miércoles, 13 de julio de 2022

Rumor de mar y lluvia en Connemara - Capítulo 37 - Una mirada extraña



                                               

                                                      Capítulo 37 -  Una mirada extraña

Se vivía una escena insólita, con un tenso silencio, que nadie se atrevía a romper. Sólo esas dos mujeres, frente a frente, mirándose intensamente sin articular palabra. Se analizaban la una a la otra y, a saber, lo que sus cabezas pensaran una de la otra. No había rencor ni reproches en sus miradas. Eran observadas para saber la reacción, pero nadie se atrevía a dar el primer paso, ni a decir nada. Tan sólo, el cabeza de familia se dirigió a su mujer dándole el nombre de la insólita visita de aquella tarde. Ella imaginaba de quién se trataba, no sólo por el parecido con Aileen, aunque predominasen en ella los rasgos asiáticos del padre, también tenia los de la madre, como por ejemplo el color del cabello y el indeterminado color de ojos que, según les diera la luz, se convertían en un gris oscuro, a veces verdes y otro castaño oscuro. Una mezcla extraña, como extraño había sido el romance que había dado sus frutos en su primera nieta.

En cuestión de segundos, analizó la posible situación que se hubiera dado para que ella, estuviera ahí, erguida y serena, afrontando la mirada de sus ojos y apoyada por su hijo. Habían conocido de boca de su nieta, la historia de amor de ellos dos, por tanto, no era necesario tener una amplia inteligencia, para darse cuenta de quién era y a qué había ido hasta tan lejos acompañando a su hija.

Amy pensó que algo debía decir. No se humillaría ante aquella espléndida mujer que la retaba a decir quién era. Por otro lado, estaba harta de humillaciones, disculpas o pretextos. Debía ser aclarado todo lo ocurrido de una vez por todas y para eso estaba allí. Aunque suponía que Aileen le había tomado la delantera. No se comprendía, si no, que el patriarca estuviera enterado con pelos y señales de todo lo ocurrido y seguro que Kwan no había sido, puesto que ni él mismo estaba al tanto de la mitad de las cosas que conoció, seguro, por el relato de su propia hija.

Extendiendo el brazo y esbozando una sonrisa, la señora dio unos pasos hacia ella que permanecía de pie. En su cara no había reproches, sino una sonrisa suave al dirigirse hacia donde estaba Amy:

   —No hace falta que me digas tu nombre. Eres Amy, seguro. Ni hace falta nuevas explicaciones ya, que tu hija lo ha hecho por vosotros dos, aunque es cierto que Kwan, al igual que nosotros, no estábamos enterados de la mitad de las cosas. Lamento que hayáis pasado por tantas dificultades, pero eso ha terminado, afortunadamente. Lo que resta por solucionar, lo han de hacer Young Mí y Kwan. Pido que sea pronto y rápido. No podemos estar con esta ansiedad constante y además hay otra persona, como ya sabrás, ajena a todo lo que está ocurriendo a miles de kilómetros de ella.

   —Mientras estabais fuera, la he llamado para ponerle al tanto de lo ocurrido, sin ampliar más que lo imprescindible. No es a nosotros a quienes corresponde solucionar sus asuntos, aunque en verdad, fuéramos nosotros su origen.

   —Nunca me pesó más algo, como dar la autorización para esa boda. En ese día perdimos a nuestro hijo y no sólo eso: a nuestra nieta que hoy, al fin, ya conocemos. El orgullo que sentimos por esa criatura preciosa, te lo debemos íntegramente a ti y por ello siempre te estaremos en deuda, además de por las penalidades que padecisteis. Nunca me lo perdonaré. Pero hoy, hemos recuperado muchas cosas: una familia principalmente y es un gran día para esta casa.  Ven a mi lado, tenemos muchas cosas de las que hablar y deseo conocerte a fondo, como a una hija, no como una nuera. Deseo que mi otra nieta, sepa asimilarlo todo, aunque las noticias se las den con cuentagotas, porque es muy joven aún, y no se lo esperará. Ahora depende de sus padres tener el tacto suficiente, para dañarla lo menos posible. Aileen se ha ofrecido a estar a su lado y será muy valiosa para ella, y nos dará alivio a todos nosotros. Aún queda que Kwan hable con Young Mi y lo entienda. No creo que ponga reparos. Hasta mis oídos han llegado rumores de que sale con alguien desde hace tiempo. No se lo reprocho, pues en parte, ha sido otra víctima de la insensatez de los mayores. ¿Cómo no pudimos verlo? En nuestra época era diferente. Ni siquiera nos atrevíamos a levantar los ojos del suelo ante nuestros padres y, ahora que conozco el problema a fondo, pienso cuántas criaturas han sido desgraciadas durante tanto tiempo por culpa de lo que los padres fraguaran en su contra, porque la mayoría de esos matrimonios concertados han sido un fracaso.

