martes, 13 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 25 y último - Y Cuando los árboles se visten de verde

Alexa iba con la cabeza baja mirando al suelo, por temor a resbalar con algunas placas de hielo que aún permanecían en algunos tramos de la acera. La pareja se introdujo en el pub, pero instantes después el hombre volvió a salir a recoger algo del coche que había olvidado. Entonces vio la imagen de una mujer totalmente tapada con un gorro y bufanda que caminaba despacio para no caer por la nieve acumulada en la calle..  Le recordó otra figura, que pasó por su imaginación como la luz de un rayo.  Recogió lo que iba a buscar, y de nuevo entró en el pub, pero volvió la cabeza nuevamente para mirar a aquella figura que había llamado su atención, pero estaba de espaldas y no la pudo ver con más detenimiento.  Se encogió de hombros y entró en el local, buscando algo de calor.


Cristal le vio entrar con un gesto que no tenía cuando llegaron.

-¿ Qué te ocurre ? Parece que hubieras visto un fantasma
- No,. dijo sonriendo, pero se cortó en seco y siguió diciento - o algo así...
-Es muy raro. ¿ Te trae malos recuerdos este sitio ?
- No en absoluto.  Hace mucho tiempo que no vivo aquí.  Me ha gustado hacer esta parada.  De que repongamos fuerzas continuaremos camino a la mansión. Llamé a casa para que encendieran todas las chimeneas y la encontrásemos caliente.  Hace un frio de mil demonios.

De pronto su conversación quedó interrumpida al escuchar en la calle un seco frenazo y el grito de algunas personas.  Automáticamente todos salieron al exterior a ver qué es lo que había ocurrido, Cedric también lo hizo.  Su instinto de médico le avisó que podría prestar ayuda a alguien.

Un hombre presa de un ataque de nervios, pasaba sus manos una y otra vez por su cabeza desesperado, y a sus pies una figura oscura, enfundada en un gorro permanecía inconsciente en la calzada.

-  Resbaló y no me dio tiempo a frenar.  Iba despacio, pero hay hielo en la calzada.  Resbaló, resbaló - Lo repetía una y otra vez a todos los que había acudido al escuchar el frenazo.
- Por favor, retírense - pedia Cedric para hacerse sitio y poder atender a la persona que permanecía en el suelo - Soy médico. Abran paso,por favor.


No quiso moverla.  Tomó su pulso y le quitó la bufanda que tapaba su rostro, y entonces vio su cara lívida, con los ojos cerrados y una gran brecha en su sien, de la que salía abundante sangre.  Buscó un pañuelo en su bolsillo, y lo aplicó presionando sobre la cara de ella..  Cristal fue tras él y se quedó sin habla cuando vio de quién se trataba y la burla del destino,   una vez más.  Estaba más delgada, pero sus facciones eran las mismas que recordaba.  No era una casualidad, se trataba de Alexa.


- Llamen a una ambulancia - Gritaba desesperado Cedric.  Puso su mano en la garganta de la mujer, después de desabrochar el abrigo y comprobó que tenía pulso. De golpe aparecieron ante sus ojos otras imágenes de hacía años, de otro rostro juvenil, pero el mismo, y todo volvió a retroceder al día en que se despidieron. ¿ Qué hacía ella aquí?  ¿Era este el lugar que había elegido para vivir? ¿ Aquí, lejos de todos, de su familia?
  Y de nuevo su amor brotó y la ternura afloró hasta sus ojos.  Creía haber superado la desilusión, pero no era cierto.  Había bastado aquel suceso para darse cuenta de que el tiempo se había parado en aquél instante, aquél día, y todo volvió al principio.

Tomaba su mano y su pulso constantemente, y por fin escucharon la sirena de una ambulancia y de la policía. Se retiró a un lado para que los paramédicos hicieran su trabajo, pero fue con ellos en la ambulancia, mientras Cristal les seguía con el coche.  Rápidamente fue introducida en el quirofano para proceder a un examen por si hubieran lesiones tanto en la cabeza como en el resto del cuerpo. Afortunadamente sólo tenía la brecha de la cabeza, que habría que observar.  En el resto del cuerpo sólo el golpetazo de la caída, ya que el abrigo amortiguó el golpe.

