ! - decía riendo feliz mientras Alyssa le miraba llena de amor hacía él.

Nunca hubiera imaginado  que aquel cuadro que contemplaba satisfecha, pudiera disfrutarlo con tanta plenitud de felicidad.  Lo que empezó con un café en un aeropuerto, se había convertido en lo que ahora contemplaba satisfecha: su marido sosteniendo en brazos a sus hijos.  Se sentía flotar como si su cabeza estuviera en las nubes y en ese momento, olvidó la incertidumbre que tuvo durante los nueve meses de embarazo.  Las molestias por tener dos criaturas en su vientre.  La pérdida de su figura, la hinchazón de las piernas, y las manías absurdas por las comidas.  Todo había merecido la pena con tal de contemplar a su familia allí, en la habitación de un hospital con un marido rotundamente feliz que había llenado la estancia de flores y peluches.

En ese momento se abrió la puerta de la habitación y, en tropel, entraba la familia: los abuelos, los tios y los primos, que reian alborozados peleándose por tomar en brazos a los nuevos miembros del clan Colby, mientras ellos dos se abrazaban satisfechos y compartían la alegría y felicidad que sentían.

Alyssa abandonó definitivamente su trabajo; se olvidó de lo pasado hacía tiempo.  Los gemelos tenían tres años e iban a la guardería.  Ella nuevamente estaba encinta y repetía la "goleada", .   Iba a buscar a su marido al aeropuerto cuando los niños se quedaban con los abuelos y ellos festejaban su "soledad", porque aunque estaban encantados con su familia, los niños eran revoltosos y no querían ni pensar lo que sería aquella casa con cuatro cuando nacieran los que estaban a punto de hacerlo. .  Nunca más volvieron a distanciarse, pues su vida transcurría normalmente sin altibajos; alguna discusión de vez en cuando, pero ellos sabían solventarla.

 La cabaña tuvieron que ampliarla ya que estaba pensada para dos, y pronto serían seis.  Los chiquillos disfrutaban del bosque e iban con mayor frecuencia a pasar los fines de semana, al menos hasta que Alyssa debido a su segundo embarazo, dejó de viajar por temor a ponerse de parto lejos de su médico.  Le había quedado esa duda y temor desde que perdiera al primer bebe.  No se quedaba tranquila hasta no tenerle entre sus brazos.

En el presente constituyen una familia feliz olvidado todo lo ocurrido en sus primeros tiempos de casados. Ni secuestros, ni Davinias, ni nada, enturbiaba su amor y felicidad.  Veían correr a sus hijos, alborotando la casa y a veces volviendoles locos, pero eran rotundamente felices y se amaban cada día más.  Alexander sólo se dedicaba a su aerolínea y era ayudado por su cuñado que se encargaba de la parte financiera mientras él de la logística.  Consiguió tener una ruta que llegase a Europa, a las Islas Británicas, como siempre había deseado,  pero no quiso ampliarla a otros lugares porque quería pasar el mayor tiempo posible con su familia numerosa.  Alyssa volvería a ser madre, pero ésta vez de una sola niña:a la que pondría su mismo nombre y  que era el juguete de sus hermanos.

Cuando se acostaban los niños, ellos se retiraban a ver un rato televisión y a hablar de sus cosas.  Con la casa en silencio, tomaban un café o una copa, antes de ir a dormir.  Se miraban a los ojos y sonreían.  Ella reclinaba la cabeza sobre el hombro de él y Alex la estrechaba y besaba sus cabellos. No hablaban, esas expresiones lo decían todo.

                                                           F    I    N


Autora:  1996rosafermu
Edición:  Octubre de 2017
Ilustraciones:  Archivo de 1996rosafermu - Google

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS


Entre nubes - Capítulo 17 - Pensando en Davinia

Mientras conducía, iba nervioso y con esperanza en que, quizá, todo comenzara a arreglarse entre ellos.  Podrían dejar, al fin, la pesadilla atrás. Mientras iba camino de casa, pensaba en lo oportuna que había sido la llamada de Alyssa, de haberlo hecho más tarde, las cosas hubieran sido distintas.

Davinia había sido una amiga de sus tiempos de soltero.  Con ella hablaba y compartía cama en algunas ocasiones.  Y esa mañana la necesitaba.  Se sentía frustrado.  Le dolía horriblemente la cabeza y necesitaba un hombro en el que llorar y un cuerpo en el que desahogarse.  Hacía tiempo que había perdido el contacto con ella, ninguna llamada, ni siquiera por su cumpleaños.  Dudaba que ahora le recibiera con los brazos abiertos, y eso suponiendo que no tuviera una pareja fija.



En el fondo pensaba que la llamada de su mujer, había sido providencial.. No le agradaba recurrir a otra mujer, necesitaba a la suya, pero no la tenía.  Ahora pensaba que hubiera sido un error tremendo, problemático  y egoísta, porque ella también le necesitaba, sólo que estaba asustada por lo vivido, y él la había fallado, aunque sólo había sido con el pensamiento... y con la intención.  ¿ Podría haberse acostado con Davinia ?   Agitó su cabeza como para despejarla, y trató de centrarse en el momento que iban a vivir en cuanto llegase a su casa.  No tardo en llegar y entró como una exhalación buscando a Alyssa

- ¿ Dónde está mi mujer? - preguntó a la señora contratada para que la acompañase
- Creo que está en el dormitorio - le indicó la mujer

Subió las escaleras de dos en dos, impaciente y preocupado. Cuando entró la vio acurrucada en la cama, en posición fetal, con todo a oscuras, y aún , en la penumbra, percibió algún sollozo.  Al verla así, tan pequeña, tan vulnerable, se le partió el corazón y nuevamente se reprochó la idea de llamar a Davinia.  Avanzó hacia el lecho y allí la abrazó besando sus cabellos

- ¿ Qué te ocurre ? Me vas a volver loco. No puedo soportar verte así - la decía mientras la acariciaba
- ¡Estás aquí! - le respondió ella
- ¿ Dónde pensabas que iba a estar?
- Te fuiste tan enfadado...
- Mírame - la dijo levantandola la cabeza - Tú eres lo más importante en mi  vida.  Sé por lo que estás pasando, pero debes hablar conmigo y no rechazarme.  Yo no te haría daño nunca, al contrario daría mi vida por ti.
-¿ Qué me pasa ? - le preguntó angustiada
- Nada, no te pasa nada.  Estás viviendo lo sucedido, pero poco a poco también pasará.  Confía en mi y no me rehuyas, por favor.

Por primera vez en mucho tiempo acercó sus labios a la boca de ella, que no rechazó como había ocurrido hasta entonces.  Y de nuevo la llama de la pasión encendió sus cuerpos.  Volvieron a ser ellos mismos, como antes de que pasara todo. A Alex le remordía la conciencia, no podía desechar la idea que había tenido de ser infiel a su mujer.  Necesitaba contárselo, pero ¿sería oportuno en este instante?  Creyó que si, para que no hubiera ninguna sombra entre ellos.  No lo soportaría.

