domingo, 29 de julio de 2018

Mi vida en una maleta - Capítulo 21 - ¿ Quién es Alan Kline ?

El militar se mostraba preocupado por ella.  Su semblante se había suavizado y Liesa aprovechó la ocasión para hacerse comprender y explicarle que su marido no sabía nada, que estaba solicitando algún permiso para pasar a la zona este y ver su casa desde fuera.  El hombre la escuchaba impasible. No pudo reprimir más su angustia y rompió a llorar preocupada por Brendan; si al menos pudiera llamarle al hotel y  si estuviera , explicarle lo que ocurría...  Pero no sabía cómo hacerse comprender..

—Cálmese, señora. No la voy a detener y a meterla en una mazmorra.  No se puede pasar a esta zona sin tener autorización  para ello, y usted no la tiene

— Lo sé. Y justo eso es lo que está tramitando mi esposo.  El militar que me detuvo lo hizo por sacar una foto al edificio en donde viví de pequeña, nada más
—Pero es que está prohibido. La gente huye de aquí y lo único que necesitamos es una foto en el The Guardian publicada en Londres.  Las cosas no están siendo fáciles, para nosotros tampoco. ¿ Por qué ha venido justamente ahora ?
—Mi esposo me lo advirtió, pero no creí que algo tan inocente como visitar la tumba de mis padres y recordar la casa en donde nací, pudiera provocar un conflicto internacional.
— Hable con su marido y dígale que venga a buscarla.  Daré orden para que le dejen pasar.  Tardará un buen rato.  El papeleo es mucho.  Pero mientras charlaremos nosotros
— ¿ Va a interrogarme ? Le he dicho toda la verdad
— No, ni mucho menos. ¿ No se extraña de que siendo el protocolo ruso tan férreo, a usted le esté siendo relativamente fácil todos estos trámites?
— No entiendo de protocolos ni de las políticas que hacen imposible la vida de las gentes. Sólo sé lo que viví siendo muy pequeña y no quiero que el mundo vuelva a vivir algo semejante.

El militar, se la quedó mirando, y al cabo de un rato volvió a sentarse en su sillón y la ofreció el teléfono para que llamase a Brendan

— ¿Liesa? ¿Dónde demonios estás?
—Brendan, no te asustes, estoy bien.  Pero ven a buscarme en cuanto puedas
— ¿ Es cierto que estás detenida en la zona este?  ¿Qué haces allí?  Te advertí que no te movieras del hotel
— Luego te lo explico.  Aquí hay un militar que desea hablar contigo

El militar comenzó a decir cosas ininteligibles para ella.  Era un idioma que no identificaba, y que no era ruso, ni alemán, ni por supuesto francés ó ingles. Pero se dio  cuenta de que al otro lado del teléfono, Brendan le respondía ¿Qué estaba ocurriendo?  ¿De qué hablaban ?   ¿Qué pintaba Brendan en todo esto?   Y de repente el miedo subía  a su garganta.   No sabía  por qué y de qué, pero, aquello,   no era normal.  Al final de la conversación, el militar se rió y colgó

— Su marido vendrá enseguida.  Ha sido un placer volver a hablar con Alan  Kline.  La vida a veces te depara sorpresas que nunca imaginaste, pero ya ve,   estoy ante usted y resulta que es su esposa.  Me ha encargado que la cuide, que van a ser padres.  Mi enhorabuena señora.  No tema enseguida llegará.

La cabeza le daba vueltas ¿Cuál era el nombre que había dicho? . Jamás lo había escuchado ni sabía a  que se refiriera a Brendan, seguramente habrá hablado con otra persona, se dijo.  Pero el militar, siguió hablando, y por el tono de sus palabras supo que no se trataba de una confusión, sino que conocía bien a su marido.  Algo llamó su atención y decidió prestar más atención a ello:

