martes, 13 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 25 y último - Y Cuando los árboles se visten de verde

Alexa iba con la cabeza baja mirando al suelo, por temor a resbalar con algunas placas de hielo que aún permanecían en algunos tramos de la acera. La pareja se introdujo en el pub, pero instantes después el hombre volvió a salir a recoger algo del coche que había olvidado. Entonces vio la imagen de una mujer totalmente tapada con un gorro y bufanda que caminaba despacio para no caer por la nieve acumulada en la calle..  Le recordó otra figura, que pasó por su imaginación como la luz de un rayo.  Recogió lo que iba a buscar, y de nuevo entró en el pub, pero volvió la cabeza nuevamente para mirar a aquella figura que había llamado su atención, pero estaba de espaldas y no la pudo ver con más detenimiento.  Se encogió de hombros y entró en el local, buscando algo de calor.


Cristal le vio entrar con un gesto que no tenía cuando llegaron.

-¿ Qué te ocurre ? Parece que hubieras visto un fantasma
- No,. dijo sonriendo, pero se cortó en seco y siguió diciento - o algo así...
-Es muy raro. ¿ Te trae malos recuerdos este sitio ?
- No en absoluto.  Hace mucho tiempo que no vivo aquí.  Me ha gustado hacer esta parada.  De que repongamos fuerzas continuaremos camino a la mansión. Llamé a casa para que encendieran todas las chimeneas y la encontrásemos caliente.  Hace un frio de mil demonios.

De pronto su conversación quedó interrumpida al escuchar en la calle un seco frenazo y el grito de algunas personas.  Automáticamente todos salieron al exterior a ver qué es lo que había ocurrido, Cedric también lo hizo.  Su instinto de médico le avisó que podría prestar ayuda a alguien.

Un hombre presa de un ataque de nervios, pasaba sus manos una y otra vez por su cabeza desesperado, y a sus pies una figura oscura, enfundada en un gorro permanecía inconsciente en la calzada.

-  Resbaló y no me dio tiempo a frenar.  Iba despacio, pero hay hielo en la calzada.  Resbaló, resbaló - Lo repetía una y otra vez a todos los que había acudido al escuchar el frenazo.
- Por favor, retírense - pedia Cedric para hacerse sitio y poder atender a la persona que permanecía en el suelo - Soy médico. Abran paso,por favor.


No quiso moverla.  Tomó su pulso y le quitó la bufanda que tapaba su rostro, y entonces vio su cara lívida, con los ojos cerrados y una gran brecha en su sien, de la que salía abundante sangre.  Buscó un pañuelo en su bolsillo, y lo aplicó presionando sobre la cara de ella..  Cristal fue tras él y se quedó sin habla cuando vio de quién se trataba y la burla del destino,   una vez más.  Estaba más delgada, pero sus facciones eran las mismas que recordaba.  No era una casualidad, se trataba de Alexa.


- Llamen a una ambulancia - Gritaba desesperado Cedric.  Puso su mano en la garganta de la mujer, después de desabrochar el abrigo y comprobó que tenía pulso. De golpe aparecieron ante sus ojos otras imágenes de hacía años, de otro rostro juvenil, pero el mismo, y todo volvió a retroceder al día en que se despidieron. ¿ Qué hacía ella aquí?  ¿Era este el lugar que había elegido para vivir? ¿ Aquí, lejos de todos, de su familia?
  Y de nuevo su amor brotó y la ternura afloró hasta sus ojos.  Creía haber superado la desilusión, pero no era cierto.  Había bastado aquel suceso para darse cuenta de que el tiempo se había parado en aquél instante, aquél día, y todo volvió al principio.

Tomaba su mano y su pulso constantemente, y por fin escucharon la sirena de una ambulancia y de la policía. Se retiró a un lado para que los paramédicos hicieran su trabajo, pero fue con ellos en la ambulancia, mientras Cristal les seguía con el coche.  Rápidamente fue introducida en el quirofano para proceder a un examen por si hubieran lesiones tanto en la cabeza como en el resto del cuerpo. Afortunadamente sólo tenía la brecha de la cabeza, que habría que observar.  En el resto del cuerpo sólo el golpetazo de la caída, ya que el abrigo amortiguó el golpe.

Tradaron en hacerle todas las pruebas y al fin salió el médico a explicar a Cedric que estuviera tranquilo que la lesión de la frente no tenía cuagulos ni ninguna secuela de importancia.

- Le dolerá la cabeza durante unos días , y habrá que observarla por si hubieran cambios bruscamente.  Si así fuera .. Pero usted es médico ya sabe lo que tendría que hacer. La trasladaremos a planta dentro de un rato y allí podrá estar con ella o avisar a su familia.
- Les avisaré desde luego, pero viven en Londres, por tanto la tendré a mi cargo hasta que ellos lleguen
- Muy bien.  Eso corre por cuenta de ustedes.

Permanecía sedada y él la miraba a los pies de la cama.  ¿Qué circunstancia les había reunido? ¿ Sería su destino verse siempre en hospitales?  Tenía sentimientos encontrados, agridulces. Cuando ella volviera en sí ¿ qué le diría?  Tuvo un presentimiento extraño cuando la vio pasar frente al pub, pero no podía imaginar que ciertamente fuera ella.  Cristal, sentada en un butacón observaba a su primo y a ella. Alexa inconsciente, no lo veía, pero Cristal si, y la mirada que la dirigía era muy significativa.  No deseaba que su primo sufriera más.  Había vivido en un infierno desde que ella renunciara a él.  Dejó de atender la clínica delegando en su segundo.  Con frecuencia se refugiaba en la mansión y no quería ver a nadie.  Sólo ella a duras penas consiguió estar con Cedric durante algunos días..  Se querían como hermanos, y además ella, se había convertido en su confidente y consejera.

El  había decidido tomar unas vacaciones por Navidad.  Desde hacía años no las pasaba en el viejo caserón familiar, pero este año, decidió que volvería.  Y no sabía muy bien por que., y ahora lo comprendía todo.  Posiblemente la vida propiciara un encuentro al cabo del tiempo.  Se lo debía.
Para no molestarla, decidió salir de la habitación e instalarse en la sala de visitas contigua a la habitación de Alexa.  Conservaba el teléfono de Stephan ya que de vez en cuando le llamaba para saber de ella..  Se habían hecho casi amigos, pero nunca Stephan le comentó nada de su relación. Era como si no supiera nada.  tampoco  le dijo que su hija estaba en Francia y pronto se casaría con un francés.  No quería dañarle al pensar que todo sus sacrificios habían sido en vano.

