viernes, 20 de abril de 2018

De almas y cuerpos - Capítulo 2 -Entre padre e hija

Albert Freeman no había dormido bien aquella noche.  Echaba de menos su cama, su almohada, en definitiva echaba de menos la que, hasta el día de ayer, había sido su casa.  Hasta los ruidos que se producían en la calle los extrañaba.  A cambio en el hotel, todo era silencio, y pensó que fue eso, el silencio, lo que hizo que no terminara de conciliar un sueño descansado.  Tras el aseo, bajo hasta el aparcamiento a recoger su coche. La consulta, en la que él ejercía de médico,  . por las mañanas,  no estaba muy alejada del hotel.  Sin embargo el hospital de por las tardes  estaba más lejos.  Hacía tiempo que había cambiado su turno a por las tardes- noches, precisamente para evitar estar en casa  mucho tiempo; así ahorrarían choques y enfrentamientos.  Pero ahora, todo había cambiado y le daba igual.  Agradecía tener la cabeza siempre ocupada en asuntos relacionados con su profesión, y así evitar pensar en los asuntos familiares.

Más entrada la mañana llamaría a su ex mujer para saber cómo había amanecido la niña, y a ser posible zanjar ese mismo día el asunto que le estaba mortificando.   Stephanie le contó que se había levantado de muy mal humor y poco habladora, por tanto le desengaño de hablar con ella

- Yo trataré de allanarte el camino - le dijo ella - Deja pasar unos días en que vea que todo se ha calmado y que nosotros no tenemos problemas, que fuimos nosotros los que llegamos a un acuerdo. Yo también deseo hablarle  de mi relación con Geoffrey, pero tampoco lo haré en unos días.

 No estaba de acuerdo, como otras tantas veces, con el criterio de Stephanie.  Pensaba que cuanto más tiempo transcurriera, peor sería todo, así que se decidió a hacerlo en esa misma mañana.

Pediría a un compañero que pasara la consulta por él e iría a buscar a su hija al instituto.  Y así lo hizo, y pensó, después de comprobar el resultado obtenido, que había sido una buena decisión

- Las cosas hay que aclararlas cuanto antes.- se dijo

Volvió a llamar a su ex y la dijo que no contara con Amelie para comer.  Lo harían juntos en un restaurante.  Y acudió al instituto con bastante tiempo, así que recapacitó sobre lo que tenía que hablar con ella, si es que, al fin, podía verla.  Y la vio, y la chica, aunque con disimulo, se alegró al ver a su padre, y no pudo evitar abrazarse a él llorando

- No mi niña, por favor, no llores.  Eso me hace daño y he venido aquí, lo primero porque quería hablar contigo de ciertas cosas, y lo segundo para que me ayudes.- La tendió un pañuelo para que se sonase la nariz y así calmar el llanto de la muchacha
- ¿ Ayudarte ? No sé en que´
- Tengo que buscarme un apartamento y había pensado que vinieras conmigo a la agencia a ver si vemos alguno que nos guste
-
Ella torció el gesto y trató de despegarse de su padre, pero él la tomó del brazo e hizo que le mirara.

- Vamos a ver Amelie.  Eres mayor como para darte cuenta de lo ocurrido.  Quiero a tu madre, la respeto mucho, pero no estamos enamorados.  Ha sido una buena esposa mientras duró el amor, pero ya no funcionamos como matrimonio, sin embargo, aspiro a que seamos buenos y leales amigos.  Ella está nuevamente enamorada y desea organizar su vida.  Y eso es lo que debe hacer, es bueno para ella y también para ti, aunque pienses que nos odias, que odias al mundo entero.  Hay cosas en la vida de las personas  que, por mucho que te esfuerces, no funcionan.  Nos casamos muy jóvenes sin saber muy bien lo que eso conllevaba, y durante un tiempo nos fue bien, funcionábamos bien, pero la ilusión del noviazgo y del matrimonio después, se esfumó y no regresó  por mucho que nos esforzamos.
-Fuiste una hija deseada y querida y nos trajiste ilusión y amor.  Por eso es que hemos durado más tiempo del que pensamos, por ti.  Lo intentamos de nuevo muchas veces, pero era una misión imposible: a las primeras de cambio surgían las discusiones.
Acordamos separarnos y después, solicitamos el divorcio, Creímos que era lo mejor.  Y ahora te explicaré lo de la foto en el móvil, que creo has pensado más allá de lo que debías: no tengo amantes, ni soy un pedofilo, ni nada parecido.  Esa foto es de una compañera de instituto de la que me enamoré.  Estuvimos saliendo durante cierto tiempo, pero eso terminó, con un gran disgusto por mi parte; fue algo repentino que se les ocurrió a mis padres. No la he vuelto a ver más desde entonces  Tus abuelos, mis padres, pensaron que sería mejor cortar cuanto antes esa relación que cada vez iba consolidándose con más fuerza, y me metieron en un colegio mayor hasta que fui a la universidad.

-Ella era una chica buena y dulce, pero pertenecía a la clase obrera, y en aquella época, tener una novia pobre, no estaba bien visto.  Fui a la universidad y conocí a tu madre.  Ella estudiaba Políticas y yo Medicina.  Nos enamoramos, olvidé a Rose, que así se llamaba y nos casamos sin terminar los estudios.  La carrera y el mantenimiento del hogar, lo costearon mis padres.  Nueve meses después naciste tú, la alegría de aquél hogar que comenzaba a hacer aguas.


-Esta es la historia, mi niña.  Como ves nada nuevo, ni nada oculto.  Todo de lo más normal.  Cuando conocí a tu madre y antes de casarnos, le conté mi historia con Rose, así que para ella no es ningún secreto.  Puedes preguntarla.
- ¿ No volviste a verla ? ¿ En serio ?
- No.  Cuando salí del Colegio Mayor, fui hasta su casa para al menos darle la explicación del por qué no había vuelto.  Había pasado mucho tiempo desde el último encuentro, y en su vida muchas cosas:  Su padre estaba delicado de salud y no podía atender la granja.  Vendieron la parcela de terreno  que poseían.  Con el dinero obtenido se marcharon a otro lugar a empezar de nuevo.  Esto al menos es lo que me dijeron algunos de los chicos de la pandilla.  Pero no sabían a donde habían encaminado sus pasos, así que no la volví a ver nunca más.  ¿ Te ha quedado todo claro? ¿ Estás tranquila ? - La muchacha, afirmó con la cabeza y colgándose del brazo de su padre, se dirigieron al coche
- Me alegro de haber podido aclarar las cosas.  Y ahora vayámonos a la agencia, que dentro de dos horas entro en el hospital
- Gracias papa por habérmelo dicho.

Albert respiró tranquilo y se alegró de haber seguido su primer impulso.  Se lo comentaría a Stephanie, porque creyó que también para ella había llegado el momento de comentar con su hija su proyecto con Geoffrey.

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