— Conocí a su marido en el hospital de campaña en Francia.  Acababa de perder a su hermano y estaba muy afectado.  Todos los esfuerzos del mundo los realizaba tratando de salvar las vidas de todos cuantos caíamos heridos, pero no pudo hacer nada por James. Cuando él murió , se marchó del hospital y tardó varios  días en regresar. Gracias a él, yo había salvado mi pierna derecha que me había destrozado una granada.  Pero no supe encontrar las palabras que pudieran consolarle..  Se refugió en Alençón y allí conoció a Candice, una joven bonita y  alegre que enseguida se hizo amiga de él.  En ella buscó consuelo y amor.  Para no separarse se hizo voluntaria de enfermería y ambos regresaron al hospital.  Eran abnegados y se mostraban muy enamorados y como consecuencia de ello, Candice se quedó embarazada.
Estaba de cinco meses, cuando la cercanía de Normandía hizo que con la invasión, las casas cercanas a donde estaba situado el hospital de campaña recibieran el bombardeo de ambos lados. Evacuaron a los heridos, y uno de ellos fui yo.  Pero Candice no tuvo tan buena suerte y cuando iba a subir al camión que les conduciría lejos de allí, una granada venida de no se sabe dónde, fue a parar  justamente a  ese camión, matando e hiriendo mortalmente a los que en él iban, entre ellos Candice.
Todo fue presenciado por él , que la antecedía en otro vehículo.  Se tiró en marcha para poder atenderles, pero todo fue inútil.
Se volvió como loco; no comía, trabajaba sin descanso noche y día.  Estaba lleno de odio y rencor.  Ni siquiera hablaba.  Pasó el tiempo y poco a poco se fue recuperando y así llegamos casi al final de la contienda.
Mantenía amistad, dentro de lo que podía entenderse como amistad, con un resistente alemán que vivía en Berlín.  Aquí las cosas estaban complicadas para todos ellos.   Perseguían sin descanso a los espías y simpatizantes con los aliados.  El caso fue, que al ver que el desenlace se acercaba, y temiendo que a él le ocurriera algo, pidió a Kline que tratara por todos los medios sacar de allí a su mujer y a su hija de corta edad. Y así lo hizo.  Le costó mucho convencer a la gente que tenía la potestad para hacerlo, pero debido al servicio prestado por el alemán, pudo al fin llevarlas a Inglaterra y acogerlas en su propia casa.

Liesa no podía articular palabra. No podía creer lo que escuchaba.  Se trataba de su marido, pero  le llamaba de otra forma, con un nombre que nunca había mencionado, pero que recordaba perfectamente haber leído en la nota que su padre entregó a su madre antes de morir.  Que había sido él quién las había sacado de Alemania, y nunca lo había mencionado.  Pero lo que más la dolió, fue que la ocultara que había perdido a la mujer que amaba y al hijo que iban a tener ¿ Por qué nunca la nombró ?  No era cierto que ella haya sido su gran amor.  El gran amor de su vida había sido Candice e iba a darle un hijo.  Las manos la temblaban ¿ Por qué ese hombre lo sabía todo y ella no, que era su esposa?

— ¿ Cómo sabe todo esto. Dónde estaba usted ?
— Mi querida señora, fui uno de los que le ayudó a que  aquella familia, o le que quedó de ella, fueran a parar a Inglaterra. ¿ Le  extraña que ahora esté justo al lado contrario.?  Me quedé sin nada en la guerra; perdí casa y familia.  Me ofrecieron este puesto y acepté. Estoy desengañado de la política, así que he decidido aprovecharme de ella.  La he contado una historia, que seguro que conoce, pero deseaba la supiera por otra persona ajena a todo.  Alan ó Brendan, como se haga llamar ahora, no volvió a hablar más de todo lo que acabo de contarle.
—¿ Por qué el nombre de  Alan Kline ?
— Era un nombre en clave. Nos comunicábamos como podíamos; por lo menos que no nos localizaran y a nuestras familias tampoco.

Le zumbaban los oídos, todo su cuerpo temblaba ante lo narrado.  Ella era un eslabón perdido. No entendía nada, porque Brendan siempre había sido sincero con ella.  Pero ahora todo cambiaba: no lo había sido tanto.  Tenía mil preguntas y ninguna respuesta, o mejor dicho le daba miedo conocer la respuesta. Tendrían que aclarar muchas cosas cuando estuvieran a solas.

Unos golpes en la puerta sonaron interrumpiendo sus pensamientos.  Brendan estaba frente a frente al que fuera su compañero Gorrión.  Fue derecho hacia Liesa que se abrazó a él llorando, nerviosa, no sabía si por la situación que estaba viviendo o por lo narrado por su antiguo compañero, al que estrechó la mano dándose un abrazo.  Uno y otro recordaron en ese momento lo vivido hacía ya tantos años.  Y ella los miraba sin terminar de comprender todo lo que había escuchado. No llegaba a asimilar que todo lo expresado por Brendan fuese una mentira para ocultar su fracaso con Candice.  Lo cierto es que no sabía nada del tiempo que pasó en Francia hasta que regresó a Inglaterra, con la excusa de haber sido licenciado.  Ahora encajaban todas las fichas.  Estaba todo claro: no quería separarse del trozo de tierra que cobijaba a su amor.y por eso tardó tanto en regresar  Candice fue  su verdadero amor, y no ella. ¿ Era decepción, frustración, lástima... ?  No lo sabía aún. Todo había ocurrido inesperadamente y muy deprisa.  Tendrían que hablar largo y tendido.


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