Estaban tranquilos, sin hablar, pero sintiéndose.  Sus manos enlazadas y mirando al infinito.  Alex comenzó a hablar:

- He de decirte altgo, que he estado a punto de hacer, pero que no he hecho.  Espero comprendas lo que voy a decirte y que de haber ocurrido no hubiera tenido ninguna trascendencia en mi, ni dejado ninguna huella -  Ella le escuchaba sin decir nada, pero levantó la cabeza mirándole de frente.  Él prosiguió:

- No ignoras que antes que tú, hubieron algunas chicas en mi vida, y que ya no estuvieron en cuanto tu apareciste. Hubo una en concreto con la que tenía más confianza y frecuentaba con más asiduidad.  Dejé de verla cuando tu entraste en mi vida.  Pero esta mañana... después de tu rechazo sistemático, pensé en ella e iba a llamarla cuando lo hiciste tu
- ¿ Quieres decir que si no te hubiera llamado te habrías acostado con ella ? - El movió la cabeza afirmativamente
-¿ Me lo estás diciendo en serio ?
- Por favor Alyssa. Has de comprenderme: necesitaba a mi mujer y tú no estabas
-¿ Cómo que no estaba? Siempre he estado aquí. No estaba bien, no me encontraba bien.  Pensé que lo comprenderías.  Nunca te hubiera rechazado
- Lo has hecho, en repetidas ocasiones.  Notaba cómo temblabas cada vez que te acariciaba, o el poco entusiasmo que demostrabas a mis insinuaciones.  En un principio lo entendí, y lo comprendía.  Ha sido algo muy fuerte para tí, pero también para mi. ¿ Crees acaso que estaba tan tranquilo sin saber lo que ocurría en ese avión?  Estaba muerto de miedo, pensando en lo peor.  No has sido tu solamente quién paso un mal trago.  Yo también lo pasé, y esperaba que juntos pudiéramos salir de ello.  Pero te encerraste en ti misma y me dejaste a un lado

- Lo siento, lo siento muchísimo.  Pero ¿ sabes ? Si hubiera sido a la inversa, nunca hubiera buscado comprensión en otro hombre.  Creo que en cualquier momento se repetirá la situación y posiblemente no haya otra llamada que te lo impida.
- No volverá a suceder, nunca. Óyelo bien, nunca. Te tengo de nuevo a mi lado; no necesito a nadie más que a ti, a mi mujer

Ella se levantó entristecida por lo escuchado, pero en el fondo agradeció la confesión de su marido.  No tenía ninguna necesidad de decirle nada, pero lo había hecho para que ninguna barrera se interpusiera entre ellos.  Estaba muy sensibilizada, y posiblemente fuera ese el motivo de que de nuevo las lágrimas asomaran a sus ojos, que escondía a la vista de su marido.  Pero Alex la conocía, y sabía que no la había gustado nada escuchar que en ese mismo instante, hubiera podido estar con otra mujer  y no con ella.   Alyssa, incapaz de contener más su tristeza, sólo dijo

- Voy a ducharme - y salió en dirección al baño

  Acudió en su busca, sabiendo que ahora estaría llorando. ¿ Cómo hacerla comprender que sólo fue un instante de debilidad, porque pensaba que él no representaba nada para ella.   Se metió con ella en la ducha, la abrazo y volvió a besarla pidiéndola nuevamente perdón.  Pero ella selló con sus labios los de él.  No quería escuchar nada más.  No tenía que perdonarle nada porque, en el caso de que lo hubiese hecho, había sido tan culpable como él.

- Quizá no debí contártelo.  No hubiera significado nada más que sexo.  Pero dormía contigo todas las noches, y aunque nos diéramos la espalda, sentía la cercanía de tu cuerpo, el calor que despedías, y han  sido muchos días, muchos meses, y yo te he necesitado.  Ese fue el motivo, y no la atracción que crees sentía hacia ella.  Creí que debía decírtelo.  Eso ha sido todo.
- Tienes que perdonarme.  He sido egoista y no he tenido en cuenta que tú también lo pasaste mal, y no sólo yo..  Te agradezco tu sinceridad.  No quiero que nunca más vuelva a ocurrir
- No habrá otra vez, cariño.  Te lo prometo

Y así abrazados uno junto al otro bajo el torrente de agua tibia, que limpiaba todos los resquemores que aún pudiera quedar entre ellos.  En ese momento dieron carpetazo a esa etapa de su vida.  Comenzaría otra nueva, diferente; se conocían mejor.  Habían compartido un suceso que les había unido aún más. Y harían ese viaje, aunque fuesen sólo uno días, a cualquier lugar que él eligiera para ella.  para estar solos los dos solamente pensando en el amor que sentían el uno por el otro.

lunes, 8 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 16 - Una llamada oportuna

Avanzada la madrugada, Alyssa fue trasladada a planta, y allí estaba su marido esperándola con impaciencia, pero ya tranquilo.  Aún la duraba el efecto de la sedación.  A ratos se despertaba,para volver a conciliar el sueño, intranquilo, sin duda alterado por lo vivido a lo largo de ese día.  Se sentó junto a ella, en la cabecera.  No dejaba de mirarla, y suavemente, a penas sin rozarla, con la yema del dedo, acariciaba su rostro, enternecido ante las señales de la violencia ejercida contra ella por ese extraño personaje, que ni siquiera conocía.


Tras dos horas de su traslado a planta, Alyssa comenzó a despertarse, lentamente, aún adormilada.  Buscaba con la mirada el entorno de la habitación, cuando se dió cuenta de que una cabeza estaba reclinada a su lado, junto a ella.  Era Alex, que al final se había quedado dormido a la cabecera de la cama, rendido sin duda por las emociones que habían vivido a lo largo del día anterior.

No quiso despertarle, sólo le miraba, sin poder reprimir el llanto que silencioso rodaba por sus mejillas.  Pero su mirada  fue como una llamada de atención que pesara sobre él, e instintivamente, abrió los ojos y levantó la cabeza,  quedando sus ojos frente a frente.  El se incorporó besándola y abarcando con un brazo, el menudo cuerpo de Alyssa

- ¡ Oh, cariño  creí que te perdía - la dijo, reflejando en su rostro la angustia vivida desde el primer momento.
- Alex, mi amor.  Creí no volver a verte. Ese individuo estaba decidido a todo.  Su mirada era fria, despiadada. Y cuando hirió al comandante me quedé petrificada.
- Bueno, ya ha pasado todo.  Ahora será la policía quién averigüe qué motivo a ese hombre a hacer lo que hizo..Debes olvidarte de ello y ponerte pronto bien.  Tenemos un viaje pendiente ¿ recuerdas?  Yo siempre estaré a tu lado. . La besó nuevamente y ella, sonriendo, volvió a quedarse dormida.

Pasaron los días y la dieron el alta.  Estaban contentos por regresar de nuevo a su casa, a retomar su vida que fue interrumpida por el suceso.  Pero algo había cambiado en ellos.:  Alyssa se sentía insegura, atemorizada.  Y Alexander, vivia en constante tensión vigilando cualquier extraño movimiento que pudiera ver .  Sabía que con el paso del tiempo todo volvería a su cauce normal, pero ¿pensaría lo mismo Alyssa?.   Le tenía preocupado, ya que a la menor cosa extraña que viera comenzaba a temblar como un pajarillo.  De nada servía que él estuviera a su lado, la cobijase y la consolara diciéndola que nada ocurría.  Después de hablar con los médicos,  dijeron a Alex que tenía un shock post traumático y que tardaría tiempo en recuperarse.  Habría de tener paciencia y dejar pasar el tiempo.
Por supuesto no deseaba volver a trabajar .  Prefería quedarse en casa, y  no volvió a pisar el aeropuerto aunque fuese de visita a recoger  a su marido.


Habían pasado dos meses del suceso del avión, pero no experimentaba grandes avances. Su sueño era corto e intranquilo, y muchas veces se despertaba gritando o sollozando.  Alexander  pensó que lo mejor y más eficaz, sería acudir a un psicólogo  que la ayudase a superar el trauma, en vista de que a pesar del tiempo transcurrido, seguía en shock.  Cada vez que la acariciaba, un estremecimiento  alteraba su cuerpo perceptiblemente, de forma que Alex procuraba no rozarlo. En lugar de dormir abrazados como antes, ahora dormían cada uno en un extremo de la cama, y por mucho acercamiento que él intentara, ella no soportaba ningún roce, a pesar de que trataba de disimularlo, pero Alex lo percibía de inmediato. Su distanciamiento iba en aumento paulatinamente.  El estaba desesperado porque ella no mejorase, al contrario cuando intentaba acercarse, ella huía de él con cualquier excusa.  La propuso un viaje para de ese modo  olvidase lo ocurrido, pero ella fue tajante

- No iré en avión a ningún sitio.  Si es por carretera o en tren, de acuerdo, pero no pisaré el aeropuerto

Él comprendía que debía esperar y que en cualquier momento todo volvería a ser normal, pero se desesperaba porque la situación no cambiaba nunca.  Aquella noche había intentado tener intimidad con ella, pero fue imposible.  No es que le rechazara, pero tampoco participaba, así que pensó que su matrimonio se estaba yendo al traste.   Se levantó malhumorado y con dolor de cabeza.  Ella le miraba de reojo, presintiendo su malestar; tampoco quiso desayunar, tan sólo un café bebido y sin siquiera sentarse.  No hablaron mientras lo hacían. La dio un beso en la frente y ya en la puerta, antes de salir, la dijo:

- Probablemente no venga a comer.  Tengo bastante trabajo atrasado.


