martes, 4 de julio de 2017

¡ Tan cerca tan lejos - Capítulo 2 - Adiós cariño, adiós

Cada vez que su trabajo se lo permitía, Else quedaba con Albert para pasar un rato con él y aprovechar el tiempo antes de su retorno al lugar que le destinaran. El se impacientaba pues comprobaba que ella no se tomaba mucho interés por su relación. Muy al contrario que Albert , cada día estaba más enamorado, pero comprobaba con desilusión que no era correspondido de la misma forma. Desde un principio ella no le tomó en serio y pensaba que aquel "noviazgo" era una broma de Albert.  El tiempo se agotaba y una tarde planteó la decisión que había de tomar


- Else, en los primeros días de la semana próxima he de retornar al trabajo y desearía saber tu respuesta. Ya sabes lo que pretendo, pero observo que te lo estás tomando como si fuera un juego
- No Albert, pero he de confesarte que no te sigo. Vas demasiado aprisa y necesito más tiempo. Por favor no lo tomes a mal; me agrada tu compañía, eres ingenioso y divertido, muy guapo, pero . . .
- Pero no estás enamorada de mi, no contemplas el matrimonio conmigo ¿ no es cierto ?
- No lo sé, no lo sé. Quizá tengas razón. Por otro lado no voy a dejar un trabajo que me gusta y me satisface plenamente. Pienso que tu querrías que yo me fuese contigo y dejara todo. Es lo justo y lo normal, sólo que yo no estoy dispuesta a ello
- Me lo has dicho muy claramente: no me quieres. Seguro que soy divertido, pero para pasar toda la vida conmigo, no lo soy tanto. Bien, no puedo imponer unos sentimientos que estás lejos de sentir, y te agradezco que me hables con claridad. Creo que será mejor para mi que no volvamos a vernos. Crearía una situación violenta entre nosotros.
- Albert, lo siento pero no puedo. Lo he intentado, creéme pero imagino el paisaje que me aguarda si voy contigo a Haití, o a Somalia, o a cualquier otra zona en conflicto y me entran escalofrios. Eso significa que no he nacido para ello. Lo que pueda hacer por esas gentes, tiene que ser desde aquí. Sé que soy egoista, pero no puedo evitarlo.   Lo siento.
- Bien, no tienes que justificarte. Cada uno ve las cosas desde una perspectiva distinta, y tu trabajo aquí también es muy eficaz. Creo que debemos marcharnos ya

Llegaron hasta el domicilio de ella y al despedirse, Albert se la quedó mirando durante largo rato y al fin, sin decir palabra, la besó al tiempo que la decía:

- Deseo de todo corazón que seas feliz, que encuentres el camino, o la persona que te satisfaga. Yo no te olvidaré nunca, pero debo renunciar a ti. No sé si nuestros caminos volverán a encontrarse de nuevo, o si será ésta la última vez que nos veamos, pero deseo que encuentres siempre la felicidad. Anda, sube a tu casa. Yo te espero como siempre hasta que llegues

Aguardó a que la luz se encendiera y la contempló durante un rato. Luego emprendió su regreso a casa. En el camino entró en un bar y pidió un whisky, pero sabía que ese no era el camino, y sin beber ni una gota,  pagó y salió del local para encerrarse en la habitación de su hotel.


Con la vista fija en el techo, miraba sin ver. Recordó el reencuentro con Else y sus años de universidad cuando la conoció. Desde entonces toda su trayectoria fue en base a presentarse, algún día, frente a ella con un porvenir que  ofrecerle. - Su familia era de clase media, no tenía el mismo status que la de la muchacha y por tanto habría de trabajar duro para que a ella no le faltase nunca de nada.

Al terminar los estudios perdió su pista, ya que ella tuvo un año sabático y se marchó a Londres y posteriormente a Francia. La escribió en repetidas ocasiones, pero nunca obtuvo respuesta, ni siquiera su amigo íntimo Philip, sabía nada de ella, tan sólo que estaba bien. Llegó a pensar que quizás estuviera casada o tuviera novio, dado el tiempo transcurrido desde que perdió su pista.

Leyó en un periódico que se necesitaban médicos para ir a Haití, para ayudar en el humilde hospital que habían levantado en aquella tierra. No lo dudó ni un momento y se dirigió a la dirección que marcaba el anuncio. Se incorporó enseguida y llevaba más de un año trabajando en Puerto Príncipe, cuando les sorprendió el terrible terremoto que causó tantos miles de víctimas.

El trabajo era ingente puesto que todo había quedado derruido. Había heridos por todas partes, no tenían descanso ni de día ni de noche. Los recursos llegaban con cuentagotas ante la desesperación de los sanitarios que se veian impotentes ante tanta tragedia


Anímicamente estaba destrozado y el contemplar tanta muerte y desgracia tan de cerca, le hacía que olvidase a Else, aunque en la soledad de su camastro, cuando podía dormir algún rato, siempre conciliaba su sueño con la imagen de la añorada muchacha de la universidad. Regresó a Nueva York en una ocasión durante una semana, por unas cortas vacaciones para cargar "las pilas" de nuevo. Tenía que desconectar de aquel desastre. Llamó a Philip, quedó con él y comieron juntos. Albert preguntó por su amor platónico; lo hizo con la esperanza de que le dijera que estaba en Nueva York, pero su respuesta no fue la deseada continuaba en Europa
.
A su regreso a Haití,  siguió trabajando, hasta que un día llegó a la organización una carta invitando a una representación de Médicos para asistir a la jubilación del Dr.. Carter, impulsor de su organización en EEUU.

Y de esa manera volvieron a encontrarse Else y Albert Su incipiente noviazgo y posterior ruptura. Los proyectos de Albert de que finalizara el contrato con Médicos para establecerse en Nueva York, fueron olvidados motivados por el rechazo de Else.



No hay comentarios:

Publicar un comentario