Ceddric, hablo con Stephan quién alarmado, dispuso todo para ir hasta Bristol; iría con Coralyn y agradeció profundamente la asistencia que la estaba dando


- Stephan, por favor. Tú sabes que para mi ha sido y es todo. No hubiera querido que se hubiera dado este caso, pero ahora en el fondo, lo bendigo porque he tenido la oporfunidad de volver a verla.

Y Stephan y Coralyn viajaron hasta Bristol y permanecieron con ella hasta que salio del hospital.  El que fuera su marido, una vez recobrada, la puso en antecedentes de quién la había atendido mientras ellos llegaran.  Alexa se quedó callada, cerró los ojos y comenzó a llorar silenciosamente

-¿ Dónde está ?- les preguntó
- Creo que en su casa familiar.  Allí iban cuando presenciaron el accidente.- respondió Coralyn
- He de ir a darle las gracias
- ¿ Crees que es oportuno ?  Estaba con una chica
- Stephan no seas ridículo.  Esa chica es su prima. Deja que vaya y se vean. Lo necesitan y se lo merecen. ¡ Basta ya ! - cortó Coralyn algo airada en favor de Alexa
- Coralyn, lo siento - dijo Alexa quedamente
- ¿ Qué tienes que sentir Ninguno de los dos tenéis culpa de lo que ha ocurrido.  Pero sí estáis a tiempo de rectificar.

Y el matrimonio regresó a Londres, cuando la dieron el alta. Ahora debía cumplir con él. Y se dirigió hacia la mansión en esa mañana  que era soleada y la nieve había desaparecido.  No sabía si aún continuaba en la mansión o habría regresado a la capital. Se marchó de la clínica cuando aún ella no estaba consciente, una vez que Stephan y su mujer llegaron para atenderla.
Respiraba con dificultad por la tensión nerviosa que sufría, pensando que volvería a verle, pero  ¿querría verla él ?.  Y como hiciera tiempo atrás durante su primer viaje a Bristol, se paró delante de la mansión y volvió a contemplar la fachada, esperando que ésta vez Cedric estuviera allí dentro y quisiera recibirla. ¿ La guardaría rencor ?  ¿ Seguiría recordándola?
Pulsó el timbre y acudió a recibirla la misma persona de la otra vez, que recordó inmediatamente de quién se trataba

- Señorita ¿ qué alegría verla de nuevo ! Al señor le va a encantar que haya venido
¿ Está aquí ?
- Desde luego.  Está pasando unas vacaciones. Pero, entre.  hace mucho frio  La condujo hasta la sala en donde Cedric leía  sin imaginar quién venía a visitarle.  Fue anunciada su presencia, y él dio un bote y se incorporó inmediatamente, cayendo al suelo el libro.  Los dos de pie, uno frente al otro, se miraron fijamente sin pronunciar palabra alguna.  Sólo los brazos de él adelantándose hacia ella, que corrió a refugiarse en ellos.  ¡ Se había producido el gran milagro !  Pero esta vez sería definitivo.

En ese abrazo Alexa le expresó todo cuanto quería saber y él la besó frenético.  No la dejaría escapar.  Si fuera necesario la tendría siempre así abrazada.  Cuando ella trató de explicarse, el puso su dedo sobre sus labios en señal de silencio.  No quería saber nada.  Todo estaba claro y esta vez no habrían obstáculos para que permanecieran juntos el resto de sus días.

- No quería vivir.  No quería vivir - decía Alexa quedamente refugiada en su pecho, mientras él la abrazaba y decía que callase
- Nunca pienses algo así. Tenemos mucho por lo que luchar. Como hemos hecho siempre; pero ahora es distinto estamos juntos y no hay nada ni nadie podrá cambiar eso.

Dos meses después, dieron el "sí quiero" ante un juez. Tendrían con anterioridad largas charlas explicando cada uno de ellos cómo había sido su vida desde que se separaran. Y que Linda era sumamente feliz con su verdadero amor


  Pierre, con el que se había casado y esperaban su primer hijo para el verano, para cuando los Arces se visten de verde.  Prometieron que viajarían antes del alumbramiento para verles, y aunque nadie lo dijera, también sería el visto bueno de esa unión tan  dilatada en el tiempo , y al fin conseguida.  Ya no había ni rastro de lo que sintiera Linda por quién se había convertido en esposo de su madre.

Aún eran jóvenes y aunque con temores porque ella ya no era tan joven,  engendraron un hijo, que nació fuerte y hermoso heredando la belleza de la madre y del padre, que no cabía en sí de gozo.  Fue un marido ejemplar que adoraba a su familia y mantenía una hermosa amistad con Stephan, que les hospedaba en su casa, cuando ellos viajaban a Londres.  Se amaban con frenesí, y olvidaron todo por lo que habían pasado, pero sirvió para afianzar su amor.  Nunca más, Alexa, sufrió de depresiones.  Se mudaron a la mansión y crearon otra clínica en el pueblo más cercano que carecía de ella.  Cedric iba a diario a atenderla y la de Londres la llevaba su amigo y compañero Anthony, ya todo un padre de tres hijos con su mujer Susan.

A los dos años de su primer hijo, Alexa y Cedric, tuvieron otro.  Tenían una familia fuerte y feliz y ellos se seguían mirando fijamente cada noche como para convencerse de que estaban juntos, y no era una ilusión. Y a través del ventanal de su salón veían como los árboles se vestían de amarillo y recordaron como al encontrarse de nuevo eran de color rojo, y que cuando nacieron sus hijos, se vistieron de verde.  El ciclo de la vida se cumplía hasta en el más mínimo detalle en la Naturaleza, en la de ellos también.  Y juntos envejecieron y se convirtieron en abuelos, pero nunca jamás volvieron a separarse ni dejaron de amarse con todas sus fuerzas.


                                                              F   I   N

Autoría:  1996rosafermu
Edición:  Diciembre de 2017
Ilustraciones:  Archivo de 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS






lunes, 12 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 24 - Su vida en solitario

Y no volvieron a verse. El tiempo había transcurrido; terminó el curso y Linda volvió a casa, a una casa que antes estaba formada por tres personas, y en la que ahora sólo había una, además de ella cuando fuera a visitar a su madre.

Alexa no volvió a sacar el tema Cedric, y su hija tampoco hizo mención a nada ni a nadie. Estuvo solamente un día con su madre, y otro con el padre, trás comentar a ambos que Pierre la había invitado a pasar las vacaciones en Francia, y ella había aceptado.  Ya era mayor de edad y tomaba sus propias decisiones.