Ella, salió hasta la puerta a despedirle, pero Alex no volvió la cabeza para corresponder a su despedida como hacía siempre.  El entrecejo lo tenía fruncido, señal de que estaba contrariado.  No se centraba en lo que hacía; daba vueltas por la habitación inquieto y ,  en su cabeza una idea.  Tomó su teléfono privado, y antes de comenzar a marcar un número, el repiqueteo de una llamada, le hizo detenerse en su intención..  En la pantalla había un nombre :  Alyssa.  El corazón le dio un vuelco ¿ Habría ocurrido algo malo ?

- ¿ Qué ocurre ? ¿ Te encuentras bien ?
- Si, si.  Me encuentro bien.  Solo que ... ¡ Oh Alex, perdóname !
- ¿ Qué dices, de qué hablas ?
- Me he comportado fatal y egoístamente.  No pensaba más que en mi.  No me daba cuenta de que tú también lo pasaste mal.  Ha sido esta mañana al despedirte cuando me he dado cuenta. Perdóname
- Alyssa, cariño.  No tengo nada que perdonarte. Comprendo la situación; sólo hemos de tener paciencia a que todo ésto pase y borrarlo de nuestra vida.
- Soy tóxica, cariño. Todo lo que toco se torna malo.  No deberías quererme.  No soy buena para ti
-¡ Qué estupideces dices! ¡ Claro que eres buena para mi.  Eres el norte de mi brújula.  Te necesito a mi lado.  No pienses ni por un instante en huir de mi
- Yo... yo...
- Shsss.  Calla tontuela.  Lo eres todo para mi y lo sabes. Vuelvo a casa.
- ¿ Ahora ?
- Si, ahora.  Mi mujer es lo más importante, y creo que en este momento me necesita.  Así que si, vuelvo ahora mismo.

Dio instrucciones a su segundo y con nerviosismo y esperanza, se metió en el coche y puso rumbo a su casa.


Entre nubes - Capítulo 15 - El desenlace

Se dibujaba en el horizonte la silueta del aeropuerto de Seattle.  Todo allí estaba preparado: ambulancias,  bomberos, policías....  Nadie conocía en qué situación estaban todos.  Sólo habían escuchado en la torre de Seattle unas voces, algún grito y disparos provenientes del avión que estaba próximo a tomar tierra.

Uno de los pasajeros se dio cuenta de que algo anormal ocurría.  Había visto a las dos azafatas encaminarse hacia la cabina de los pilotos, hacía mucho, y aún no habían salido.  Volvió la cabeza para localizar a un amigo que dormitaba en otro asiento, dos filas más atrás.  Se levantó y fue en su busca.  Cuchicheó bajito que algo estaba ocurriendo y le pidió que esperase.  Se encaminó hacia el lugar en donde la otra azafata trataba de tener todo a punto para el aterrizaje, pero en su rostro lívido, notó que algo ocurría y no era bueno

- ¿ Se encuentra bien ? - la preguntó
- Si, gracias, perfectamente
- Vengo observando que hay algo extraño y no termino de entender lo que ocurre ¿ Dónde están sus dos compañeras?  hace rato que las vi dirigirse a la cabina, pero no las he visto salir
-
La chica se le quedó mirando y no pudiendo contener más su angustia, le contó lo que ocurría, al menos lo que imaginaba.  El la tranquilizó como pudo y llamó a su amigo para que fuera hasta donde él estaba.  Allí le informó de todo, y juntos idearon un plan:  tenían que detener al sujeto que les tenía secuestrados, pero procurando que el pasaje no se enterara.

Su plan era detenerlo cuando se dispusiera a bajar, y eso suponiendo que la policía no tuviese otros planes.  Pensaban que este tipo de secuestros eran largos y difíciles, ya que detenían a todo los pasajeros hasta  conseguir sus propósitos.  El amigo expuso que era mejor tratar de reducirle allí mismo en la cabina, antes de que el pasaje se percibiera de lo que ocurría y cundiera el pánico.  Estaban indecisos, no sabían qué hacer.  Corrían serio peligro de que ese loco comenzara a dar tiros y matase a alguien. ¿ Cómo había podido pasar un arma con los controles que existían ?  Lo que ignoraban era la estrategia que había utilizado durante días; lo tenía todo calculado, excepto cómo salir del avión.

- Lo haré entre los demás pasajeros.   No saben quién soy, así que me será fácil camuflarme.  Si veo las cosas difíciles, llevaré un rehén.- Pensaba mientras veía cómo las luces del aeropuerto se acercaban cada vez más..

Comenzaba el aterrizaje.  Era cuestión de unos minutos que  el avión se detuviera.  Tenía que pensar rápidamente.  .   Miraba atentamente a cada uno de los rehenes.  El comandante había recobrado la consciencia.  El copiloto estaba pálido y se aferraba a los mandos con fuerza como temiendo fuera a desmayarse.  Las azafatas gimoteaban quedamente.  posiblemente pensaran que había llegado su hora.  Alyssa miraba al techo como si allí tuviera la respuesta.  Pensaba en su marido en la angustia que sentiría por ella, y mentalmente se despidió de él.  Ignoraba que Alex estaba allí cerca de ella.

El inspector de policía acompañaba a Alexander, y ambos en una avioneta habían tomado rumbo a Seattle cuando la conexión con el avión fue interrumpida.  Tenían contacto con la torre de Seattle y por ellos sabían que no había novedad al respecto.  Todo el operativo estaba ya preparado.  Los SWAT alrededor del aparato, una vez hubiera aterrizado.  las ambulancias cerca y la policía también.   La bolsa con el dinero en la caja que el secuestrador había solicitado.  Algunos policías de paisano, en el mostrador de información y cerca de la consigna
 Martín repasaba todo con detenimiento, sopesando que sería difícil escapar de allí, así que tomando a Alysa fuertemente de un brazo, se disponía  a abrir la puerta de la cabina, cuando. unos golpes sonaron imperiosos.  Suponía que los pasajeros estaban sentados esperando el momento de desembarcar.y  ese sería el momento que aprovecharía para mezclarse entre ellos. Al escuchar los golpes de llamada,  pensó que sería la otra azafata que vendría a interesarse por sus compañeras.  Estaba algo confundido, sin duda por los nervios y por lo peligroso de la situación.  Hasta ese momento había sido todo relativamente fácil. El pasaje había estado tranquilo, pero este último momento se le antojaba el más complicado.  Pensaba a velocidad de vértigo; su cabeza era un caos


Inesperadamente, el comandante se levantó y abalanzándose sobre  él, le sujetaba fuertemente tratando de apartar a Alyssa  .  Todo fue muy rápido, pillandolo   por sorpresa.  En cuestión de segundos y no esperando la reacción del piloto, lo único que se le ocurrió fue hacer un disparo con idea de que llegase hasta el comandante, pero a quién hirió fue a Alyssa que gritó cuando la bala penetró en su cuerpo, perdiendo el conocimiento al cabo de unos instantes.  Los chicos que estaban fuera junto a la azafata pudieron entrar.  Todo el pasaje supo en ese momento lo que estaba ocurriendo y entre todos, pudieron reducir al intruso que con desesperación y rabia forcejeaba con ellos para librarse de sus captores. Alyssa era atendida por su compañera que lloraba al verla tendida en el suelo.   Una vez que ataron fuertemente al captor, establecieron contacto con la torre y así supieron que la situación estaba más o menos controlada dentro del avión.  Mientras tanto, alguien abrió la puerta de emergencia y los pasajeros fueron evacuados  rápidamente.     Los SWAT llegaban hasta la cabina apresando a Martín que lloraba de rabia e impotencia.  Los paramedicos subieron detrás de ellos atendiendo a los heridos.  A una corta distancia, detrás de la protección puesta por la policía, se encontraba Alex, con el rostro demudado, temiendo lo peor.

