E P I L O G O
Puket, en Tailandia, fue el destino que Kwan quiso para disfrutar su luna
de miel que, por otra parte, no sería todo lo larga que deseara. Pero era un
lugar paradisíaco y era todo lo que buscaba: estar a solas con su mujer y
amarla constantemente para resarcirse de todos los años que no la tuvo.
Nuevamente trabajarían juntos en la
compañía sería su mano derecha. Tendrían que separarse por algunos días, cuando
alguno de ellos tuviera que viajar de nuevo hasta Irlanda, pero serían
estancias de muy corta duración.
Kwan tenía ahora, aguardando en su casa a
su mujer y a sus hijas, incentivo más que suficiente para volver
rápidamente.
Recorrieron la zona más turística de Tailandia,
quería que conociera aquella parte del mundo y que hasta ahora no había tenido
ocasión de mostrársela. Deseaba enseñarla el mundo entero, pero juntos. Tenía
un sentimiento de temor, como si al separarse de nuevo, la volviera a perder,
aunque eso estaba muy lejos de la realidad.
Y se amaron intensamente. No tenían tiempo
para visitas turísticas, eso sería en otra ocasión, pero el momento de estar
juntos era ahora. Las más de las veces juntaban sus manos y, en silencio
miraban el horizonte como tratando de convencerse de que todo era real, al fin.
Sus sueños se habían cumplido.
Una semana no era tiempo suficiente para
resarcirse del tiempo que estuvieron separados, ignorando todo el uno del otro.
Por eso, aunque estuvieran en silencio cada uno de ellos, sin comentarlo,
pensaban en todo lo pasado y el horizonte que tenían frente a ellos.
Se habían hecho una promesa, tener otro
hijo pronto. Los años habían pasado rápido y no podían esperar mucho más. Esa
criatura futura sería el verdadero lazo que les uniera a todos y, además, Kwan
se sentía impaciente por vivir esos momentos de nuevo. Por todo eso y porque
amaba intensamente a su mujer, la pidió intentarlo durante esa semana. ¿Se
saldría con la suya?
Iba nervioso, a demasiada velocidad a
pesar de la escasa circulación que había en esa madrugada. Tumbada en el
asiento trasero Amy trataba por todos los medios de no quejarse para no ponerle
más nervioso. En otro coche más pequeño, detrás de ellos, iba otro conducido por el abuelo
calmando a sus nietas y a su propia mujer de los nervios e impaciencia que
sentían. Un nuevo vástago de la familia estaba llegando a este mundo y su
familia al completo, estaría acompañando al nervioso padre que iba en el primer
coche.
La clínica estaba cerca y, dado la
velocidad que llevaba, tardaron pocos minutos en llegar, pero el tiempo se le
hizo eterno al nuevo padre Kwan
—Deprisa, mi mujer está dando a luz
—Tranquilo. No esté nervioso. Los bebés se
toman su tiempo
—Les digo que está naciendo
Y en esta ocasión, Kwan tenía razón: estaba
dilatada y a punto de coronar. Cuando salió del paritorio con el bebe en brazos,
todos querían tenerlo a la vez Nunca
habían vivido un momento tan especial y emocionante como aquél. Se quedaron
asombrados cuando, el padre orgulloso mostró a su familia al nuevo vástago:
—¿Habéis visto algo más bello que mi hijo?
Se quedaron asombrados ante ciertamente la
bella criatura que estaba refunfuñando ante ellos. El cabello como el fuego, su
piel blanca y sus ojos almendrados hacían un fuerte contraste, al unir dos
mundos tan dispares en él, por todos ellos. Ninguno diferente de los otros,
sólo se trataba de unas criaturas bastante exóticas en las que el regocijo era
patente. También acudió al hospital la antigua mujer de Kwan, Young Mí, avisada
por Suni. Ella también esperaba un nuevo hijo. Se fundió en un abrazo con Kwan.
Ahora sí, existía cariño y complicidad entre ellos y entre sus cónyuges
respectivos.
F I N
Autoría:
1996rosafermu
Edición marzo 2022
Imágenes: Internet
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS /
COPYRIGHT
No hay comentarios:
Publicar un comentario