viernes, 15 de julio de 2022

Rumor de mar y lluvia en Connemara - Capítulo 39 - Todas las fichas encajadas


 

           Capítulo 39– Todas las piezas encajadas

 

Todo había vuelto a la normalidad en la mansión Park Kwan, excepto el ir y venir de los sirvientes arreglándolo todo. Hoy era un día grande en la mansión: Se casaba el señorito con la extranjera y el patriarca sería quién se la entregara a su hijo. Todos estaban algo alterados. Había sido un matrimonio muy deseado y difícil de conseguir hasta que lo lograron. Todos conocemos las peripecias pasadas por esta pareja que hoy cerrarán el círculo. Pero antes de todo, retrocedamos tan sólo un mes antes.

Young Mi y Kwan se desplazaron hasta Dublín, necesitaban hablar con su hija y explicarla detalladamente el nuevo rumbo que habían tomado sus vidas. Unos días después de ellos, viajarían los abuelos con Aileen con la misma misión: visitar a Suni. Pero antes debían dejar un espacio para que los padres la explicaran el motivo de su visita. Ellos intervendrían después, para recoger los trozos de corazón roto de la chiquilla y unir sus pedazos. Les partía el alma que, siendo tan joven, tuviera que pasar por ese amargo trago, pero para eso también estaba Aileen. Tenía experiencia sobre tales historias, aunque ella supo la verdad de boca de su madre, detalladamente hacía tiempo.

Mientras ellos iban hacia el internado, los abuelos habían aceptado el ofrecimiento de Amy de hospedarse en su casa. No era grande, no tenía, ni mucho menos las comodidades de las que ellos gozaban en Seúl, pero lo había hecho de corazón y los abuelos aceptaron encantados.

Suegra y nuera, paseaban por la playa. Por esa playa que tantas lágrimas enjuagó de los ojos de Amy y tanta paz la dio en los momentos angustiosos que vivió tras su ruptura con Kwan. Ambas guardaban silencio mientras oteaban el horizonte que, día de hoy, lucía con sol y el mar en calma. Ambas iban descalzas portando en sus manos los zapatos. Era agradable sentir el agua del mar, aunque estuviese helada. Era un paisaje agreste, hermoso y tan distinto al que habitualmente veían en Seúl.

Se parecía a Jeju: el mar bravío, el cielo las más de las veces nublado y el agua helada. Los paisajes, al igual que las personas, sean de donde sean, siempre tienen algo en común y Connemara, no sería una excepción.

Y allí, en el mismo lugar, continuaba el tronco de árbol que la sirviera de asiento cuando su embarazo estaba tan adelantado, que la costaba caminar. No pudo evitar que, a su memoria llegaran todos aquellos recuerdos de cuando la soledad la agobiaba ante el inminente nacimiento de Aileen. Nunca hubiera afirmado que, a día de hoy, estuvieran juntos nuevamente y a punto de crear una familia. Esa familia por la que tantas lágrimas derramaron ambos, aunque cada uno de ellos lo ocultó. Hoy todo estaba solucionado, pero aún quedaba el tema de Suni.

Instintivamente, Amy miró su reloj, algo que extrañó a su suegra:

   —¿Qué pasa? ¿Se ha hecho tarde?

  — No, en absoluto. Aquí el reloj se para. Pensaba en Suni y si a estas horas sus padres ya habrán llegado al internado. Siento el mal trago que van a tomar todos ellos, por otra parte, necesario. Me alegro de que Aileen esté cerca de ella, porque la va a necesitar, aunque ahora sienta su rechazo.

— Afortunadamente, tenemos una niña que es un tesoro. No dejo de bendecirte cada noche antes de dormir. Me congratulo de que, a pesar de todos los tropiezos, Kwan te amara y no pensara en más aventuras.—respondió su suegra.

En verdad las querían. No había pasado mucho tiempo, pero sí el suficiente para darse cuenta de la gran joya que tenían por nuera y nieta. Estaban a gusto en Connemara. El patriarca salía cada día a dar un largo paseo y entabló amistad con algunos de los lugareños que acudían a desayunar al mismo sitio. No hablaba ni mucho ingles ni tampoco bien, pero si lo suficiente como para poder mantener un diálogo corto con sus nuevos amigos.

Hasta ese momento no se había preocupado de conocer la cultura irlandesa y, con agrado comprobó que eran buenas gentes, cariñosas y hospitalarias. No necesitaba más. La casa de su nuera, no era muy grande, pero tenía lo necesario para poder vivir con relativa comodidad, a pesar de que él notaba que Amy, al principio se la veía algo violentada por no poderles ofrecer otra casa más grande y más lujosa, tal y como ellos estaban acostumbrados.

Les costó convencerla de que estaban felices y muy a gusto. No necesitaban la pomposidad de su mansión. Todo eso lo suplía el cariño y respeto que todos sentían por todos.

Nadie hubiera dado nada, porque aquel compromiso saliera bien, pero así era y, en cuanto solucionasen el tema de Suni, volverían de nuevo a Seúl para, definitivamente, ser miembros de una misma familia.

