Capítulo 36 - La sangre reclama su lugar
El padre de Kwan no encontraba las
palabras con que comenzar la conversación con Amy que, sorprendida no dejaba de
mirarle. Comprendía que era una situación muy complicada para él, si es que a
pedirle disculpas se refería. Le escucharía con mucha atención y respeto, pero
ella no se mordería la lengua a la hora de poner los puntos sobre las ies. Mucha
culpa de lo ocurrido recaía sobre sus hombros que, ahora buscaba alguna excusa
para comenzar a pedir perdón. Porque eso es lo que haría; no había ninguna cosa
más pendiente de solucionar que aquél contencioso desde hacía tantos años. Y
por fin, tras muchas dudas, el silencio fue roto por el desconocido que tenía
delante.
—Sé que es una conversación difícil
la que vamos a mantener. Perdóneme señorita. Esta situación es tan incómoda
para usted como para mí. Permítame decirle que soy yo quién se lleva la peor
parte, puesto que fui yo quién le obligó a casarse con quién, hoy todavía, es
su mujer. No tengo excusa a día de hoy, viendo el resultado desastroso en que
ha desembocado, pero entonces la vida era más reposada y la obediencia a los
mayores era extrema. Ni antes, ni ahora, debimos intervenir en los planes de
ellos, pero lo hicimos siguiendo el ritual establecido desde siglos. Ahora me
doy cuenta de las repercusiones que puede haber por el hecho de imponer una
vida que no se desea.
—Pero al mismo tiempo he tenido mi
compensación: mis nietas. En una de ellas ha sido usted el artífice al moldear
a esa jovencita con tanta firmeza y tantos valores que la adornan. Eso, es obra
suya únicamente. Créame que me duele, ahora que conozco a ambas, no haber sido más
consecuente y, haberme entrometido en sus vidas. Eso ya no tiene arreglo, pero
sí la unión de la familia que no deseé se formara. Me consta el gran amor que
mi hijo ha sentido siempre por usted y el dolor tan grande que le produje con ese
matrimonio. Era con usted con quién él deseaba formar su familia, sin conocer
que ya la había formado. Es una criatura de la que me siento orgulloso. La
defendió ante todos con tal ímpetu y respeto que no tuvimos más remedio que
reconocer la situación. Es mi nieta mayor y la apoyaré en todo cuanto sea
preciso. Pero también el valor de usted no sólo a no oponerse a este viaje,
sino al acompañarla para protegerla. No de su padre, obviamente que ignoraba su
existencia, sino al viaje en general. Sacrificó su orgullo, su amor propio por
proteger a su hija. Ignoraba el resultado de la entrevista que tendrían padre e
hija, y no sólo eso, sino la que tendría yo con ella. Mi enhorabuena Amy. Es
usted una madre responsable, que se ha ganado el respeto y admiración de todos
nosotros. Pero he de pensar en mi otra nieta que, ignorante está en Irlanda
ajena a todo. Ella también me duele, porque es una víctima más de nuestros
desatinos. Y para ello, necesito de su experiencia, de su sensatez y buen juicio.
—Mi hijo desea viajar con ustedes
de regreso a Irlanda y anunciarla su divorcio y la aparición de
una hermana. Creo que son demasiadas cosas para explicar a una jovencita, aún
casi niña. Deseo que Aileen se quede con nosotros durante unos días. Tanto mi
mujer como yo, necesitamos conocerla y demostrarla nuestro cariño, aunque lo
ignorásemos durante tanto tiempo y de lo que nosotros no fuimos culpables en
parte. ¿Qué me dice?
— —Señor… Son muchas cosas para las que no estoy
preparada e ignorante de gran parte de ellas. Pero no dudaré en ayudar en lo
que fuera necesario para ahorrar un gran disgusto a esa pequeña ignorante de
todo lo que está ocurriendo en su familia. Hemos de plantear la situación con
sumo cuidado para causar el menor daño posible a Suni. ¿Puedo expresar mi
opinión?
— —¡Naturalmente que sí! Eres parte importante de todo
este proceso.