Y ese fue el momento en que Alexa tomó la decisión de cambiar de escenario, tal y como había pensado.  Volvería a Bristol y allí se instalaría.  Se lo comentó a Stephan, pero nada dijo a su hija. En cualquier llamada lo haría.  Y así volvió a tomar el avión y retornó  a la que sería su nueva ciudad.

Hizo del hotel su hogar, mientras encontrara algún apartamento económico y sin grandes lujos; que estuviera amueblado:  no tenía ánimos para embarcarse en compras de trastos.  Mejor si de lo daban hecho.  Se  desplazó a la zona del puerto porque allí era más fácil encontrar algún piso o casita barata.  Y tras muchas visitas con la agente inmobiliaria, por fín encontró lo que deseaba: a las afueras de Bristol, pero cerca del puerto deportivo.

El paso siguiente sería encontrar un trabajo.  Había rechazado de plano la pensión que le ofreciera Stephan.  No se creía merecedora de ello.   Aún era joven y podía trabajar, además de que la serviría de distracción.  Pero no tenía un título específico; si mucha experiencia en el bufete del que fuera su marido, pero no figuraba en su curriculum.  Llamó a Stepahn para decirle que ya estaba instalada y que a partir de ese momento cada vez que se conectasen lo haría desde su casa.  Le comentó de pasada lo del trabajo,.

- Ahora toca trabajar, pero creo que no me va a ser fácil
-¿ Por qué dices eso?
- Pues porque no tengo titulación de nada. Así que es muy probable que termine de camarera en cualquier bar o pub.  Tampoco me importa:  Es un trabajo como otro cualquiera.  El caso es hacer algo
- Alexa, por favor, acepta mi ayuda
-Ya lo hemos discutido bastante.  Ni lo menciones siquiera
- Pues déjame,  al menos,  que te facilite el trabajo.  En Bristol tiene el bufete un compañero mio de universidad y tenemos un trato frecuente.  Tu estás muy capacitada para trabajar en él.  Permiteme, al menos, que te recomiende


Refunfuñando un poco, Alexa aceptó.  Volverían a hablar esa misma noche.  Stephan la llamó para decirla que al día siguiente, tendría una entrevista con su amigo, y que había aceptado admitirla en el trabajo

- Precisamente estaba buscando un pasante, así que me vendrá muy bien ese refuerzo.- le había comentado a Stephan atendiendo la llamada de él y su petición en favor de Alexa

Y la entrevista resultó interesante y aceptada  su solicitud.  Comenzó a trabajar dos días después, y el sueldo que percibiría  sin ser excesivo, si la permitiría vivir desahogadamente.

Se puso en contacto con su hija, y le puso al corriente de las noticias.  Parecía que Linda estaba contenta y se estaba divirtiendo en Francia.

Al punto de finalizar las vacaciones, anunció a sus padres que se quedaba a vivir en Paris.  Que le gustaba la vida más abierta que en Inglaterra y que también le gustaba Pierre y su familia, que la habían acogido como a una más de ellos.

-Pero ¿ los estudios ? - la reclamaron el padre y la madre por separado
- No hay problema: me he matriculado en La Sorbona.  Viviremos en Paris

Vivirían en Paris. No hizo más comentarios, pero habían deducido que vivirian juntos, y eso significaría que ... ¿ se había enamorado, al fin . de Pierre?  Había comentado que la vida allí era más abierta, y pudiera ser que no significara amor, sino camaradería.  Una vez más tendría que esperar a ver si se despejaban las incógnitas.


Lejos de alegrarse, fue un mazazo para Alexa.  Ahora que lo había perdido todo, ella había elegido a otro hombre que no era Cedric.  Y le vino a la memoria, lo que en la despedida, él la dijo " Tu hija es una niña malcriada..."

Se había desterrado ella misma renunciando al gran amor de su vida, por Linda, y ahora resultaba que  había elegido a su propio amor.  Pero ella había perdido al suyo.  No podía acudir a él.  Había pasado demasiado tiempo y posiblemente él tendría otro rumbo distinto al que ella marcara. Sentía fatiga de todo, de sus fracasos , de los creados por la vida y por ella misma.  No tenía interés por nada. Vivía el día a día sin interés alguno. y algo insólito comenzó a tomar fuerza en su corazón:  Su madre.

Desde que la perdiera, no se había acordado de ella.  Era demasiado pequeña cuando murió, pero ahora, precisamente ahora, cuando ya era una mujer que comenzaba a ser madura, la echaba de menos y le hubiera gustado tenerla cerca, compartir con ella sus fracasos y sus infelicidades.  No sentía el menor estímulo por vivir, y poco a poco la depresión volvía intermitentemente.  Estaba sola en Bristol y no podía quejarse ni comentar con nadie su desinterés por la vida.  Sería como alguien que vive porque no tiene más remedio, pero esperaba que pronto pudiera descansar de una vez..

 Los meses corrían y el Otoño, de nuevo hizo acto de presencia.  Los Arces comenzaron a ponerse amarillos y la melancolía comenzaba una vez más, a abrirse paso en su  estado de ánimo. Llovía y el tiempo empezaba  a ser desapacible.  Tendría que abandonar sus paseos hasta el espigón del puerto deportivo, que casi era lo único que la entretenía. Deseaba estar en casa el menor tiempo posible, porque estando en ella, la cabeza pensaba y pensaba y se volvería loca si continuaba así. Algunas veces descolgaba el teléfono para charlar un poco con Coralyn o Stephan, las únicas voces amigas y queridas con las que contaba.


  Otras veces, marcaba el número de Cedric, pero una voz automática le anunciaba que ese número no existía.  Había dado de baja ese número; sin embargo ella lo conservaba por ser eso:  de él, y haber hablado por ese número.  Lo conservaría porque sería lo único que le uniese a Cedric.

Y los árboles se vistieron totalmente de amarillo, pero algunas de sus ramas comenzaban a ser rojizas, señal inequívoca de que el invierno entraría no tardando mucho.  Y con el invierno, las fiestas más tristes para ella, especialmente en ese año en soledad.

  Comenzaban los preparativos en los comercios y en la televisión anunciando que en unos días, estaría la  Navidad en todas las casas, menos en la de ella. Esa noche se iría a la cama temprano y tomaría una pastilla para poder dormir y no escuchar nada de la algarabía con los cánticos de esas fechas, que  llegaban hasta su casa.  Recordaba otras navidades, que nunca fueron excesivamente alegres, motivadas posiblemente por sus melancolías.  Pero cuando Linda llegó al mundo, cambió su perspectiva, e invitaban a amigos , y se sentaban a la mesa con ellos, y eran más alegres.

