martes, 12 de julio de 2022

Rumor de mar y lluvia en Connemara - Capítulo 34 - La presentación de Aileen

  


                                                 Capítulo 35 - La presentación de Aileen


Los abuelos no hablaban, sólo miraban a su nieta, sentada ante ellos, erguido su cuerpo casi desafiante, y a su lado Kwan emocionado y expectante por lo que su hija decidiera en ese momento. No sabía cómo, ni por qué. Apenas se conocían, pero presentía que se estaba preparando para hablar ante sus padres, con esa mirada fija, sin dudas, heredada de la madre, retando a los abuelos a que la contradijeran en algo.

Había llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa y eso, justamente es lo que se disponía a hacer. Ya era hora de que se supiera todo y aclarar sus ideas, las de unos y otros. Ya no se trataba de proteger a una joven que había llegado a trabajar en su gran empresa y se había enamorado de su jefe y el jefe de su empleada. Hasta ahí todo normal, pero… no era tan fácil como pareciera, puesto que él estaba comprometido para unirse en matrimonio con una chica amiga de la familia.

Lo que existía en ese compromiso, era todo menos amor, sin embargo, siguiendo la costumbre, unirían sus vidas y al mismo tiempo destruiría, no solo la suya propia, sino la de otras personas que permanecían ignorantes de todo. Por eso había tomado la palabra, su hija, la otra co protagonista del tema.

Y es que tras escuchar las diatribas de sus abuelos y de su padre, algo dentro de ella la gritaba que debía decir su última palabra. Ni siquiera mencionaban a su madre que, junto con ella, habían sido las más agraviadas en este tema. Al ni siquiera nombrarla, daban a entender el desprecio que por ella sentían y eso, además de no merecerlo, no iba a consentirlo. Tenía un nudo en la garganta que atenazaba sus palabras. Veía a su padre luchando por defender a su madre y, a sus abuelos que le cercaban echándola la culpa de su fracasado matrimonio, sin atribuirse siquiera una pequeña parte de la suya que también tenían.

 —¿Queréis callaros todos? Ninguno de vosotros tenéis idea de lo que mi madre tuvo que luchar al conocer que estaba embarazada. Le negasteis el pan y la sal y encima la echáis la culpa de que mi padre quiera divorciarse. Fuisteis vosotros quienes arruinasteis nuestras vidas. ¿Os imagináis cómo lo tuvo que pasar mi madre? Tuvo que dejar un trabajo por el que había luchado siempre. Se vio sin ingresos y con un hijo en camino, sin nadie que la ayudase.  ¿Os imagináis lo mal que lo tuvo que pasar cuando creyendo cumplir con un deber de conciencia, intentó hablar con mi padre y fuera vetada para ello? De eso no tenéis ni idea. La mártir es Young Mi cuando sabéis de sobra que su matrimonio terminó la misma noche de bodas. Ninguno de ellos amaba al otro. Era un fracaso monumental, pero para vosotros una plena satisfacción ante vuestras amistades.  Bien, pues a mi madre la defiendo yo.

Ya no pudo contener el llanto ante la admiración del padre y el estupor de los abuelos. Kwan se puso a su lado, posando su mano sobre la de ella y mirándola con orgullo. Hacía pocas horas que la había conocido y en ese momento se dio cuenta de la calidad humana que en ella había infundido Amy. Padre e hija se miraron y él la ofreció un pañuelo para que secase su llanto. Los abuelos se miraron y guardaron silencio, probablemente sorprendidos con la vehemencia que la joven exponía sus argumentos, desbaratando los de ellos.

 

   —Quise ser yo quién averiguase el lugar donde vivía y quién era mi padre. Algo que, desde muy pequeña, intuí que no estaba claro. Veía a mis compañeras de clase ir con sus padres, unas veces juntos y otras por separado, a buscarlas a la escuela. Sin embargo, a mí siempre me recogía mama. Nunca salía con amigas, y a veces la sorprendía pensando cabizbaja en sus cosas, con la mirada perdida, lejana, a saber, Dios en qué cosas.

    —Hasta que una tarde entre llantos y súplicas me contó todo lo ocurrido. Para una muchacha tan joven, no fue fácil de asimilar saber que de repente tienes un padre que vive lejos y que ni siquiera lo sabe. Ahorramos cuanto pudimos para, cuando terminase de estudiar y antes de entrar en la universidad, hacer este viaje y conoceros a todos. Principalmente a mi padre, hacerle saber que tenía una responsabilidad hacia mí. Mi madre no quiso dejarme sola, ya que vivís muy lejos y yo era joven y novata. Y sí, me acompañó hasta presentarme a mi padre.