Tradaron en hacerle todas las pruebas y al fin salió el médico a explicar a Cedric que estuviera tranquilo que la lesión de la frente no tenía cuagulos ni ninguna secuela de importancia.

- Le dolerá la cabeza durante unos días , y habrá que observarla por si hubieran cambios bruscamente.  Si así fuera .. Pero usted es médico ya sabe lo que tendría que hacer. La trasladaremos a planta dentro de un rato y allí podrá estar con ella o avisar a su familia.
- Les avisaré desde luego, pero viven en Londres, por tanto la tendré a mi cargo hasta que ellos lleguen
- Muy bien.  Eso corre por cuenta de ustedes.

Permanecía sedada y él la miraba a los pies de la cama.  ¿Qué circunstancia les había reunido? ¿ Sería su destino verse siempre en hospitales?  Tenía sentimientos encontrados, agridulces. Cuando ella volviera en sí ¿ qué le diría?  Tuvo un presentimiento extraño cuando la vio pasar frente al pub, pero no podía imaginar que ciertamente fuera ella.  Cristal, sentada en un butacón observaba a su primo y a ella. Alexa inconsciente, no lo veía, pero Cristal si, y la mirada que la dirigía era muy significativa.  No deseaba que su primo sufriera más.  Había vivido en un infierno desde que ella renunciara a él.  Dejó de atender la clínica delegando en su segundo.  Con frecuencia se refugiaba en la mansión y no quería ver a nadie.  Sólo ella a duras penas consiguió estar con Cedric durante algunos días..  Se querían como hermanos, y además ella, se había convertido en su confidente y consejera.

El  había decidido tomar unas vacaciones por Navidad.  Desde hacía años no las pasaba en el viejo caserón familiar, pero este año, decidió que volvería.  Y no sabía muy bien por que., y ahora lo comprendía todo.  Posiblemente la vida propiciara un encuentro al cabo del tiempo.  Se lo debía.
Para no molestarla, decidió salir de la habitación e instalarse en la sala de visitas contigua a la habitación de Alexa.  Conservaba el teléfono de Stephan ya que de vez en cuando le llamaba para saber de ella..  Se habían hecho casi amigos, pero nunca Stephan le comentó nada de su relación. Era como si no supiera nada.  tampoco  le dijo que su hija estaba en Francia y pronto se casaría con un francés.  No quería dañarle al pensar que todo sus sacrificios habían sido en vano.

Ceddric, hablo con Stephan quién alarmado, dispuso todo para ir hasta Bristol; iría con Coralyn y agradeció profundamente la asistencia que la estaba dando


- Stephan, por favor. Tú sabes que para mi ha sido y es todo. No hubiera querido que se hubiera dado este caso, pero ahora en el fondo, lo bendigo porque he tenido la oporfunidad de volver a verla.

Y Stephan y Coralyn viajaron hasta Bristol y permanecieron con ella hasta que salio del hospital.  El que fuera su marido, una vez recobrada, la puso en antecedentes de quién la había atendido mientras ellos llegaran.  Alexa se quedó callada, cerró los ojos y comenzó a llorar silenciosamente

-¿ Dónde está ?- les preguntó
- Creo que en su casa familiar.  Allí iban cuando presenciaron el accidente.- respondió Coralyn
- He de ir a darle las gracias
- ¿ Crees que es oportuno ?  Estaba con una chica
- Stephan no seas ridículo.  Esa chica es su prima. Deja que vaya y se vean. Lo necesitan y se lo merecen. ¡ Basta ya ! - cortó Coralyn algo airada en favor de Alexa
- Coralyn, lo siento - dijo Alexa quedamente
- ¿ Qué tienes que sentir Ninguno de los dos tenéis culpa de lo que ha ocurrido.  Pero sí estáis a tiempo de rectificar.