Lo rápido de la operación de rescate evitó que la confusión reinase entre los pasajeros.   Una vez ya en tierra fueron  atendidos por la policía y por sanitarios por si hiciera falta con algún desmayo.  Pero no hubo lugar, ya que milagrosamente habían ignorado el suceso, lo que facilitó que no hubieran altercados producidos por el miedo.

Mientras,  los sanitarios atendían en el avión a los heridos´en una primera  revisión,  para evacuarlos inmediatamente hacia un hospital.  A la primera que bajaron fue a Alyssa, por tener  la herida más grave.  El copiloto y el comandante, bajaron después y les llevarían al mismo hospital.  El resto corría a cargo de los agentes policiales.  Los héroes junto a la azafata prestaban declaración ante la policía.

Alexander corrió hacia su mujer que era introducida en una ambulancia.  Iría con ella.  No la dejaría sola ni un instante. Según le dijeron los paramédicos, no revestía gravedad, pero sangraba mucho y había que extraerla la bala de inmediato.  No respiró tranquilo, no podía casi ni respirar.  había sido un día terrible en el que estuvo a punto de perderla.  Mientras los sanitarios la atendían, él en un lado de la ambulancia, no quitaba ojo del rostro de Alyssa, pálido e inconsciente.  Y recordó, de nuevo,  lo distinta que había sido esa mañana, su despertar en la ducha y en lo lejos que estaba todo de lo sucedido.

Llegaron enseguida,al hospital,  avisados como estaban de lo ocurrido en el avión.  Rápidamente la introdujeron en el quirofano para proceder a operarla y analizar más detenidamente la extensión de la herida.  Alex se quedó solo en la sala.  Enseguida se le unió el inspector que le había acompañado hasta Seattle:  habían forjado amistad.  No tenía ganas de hablar, sólo quería estar concentrado en ella y en lo que había ocurrido, pero su nuevo amigo: el inspector, sabía que le vendría bien descargar su preocupación en alguien que entendiera a la perfección lo que ocurría.

No sabría decir el tiempo que permanecieron delante del quirofano; estaba seguro que era una eternidad.  Pero al fin, la puerta se abrió, y Alexander recibió buenas noticias:

- Ella está bien. La bala, por suerte, no estaba  muy profunda y no ha interesado ningún órgano. Se pondrá bien en breve espacio de tiempo. Ahora la llevaremos a reanimación y a lo largo de la noche, la trasladaremos a planta.  Posiblemente siga dormida,.  No se asuste. Lo hemos preferido así: ha pasado mucho estrés a lo largo del día, así que pensamos sedarla suavemente para que pueda descansar.
- Muchas gracias - es todo cuanto pudo decir.

Recibió la enhorabuena del inspector y del médico.  El policía, se despidió de él ya que debía atender el papeleo de todo lo ocurrido, pero quedó con Alex en volver al día siguiente, y más adelante cuando Alyssa se encontrara mejor, tendría que tomarla declaración de lo ocurrido.  Palmoteó en la espalda a Alexander, y ambos se despidieron.

Entre nubes - Capíítulo 14 - Una situación desesperada

Las azafatas,se dieron cuenta, entonces, de que Alyssa hacía rato que había acudido a la cabina de los pilotos y aún no había salido.  Las dos chicas lo estaban comentando. Todo estaba tranquilo, y los pasajeros, algunos de ellos dormitaban mientras que otros veían una película en la televisión totalmente ajenos a lo que ocurría .  El silencio era absoluto, cuando se escuchó un ruido nada usual, algo parecido a un disparo.

La más veterana, estableció contacto con la cabina para averiguar si todo estaba tranquilo, cuando una voz impersonal, para ella desconocida, la respondió con acritud

- ¿ Qué?
-¿ Quién es ? - respondió ella alarmada
- Quién a tí no te importa, nena. ¿ O prefieres participar de la fiesta que aquí tenemos ?

Colgó automáticamente y miró a su compañera alarmada y totalmente preocupada.  Llevaba muchos años en ese servicio y sabía que lo que fuera que pasase  era de todo menos normal  ¿ De quién era esa voz tan áspera?  No la reconocía en ninguno de sus compañeros.  Comenzó a alarmarse y puso sobre aviso a la otra azafata.  Iría hacia allí y vería qué podía averiguar. Debía tratarse de algún intruso   y con nada buenas intenciones.  Instintivamente dirigió su mirada hacia el asiento del extraño pasajero y comprobó que estaba vacío.  Y de repente se hizo cargo de la situación. Desde su móvil, se puso en contacto con un chico de la torre de control con el que salía,  y fue informada de lo que estaba ocurriendo.  Por lo menos los pasajeros no se habían percatado y de momento todo estaba tranquilo.

Ambas mujeres no sabían qué hacer para ayudar a sus compañeros sin exponer a los pasajeros al peligro , pero tampoco podían permanecer impasibles, así que decidida se dirigió hacia la cabina.  Dio unos golpes en la puerta pidiendo fuera abierta.  Nadie le respondió, sólo se abrió y unas fuertes manos la agarraron y la introdujeron dentro del cubículo.  Con una sola mirada se hizo cargo de la situación: el comandante seguía inconsciente con una profunda brecha en la cabeza y sangraba.  El copiloto herido en una pierna y Alyssa ,  con  los ojos totalmente espantados.  El extraño pasajero la apuntaba constantemente con una pistola y sonreia diábolicamente.

. He de pilotar el avión, si no quiere que nos estrellemos - dijo el copiloto con una débil voz. En un intento desesperado por desarmar al intruso, éste le dio un tiro hiriéndole en una pierna.  Permanecía en el suelo.
- Deje que le haga un torniquete.  Está sangrando mucho - dijo Alyssa

Se lo pensó durante unos instantes sin dejar de apuntarla con el revólver.  Al fin, sopesó las posibilidades y aceptó su proposición

Está bien, hacedlo. Tú - dijo dirigiéndose a la otra azafata .   Ayúdala

Entre las dos consiguieron sentarle  para  tomar el mando del avión.  De vez en cuando se quejaba y no dejaba de sangrar.  Alyssa se decidió a efectuar otra petición:

- .  Permítame ir  a por el botiquín.
-¿ Crees que soy totnto ? Tendras que apañártelas con lo que aquí haya

Alyssa miró a su alrededor y no vió nada que la sirviera. Rápidamente tomo el faldón de su blusa y trató de rasgar una tira de tela.  No podía e intentó romperla con los dientes.  Pero la tela era demasiado fuerte, así que se la quitó , e indicó a su compañera:

-Coge un extremo y yo haré lo mismo con el otro.  Tenemos que rasgarla como sea

Y así lo hicieron con un gran esfuerzo, pero al fin lo consiguieron. Anudó fuertemente la pierna de su compañero y pidió un bolígrafo, enroscándolo en el nudo que había hecho a fin de que ejerciera más presión y cortara la hemorragia.  Lo consiguieron al cabo de unos instantes que parecieron una eternidad.  Después el extraño pasajero, ato sus manos con unas bridas que sacó de su chaqueta y un rollo de cinta americana, con la que selló las bocas de las muchachas.  Ya estaba la situación más o menos controlada.  Era hora de establecer contacto con  el aeropuerto, mientras ésto hacía,  sus ojos se recreaban en la figura de Alyssa que permanecía en ropa interior.  Sus ojos fulguraban ante la visión de la muchacha.  Tenía que hacer algo, se dijo ella, y vio la chaqueta del copiloto que estaba sobre el respaldo de su asiento, entonces comenzó a moverse simulando que tenía escalofríos y dirigía su mirada en dirección a la chaqueta de su compañero. Le daba un miedo horrible la mirada fría de aquel hombre  El captó su petición; no tenía el más mínimo interés sexual en ella, así que quitandola las bridas, hizo que se pusiera la prenda, volviéndola a atar de nuevo.  Ella respiró un poco más tranquila.  No esperaba nada bueno de aquél sujeto.