—¿Quieres decir que tu madre también está aquí? -cortó el abuelo

   —No señor. Mi madre está dando una vuelta cercana al hotel. Creyó que debíamos hablar nosotros y, al finalizar, reunirnos con ella. Regresará mañana a Dublín. Yo me quedaré unos días para disfrutarlos con mi padre.

   —¿Por qué no ha venido con vosotros?

   —¿En serio me estás preguntando esto? Ella no ha querido, y tenía razón: debíamos solucionarlo nosotros y después ya se vería.

   —Pues no sé cómo vas a arreglártelas, pero quiero conocerla. Así que llámala— dijo airado a su hijo

   —Primero tendré que hablar con ella, padre – añadió Kwan extrañado de la reacción del patriarca

 ¿Qué había ocurrido para que el severo jefe familiar comentara tal cosa? Recordó el día en que planteó la disolución de su compromiso con Young Mi, el trifostio que organizó y lo que dio origen a lo que ahora discutían. Sin lugar a dudas la actuación de Aileen había influido en él. Incluso la abuela no daba crédito a lo que estaba viviendo.

De repente admiró el carácter de esa savia nueva llegada a su familia. Y no podía discutir que se parecía a su padre: era clavada a él, con excepción del color del cabello. Ni se le ocurrió poner en duda la explicación de la jovencita porque a las pruebas se remitía. ¿Cómo será la madre? Sin duda la ha educado bien y ha sido ella sola, dado que hace a penas veinticuatro horas de que Kwan se había enterado de que tenía otra hija además de Suni ¿Lo sabría la chiquilla? Pensó que no lo sabía nadie más que ellos, pero ahora sería distinto; entre todos llegarían a una solución que a todos complaciera. No perdería a esa nieta tan valiosa y valiente como había sido enfrentándose a unos abuelos retrógrados e intransigentes y al mismo tiempo defendiendo la inocencia de su madre.

 ¿Cómo será su nuera? Sin lugar a dudas muy inteligente, pues sabía que a su cargo había estado esa sección, la más importante de la compañía formada junto con los irlandeses. Y que había sido ella sola quién sacara adelante a esa chiquilla valiente que había puesto a cada uno en su lugar.

Miraba la cara de su hijo lo emocionado y orgulloso que estaba de ella.

Ni siquiera hubiera imaginado, hasta hacía una semana, que tenía esa sorpresa que, inesperadamente le llegó de Europa.

Pero no podían perder de vista a su otra nieta, totalmente ajena al conflicto que se había abierto en su familia. Ignorante de todo y a buen seguro sorprendida cuando sus padres le anunciaran no solo la separación definitiva, sino que tenía una hermana mayor.

 La abuela, se levantó de su asiento y, acercándose a una cómoda, abrió uno de sus cajones y, de él extrajo un álbum que supuso sería familiar. Volvió a sentarse en el sofá y con un gesto de la mano, reclamó a su nieta fuera a su lado.

 Sobre las piernas de ambas, depositó el grueso álbum. Había algo que deseaba mostrarle. Allí estaba la historia de su familia desconocida para ella. Allí estaba su hermana y de ahora en adelante también habría un hueco para ella, pero también para su madre que, tan sabiamente había educado ella sola a esa chiquilla.

 Aileen se quedó sorprendida cuando vio la fotografía de su hermana. Una hermana que estaba tan cerca y ni siquiera imaginaba. Se parecían, pero lo que más las distinguía, era el color del cabello de ambas. El de la mayor, ya sabemos que heredó el de Amy. Suni, el moreno casi negro de la totalidad de su raza asiática.

Era una jovencita sonriente, la que en aquella cartulina se mostraba, ajena a todo el vuelco que había dado su familia. Ni lo imaginaba. Pero ese trámite habrían de cubrirlo sus padres. Esperaban que ambas hermanas, una vez se conocieran, fuera un bálsamo para cada una de ellas. Lo necesitarían. Nadie imaginaba hasta hacía pocos días, el cambio tan radical que sufriría la familia entera.

    Está bien papá y mamá. Ya lo sabéis todo, aunque la otra parte que falta es la que corresponde contarla a su interesada, porque ninguno de los que aquí estamos supimos nunca cómo lo sufrió y cómo, ella sola, sin ayuda de nadie, sacó a flote su pequeña familia de dos.

   —Lee Park Kwan, ve y busca a esa muchacha y tráela aquí de inmediato.

   —Papá, dudo mucho que quiera venir. La intimidáis mucho

   —Bah, tonterías. Tráela. Tengo ganas de conocerla.

Y no hubo forma de disuadir al abuelo. Kwan la llamó y quedaron en el lugar en que la recogería para ir juntos a la gran mansión en la que quedaría Aileen, conversando con sus abuelos, que, dicho sea de paso, se les había metido en el bolsillo. Pero una  de última hora por parte del abuelo, trastocaría una vez más los planes familiares


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