jueves, 14 de julio de 2022

Rumor de mar y lluvia en Connemara - Capítulo 38 - Las hermanas

                                                  Capítulo 38 - Las hermanas 



Aileen se quedó en Seúl con sus abuelos que se dedicarían a mostrarle las bellezas del país. Era su país a medias con Irlanda y sería justo que lo conociera. Los abuelos nunca se sintieron más felices que entonces; tan sólo les faltaba la otra nieta para estar completamente satisfechos. Confiaban en que no muy tarde pudieran presumir de ellas. Nada les importaba que sus rancias amistades hablaran a sus espaldas. Ahora tenían todo cuanto deseaban: su familia y, deseaban paz y armonía en toda ella. No importaba cómo habían llegado a conseguirlo. Fue un camino, largo y pedregoso, pero al final supieron encontrar la carretera que les llevaría al final de la vereda llana y fácil. Aileen hablaría a diario con sus padres y les contaría el viaje realizado en ese día para conocer su medio país. El abuelo se sentía totalmente feliz, como nunca su mujer le había conocido. Y ella sentía que de nuevo la vida había retrocedido y estaba criando a una hija, a esa hija que siempre deseó y no consiguió. Ahora había sido premiada doblemente, no sólo con sus nietas, también con Amy que se mostraba cariñosa y amable con ellos, no quedando ni rastro de la vida anterior.

Aileen, había aceptado el ofrecimiento del abuelo no sólo porque quería integrarse con ellos en ese núcleo familiar, pero también para dar a sus padres la oportunidad de estar solos y hacer lo que quisieran.

En unos días Young Mi viajaría a Dublín, se reuniría con Kwan y juntos se desplazarían al internado para hablar con Suni. A través del teléfono, había sido puesta en antecedentes de lo que ocurría en su casa y, para asombro de todos, no la extrañó la noticia, aunque nunca pensó que tenía la dimensión que había tomado.

Sólo la hablaron de su divorcio, pero no la comentaron, ni de refilón que tenía una hermana mayor fruto del verdadero amor de su padre. Todo era muy enrevesado para una mente aún todavía infantil, y deberían hacerlo en persona.

A despedirles al aeropuerto acudieron los padres de Kwan y Aileen, que les hizo miles de recomendaciones. No quisieron que Young Mi tomase el mismo vuelo para evitar violencias entre ellos. Lo haría dos días después acompañada por su pretendiente del que estaba enamorada.

Ambos habían tenido una entrevista a solas en la que se “confesaron” los errores cometidos por ambos. Hablaron a corazón abierto. Eran los padres de otra hija y pensaron que, en lo sucesivo tendrían que tener contacto referente a ella y, sería mejor hacerlo por las buenas que no a fuerza de peleas. Se lo debían no solo a sus respectivas hijas, sino al resto de las personas que convivirían con ellos.

Young Mi se casaría en cuanto se resolviera el contencioso de su divorcio que no se retrasaría.

   —Lo siento Kwan. Ni tú ni yo, tenemos la culpa. No nos queríamos como para compartir toda una vida. Sé que las cosas fueron así, pero nunca lo permitiré con nuestra hija. Nuestra vida juntos era un infierno a causa de tener que ocultar constantemente nuestra falta de amor, principalmente ante ella y ante las amistades que, al menos a mi no me importaban en absoluto.  Y en uno de esos días en que nuestra tensión era más latente, conocí a Woo Sung. Fue un flechazo, pero también encontré en él el refugio de mis angustias y decepciones. No quise hacerte daño y tratábamos de ocultarlo. Me arrepiento de no haberte dado la oportunidad de conocer a tu primera hija. No quiero ni pensar los momentos tan amargos que pasaría Amy. Es una buena mujer. Procura hacerla feliz y ámala con todas tus fuerzas porque lo merece.

Kwan se hospedaría en Connemara, en la vieja casa familiar. A ella le extrañaba verle deambular por allí. Correr por la playa tras ella. Hacer el amor sin esconderse, pero sobre todo amarse con la intensidad de recobrar lo perdido, sin siquiera imaginar que pudieran volver a empezar de nuevo. Eran como dos adolescentes libres de todos los prejuicios. Ya sabían todo de la vida y su elección era estar juntos el máximo de tiempo que pudieran. Eran como dos recién casados en viaje de luna de miel y en cierto modo así era, sólo que no estaban casados. No tardarían mucho en hacerlo, en cuanto se entrevistasen con Suni y dejaran más o menos las cosas en su sitio.

