Capítulo 38 - Las hermanas
Aileen se quedó en Seúl con sus abuelos que se dedicarían a mostrarle las bellezas del país. Era su país a medias con Irlanda y sería justo que lo conociera. Los abuelos nunca se sintieron más felices que entonces; tan sólo les faltaba la otra nieta para estar completamente satisfechos. Confiaban en que no muy tarde pudieran presumir de ellas. Nada les importaba que sus rancias amistades hablaran a sus espaldas. Ahora tenían todo cuanto deseaban: su familia y, deseaban paz y armonía en toda ella. No importaba cómo habían llegado a conseguirlo. Fue un camino, largo y pedregoso, pero al final supieron encontrar la carretera que les llevaría al final de la vereda llana y fácil. Aileen hablaría a diario con sus padres y les contaría el viaje realizado en ese día para conocer su medio país. El abuelo se sentía totalmente feliz, como nunca su mujer le había conocido. Y ella sentía que de nuevo la vida había retrocedido y estaba criando a una hija, a esa hija que siempre deseó y no consiguió. Ahora había sido premiada doblemente, no sólo con sus nietas, también con Amy que se mostraba cariñosa y amable con ellos, no quedando ni rastro de la vida anterior.
Aileen, había aceptado el
ofrecimiento del abuelo no sólo porque quería integrarse con ellos en ese
núcleo familiar, pero también para dar a sus padres la oportunidad de estar
solos y hacer lo que quisieran.
En unos días Young Mi viajaría a
Dublín, se reuniría con Kwan y juntos se desplazarían al internado para hablar
con Suni. A través del teléfono, había sido puesta en antecedentes de lo que
ocurría en su casa y, para asombro de todos, no la extrañó la noticia, aunque
nunca pensó que tenía la dimensión que había tomado.
Sólo la hablaron de su divorcio,
pero no la comentaron, ni de refilón que tenía una hermana mayor fruto del
verdadero amor de su padre. Todo era muy enrevesado para una mente aún todavía
infantil, y deberían hacerlo en persona.
A despedirles al aeropuerto
acudieron los padres de Kwan y Aileen, que les hizo miles de recomendaciones.
No quisieron que Young Mi tomase el mismo vuelo para evitar violencias entre
ellos. Lo haría dos días después acompañada por su pretendiente del que estaba
enamorada.
Ambos habían tenido una entrevista
a solas en la que se “confesaron” los errores cometidos por ambos. Hablaron a
corazón abierto. Eran los padres de otra hija y pensaron que, en lo sucesivo
tendrían que tener contacto referente a ella y, sería mejor hacerlo por las
buenas que no a fuerza de peleas. Se lo debían no solo a sus respectivas hijas,
sino al resto de las personas que convivirían con ellos.
Young Mi se casaría en cuanto se
resolviera el contencioso de su divorcio que no se retrasaría.
— —Lo siento Kwan. Ni tú ni yo, tenemos la culpa. No
nos queríamos como para compartir toda una vida. Sé que las cosas fueron así,
pero nunca lo permitiré con nuestra hija. Nuestra vida juntos era un infierno a
causa de tener que ocultar constantemente nuestra falta de amor, principalmente
ante ella y ante las amistades que, al menos a mi no me importaban en
absoluto. Y en uno de esos días en que
nuestra tensión era más latente, conocí a Woo Sung. Fue un flechazo, pero también
encontré en él el refugio de mis angustias y decepciones. No quise hacerte daño
y tratábamos de ocultarlo. Me arrepiento de no haberte dado la oportunidad de
conocer a tu primera hija. No quiero ni pensar los momentos tan amargos que
pasaría Amy. Es una buena mujer. Procura hacerla feliz y ámala con todas tus
fuerzas porque lo merece.
Kwan se hospedaría en Connemara, en
la vieja casa familiar. A ella le extrañaba verle deambular por allí. Correr
por la playa tras ella. Hacer el amor sin esconderse, pero sobre todo amarse
con la intensidad de recobrar lo perdido, sin siquiera imaginar que pudieran
volver a empezar de nuevo. Eran como dos adolescentes libres de todos los
prejuicios. Ya sabían todo de la vida y su elección era estar juntos el máximo
de tiempo que pudieran. Eran como dos recién casados en viaje de luna de miel y
en cierto modo así era, sólo que no estaban casados. No tardarían mucho en
hacerlo, en cuanto se entrevistasen con Suni y dejaran más o menos las cosas en
su sitio.
Él tendría que regresar a Seúl, no
solo a tramitar el divorcio, también a concretar su boda y el lugar en donde
vivirían e ingresaría Aileen en alguna universidad de Seúl. Trató de convencer a
Amy de que regresara con él, pero ella prefirió quedarse en Irlanda hasta que
todo el tema familiar del matrimonio estuviera solucionado. Aileen regresaría
pronto a Irlanda y, lo haría acompañada de los abuelos que vivirían bien en
Connemara o en Dublín, pero necesitaban estar presentes, junto a Suni, para que
no estuviera sola el menor tiempo
posible.