Estaba preocupada y angustiada por Alex.  Desconocía las gestiones que estaría realizando.  Sabía que no pondría su vida en peligro, pero también se daba cuenta de que disponía de poco tiempo para poder llevar a buen puerto las exigencias del secuestrador.  Todo estaba en silencio.  El copiloto sentía mareos, pero no podía dejar los mandos del aparato.  El resto seguía igual; las chicas atadas y amordazadas y el sujeto consultaba el reloj calculando la hora de su llegada a Seattle

La conexión volvió a la torre, en donde la tensión podía cortarse.  Allí seguía Alex.  El jefe de seguridad le había informado que no había ningún rastro de atentado, por lo que dedujeron que el secuestro había sido el verdadero conflicto.  La policía hacía indagaciones acerca de quién sería el autor de los hechos y no conseguían nada positivo.  Pero uno de los agentes lanzó una idea:

-Es un nombre supuesto, pero también cabe la posibilidad que aunque no sea su verdadero nombre, podría pertenecer a algún amigo o familiar de él.  Y conoce muy bien el manejo del aeropuerto.  Podría tratarse de alguien que trabaja aquí.

Bajó corriendo hasta el departamento de personal y allí solicitó una lista de todos los trabajadores que figuraban en nómina, tanto los fijos como los eventuales.  La lista era larga y tenían poco tiempo.  Tres agentes se pusieron manos a la obra y de pronto un apellido salto ante sus ojos

- ' Bingo ! -exclamó - Aquí tenemos una pista.  Necesito hablar con esta persona- dijo al responsable de Recursos Humanos
- Lo siento, hoy no ha venido, está enfermo.  Pero su apellido es otro..., aunque muy parecido
- Lo sé, pero podía tratarse de un apellido en cuarto lugar o el segundo de su padre o su madre. Es mucha casualidad que sea un apellido con el mismo origen que el empleado enfermo  ¿Tenemos algún teléfono ?
- Si.  Vive con una hermana que ha sido la que llamó para advertirnos de su ausencia
- Bien, démelo.

Pero Henrietta no estaba en casa, estaba trabajando.  Una patrulla se dirigió al domicilio por si algún vecino pudiera dar la dirección de su trabajo.  El tiempo se agotaba. Alex estaba descompuesto y llamaba constantemente al banco que ya había depositado el dinero en la consigna.  Todos los trámites requeridos se estaban cumpliendo a pesar de que la policía no estaba conforme con ello.  Pero la seguridad de todas las personas que iban en ese avión no admitía peros ni demoras.

Y de pronto la voz impersonal saltó a las ondas indagando por el resultado de su demanda

- ¿ Está todo lo pedido cumplimentado ? - pregunto
- Ya está todo tal y como había pedido.  Ahora quiero hablar con mi mujer
- ¡ Claro !- dijo sonriendo - la quitó la mordaza de su boca sin soltarle las manos que mantenía con las bridas
- ¿ Alex ? - no pudo decir más.  Se echó a llorar a pesar de que no quería hacerlo, pero la tensión hacía que el llanto llenase sus ojos
- No llores, mi amor.  Todo va a solucionarse muy pronto.  Falta poco para que aterricéis. Tienes que calmarte; no va a pasaros nada.  Te quiero Alyssa, te quiero y deseo verte más que cualquier otra cosa en el mundo
- Yo también te quiero.  Si ocurre algo, recuerdalo: te quiero, te quiero
- Bueno ya está bien - dijo la voz áspera del secuestrador, retirando los auriculares .  Las dos mujeres lloraban quedamente.  El copiloto apretaba los labios por la impotencia y por el dolor que sentía.  Notaba que de un momento a otro iba a desmayarse y pedía mentalmente a Dios resistir un poco más, aunque también tenía la sospecha de que no iban a salir con vida de ahí.

La patrulla se dirigió al trabajo de Henrietta que un vecino les indicó. Inmediatamente la llevaron al aeropuerto .  Interrogada por los agentes, al fin confesó lo que el hermano le había dicho para justificar su falta de asistencia, y supieron inmediatamente que el secuestrador era  Martín Shroeder, y como imaginaban, había usado un apellido de su madre que no figuraba en su ficha de personal..  Rápidamente se dirigieron a la torre: querían que hablase con él para hacerle desistir de la locura que estaba cometiendo y de esa forma que todo terminase bien y tratar de olvidar cuanto antes el mal sueño que estaban viviendo.

Henrietta lloraba sin cesar pidiendo a su hermano que terminara esa pesadilla que se entregara a su llegada a Seattle y que nadie saliera herido.  Pero  Martin no la escuchaba, estaba cegado por la ambición y la envidia.  No quiso oir más y cortó la comunicación.  En realidad ¿qué era lo que le había movido a ejecutar ese plan poco estudiado y correr el riesgo de que le saliese mal?.  No encontraba justo que Colby hubiera logrado todo cuanto se había fijado en la vida, y él fuera un don nadie. Y sin darse cuenta, dirigió la mirada hacía Alyssa que, con la cabeza baja, estaba sumida en quién sabe que pensamientos.

Ni siquiera amaba a esa mujer, aunque se sentía atraído hacia ella. ¿ Había sido el origen de todo? No, ella le importaba un pimiento, pero quería vivir mejor de lo que lo hacía,e ideo ese plan para conseguirlo.  Y lo conseguiría o no saldría vivo del empeño.


domingo, 7 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 13 - Aquí torre de control

Al mismo tiempo que esto ocurría, unos golpes en la puerta del despacho de Alexander pedían permiso para entrar .  Era Niall Browly, el jefe de seguridad del aeropuerto.  Venía lívido y nervioso.  Al verle en ese estado y después de recibir la llamada de la torre, Alex, inmediatamente pensó que algo muy grave ocurría o estaba a punto de suceder

- ¿ Qué demonios pasa ? ¿ Es algo referente a la torre ?- dijo Alex alarmado
- ¿ La torre ?.  No lo sé señor Colby, pero hemos recibido una llamada en jefatura que nos indica que está a punto de ocurrir un atentado
- ¿ Un atentado ? ¿ En el aeropuerto ?

- No lo sé exactamente.  Ha llamado alguien dando un aviso extraño.  Por el tono de su voz nos hizo comprender que no era una broma.  Se escuchaban otras voces, como gemidos entrecortados.  Creo que deberíamos activar la alarma.
- Haga lo que tenga que hacer, pero discretamente para que no cunda el pánico entre la gente.  Yo he de ir a la torre de control, sucede algo, y creo que todo estás relacionado.
- Bien, activare el dispositivo y pondré la gente a trabajar.  Después acudiré a la torre.
- No me puedo creer que esté pasando algo así- dijo Alexander mientras salía como una exhalación rumbo a la torre de control.

Y se dio cuenta en ese instante de que el vuelo en el que iba Alyssa había despegado hacía tiempo, pero no el suficiente para alejarle de Augusta.  Y volvió a sentir ese sabor metálico en su boca y la sensación extraña que había exprerimentado por la mañana en su casa, mientras se afeitaba. Y un miedo insoportable se adueñó de su mente , y cada vez aceleraba más sus pasos en dirección a la torre.  Temía por su mujer. no sabía muy  bien porqué, pero algo le avisaba que estaba relacionado con su vuelo.   Quizá fuera ese el atentado anunciado.  E imaginó a Alyssa ante una situación semejante, y él allí en tierra sin poder ayudarla, sin poder protegerla.  Se le puso la piel de gallina con sólo pensarlo, y ante su imaginación vio el rostro amable de ella.  En esa mañana, en ese despertar en la ducha y una rara sensación, como una garra, atenazó su corazón.

Abrió la puerta de la torre de un empellón.  Venía sin color en el rostro imaginando todo lo peor.  A la normalidad en la  estancia  con otros vuelos, resaltaba el de la mesa correspondiente al  5453: era el de Alyssa.  Su corazón no le había engañado.  En los breves segundos que tardó en llegar hasta esa mesa, se dio cuenta de que no era ninguna broma.  Por la gravedad en las caras de los funcionarios supo que todo era cierto, que ese era el atentado.  Ralph le ofreció unos auriculares e inmediatamente establecieron contacto con el avión.