Mientras paseaba por el club naútico y aún quedaban restos de nieve en las calles vio venir de lejos un coche grande, potente, que paró frente al pub de Willy, y de él, se bajó una pareja rápidamente.  No llevaban abrigo, por lo que el hombre abrazó por los hombros a la chica que iba a su lado para entrar a toda velocidad en el pub, para evitar el frío que reinaba en la calle.


Miranorte - Capítulo 5 - Furia, rabia, frustración

Los actores principales se reunieron con el  director para comentar los planos rodados.  Mientras,  el resto de operarios comenzaban a desmontar el set.  Alba y Marta en un rincón procuraban no estorbar.  Marta comprobó la hora en su reloj y  dijo a Alba

- Estoy muy a gusto contigo, pero tengo que seguir trabajando. Te ruego me disculpes, pero tengo que irme
- Si, si, claro.  Yo también.  Como me dijiste que ni rechistara, pues ... no me atreví a decirte que tenía que marcharme. Ya me he entretenido bastante, y no quiero que Juan me eche una bronca.  No anda de muy buen humor estos días

Mientras salían del plató  en busca del coche de Alba, Marta interesada la seguía preguntando

- Y eso ¿ por qué, qué le ocurre?
- La culpa la tenéis vosotros - dijo Alba riendo- Esperaba hacer el negocio del siglo.  Pensaba que no saldríais del bar, y por mucho que yo le dije que trabajabais mucho, él ha tenido que desengañarse por si mismo
- Ya... comprendo... Pero esto es así. Hay que aprovechar cuando todo está a punto, porque no sabes si al día siguiente va a ser lo mismo
- Ya se lo dije yo, pero como no entiendo,... pues  no me creyó.  Es así de simple

Llegaron a donde Alba había aparcado el coche cuando llegó, y allí se despidieron

- Marta, si necesitas cualquier cosa de mi, no dudes en llamarme. Ha sido un placer charlar contigo
-Lo mismo digo.  Llámame de vez en cuando.  Y si quieres otro día volver al rodaje, no dudes en decírmelo.
- Gracias, así lo haré
- Te llamaré en cuanto sepa  cuando tenéis que dejarnos la casa. Creo que a más tardar sabré algo mañana.  Chao  

Alba entró en el coche, y ambas amigas se despidieron,  por último,  con un gesto de la mano.

Las horas transcurrían   sin a penas movimiento, por lo que Alba pidió permiso a Juan, para aprovechar el parón y estudiar algo, para repasar , ya que estaban próximos los exámenes.  Juan no puso ningún impedimento

- ¡ Claro que puedes hacerlo.!  Aquí no hay nada que hacer, ya lo ves.  Ponte en aquella mesa del rincón, así no te molestará nadie.

Procuraba abstraerse del entorno, pero no siempre lo conseguía.  Y de este modo llegó el viernes por la tarde.  Cuando ya era de noche,  y se encontraba recogiendo los libros para irse a casa,  entraron los cineastas.  Venían alegres, señal de que todo había salido bien.  Debían celebrar algo, porque vinieron todos ellos, al menos los habituales , y ¡ oh sorpresa ª! el director y los actores principales, es decir Paul y Nancy.  Estos últimos gastaban bromas entre ellos.  Se notaba que había complicidad.

Alba sintió que el corazón se le desbocaba, pero también  sintió rabia al comprobar que la pareja de actores congeniaban perfectamente, a pesar de la fama que la actriz tenía entre los operarios,  de huraña y antipática.  Pero no lo era con Paul, quién la sonreía constantemente.  Tomaron asiento en las mesas que habitualmente compartían cada vez que iban al bar.

 Alba dejó suspendido lo que estaba haciendo y se dirigió al mostrador a recoger su bloc de notas, pero esperó unos minutos a que todos estuvieran acoplados.

Se acercó lentamente y procuraba tener una sonrisa amable, aunque la costara un gran esfuerzo, ya que  no la gustaba nada las sonrisas y las gracietas que ambos actores se dirigían

- Debes estar loca. ¿ Qué creías...,   porque se acordara por un momento de quién eras, ya ibas a ser importante? Eres rematadamente tonta. Anda ve...  y cumple con tu trabajo- se repetía mentalmente

Se dirigió hacia el director, ya que era el único que hablaba castellano, y con la mejor de las sonrisas preguntó qué querían tomar.  Paul levantó la cabeza hacia ella y la obsequió con un amable saludo con la mano y,  una sonrisa.   El director pidió lo mismo que habían comido y bebido la última vez que allí estuvieron, ya que todo les supo riquísimo.  Ella apuntó todo concienzudamente repitiendo lo que sirvieron anteriormente.  El director asentía y ella percibía  las miradas de todos, también la de Paul que no había dejado de hacerlo desde que sintiera  su presencia.

Alba se sentó en un taburete en el mostrador, pendiente de que los cineastas estuvieran bien servidos,  y charlaba amigablemente con Juan, que tenía el rostro más alegre.  Una visita totalmente inesperada por la hora, entró en el bar y se dirigió directamente hacia Alba

- Buenas noches - saludó educadamente
- ¡ Alberto, cuánto tiempo sin verte ª! ¿ Cómo tu por aquí...   y a estas horas ?- saludó Juan
- Terminé la consulta pronto y decidí pasarme por si Alba seguía aquí, aún.  Ya veo que si ¿ Te llevo a casa?- la preguntó
- No,  todavía no he terminado de trabajar- e hizo un gesto con la cabeza indicando la mesa de los artistas-. Además tengo coche, o mejor dicho el de Juan, que me lo ha prestado.
- No Alba.  Ya es tarde. Vete a casa.  Te has quedado más de la cuenta - la dijo Juan
- No Juan, gracias
- No seas tonta.  Lo probable es que no pidan más.  Aún tienen comida en los platos y cerveza en las jarras.  Así que anda... recoge los libros y vete.  Ya es tarde

Indecisa recogió los libros que tenía sobre la mesa, y los metió en su mochila.  No quería marcharse, y menos con Alberto.  La última vez que estuvieron juntos, fue muy desagradable.  El no paraba de insinuársela y ella, aunque él era agradable y bien plantado, sólo quería su amistad, pero él no renunciaba a ser algo más que amigo.