   —No es necesario que se disculpe. Ustedes creyeron que hacían lo mejor al hacerlo sin contar con los interesados. Ya no hay remedio, pero bendigo el momento en que nos juntamos Kwan y yo engendrando a esta hija que ha sido una bendición en mi vida. Sin ella hubiera estado perdida, sin rumbo y, llorando durante toda mi vida la pérdida del único hombre al que amé. Si bien es cierto que lloré mucho, a escondidas, pero lo hice. El tiempo ha pasado y de nuevo estamos aquí hablando sobre nosotros, aunque ya todo está pasado. Salvo la reacción de la pequeña Suni, que nadie sabe cómo será.

Al día siguiente de la presentación de Amy, Kwan y Young Mí, se reunían para plantear la situación que se había producido y que alteraba todos los planes de cada uno de ellos. Por un lado, ambos temían esa reunión, pues presentían que no iba a ser nada fácil para ninguno de ellos, ya que ambos debían justificar determinados comportamientos ajenos al matrimonio.

Una vez expuestos los planteamientos de cada uno, llegaron a un acuerdo: centrar sus fuerzas únicamente en su hija para que todo fuera más asimilable para ella. Contaban con la colaboración de toda la familia, incluso de las personas que acababan de conocer y que, a partir de ese momento eran también integrantes del clan familiar. Todo fue mejor de lo que esperaban. Los reproches por parte de ambos, los justos. Cada uno de ellos tenía sus planes trazados, excepto Kwan que ni siquiera imaginaba lo que acontecería con la llegada de Amy y Aileen. Cada uno tomaría un rumbo diferente que, en realidad estaban esperando desde hacía tiempo, pero que, por la corta edad de su hija en común, no se atrevían a plantear hasta que, al menos cumpliera un par de años más. Pero con la llegada de las irlandesas, todo se había precipitado y ahora, ambos padres, sentían preocupación y miedo por la reacción que pudiera tener Suni al conocer su divorcio, ya irreversible.

Estaban reunidos en la mansión familiar, aunque en salones diferentes, algo alejados, a propósito, uno del otro. ¿Acaso esperaban voces entre el matrimonio? Pues no las hubo, más bien alivio por parte de ambos.

En el otro salón, hacían los honores los padres de Kwan. Querían saber todo lo referente a la vida de esas dos mujeres que a partir de ahora serían de la familia con pleno derecho.

Amy desgranó lentamente, emocionada su infancia feliz, aunque con apuros económicos para que ella pudiera ir a la universidad. La obtención de su primer trabajo que la condujo inexorablemente hacia Kwan. Su desengaño de él. El nacimiento de Aileen y el planteamiento por ésta de buscar al padre añorado y amado, aunque desde lejos.

   —Y esta ha sido mi vida hasta el día de hoy: una vida marcada por algún acontecimiento casual, pero que influyó grandemente en mi vida. Hoy, totalmente tranquila, bendigo la hora en que quise acompañar a mi hija en este viaje. Dentro de mí, tenía siempre un resquemor hacia Kwan, pensando que él sería feliz con su ritmo de vida e ignorando que algunas veces mi cena sería un vaso de leche únicamente, ya que un bebe trae muchos gastos y mi sueldo no daba para tanto. Pero no me importaba. Veía crecer a mi hija sana y feliz y eso era lo importante. Hasta que llegó el día en que ella reclamó su derecho y yo no supe y no debía negarme a ello. Y aquí estamos; ella ha cumplido su deseo y yo estoy tranquila por haber hecho las cosas como Dios manda.

    ¿Y cómo manda Dios?

La voz ronca y algo angustiada de Kwan dio por finalizado el diálogo familiar. Todos giraron la cabeza al escuchar su voz. Quizás pensando que verían algún rictus amargo, cuando en realidad una amplia sonrisa partía su cara en dos.  Avanzó unos pasos hasta el sillón en que se sentaba Amy. No le importó que sus padres estuvieran delante, ni su propia hija. Se puso de rodillas ante ella y tomando su cara entre las manos, la besó largamente. Nadie se sorprendió por esa reacción, es más la esperaban de un momento a otro. Ya nada tenían que ocultar, todo había saltado por los aires y ahora, en verdad, eran unas personas libres para liberar de una vez por todas, los sentimientos retenidos durante tanto tiempo.

   —¿Podrás perdonarme mi ausencia? Nunca imaginé lo que pasaste ¡Hasta no poder cenar! No me lo perdonaré nunca, aunque tu también tienes la culpa. Debiste insistir en hablar conmigo. Pero eso ya está superado y todo diáfano. Disfrutemos el momento actual y no pensemos en más. Aún nos queda un trámite que cumplir y en cuanto regrese, haré todas las gestiones para que nuestro matrimonio sea firme y verdadero


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A Autora: 1996rosafermu / rosaf9494quer

EiEdición: Julio 2022

FoFotografia: Internet



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