Y de nuevo, la voz extraña de aquél personaje siniestro que amenazaba a su mujer y que quería hablar con él, precisamente.

- Aquí Alexander Colby ¿ Quién está al otro lado ?
- ¡ Vaya señor Colby.  Si que se ha dado prisa en atender mi llamada
- ¿ Quién es usted? ¿ Qué quiere?  ¿Y mi mujer ?
-  Son muchas preguntas.  Vayamos paso a paso.  No hay prisa, aún queda para llegar a Seattle
- Quiero hablar con mi mujer
- No está en condiciones de tener exigencias con nadie ¿ no cree ?  Quiero, y tome buena nota porque no voy a repetirlo dos veces, . diez millones de dólares.  En billetes pequeños y con numeración  distinta.  Los meterá en un bolsón negro de deporte y lo dejará en la consigna del aeropuerto de Seattle.  La llave de la caja consignada, la metera en un sobre a nombre de: Adolf Neff que dejará en el mostrador de su propia compañía.

-Si cumple con todos estos requisitos, podrá volver a ver a su mujer.  Si no es así ... ¡ boommm !. Recuerde que el dinero,  habrá de estar cuando aterricemos en Seattle
- Pero a penas da tiempo para todo eso. Deje que se ponga mi mujer.  Quiero hablar con ella. He de saber que está bien
- Seguro que lo está, pero de acuerdo, se pondrá- Habla - dijo dirigiéndose a Alyssa
- ¡ Alex !
-Alyssa, ¿ estás bien ?
- Bien ya ha hablado con ella. Espero me llame para anunciarme que todo ha sido cumplido,  de lo contrario, se lo repito no volverá a ver a su mujer, al menos viva.

Todos los allí reunidos, se miraron fijamente con la preocupación reflejada en el rostro..   El jefe de seguridad, policía experimentado, llamó a la base central notificándoles lo ocurrido en el vuelo que iba a Seattle y rápidamente un inspector se dirigió al aeropuerto para organizar el rescate.  Era el consabido negociador, algo que exasperaba a Alexander porque pensaba que se perdía un tiempo precioso.  Quedaban poco menos de dos horas para que llegase a su destino, tiempo insuficiente para reunir la cantidad pedida y en las condiciones solicitadas.

Enseguida llegó el negociador, tomando el mando, ante un exasperado Alexander, que ya había dado órdenes a su banco para que reunieran esa cantidad.  No le importaba el dinero, no era más que papel, pero no soportaría que a ella la ocurriera algo malo.  No se lo planteaba siquiera, pero era muy poco tiempo y muchas cosas por organizar.  No habían vuelto a tener más comunicaciones con el vuelo, y a él le consumía la preocupación y la impaciencia.  Habían hecho muchos intentos de averiguar lo que pudiera ocurrir en esa cabina, pero todo había sido intentos infructuosos: nadie respondía a las llamadas.  Hasta que en un momento dado, se escuchó nuevamente la voz impersonal del tal Adolf.

El negociador comenzó a hacer su trabajo esperando ganar algo de tiempo o de llegar a un acuerdo con él, algo que en su interior descartaba, porque en su voz, había un tono de resolución a cometer lo que estaba amenazando.  De nuevo la comunicación se interrumpió, no porque la cortaran, sino porque se escuchaban unos ruidos que trataban de descubrir a qué correspondian. Eran voces, varias, y de repente se hizo un silencio tras escuchar un disparo.


En la torre de conbrol, todos guardaron silencio a su vez, y se miraban entre ellos esperando alguna respuesta a lo que acababan de oir. Sólo la voz angustiada de Alexander repitiendo una y otra vez el nombre de su mujer  Y de nuevo un pitido les indicó que  había nuevamente conexión con ellos. Y   esa voz, fria e impersonal que para Alexander era el anuncio de algo  malo  Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado media hora.  El tiempo apremiaba y en su banco aún no lo tenían todo clasificado.  Pero fue el negociador, quién tomo el mando al fente de la operación.

- ¿ Qué ocurre ? -era su voz tranquila pero apremiante
- Me he visto obligado a disparar al copiloto. Se había empeñado en rescatar a la señora. Pero no se preocupen, sólo se trata de un rasguño en una pierna.  La operación sigue adelante.

sábado, 6 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 12 - Vuelo 5453

La tripulación ya estaba preparada para comenzar el vuelo que les llevaría a Seattle.  Los pilotos revisaban los mandos y hacían las comprobaciones pertinentes. Las azafatas atendían a los pasajeros indicándoles lo sitios a ocupar y ayudandolos a poner los bolsos de mano en el compartimento situado encima de los asientos. La azafata más novata, preparaba todo para que estuviera listo lo que venía a continuación de tomar altura: los periódicos, las revistas y acto seguido.  otra de las chicas vendría con el carrito de las bebidas.  Todo normal, rutinario.  Un vuelo como los que hacían a diario. Y sería  la novata quien diera las instrucciones del vuelo a los pasajeros, algo a lo que se está obligado a hacer en todas las compañías del mundo.  Desde su lugar se dio cuenta de aquel hombre extraño, y asi, se lo hizo notar a sus compañeras. No había terminado de decirlo, cuando vieron que se levantaba de su asiento y se dirigía al servicio

- No debe levantarse aún, señor, hasta que no demos las indicaciones para el vuelo-la dijo una de las chicas
- Señoritas, lo sé de memoria.  Viajo constantemente. No se preocupen. He de ir al servicio inmediatamente: tengo incontinencia
- Está bien, señor

El entró en el servicio, y las tres se miraron sin pronunciar palabra, pero pensaban ¡ qué hombre tan extraño !.  Salió al poco rato y sonriéndoles, volvió a su asiento nuevamente.  Al cabo de un rato,
Alyssa pasó en dirección a la cabina de los pilotos, cuando el  pasajero llamó su atención:

- Por favor señorita ¿me trae un whisky.?
-Enseguida llegará mi compañera con el carrtio de las bebidas.  En cuanto termine de dar las orientaciones del vuelo en caso de emergencia.  Son obligadas antes que nada
-Pero quiero me lo dé usted, y ahora.
Lo siento señor.  He de ir a la cabina de los pilotos.  Sólo será un instante.

Todo ocurrió muy rápido, sin dar tiempo, casi, a reaccionar. Era el pasajero un tanto extraño.   Se levantó de su asiento y asiéndola por un brazo la empujaba a prisa en dirección a la cabina.  Alyssa se asustó ¿ sería uno de esos locos alcohólicos que de vez en cuando se suben a un avión complicándoles la travesía ?  Observó que llevaba una mano metida en uno de los bolsillos de la chaqueta, y de pronto, la dio un vuelco el corazón.  Presentía que iban a tener complicaciones.

La mano que llevaba en el bolsillo la aproximó a su costado, y ella sintió algo duro como metálico que se clavaba  en su cuerpo.  Supo inmediatamente que se trataba de una pistola.

Ninguno de los pasajeros, observó la escena entretenidos en solicitar el periódico que querían y la bebida que iban a tomar.  Pasaron desapercibidos esos movimientos tan poco usuales.

-Llama para que te abran.  Si no lo haces van a ocurrir cosas muy graves en este avión
- Por favor, mantenga la calma ¿ qué es lo que quiere?
- Tú llama y una vez dentro te enterarás
- Pero está prohibido
- Llama,  te ordeno.  Se me está acabando la paciencia.

Tocó el timbre e inmediatamente  la puerta de cabina se abrió.  El comandante y el copiloto, charlaban amigablemente, cuando fueron sorprendidos por la inesperada visita. La pistola apuntaba a la cabeza de Alyssa.  Recibieron la orden de no moverse o ella saltaría por los aires.  Ni siquiera se atrevían a preguntar.  La situación les había sorprendido y ni siquiera acertaban a pronunciar palabra alguna.

- Establece contacto con la torre de control. Ahora.  Ya - ordenó secamente
- Aquí vuelo 5453 rumbo a Seattle.  Tenemos un problema en la cabina

No pudo decir más, un golpe seco en la cabeza con la culata de la pistola le dejó sin conocimiento.  Inmediatamente el copiloto puso  el automático; no sabía en lo que derivaría todo lo que ocurría: al menos que el avión no pierda el rumbo.  El intruso, quitó los auriculares al piloteço desvanecido y  comenzó a explicar su diábolico plan. Después llamó a la jefatura de policía del aeropuerto indicando que se iba a cometer un atentado. Ese suceso les mantendría ocupados, dejando el campo más despejado para lo que tenía en mente.