 Era la única oportunidad que tenía de ver a Paul, aunque fuera de lejos.  Inmediatamente desechó esa idea de la cabeza. ¿ En qué estaba pensando? Sin duda era una locura, lo sabía, y también sabía que dentro de no mucho tiempo Paul se marcharía, regresaría a Los Angeles y quizá nunca más volvieran a verse.  Este pensamiento la llenó de zozobra y desazón.  Tomó la decisión de quedarse hasta que él se marchara .  Daría cualquier excusa,  pero no se iría.

Llamó al médico a un aparte y le dijo:

- Verás Alberto, agradezco tu ofrecimiento, pero he de cumplir con lo establecido con Juan
- Pero si él mismo te ha dicho que te fueras...
- Ya lo sé... Pero ha sido muy generoso y se ha portado bien conmigo, y no me parece justo dejarle, hoy, que por fin ha entrado trabajo.  Así que me quedo.  Lo siento
- No es verdad.  Ese no es el motivo.  La razón está en la discusión que tuvimos la última vez que salimos juntos
- En parte si.  No voy a engañarte.  Te considero un buen amigo, nada más, y cuanto antes asimiles ese hecho, será mejor para todos.  Me es muy violento tener que decírtelo, pero sólo puedo ser tu amiga, nada más.


Alberto ( el médico )

Alba

Una voz potente se escuchó desde la  dirección  donde estaban los cineastas

- Alba, Alba... ¿ Se ha marchado ya la señorita ? - dijo el director dirigiéndose a Juan
- No...  estoy aquí- respondió Alba yendo hacia la mesa
- Niña, creí que habías terminado tu turno.  Me alegro de que no sea así.  Parece ser que estos muchachos quieren comer más y beber también
- Me parece estupendo - respondió ella- ¿ Qué desean comer y beber?- dijo sonriendo, pero mirando sin querer a Paul, que distraído charlaba con su compañera
- ¿ Puede ser tortilla de patata?
- ¡ Claro, y además Juan  es uno de los mejores cocineros de ella !
- Bien, pues una tortilla, más jamón y ¿qué me recomiendas?
- ¿ Les gusta lo picante?
- Si, nos encanta-respondió el director
-Bien, pues déjelo de mi cuenta.  Si no les gustase, no lo coman y listo
- Me parece estupendo, y más cerveza , por favor

Alba dio a Juan el pedido y le dijo preparara a la brasa esos choricitos picantes que tanto gustaban, a ver si a ellos les gustase también.

- Entonces ¿ te quedas? - dijo apesadumbrado Alberto
- Si.  Y ahora con mayor motivo.  Creo que sería mejor si durante una temporada no nos viéramos.
Ambos tenemos que olvidar ciertas cosas desagradables
- Te refieres al beso que te dí, sin lugar a dudas.  Te prometo que no volverá a pasar
- Lo sé Alberto, pero deja las cosas como están. Te quiero como amigo, y me dolería mucho tenerte que perder como tal.  Fíjate en otra chica, mereces ser feliz, eres buena persona y atractivo. Seguro que hay alguna que bebe los vientos por ti.
- Ya... bonitas palabras...  Está bien..., entonces me marcho no te molesto más.  Si alguna vez cambias de opinión, ya sabes donde localizarme
- Oye, oye.. no seas tan antipático.  Sólo he querido dejar las cosas claras entre nosotros, pero está visto que tú no piensas igual, así que haces bien... Márchate.  Adiós. Tengo que trabajar.

Alberto la dirigió una última mirada y con paso firme salió del local, seguido por la mirada de Paul, que sin escuchar, ni entender de qué hablaban, por la expresión de ambos, presumía que algo había ocurrido entre ellos.  Por un  momento dejó de prestar atención a la conversación que mantenía con su compañera de rodaje Nancy.  Vió con curiosidad la salida airosa de Alberto, y la cara de malhumor que se la había quedado a la simpática Alba

- ¿ Me estás escuchando? - apremió Nancy
- Perdona ¿ qué decías?- respondió él.  Me he distraido ... discúlpame
- ¿ Te interesa esa chica?  No la quitas la vista de encima
- ¡Claro que no!  Lo que ocurre es que observo cómo discute la gente por aquí. No he escuchado nada, además  no entiendo el idioma, pero por sus gestos creo que están enfadados
- Eres muy observador...  Te decía... - y nuevamente, al actriz comenzó a relatarle la conversación interrumpida

Era algo sin importancia, y por tanto carente de interés. Y aunque la escuchaba atento, no dejaba de dirigir su mirada hacia Alba, que ya preparaba la bandeja para servirles.  El rictus de su rostro seguía siendo de enfado.

- Ese chico la importa - pensó para sus adentros-

Al ir a servir la mesa, Alba, cambió su semblante malhumorado por otro más alegre, y sin poder evitarlo dirigía sus miradas hacia Paul, mientras él  seguía la conversación con su compañera de mesa.  Eso la enfurecía aún más, y cuando terminó de servir la mesa de los cineastas, pidió permiso a Juan para salir un momento a la puerta del local, a respirar un poco de aire fresco.  El ver cómo el actor estaba feliz junto a su compañera, y la discusión con Alberto, la habían levantado un fuerte dolor de cabeza.  Estaba disgustada y nerviosa, y ni ella misma comprendía el por qué de esos sentimientos tan absurdos, sobretodo los celos incoherentes que sentía hacia Nancy

- Eres tonta, pero rematadamente tonta- se repetía ya en el exterior del local- ¿ Pero en qué piensas? Has perdido el juicio. Está de paso, y ni siquiera se acordará de ti¿ Cómo se te ocurre fijarte en él?
Has rechazado a un hombre bueno, guapo y que te quiere ¿ por qué ? Por haberte fijado en un imposible.  Dentro de unos días, recogerán los bártulos y regresarán  a su país, y esto pasará a ser una anécdota que olvidaran más pronto que tarde.  Ni siquiera sabrán buscar este lugar en un mapa.  Además , ¡un hombre tan solicitado por todas las mujeres! ...   ¿ te crees la más guapa ?

Daba vueltas como alguien que se siente acorralado y no ve la salida.  Sentía unas ganas tremendas de llorar.  Se sentía la más desgraciada del mundo.  Con las lágrimas a punto de saltárseles, miraba a su alrededor como si fuera la primera vez que contemplase el paisaje..  Se daría de bofetadas ella misma por ser tan estúpida e ir a poner sus ojos en alguien tan lejano  Desde hacía un tiempo todo la salía al revés.  Sentía que perdía el rumbo de su vida.  Primero su salida de Madrid buscando calma y paz.  Luego su desplazamiento del colegio, y ahora esto... ¡ah ! y el proceder de Alberto, que la había confundido mucho.  No le había dado pie a que él pensara otra cosa, y aquella noche sintió que ya no era lo mismo.  El arrebato amoroso de él hacia ella, la había incomodado en extremo.  Lamentaba  la discusión que acababan de tener, máxime en un lugar público en el que eran observados por los paisanos que allí estaban y no lejos de donde estaba Juan. ¡ Menudo cotilleo van a tener mañana !