Al estar sus padres presentes y convivir bajo el mismo techo, Kwan y Amy decidieron llevar vida separada, es decir nada de dormir juntos y contar las veces que, a solas, podían besarse. Esas reglas las impuso Amy guardando el debido respeto a sus suegros y ellos lo sabían y se lo agradecían.

   —Amy, eso no se hace —se quejaba Kwan

   —Amor, estarían violentos y total van a ser unos pocos días. Después seré toda tuya

   —¡Oh cariño! Ya lo eres desde hace mucho, mucho tiempo. Y yo tuyo también.

Se separaron de inmediato, tras besarse, al oír la voz del patriarca que llegaba con alguien no habitual. Se había hecho amigo de uno de los lugareños y le había invitado a comer con ellos. Lejos de molestar a Amy, la llenó de orgullo. Al fin sus suegros se sentían como en casa y ella era uno más de la familia, quizás el miembro más importante de ella por las ramificaciones que había creado.

Lo que parecía imposible, se dio también en ese día. Nadie lo esperaba ni estaba previsto, pero fue la propia Young Mi quién pidió a Kwan que la llevara a Connemara. Debía disculparse con Amy y una vez descargada la conciencia con su hija, necesitaba la paz de la otra parte. Los tres, aunque no dijeron nada, se alegraban de aquel final, aunque con Suni hubiera sido agridulce. Gracias a la presencia de Aileen fue más llevadero para todos.

Fue una sorpresa la llegada de ellos haciendo sonar el claxon con todas las fuerzas. Salieron algo asustados pensando que ocurriría algo desagradable, pero fue ver las caras de los tres ocupantes del coche, cuando todas las dudas se disiparon. Young no espero siquiera a que Kwan le abriera la puerta del coche. Amy esperaba inquieta y sorprendida a que todos bajasen y les contasen el resultado de la entrevista. De repente, sintió unos brazos que la rodeaban llorando. Era la primera vez que se veían y además en circunstancias muy extrañas. En un primer momento creyó que todo había ido mal y a eso era debido ese abrazo acompañado de un llanto nervioso.

   —¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado?

 

La voz de Young Mi abrazada a ella, la preocupó e instintivamente giró la cabeza buscando la mirada de Kwan, que, sonriente decía sí con la cabeza. Su suegra también estaba preocupada, pero al fin respiró aliviada, cuando hasta la ahora nuera, comenzó a pedir perdón a Amy.

 Necesitaban estar a solas. Abrir sus corazones y reflexionar sobre todo lo ocurrido en sus vidas. Cada una de ellas hizo un resumen de lo pasado a la otra. Tenían que hacer desaparecer el espinoso asunto de tantos años. El daño estaba hecho, pero por fortuna había sido un beneficio para todos. No sabían el tiempo que los llevó hacer sus confesiones y perdonarse mutuamente, dando al olvido todo el pasado.

Hoy, todos comenzarían una nueva vida, lejos de preocupaciones y recelos. Tan sólo les faltaba Suni para ser felices completamente.

Al día siguiente, tomarían el relevo los abuelos y si la niña lo deseaba, abandonaría el internado para regresar a su casa, a Seúl, con su familia, con los suyos.

Reflexionó durante toda esa noche. No podía creerse que tuviera una hermana mayor que ella. Recordó que la había odiado cuando sus padres se lo confesaron, pero a medida que transcurría la conversación se dio cuenta de que ella había sido una verdadera víctima de esa extraña situación, pero que, sin embargo, esperaba en el vestíbulo para poder conocerse. La rechazó en un primer momento, pero a medida que su padre le explicaba el porqué se encontraba allí, dejó de escucharle para centrarse en conocer a la joven que aguardaba fuera a ser llamada por ellos.

 Ambas hermanas, al encuentro y sin pronunciar palabra, se fundieron en un abrazo uniendo sus lágrimas. No hizo falta la intervención de Aileen. Suni la miraba extasiada. Siempre había deseado tener una hermana, pero en ese momento comprendió que, aunque no la conociera, había deseado que fuese como ella: cariñosa, generosa, pero firme en sus decisiones. Suni estaba muy perdida, máxime ahora con la situación creada, por eso la mano firme de Aileen la ayudaría en todo. No quería saber nada más. Suponía que, pasado un tiempo ella la preguntaría y su hermana la respondería de todo cuanto desease saber, pero sería a solas ellas dos, para abrazarse, llorar, reír y hasta insultarse, si fuera necesario.

La observaba detenidamente, se parecían muchísimo, ambas a su padre, aunque no conociese a Amy, se notaba que la influencia asiática predominaba sobre la europea. Pero eso no importaba. Se pareciese a quién fuera, tenía una hermana guapísima y muy exótica. Al contarle a Aileen esas reflexiones, ambas rompieron a reír abrazándose una vez más

   —¿Exótica yo? Te voy a dar exotismo y de nuevo salieron del despacho que las habían dejado para que se conocieran y yendo al encuentro de sus padres.

RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT

Autora: 1996rosafermu / rosaf9494quer

Edición: Julio 2022

Fotografias. Internet


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