- Les habló desde el interior de la cabina.  El comandante está incosciente y está puesto el piloto automático, así que ya pueden darse prisa en  solucionar el problema, si no quieren ser titular en los periódicos del mundo hoy mismo.  Necesito que vaya a la torre de control Alexander Colby.  Es urgente.  Tengo que hablar con él.  Si se negara, diganle que su esposa morirá. Corto la comunicación, y espero su conexión.

En la torre de control, todos estaban alarmados y perplejos ante  la situación que se estaba produciendo.  Fue el director, quién se puso en contacto inmediato con Alexander.

- Buenos días, Ralph ¿ qué se te ofrece a estas horas? - Atendió la llamada, Alexander, que le hacían desde la torre de contol.
- Alex, necesito que vengas ibnmediatamente.
-¿ Qué ocurre ?- respondió extrañado
- Ven cuanto antes, es urgente.  No puedo decirte más.

Alexander se quedó mirando al vacío procesando la noticia que acababan de darle  ¿Habían problemas, de qué tipo?  Y recordó que el vuelo de su mujer ya había despegado hacía rato, y algo le subió a la garganta.  Tenía un mal presentimiento, y recordó que por la mañana, mientras se afeitaba, algo parecido a lo que ahora sentía, le sucedió.  No creía en esas cosas, pero era extraño que ahora requirieran su presencia con toda urgencia.

Entre nubes - Capítulo 11 - Ansiedad expectante

Tomaba una taza de café cuando las azafatas salieron del túnel conversando entre ellas de lo que tenían proyectado para las vacaciones de Navidad.  Las tres chicas se habían convertido en buenas amigas, pero Martin sólo prestaba atención a una de ellas: Alyssa.  Se había convertido en una obsesión:

- Nosotros haremos un viaje. No será muy lejos.  Probablemente a Nueva York, porque Alexander tiene trabajo,  cuando pasen las navidades y esté más descargado de sus ocupaciones.  Son fechas complicadas para dejar el aeropuerto- comentó Alyssa


Martin escuchaba atentamente las palabras de ella.  Sus planes se demoraban junto al viaje que harían.  Sería mejor pensar en otra cosa, se dijo:

- Quizá sea más fácil de lo que imaginaba.  Sólo he de pensar qué día- repitió mentalmente-. Hoy mismo lo decidiré
  .
 Tenía el plan perfecto;  llevaba tiempo estudiando todas las posibilidades de éxito, si tenía calma y todo controlado. .  Sólo faltaba su ausencia y también tenia estudiada la justificación.

- Henrietta, tengo que hacer un corto viaje.  Un compañero me ha ofrecido pasar un día con su familia, pero tendrá que ser en breve. En un principio le dije que no, pero él ha insistido.  Nació en el mismo lugar que nuestros padres, y me apetece mucho conocer cómo es aquello. En definitiva le he dicho que si
- ¿ Eso está bien ? - le respondió la hermana
-¡ Claro que está bien ! Sólo va a ser un día ó dos .    máximo,  cuando de  nuevo  estaré trabajando . .  Trabajo mucho ¿ sabes ? Creo que merezco al menos dos días de vacaciones
- No deberías jugar con el trabajo.  Es un buen empleo y si llegaran a enterarse, te pondrían de patitas en la calle
- No temas.  No se enterarán. ¿ Me harás ese favor ?
- No creo sea la correcto, pero es tu trabajo, así que tú verás.
- Sólo tendrás que llamar y decir que estoy con gripe, en cama y con fiebre. Te repito antes de que termines de hablar con ellos estaré de vuelta.  No se enterarán

Bien, ese paso ya estaba solucionado, a regañadientes, pero lo haría.  No veía la hora de que amaneciera, así que optó por levantarse y revisar todo cuanto había de llevar.  Sacó un paquete de su armario y desenvolvió lo que contenía.  Procedió a vestirse y decidió salir cuanto antes; la impaciencia le consumía.  Al fin hoy conseguiría su propósito.  El día anterior se las había arreglado para dejar en el lavabo del avión el objeto que durante tanto tiempo portaba en su caja de herramientas.

Saldría  en silencio de la casa, para que su hermana no se despertara y lo echara todo a rodar. Hacía bastante frio, miró por la ventana y vio que durante la noche había nevado.  Esperaba que eso no supiera alguna suspensión de vuelos.  Seguro que se apresurarían a limpiar las pistas antes de la salida.Se miró por última vez en un espejo y sonriendo satisfecho se dijo:

- Ni la misma Henrietta me reconocería

Era un disfraz perfecto: una peluca de su mismo color de pelo, pero algo más largo el cabello.  Se había dejado barba  de tres o cuatro días. Puesto bigote y se había vestido con su mejor traje.  Parecía un dependiente u oficinista.  Por primera vez se sentaría en uno de esos asientos que veía a diario, pero que nunca había tenido oportunidad de utilizar.  Pero hoy sería distinto, viajaría lo mismo que lo hacen los representantes o cualquier empleado de banca..

Una vez en la calle, paró un taxi y le dio la dirección del aeropuerto.  Allí esperaría,. Sacó el billete la noche anterior con  el nombre de su padre y el apellido de la madre, de esta forma nadie sabría que se trataba de él. Viajaría en  el avión  que iría Alyssa.  El corazón le latía deprisa, con impaciencia.  Estaba nervioso, algo temeroso, pero deseando  subirse a ese avión, y de ser servido por ella un whisky, que sería lo que pediría.  Sólo tenía que esperar un poco más  y en unas pocas horas al fin habría conseguido su objetivo.

Aquella mañana había amanecido con una fuerte nevada.  Alyssa se apretujó contra el cuerpo de su marido, que seguía durmiendo. miró el reloj de la mesilla de él, y comprobó que la quedaba poco tiempo de estar en la cama.  No tenía ganas de levantarse, pero debía hacerlo en unos minutos.  Le besó  en el hombro y saltó de la cama saliendo disparada hacia el cuarto de baño, no porque fuera tarde, sino porque tenía frio, a pesar de que la calefacción funcionaba a tope.

Rápidamente entró en la ducha, y bajo el chorro del agua caliente, pareció reaccionar.  Unos brazos sobradamente conocidos la abrazaron y la atrajeron hacia ellos.  No se resistió, muy al contrario sonrió y se giró para quedar frente a Alex que comenzaba a besarla en el cuello. Caricia, tras caricia, beso tras beso, los esposos tuvieron una ardorosa pasión en la ducha.

- Vas a conseguir que llegue tarde - le decía ella mientras reclinaba la cabeza en su pecho
- Aún es pronto, no te preocupes
- Ha nevado ¿ lo sabes ?
No, no lo sabía, y no me gusta nada. La nieve o el viento, siempre traen complicaciones, máxime en estos días cercanos a la Navidad.  Pero no hay más remedio que hacerlo frente y nosotros, por fortuna estamos preparados para ello.

Se besaron una vez más, y ambos salieron de la ducha.  Estaban muy juntos tapándose con la misma toalla

- Me encanta estar así tan juntos, rozando nuestros cuerpos piel con piel.  Parece que eres más mia- la dijo con infinita ternura
- Siempre seré tuya, pero ahora déjame marchar, por favor.  No quiero llegar tarde; es un mal ejemplo partiendo precisamente de mi
- Está bien, está bien- respondió Alex

La frotó con la toalla para secarla y la dejo salir de ese abrazo tan de ellos, tan íntimo. Él se quedó afeitándose, mientras ella se vestía.. Un malhumor súbito invadió el buen despertar de Alexander, mientras pasaba la maquinilla eléctrica por su rostro.  Algo le desasosegaba, un mal estar que nunca había sentido

- Será por la nevada. Demonios, ¿por qué tiene que nevar en estos días, precisamente en estos días? No te alteres Alexander, estamos a las puertas de Navidad, es lo suyo.  No habrá problemas,  ni te preocupes- se repitió, mientras se  aplicaba la loción para después del afeitado.  Se vistió apresuradamente, y aún tuvieron tiempo de desayunar deprisa y corriendo, algo que , por inusual, les produjo un ataque de risa. De la risa que uno siente cuando eres completamente feliz..