Apoyada en su coche,daba golpes con rabia en el techo del vehículo, como para descargar la desazón que sentía.  Por fin, no pudo reprimir un llanto silencioso.  Se daba lástima así misma, y en esos momentos sólo tenía ganas de salir corriendo de allí, perderse en otro lugar.  Se había pasado los últimos años huyendo de la pérdida de su madre.  No podía seguir haciendo lo mismo a las primeras de cambio.  Se secó las lágrimas y entonces levantó la cabeza como queriendo aspirar todo el aire y calmarse.  No podía incorporarse en ese estado a su trabajo.  Giró la cabeza en dirección a la puerta del bar, y entonces vio una silueta en el umbral que la miraba atentamente.  Ella reconoció al instante de quién se trataba.  Se enderezó cuando vio que se dirigía hacia ella

- What is happen to  you? - preguntó interesado Paul
- Nothing, thanks- respondió ella

Y en inglés, puesto que no sabía castellano, Paul preocupado se acercó más hacia ella

- Me ha parecido verte llorar... ¿ Te ha molestado el chico con el que discutías hace un rato?- le pregunta  Paul
- No... no.. Es un buen amigo.  Es que...  las cosas no me van bien últimamente- le contestó también en inglés




Pero sentía que no podría estar mucho rato hablando con él y guardar la calma.  Se sentía frustrada y rabiosa por su estupidez,  por haber puesto sus ojos en Paul.  Nuevamente el llanto acudía a sus ojos,y entonces sin darse cuenta, comenzó a dar rienda suelta a su frustración hablando en castellano al hombre que frente a ella, no entendía nada, pero que veía el estado de ánimo en el que se encontraba
la muchacha.

- Algo malo la pasa- pensaba mientras la escuchaba atentamente y observaba como cada vez su voz era más angustiada y su llanto más pertinaz.  Mientras esto pensaba Paul, ella desataba toda su rabia en un torrente crispado, de palabras incontenibles, ante la perplejidad de él, que no entendía nada y que sin embargo intuía que algo le relacionaba, aunque no supiera exactamente  qué podía ser.

-Estos españoles están locos-murmuraba bajito, pero sin dejar de mirarla.  Sólo extendía sus manos hacia ella tratando de calmarla

-No creo que te importe lo más mínimo lo que me ocurra.  Tu ya tienes bastante con hacer arrumacos con esa...  antipática mujer.  ¿ Qué puede importarte lo que me ocurre, eh?  Nada en absoluto.  Yo soy insignificante , una triste maestrita de pueblo que se ha colado hasta los huesos por ti, niño tonto.  No sabes siquiera ni donde estás parado, ¿ cómo va a importarte?  ¿ Acaso te crees el salvador del mundo? Pues no lo eres.  Vives en otro mundo, en ese mundo en el que estáis instalados los famosos y no sabéis nada de lo que nos pueda suceder a los que estamos ahí abajo, muy lejanos de todo lo vuestro.  Habéis llegado aquí arrollándolo todo, alterando nuestras vidas y poniéndolo todo patas arriba.  Mi vida era tranquila y apacible, hasta que apareciste tu y todo lo has descolocado, hasta el punto de querer dejar de estudiar, porque ni siquiera puedo concentrarme en lo que debo hacer.  Yo s´solo soy para ti, la chica del jamón.  ¡ Cómo vas a reirte con tu amiguita cuando la cuentes tus hazañas!
Estoy deseando de que te vayas y me dejes tranquila...  recobrar de nuevo mi vida...  ¿ Por qué me ha pasado ésto , por qué?

Ya no pudo contener más el llanto y tapándose la cara con las manos, le dio la espalda.  Tenía que calmarse, o todos se darían cuenta de lo que la ocurría.  El sonrojo cubrió su rostro y aspirando una bocanada de aire, secó su llanto de un manotazo.  Mientras Paul, sin entender nada, se aproximo hacia ella

-  Is this for me? - la dijo cuando la tuvo de frente - Why? I don´t understand you
- Ni hace falta que me entiendas. Porque además ahora tengo que lidiar con la vergüenza de todo lo que te he dicho cada vez que te vea.  Así que déjame...  no te hagas el inocente, porque de eso no tienes nada.  Tengo que ir a trabajar

Se disponía a regresar al bar, cuando él la retuvo por el brazo, y mirándola a los ojos,  sin soltarla,  quiso entender lo que las palabras de ella le habían confesado y que solo intuía le había dicho.  Cogió su cara entre sus manos, y depositó un suave beso en sus labios



Ella,  cuando se hubo repuesto de la sorpresa, sin dejar de mirarle,  e igualmente alterada, le dijo

-¿ Qué crees que estás haciendo.  Me crees una chica fácil ?
Forgive meI do not understand what happens to youDo not tell me that, but if anything I have offended you beg your pardonI did not mean to hurt you.   I do not understand itI do not speak your language ( PerdónameNo entiendo lo que te pasaNo entiendo lo que me dices , pero si en algo te  he ofendido, te  pido perdónNo quise hacerte daño.   No entiendoYo no hablo tu idioma)

Ella se le quedó mirando y sin responderle, se soltó y,  con paso ligero entró en el bar, seguida por la mirada perpleja de Paul, que seguía sin saber a qué obedecía tamaña bronca.  Se llevó los dedos a su boca y sonrió, exclamando " no ha estado nada mal ".

Entró decidida en el bar ante la extrañeza de Juan. La notaba sofocada, nerviosa y con los ojos irritados.  Nunca la había visto así y frunciendo el ceño, llamó su atención:

- Pero chiquilla ¿ qué te pasa ?  Has entrado peor que has salido. Vete a casa, anda.  Mañana no quiero que vengas. Es sábado,  y éstos no madrugarán, si es que no están trabajando.  Quédate en cama y descansa.  Hazme caso, márchate
- Gracias Juan.  Te lo agradezco.  Es verdad, no me encuentro muy bien.  Recojo mis cosas y me marcho.

Recogió su mochila, se puso el gorro de lana y los guantes, y a pesar de que no tenía frío, se abrochó el abrigo y se anudó la bufanda

- Adiós Juan, y gracias
- Anda y tómate algo. ¡ Ah ! y no te tomes las cosas tan a pecho.  Son más sencillas de lo que pensamos.!