— —Creo que debemos dejar que el matrimonio viaje a mi
país y se entreviste con la niña. Que reciba toda clase de explicaciones de
parte de sus padres y, cuando pasados unos días, lo haya asimilado, será el
momento de que Aileen conozca a su hermana. Los jóvenes se entienden entre
ellos solos, y mi hija ha tenido la experiencia desde niña de lo que es vivir
sin padre. Creo que la vendrá bien la aparición de su hermana, después de que,
previamente, sus padres, le hayan puesto al corriente de todo. Si todo saliera
bien, como esperamos, no me importaría que viviera con nosotros en Connemara.
Que al menos durante unos días, las hermanas lo pasasen juntas para ir
asimilando la nueva situación. Entre los jóvenes se entienden y no estarían
bajo la presión de los padres ni de los abuelos. Yo les tendría en contacto y
cuando se viera que la situación se tornaba normal, entonces venir a recogerla
y darle todo el cariño del mundo.
— —Ese criterio lo tendrán que tener ustedes, pero teniendo
siempre en cuenta, que están peleando por la vida de una persona que, de pronto
se ha hundido la solidez de una casa que hasta ese momento era su hogar.
— —Tendrán que hablar y explicar todo desde el principio para que, una vez lo haya asimilado, no la extrañe nada, ningún comportamiento, sino que lo acepte con total normalidad. No son las primeras ni las últimas en vivir una situación semejante. No será fácil, pero cuenta con la ayuda de todos nosotros para irlo asimilando. Piensen sobre todo en la edad de ella. Es la primera gran cosa a la que se enfrentará. Que su vida estará partida en dos, pero que es querida por todos, y todos la ayudaremos.
— —Es usted muy generosa y buena persona. No esperaba
una reacción tan ecuánime como la que está teniendo. Cada vez me aseguro más,
de que cometí el mayor error de mi vida al no, intentar al menos, haberla
conocido entonces. Le estoy muy agradecido. Creo que es la primera vez que
alguien más joven que yo, me aconseja en un tema tan espinoso como el que nos
ocupa.
— —No tiene que agradecerme nada. Se trata de la vida
de la hermana de mi hija, y ella lo es todo para mí.
— —Lo sé, hija, lo sé. Y para mi hijo, tú eres la vida.
Y ahora reunámonos con ellos. Pensarán que nos estamos tirando los trastos a la
cabeza.
Soltó una sonora carcajada que Amy
acompañó discretamente, mientras que Kwan y Aisleen se miraban extrañados de la
actitud de ellos. ¿Acaso esperaban una pelea? Conociendo el carácter de su
padre, no le hubiera extrañado nada en absoluto, pero el conocerlas y su forma
de pensar y reaccionar, había sido algo inusitado en el carácter de su padre.
Y fue el patriarca quién indicó a
su hijo que fuera a la dirección de su casa y no al hotel en donde se
hospedaban. Kwan no dijo nada y hacia allí se dirigieron. Amy le miró con cara
de asombro y a un mismo tiempo, algo asustada. No porque pudieran tener alguna
discusión; esa etapa acababa de pasar y habían quedado como algo más que
amigos. Pensó, entonces que quería que conociera a su mujer. Que ellas se
conocieran y todo sería más fácil.
Comprendía que el encuentro entre
ambas mujeres, iba a ser un poco tenso. No se conocían ni siquiera de lejos. Ni
hablaban el mismo idioma, con lo cual iba a ser algo tirante el encuentro,
especialmente para la irlandesa que se encontraba como una gallina en corral
ajeno. Pero a un mismo tiempo lo más extraño había sido su encuentro en la cafetería
y todo había ido muy bien. El jefe del clan no temía por su mujer, ya que era
calmada de carácter que raras veces se salía de las normas por él dictadas. Sabía
que serían buenas amigas. No les quedaba más remedio, ya que les aguardaba, a
todos, pero a ellas más, una etapa difícil de superar. Serían piezas de un rompecabezas
en la que había que acoplarse y, por el bien de las más jóvenes, tenían la obligación
de hacerlo.
Por su nieta mayor no temía nada. Además,
se había brindado para acompañar a su hermana, pero era ella, Suni, quién
precisamente le preocupaba. Nada de colaboración esperaba de su nuera. Tendrían
que aguardar a que el matrimonio se reuniera y llegaran a un buen acuerdo, por
el bienestar de su hija en común , pero también por el resto de la familia que,
de esta manera tendrían una convivencia más grata.
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora: 1996rosafermu / rosaf9494quer
Edición: Julio 2022
Fotografía: Internet
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