Él tendría que regresar a Seúl, no solo a tramitar el divorcio, también a concretar su boda y el lugar en donde vivirían e ingresaría Aileen en alguna universidad de Seúl. Trató de convencer a Amy de que regresara con él, pero ella prefirió quedarse en Irlanda hasta que todo el tema familiar del matrimonio estuviera solucionado. Aileen regresaría pronto a Irlanda y, lo haría acompañada de los abuelos que vivirían bien en Connemara o en Dublín, pero necesitaban estar presentes, junto a Suni, para que no  estuviera sola el menor tiempo posible.

Los adultos infravaloramos a la gente joven, pensando que ellos pasan por la vida de puntillas sin darse cuenta de nada, y no es cierto. A pesar de que la escena con sus padres no fue agradable, ella intuía que su familia no andaba todo lo bien que debiera y que había algo entre ellos parecido a un secreto que nunca la contaron.

Naturalmente la reacción, no fue agradable y el rechazo hacia su hermana fue frontal, acusándola de haber sido ella quién destrozó su hogar. Sabía que no era cierto, porque antes de conocer que ella existía, las cosas no andaban bien en casa. Sus padres se evitaban y a veces discutían alteradamente. Fue necesario que tuviera un poco de sentido común para comparar a sus padres con los de sus amigas y comprender que ellos no se amaban, pero seguían unidos por ella. Lo que nunca pudo sospechar es la verdadera razón de su distanciamiento y que acababa de enterarse toda la familia. Rechazó frontalmente a su hermana que era una víctima al igual que ella.

Antes de que sus padres regresaran a Corea, pudieron conseguir que, al menos recibiera a Aileen y que ambas charlaran a solas. Confiaban en ella por ser la mayor en edad y con más sentido común que Suni. Si fue capaz de derretir el hielo del abuelo, cómo no hacerlo con su hermana, tan inocente como ella de las circunstancias que concurrieron en su familia.

Ambas hermanas se quedaron mirándose frente a frente sin pestañear. Una la conocía desde hacía tiempo, es decir sabía de su existencia al conocer la verdad de sus padres. Se sentía invadida por la ternura al verla tan joven, tan coreana y tan menuda. Nada que ver con ella, excepto en los rasgos de su rostro.  La invadió una oleada de ternura y supo al instante que tenía que cuidar de ella. Estaba pasando por un mal momento y necesitaría de una mano desinteresada que hubiera pasado por lo mismo que ella, sólo que Aileen lo supo en pequeñas dosis y Suni, todo de golpe.

Pensó que probablemente la odiara por eso, por culparla de haber destrozado su hogar. Pasada la primera reacción se daría cuenta de que el único hogar destrozado era el de Aileen, que no había conocido a su padre ni su existencia, hasta hacía poco tiempo. Que ella, al fin y al cabo, había tenido a sus padres juntos, aunque ocultaran su fallido matrimonio. Aileen recibió el amor de su madre en solitario y hasta hacía unos días no supo de la existencia de su familia a la que tenía tanto derecho como Suni.

Pero guardó silencio. No quería perturbarla más de lo que ya estaba.

Ambas permanecían en una sala que el internado les había cedido; primero para hablar con los padres y, a continuación, con su hermana. Una hermana de la que desconocía su existencia hasta hacía poco más de media hora.  La tenía delante y el rostro de ambas se fue dulcificando poco a poco, aunque guardaran silencio. Aileen tomó la iniciativa; creyó conveniente hacerlo al tratarse de la hermana mayor. Se haría responsable, al menos hasta que regresara a Seúl junto a su familia.

Ella de momento, por unos días, se quedaría en Connemara. Aún faltaban trámites por solucionar y después la boda de sus padres. Les resultaría extraño a ambas asistir a esa unión. De unos padres que se dieron el “Sí quiero” total y absolutamente emocionados. ¿Era cierto? ¿Era la esposa de Lee Park Kwan? Si, lo era. A partir de ahora tendría que cambiar su apellido Callaghan por el de Park Kwan. Su casa humilde de Connemara por una gran mansión que él había comprado como hogar. Vivir en Seúl en lugar de Irlanda. Era un conglomerado de cosas que bailaban en su cabeza a las que aún no se había acostumbrado, a pesar de que el divorcio, los preparativos de la boda y del retorno de Suni fueron rápidos. ¿O es que a ella se lo pareció?

Volviendo a las hermanas. Transcurrido un poco de tiempo entre nervios y curiosidad, Aileen tomó la palabra y poco a poco consiguió sacar a Suni algunas breves palabras.

Suavemente, comenzó a narrarla cómo ella se enteró de que era hija de madre soltera y de que no sólo no sabía quién era su padre, sino que él tampoco conocía su existencia. Y lentamente, despacio y con ternura, las hermanas se fueron acercando y al final de la narración, Suni, se abrazó llorando a su hermana que tampoco podía contener su emoción.

 RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT

Autora: 1996rosafermu / rosaf9494quer

Edición: Julio 2022

Fotografías: Internet

 

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