Alba fué a responderle porque supo que a Juan no le había pasado desapercibida su situación con Alberto, pero ignoraba que lo que la había puesto fuera de si, no había sido el médico, sino el actor que  había salido tras ella, cuando fue a tomar el aire.  Optó por cerrar la boca y no decir nada.  Salió deprisa del local ignorando a los artistas.  Se metió en el coche, lo puso en marcha y rápidamente puso dirección a su casa.


Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 23 - La revelación

Durante su regreso a casa, iba pensando solamente en la entrevista con su hija. Una y otra vez volvía a recordar sus palabras; estaba desilusionada porque Cedric no la prestaba atención, sin embargo sus sentimientos hacia él estaban intactos.  Dos lágrimas asomaron a sus ojos, pero sabía de antemano que, en el supuesto de que  cambiase, debería ausentarse definitivamente, por el bien de todos.  Pero , siempre había guardado una remota esperanza del olvido de su hija hacia él,  Resuelta, llamaría a Cedric y le explicaría el porqué de su comportamiento y a la conclusión a la que había llegado para solucionar el problema y tratar de olvidar algo tan doloroso para ambos.


  Esperaba trasladarse inmediatamente después del enlace de Stephan y Coralyn; creía debía estar en la ceremonia, tan importante para él:  se lo debía.  A él solamente diría donde viviría  y mantendría contacto telefónico, porque tardaría en regresar a Londres.  Linda había proyectado sus vacaciones veraniegas en Francia, ellos estarían de luna de miel, por tanto nada la retenía allí y sería una buena ocasión para organizar su vida en Bristol.  Buscaría un trabajo y eso, también, la ayudaría a rehacer su vida.

Paseaba inquieta por la habitación sin decidirse a  marcar su número en  el teléfono.  Sabía la importancia que esa cita iba a tener en sus vidas, pero era su deber hacerlo.  Era el deber como madre resolverlo a favor de su hija.  Pero lo peor de todo es que sabía perfectamente que el resultado final no sería bueno para nadie, pero debía dar a Linda esa oportunidad,.  Ella nunca había tenido a su madre para refugiarse en ella, o pedirla consejos.  No había tenido a nadie cercano hasta que Stephan apareció en su vida, pero tampoco a él podía detallarle lo que sentía.  Por tanto fue guardando en su interior todo el cúmulo de sentimientos fracasados a lo largo de su vida.

Al fin se decidió y marcó el número de Cedric, sin tener en cuenta la hora que era, y que quizá tuviera quirófano o clínica.  Tenía la cabeza trastornada y no podía pensar con claridad.  Al fin él atendió la llamada y en su voz había regocijo, al comprobar de quién se trataba

- ¡ Al fin ! ¿ Dónde has estado ? ¿ Cómo te encuentras? ¿ Podremos vernos ? ¿ Habéis arreglado todo lo que teníais que arreglar?
- Esas son muchas preguntas.  Necesito verte. He de explicarte algo. Es largo y quizá no lo comprendas, pero ha de ser así
-¿ Qué ocurre? Te noto fría, distante.  No nos hemos visto en bastantes días y esperaba otra cosa, más cariño de tu parte.
- Lo entenderás cuando hablemos ¿ Cuándo puede ser ?  Necesito que sea cuanto antes.  Después volveré a marcharme y esta vez será para largo o quizá definitivo
- Me estás preocupando mucho, muchísimo.  Deduzco que todo sigue igual, lo que quiera que tengáis entre manos
- Así es: todo sigue igual. No me hagas más preguntas, por favor
- Está bien, está bien.  ¿Te parece bien  mañana? Pasaré a buscarte. Sólo dime la hora y allí estaré

Y con el rostro muy serio Cedric acudió a la cita. Presentía que nada bueno iba a decirle, pero por mucho que se hiciera a la idea, no se imaginaba lo que Alexa iba a contarle, y que cuando lo supo no pudo reaccionar.  La frialdad era patente en las palabras de ella y se reafirmó, en que esa sería la última vez que estarían juntos.  Pero qué había sucedido para tomar tan drástica decisión. Le había adelantado que volvía a marcharse  ¿por qué ?.  No estaba tranquilo, no podía estarlo.  Tenía frente a sí a la mujer que amaba y resulta que se estaba despidiendo. Dejó a un lado las conjeturas para escuchar con atención lo que ella comenzaba a relatar .

-No la conocías, no tenías ni idea de quién se trataba cuando Linda escribió ese artículo sobre tí.  Ella me había confesado que se había enamorado de su profesor de medicina.  Alguien que daba clases reemplazando al titular. Yo tampoco sabía de quién se trataba, puesto que no pronunció su nombre, y sólo nos referíamos como  " el profesor ".  Decidí averiguar de quién se trataba, pues me había dicho que era mayor que ella. Viajé hasta Oxford, e hice tiempo en la cafetería, cuando ocurrió lo que me hizo comprender a quién se refería como "el profesor".  Tú eras ese hombre que le había robado el corazón.  Oculté que te conocía desde hacía tiempo, y sólo la aconseje que tuviera calma porque eso ocurre muy a menudo y se la olvidaría en cuanto el curso terminara.
Luego surgió la separación y fue un shock para ella.  Decidí que tenía que poner tierra de por medio.  No podíamos ser rivales en el amor de un mismo hombre, y con el pretexto del divorcio viajé.  Stephan conocía la verdad de todo; tuve que decírselo.  Pero ella, aún no sabe que las dos queremos a la misma persona.  Por eso, y dado que sus sentimientos no han cambiado, he decidio irme de nuevo,.
- Pero eso no es justo.  Es bonita, pero ni siquiera me he fijado en ella.  la dedico el mismo tiempo que a todos los alumnos; no podrá decir que tengo palabras más amables para ella que, por ejemplo para James. Estoy enamorado de ti, te amo y creo que lo sabes. ¿ Le has confesado la verdad de todo?