Y el matrimonio regresó a Londres, cuando la dieron el alta. Ahora debía cumplir con él. Y se dirigió hacia la mansión en esa mañana  que era soleada y la nieve había desaparecido.  No sabía si aún continuaba en la mansión o habría regresado a la capital. Se marchó de la clínica cuando aún ella no estaba consciente, una vez que Stephan y su mujer llegaron para atenderla.
Respiraba con dificultad por la tensión nerviosa que sufría, pensando que volvería a verle, pero  ¿querría verla él ?.  Y como hiciera tiempo atrás durante su primer viaje a Bristol, se paró delante de la mansión y volvió a contemplar la fachada, esperando que ésta vez Cedric estuviera allí dentro y quisiera recibirla. ¿ La guardaría rencor ?  ¿ Seguiría recordándola?
Pulsó el timbre y acudió a recibirla la misma persona de la otra vez, que recordó inmediatamente de quién se trataba

- Señorita ¿ qué alegría verla de nuevo ! Al señor le va a encantar que haya venido
¿ Está aquí ?
- Desde luego.  Está pasando unas vacaciones. Pero, entre.  hace mucho frio  La condujo hasta la sala en donde Cedric leía  sin imaginar quién venía a visitarle.  Fue anunciada su presencia, y él dio un bote y se incorporó inmediatamente, cayendo al suelo el libro.  Los dos de pie, uno frente al otro, se miraron fijamente sin pronunciar palabra alguna.  Sólo los brazos de él adelantándose hacia ella, que corrió a refugiarse en ellos.  ¡ Se había producido el gran milagro !  Pero esta vez sería definitivo.

En ese abrazo Alexa le expresó todo cuanto quería saber y él la besó frenético.  No la dejaría escapar.  Si fuera necesario la tendría siempre así abrazada.  Cuando ella trató de explicarse, el puso su dedo sobre sus labios en señal de silencio.  No quería saber nada.  Todo estaba claro y esta vez no habrían obstáculos para que permanecieran juntos el resto de sus días.

- No quería vivir.  No quería vivir - decía Alexa quedamente refugiada en su pecho, mientras él la abrazaba y decía que callase
- Nunca pienses algo así. Tenemos mucho por lo que luchar. Como hemos hecho siempre; pero ahora es distinto estamos juntos y no hay nada ni nadie podrá cambiar eso.

Dos meses después, dieron el "sí quiero" ante un juez. Tendrían con anterioridad largas charlas explicando cada uno de ellos cómo había sido su vida desde que se separaran. Y que Linda era sumamente feliz con su verdadero amor


  Pierre, con el que se había casado y esperaban su primer hijo para el verano, para cuando los Arces se visten de verde.  Prometieron que viajarían antes del alumbramiento para verles, y aunque nadie lo dijera, también sería el visto bueno de esa unión tan  dilatada en el tiempo , y al fin conseguida.  Ya no había ni rastro de lo que sintiera Linda por quién se había convertido en esposo de su madre.

Aún eran jóvenes y aunque con temores porque ella ya no era tan joven,  engendraron un hijo, que nació fuerte y hermoso heredando la belleza de la madre y del padre, que no cabía en sí de gozo.  Fue un marido ejemplar que adoraba a su familia y mantenía una hermosa amistad con Stephan, que les hospedaba en su casa, cuando ellos viajaban a Londres.  Se amaban con frenesí, y olvidaron todo por lo que habían pasado, pero sirvió para afianzar su amor.  Nunca más, Alexa, sufrió de depresiones.  Se mudaron a la mansión y crearon otra clínica en el pueblo más cercano que carecía de ella.  Cedric iba a diario a atenderla y la de Londres la llevaba su amigo y compañero Anthony, ya todo un padre de tres hijos con su mujer Susan.

A los dos años de su primer hijo, Alexa y Cedric, tuvieron otro.  Tenían una familia fuerte y feliz y ellos se seguían mirando fijamente cada noche como para convencerse de que estaban juntos, y no era una ilusión. Y a través del ventanal de su salón veían como los árboles se vestían de amarillo y recordaron como al encontrarse de nuevo eran de color rojo, y que cuando nacieron sus hijos, se vistieron de verde.  El ciclo de la vida se cumplía hasta en el más mínimo detalle en la Naturaleza, en la de ellos también.  Y juntos envejecieron y se convirtieron en abuelos, pero nunca jamás volvieron a separarse ni dejaron de amarse con todas sus fuerzas.


                                                              F   I   N

Autoría:  1996rosafermu
Edición:  Diciembre de 2017
Ilustraciones:  Archivo de 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS






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