Los adultos infravaloramos a la
gente joven, pensando que ellos pasan por la vida de puntillas sin darse cuenta
de nada, y no es cierto. A pesar de que la escena con sus padres no fue
agradable, ella intuía que su familia no andaba todo lo bien que debiera y que
había algo entre ellos parecido a un secreto que nunca la contaron.
Naturalmente la reacción, no fue
agradable y el rechazo hacia su hermana fue frontal, acusándola de haber sido
ella quién destrozó su hogar. Sabía que no era cierto, porque antes de conocer
que ella existía, las cosas no andaban bien en casa. Sus padres se evitaban y a
veces discutían alteradamente. Fue necesario que tuviera un poco de sentido
común para comparar a sus padres con los de sus amigas y comprender que ellos
no se amaban, pero seguían unidos por ella. Lo que nunca pudo sospechar es la
verdadera razón de su distanciamiento y que acababa de enterarse toda la
familia. Rechazó frontalmente a su hermana que era una víctima al igual que
ella.
Antes de que sus padres regresaran
a Corea, pudieron conseguir que, al menos recibiera a Aileen y que ambas
charlaran a solas. Confiaban en ella por ser la mayor en edad y con más sentido
común que Suni. Si fue capaz de derretir el hielo del abuelo, cómo no hacerlo
con su hermana, tan inocente como ella de las circunstancias que concurrieron
en su familia.
Ambas hermanas se quedaron
mirándose frente a frente sin pestañear. Una la conocía desde hacía tiempo, es
decir sabía de su existencia al conocer la verdad de sus padres. Se sentía
invadida por la ternura al verla tan joven, tan coreana y tan menuda. Nada que
ver con ella, excepto en los rasgos de su rostro. La invadió una oleada de ternura y supo al
instante que tenía que cuidar de ella. Estaba pasando por un mal momento y
necesitaría de una mano desinteresada que hubiera pasado por lo mismo que ella,
sólo que Aileen lo supo en pequeñas dosis y Suni, todo de golpe.
Pensó que probablemente la odiara
por eso, por culparla de haber destrozado su hogar. Pasada la primera reacción
se daría cuenta de que el único hogar destrozado era el de Aileen, que no había
conocido a su padre ni su existencia, hasta hacía poco tiempo. Que ella, al fin
y al cabo, había tenido a sus padres juntos, aunque ocultaran su fallido
matrimonio. Aileen recibió el amor de su madre en solitario y hasta hacía unos
días no supo de la existencia de su familia a la que tenía tanto derecho como
Suni.
Pero guardó silencio. No quería
perturbarla más de lo que ya estaba.
Ambas permanecían en una sala que
el internado les había cedido; primero para hablar con los padres y, a continuación,
con su hermana. Una hermana de la que desconocía su existencia hasta hacía poco
más de media hora. La tenía delante y el
rostro de ambas se fue dulcificando poco a poco, aunque guardaran silencio.
Aileen tomó la iniciativa; creyó conveniente hacerlo al tratarse de la hermana
mayor. Se haría responsable, al menos hasta que regresara a Seúl junto a su
familia.
Ella de momento, por unos días, se
quedaría en Connemara. Aún faltaban trámites por solucionar y después la boda
de sus padres. Les resultaría extraño a ambas asistir a esa unión. De unos
padres que se dieron el “Sí quiero” total y absolutamente emocionados. ¿Era
cierto? ¿Era la esposa de Lee Park Kwan? Si, lo era. A partir de ahora tendría
que cambiar su apellido Callaghan por el de Park Kwan. Su casa humilde de
Connemara por una gran mansión que él había comprado como hogar. Vivir en Seúl
en lugar de Irlanda. Era un conglomerado de cosas que bailaban en su cabeza a
las que aún no se había acostumbrado, a pesar de que el divorcio, los
preparativos de la boda y del retorno de Suni fueron rápidos. ¿O es que a ella
se lo pareció?
Volviendo a las hermanas.
Transcurrido un poco de tiempo entre nervios y curiosidad, Aileen tomó la
palabra y poco a poco consiguió sacar a Suni algunas breves palabras.
Suavemente, comenzó a narrarla cómo
ella se enteró de que era hija de madre soltera y de que no sólo no sabía quién
era su padre, sino que él tampoco conocía su existencia. Y lentamente, despacio
y con ternura, las hermanas se fueron acercando y al final de la narración,
Suni, se abrazó llorando a su hermana que tampoco podía contener su emoción.
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora: 1996rosafermu / rosaf9494quer
Edición: Julio 2022
Fotografías: Internet
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