miércoles, 18 de julio de 2018

Mi vida en una maleta - Capitulo 3 - La propuesta

Lorna Flanagan era una mujer de gran y compasivo corazón.  Estaba muy sensibilizada con las tragedias humanas,  ella misma y toda su familia, sintió en sus propias carnes el horror de la guerra, ya que su hijo mayor James, murió al comienzo de la guerra  en una misión militar en Francia. Era su primogénito y  demasiado joven para morir..  Fue una tragedia para todos ellos, y sobretodo para el hermano más pequeño Brendan  que contaba en ese momento con veintitrés años.Incluso el servicio lamentaba su mala suerte y en la casa se instaló el luto entre todos ellos.
Por eso, al llegar Jessica con su hija, no dudaron en acogerlas y ayudarlas en todo cuanto pudieran.  Confidencialmente James les había contado que habían alemanes que no estaban de acuerdo con Hitler y por ello eran perseguidos, ya que se habían integrado en la resistencia.

Lorna envejeció en poco tiempo y su marido hacia todos los esfuerzos posibles porque remontara el ánimo, pero a duras penas lo conseguía algunos días. Brendan, el hijo menor terminaba medicina.  Decidió alistarse siguiendo el ejemplo de su hermano y porque no soportaba su ausencia, cada vez que visitaba a sus padres  Estaban muy unidos .

Pero también para ellos llegó el consuelo al ver que a su alrededor, habían gentes que también sufrían y que como ellos, seguían con sus vidas adelante  Lorna ayudó en el hospital de campaña con los heridos que llegaban del frente y Alan, su mnarido,  se ocupaba de establecer contactos diplomáticos con los aliados.
Y de este modo llegaron a sus vidas Jessica y Liesa, que a pesar de llevar en su documentación el apellido Schoroeder, no pusieron ningún obstáculo al conocer la pérdida del marido ayudando en la retaguardia a las tropas aliadas.

Unos toques apenas imperceptibles sonaron en la puerta del salón en el que leia Lorna

- Adelante- exclamó
-Con su permiso, señora.  Aquí está la pequeña Liesa
-Pasen por favor.  Así que esta es la pequeña Liesa... Ven pequeña, y siéntate a mi lado.

Le dolía el ver a la pequeña tan triste y desamparada. Había vivido una triste y amarga experiencia a pesar de tener tan corta edad.  La tomó de la mano acariciándosela.  No sabía como empezar a hablar con aquella niña que no levantaba la mirada; pareciera que iba a romper a llorar de un momento a otro.

- ¿ Me dices cuál es tu nombre?
- Si señora. Me llamo Liesa
- Muy bien Liesa. ¿ Te gustaría vivr con nosotros?
- ¿ Aquí ? ¿ En esta casa ? ¿ Con la señora Gibson y con los otros?
- ¡ Claro !, con todos nosotros.  Podrías seguir yendo al colegio y ayudar a la señora Gibson en la cocina en los ratos libres.  Dormirías en la misma habitación que Molly.  Las dos sois muy jóvenes y creo que os entenderéis bien ¿ Te gustaría ?
- Si, si.  Me gustaría mucho.  Entre otras cosas porque volvería interna a un colegio al  no poder vivir en la habitación con mamá.  No me gustaba el internado.  No le decía nada a mamá para no disgustarla, pero me insultaban y me llamaban " boche ".  Me hacían llorar
-¿ Y por qué te llamaban eso ?

- Porque decían que era alemana .  Yo les respondía  que había nacido en Alemania, pero que mi papá murió por defender a los aliados-   La señora, guardó silencio durante unos instantes compadecida de la pobre niña.
- Entonces ¿ Te gustaría ?
-¡ Desde luego !  Señora, no soy "boche". Soy mitad alemana y mitad irlandesa. Y mis padres fueron buenos y no hicieron las cosas horribles que dicen hemos hecho.
- No te preocupes, pequeña.  Aquí te querremos mucho

Y desde ese mismo día, Liesa se integró en la casa, guardando las distancias con los señores, pero siendo querida por el personal de servicio.  E incluso gozó de la simpatía de los señores Flanagan.  Cuando Lorna comentó su conversación con Liesa, lord Flanagan reprochó a su mujer que la hiciese ir al colegio, y  en los ratos libres ayudara en la cocina.

- Es pequeña aún, mujer. Que vaya al colegio y haga sus deberes.  Va a estar todo el día entre gente mayor sin amigos ni nadie de su edad.  No le hagas crecer más de la cuenta que eso ya lo ha hecho.  Ocúpate sólo de que vaya bien en los estudios, y si ella quiere echar una mano en la cocina pues... está bien, pero no como una obligación, sino todo lo contrario.
- Tienes razón Alan.  Creo que la pobre niña ha vivido su vida y veinte  más a tan corta edad.  La dejaremos que termine de crecer.  Es muy inteligente, y creo que no nos defraudará.  Será un homenaje a James.

Y todo quedó solucionado. Y la señora Gibson acompañó a Liesa hasta la pensión en la que habían vivido.  La consoló al entrar en la habitación vacía acariciando el lado en que durmiera su madre.  Recogió las pocas cosas que tenía y salieron rumbo a la casa Flanagan
En una de sus manos llevaba una vieja maleta de cartón no muy grande.  La señora Gibson la dijo  por qué no la tiraba, y la respuesta que obtuvo, la dejó sin palabras.

- Nunca lo haría señora Gibson. En esta maleta está toda mi vida, lo que mis padres me dejaron.  No lo haré nunca.  Necesito conservarla porque con ella conservo lo que soy y de donde provengo.



Y caminando lentamente, llegaron hasta la casa, que a partir de ahora sería también la suya.
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