Llegaron al cabo de un rato, con el tiempo justo para darse un beso de despedida antes de que ella entrara en el despacho en el que debían recoger la documentación del vuelo.  Alex la besó más profundamente que ningún otro día.  En su interior persistía la desazón que sintió antes de salir de casa.  Ella le devolvió un ligero beso en la mejilla y entró rápidamente.  Iban con el tiempo muy justo.  Los juegos matutinos les habían hecho entretenerse más de la cuenta.  Cuando la puerta se cerró, aún se mantuvo durante un segundo delante de ella, como si esperase que Alyssa saliera nuevamente.  Pero no salió y él se dirigió a su despacho.  Hoy no daría la vuelta por el aeropuerto.  Tenía que ver cómo estaba todo relacionado con las pistas y los despegues.

viernes, 5 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 9 - Una etapa nueva

La tomó de la mano y juntos se dirigieron al despacho de él. Sentía su piel en la mano. Una piel suave que tan distante había estado durante mucho tiempo, pero que ahora había vuelto, estaban juntos de nuevo y parecía todo normal.  Aunque... Y de pronto comenzó a trabajar la imaginación :

-¿ Querrá el divorcio? Pero ha respondido a mis caricias. No, debe haber algo más

Y ella comenzó a exponer sus planes mientras Alex servía una copa, no porque sintiese necesidad de beber, sino a modo de paréntesis para que ella comenzase a decir lo que quería que él supiera:

- Verás, he pensado volver a trabajar de nuevo. Sé que estoy en excedencia y que la tripulación está al completo, por eso, si no puede ser en tu compañía, lo solicitaré en otra.  Pero necesito hacer algo. Quiero borrar de una vez este sentimiento de culpa que me tortura, y sé que aquí en casa no lo conseguiré.  Quiero que volvamos a ser los de antes; que tengamos la vida de antes.  Que me perdones por mi egoísmo al rechazarte pensando que sólo yo sentía su pérdida.  He sido egoísta y cruel.  Quiero que sepas que no he dejado de quererte ni un sólo instante, pero estaba tan frustrada, tan confundida  que no me di cuenta de que te hacía daño, de que te apartaba de mi vida, cuando lo eres todo para mi.
- Ya, ya, ya.- dijo atralléndola hacia él y acariciando su cabeza para consolarla-.   Basta amor mio.  Ha sido una dura etapa en nuestras vidas.  Tú nunca podrías hacerme daño, y comprendía por lo que estabas pasando.  Pero te quiero tanto, te necesito tanto, que cada día esperaba con ansias lo que hoy se ha producido. No te preocupes; si quieres trabajar, tendrás tu puesto nuevamente.  No hay más que decir-. y la besó suavemente

Y a él le pareció genial la idea de volver al trabajo.  Sería una nueva etapa en sus vidas, dejando atrás los meses de angustia pasados.  Era el jefe supremo, por tanto ni siquiera habría de solicitar su incorporación.  También ella era dueña de las aerolíneas. por su casamiento con Alex.  Ella puso  como condición  no despedir a ninguna compañera, por tanto irían tres azafatas, en lugar de dos  en el vuelo al que debía incorporarse, y que sería el mismo de siempre, de esta forma haría compatible su matrimonio y el trabajo.

- ¿ Eso es todo ? - dijo Alex mostrándose extremadamente feliz- Mi mujercita ha puesto sus condiciones, y , yo, que estoy loco por ella, se las admito. Yo te complazco, y tú me complaces ahora ¿ no ?.  :  Vayamos a nuestro dormitorio.  Allí terminaremos con todo  ¿ quieres?
- Quiero - respondió ella.  Y tomados de la mano subieron las escaleras que les conduciría a su privacidad, en donde comenzarían de nuevo a vivir...

Habían retomado la vida donde la dejaron antes de todo lo ocurrido. Había sido como si nada hubiera pasado.  Su amor traspasaba todos los límites y se amaron con intensidad.. Descansaban .  Él acariciando su cabeza ,  y ella reclinada sobre su pecho.  El silencio reinaba entre la pareja, cada uno sumido en sus pensamientos.  No hablaban, sólo recordaban.  Alex, sintió algo húmedo en su pecho y ante su extrañeza, levantó la cara de Alyssa y comprobó que estaba llorando.  Alarmado la miró y la preguntó preocupado:

- ¿ Qué ocurre? ¿ Por qué lloras ? ¿ Te he molestado, te he hecho daño?
-No, no.  Sólo que me he emocionado. Te quiero Alex. Te agradezco tu amor, tu fidelidad, tu preocupación por mi, y eso me hiere por si no puedo corresponderte de igual manera, por si no sé expresarte lo que siento por ti.

- Mi amor, me correspondes. Comprendo que estás algo deprimida, pero juntos terminaremos de superarlo.  Juntos, cariño, juntos, siempre.  Cuenta conmigo cada vez que lo necesites al igual que haré yo si fuera preciso.  Prométeme que nunca más habrá nada entre nosotros que pueda herirnos.
- Te lo prometo.  Gracias por haber estado ahí a pesar de mi reacción.
- Está bien. Me has pedido perdón, aunque no había necesidad, pero de acuerdo.  Cerremos la página y abramos otra distinta.  La vida consiste en eso.  Es un libro en blanco que nosotros mismos vamos escribiendo. Hemos terminado el primer capítulo y hoy, aquí, hemos empezado el segundo - La volvió a besar y la abrazó con más fuerza.

Y de nuevo Alyssa retomó su puesto de trabajo una vez solucionados todos los contenciosos que los esposos habían  expresado.  Para ella fue una novedad volver a ser la azafata amable y simpática desempeñando su trabajo.  Tenía su compañera habitual y otra chica nueva, muy joven y novata.  Alex había sido muy hábil para  reforzar a su mujer por la experiencia adquirida.  La chica nueva, becaria,  estaba como aprendiza por lo que no habría conflicto de intereses entre ellas.

Y poco a poco se iba imponiendo la vida. Y de nuevo Alex dejó de levantarse con el alba y permanecía al lado de su mujer, en la cama, hasta la hora de ir al trabajo.  Iban juntos a pesar de que cada uno entraba a una hora distinta, pero no importaba aguardarían juntos.  Ella hacía el desayuno de su marido y él silbaba o canturreaba mientras la miraba con infinito amor.

Y de nuevo volvieron a tomar un café en la cafetería, como antaño, para hacer tiempo.  Cuando ella entraba para incorporarse a su trabajo, él revisaba que todo estuviera bien, como había hecho desde que tomara las riendas del aeropuerto.  Sonreía satisfecho, una vez superados todos los conflictos.  Y mientras lo hacía, murmuraba para sí:

- ¡ Bendita rutina ! -.  Sin duda pensando en los acontecimientos que habían sacudido sus vidas.

Ahora todo era rutinario y tranquilo.  Y seguirían acudiendo a casa de sus padres para celebrar la barbacoa de siempre. Y seguirían estando todos, y seguirían los niños jugueteando por el jardín.  Y entonces recordó que muchas veces había pensado al verles, durante el embarazo de Alyssa:

- Dentro de poco más de un año, estará otro niño jugando con sus primos.

Pero no pudo ser.  Sintió una punzada de dolor en su pecho, pero no podía dejarse llevar por la nostalgia.   No, por ella.  Vendrán otros. Eran jóvenes y sanos.  Nada impediría que no tardando mucho quedase embarazada de nuevo .  Pero ¿ ella lo aceptaría ?  Movió la cabeza como para alejar los pensamientos y se dijo así mismo:

- Céntrate Alexander y sigue adelante con tu revisión

Y así lo hizo y dejó de pensar en ello.  Nada rompía la tranquilidad del recinto, a pesar de que a esa hora tan temprana, el movimiento de gentes era incesante.