- No ni se me ocurre
--Pues sería lo único que podría solucionar el problema
- ¿ Cómo crees que puedo llegar y decirla que te amo desde antes que ella naciera. ¿ Cómo voy a decirla que, su madre, se ha acostado con el hombre que ella quiere después de saber lo que significas para ella ?  Tengo que guardar silencio y procurar que nunca descubra la verdad
- Pero no voy a tener ninguna relación con ella. Te amo a tí, además podría ser mi hija ¿ Con qué ojos crees que podría mirarla?
- Pues por eso he tomado la decisión de irme. Pasará las vacaciones en Francia, y no sólo por nosotros, pero desearía que se enamorara de alguien, porque entonces si podría contarle la verdad desde el principio, y todo sería más fácil.  Pero no es el caso, y se trata de mi hija.  Debo ser yo quién se sacrifique
- ¿ Aunque eso suponga nuestra infelicidad?
-Si, Cedric. Sé que lo será, pero no tengo más remedio.
- Pero habrá otra forma.  Estamos obcecados, eso es lo que pasa, y no vemos otra salida, pero seguro que la habrá.  Por favor no destruyas algo tan hermoso como lo que tenemos.
- Este amor me ha costado un matrimonio, porque no pude amar a Stephan, y él lo supo desde el principio, porque te amaba a tí. ¿ Crees acaso que no sé lo que todo esto implica.?
- Por favor, cielo. No tomes la decisión todavía.  No puede ser. Me cambiaste la vida y ahora me echas de tu lado lo mismo que un trasto viejo
- Por favor, por favor, no lo hagas más difícil.  No puede ser.  He de marcharme.  Es la única forma que veo para poder vivir relativamente tranquilos.

- ¿ Y yo ? ¿ No cuento en tu vida ? ¿ No importa mi sufrimiento? Perdona que te diga, pero tu hija es una niña malcriada que siempre se habrá salido con la suya.  Pero ésto son palabras mayores; va a truncar la vida de dos personas que se aman.  No puedo conformarme

Por mucho que insistió una y otra vez, ella denegaba con la cabeza.  Verdaderamente sería algo complicado que los tres se vieran en una misma habitación a sabiendas de la relación que su madre mantenía con él. Suplicando, besándola, mirándola frente a frente, angustiado..., no pudo conseguir que diera marcha atrás.  Había tomado esa decisión y no cambiaría.
- No tienes ni idea de lo que representa ser padre. Esa palabra significa sacrificio , renuncia. Simplemente no quiero  que le hagan sufrir ¿ Es tan difícil de entender?  Creo que te lo he explicado, y ha llegado el momento de poner fin a esta conversación antes de que nos hagamos más daño.
- Dime al menos dónde vas. Dónde vas a vivir.  ¿Podremos hablar de vez en cuando?, por teléfono.  No te estoy pidiendo que nos veamos, simplemente saber cómo van las cosas
- ¿ Es que no te das cuenta?  Quiero romper los lazos contigo, por pequeños que sean.  Sería jugar con fuego y seguro que nos quemaríamos.  Ha de ser todo radicalmente, brutalmente si así lo quieres
 -Está bien.  Sea como dices. Has de saber que a mi también me has roto la vida - La beso bruscamente y salió de su casa sin mirar atrás.

domingo, 11 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 22 -- El regreso

Ya habían transcurrido diez días desde su llegada a Bristol , cuando,  al hablar con Stephan, éste le anunció que los papeles del divorcio estaban a la espera de su firma. Hablaron largo rato y él la expuso su proyecto de contraer matrimonio con Coralyn algún tiempo después de que se hubiera hecho efectivo.  Ella le dio el visto bueno, aunque, como le comentó, no tenia porqué darla explicaciones.  Habían llegado a ese acuerdo, ambos, para que cada uno rehiciera su vida como mejor pudiese.  Le preguntó por su hija, a pesar de que hablaba con ella casi a diario, pero quería saber la opinión de Stephan y él conocía sus motivos, pero nada positivo podía  decirla

- Linda es muy hermética. Mejor será que hables tú con ella.   Se confiará más a ti.
- De acuerdo, así lo haré. En un par de días regresaré a Londres
- ¿ Te ha sentado bien el cambio ? - la pregunto solícito
- Estoy mejor, no te preocupes.  Tengo las ideas claras.

Fue de compras.  Regalaría a Stephan y a Coralyn, algo especial.  Tenían de todo , pero quería que tuvieran un recuerdo en señal de que estaba conforme con esa unión, y que con ellos jamás tendría problemas. Al contrario, deseaba fuesen amigas la esposa y la ex, aunque resultase algo extraño. Por lo general, en las separaciones, se producen choques entre las mujeres, pero en esta ocasión no sería así.  Debía,  al que fuera su marido,  todas las atenciones recibidas durante los muchos años de matrimonio.  Era una excelente persona, y merecía ser feliz.  Les compró una bandeja de plata con una pequeña inscripción.  También llevaría un detalle para su hija y un marco también de plata.  En él pondría una foto de Cedric, que buscó en Internet referente al artículo que redactó su hija

Acariciaba su cara de papel y sonreía; al menos podría tenerle en la mesilla de noche, aunque debería estar siempre alerta de ocultarlo, cada vez que Linda fuese a visitarla.  La enojaba sobremanera tener que andar con tantas precauciones, y pensaba que en algún momento  lo descubriría, pero mientras tanto, se permitiría esa pequeña licencia.

Y de nuevo se encontró en la gran ciudad, y sentía que el corazón la oprimía el pecho.  De nuevo tenía que enfrentarse a las complicaciones cotidianas, que había arrinconado durante su estancia en Bristol. Nada  más llegar a casa, llamaría a Stephan para anunciarle su llegada, y por la tarde hablaría con Linda, que ya estaba avisada de su retorno.  El sábado iría a visitarla en  la Universidad, dado que ella no podía desplazarse hasta la capital: estaban de exámenes, tenía mucho que estudiar, ya que el curso estaba finalizando.

¿ Volverían a verse ?  Haría todo lo posible porque no fuera así.  Ansiaba verle, pero sería mortal para su corazón tan herido.  Pensaba seriamente trasladar su domicilio fuera de la capital.  No importaba el lugar.  Probablemente elegiría Bristol.  Le había gustado, y estaba lo suficientemente lejos de todo como para estar tranquila, aunque esa palabra la produjera alguna tenue sonrisa.

Por fortuna, el sábado no había clase, por tanto sería difícil que pudiera verse Cedric y ella.  Respiró aliviada, no obstante, mientras comían madre e hija, en la cafetería, prestaba mucha atención a quién entraba y en quién salía.  No deseaba encontrarse con él, por más que su corazón lo ansiase.  Quizá se produjera la ocasión de hablar del tema.de Linda con el profesor.
  Habían pasado los días suficientes como para hacerlo.  Linda estaba más tranquila y ella también.

- Deseo preguntarte algo que he pospuesto durante todos estos días por los motivos que ya conoces. ¿ Qué tal vas con el problema que me contaste?
- No sé a qué te refieres, mamá.
- El profesor... tu afair con el profesor
-- No sé qué decirte. Pero algo ha cambiado en él, creo que a peor.  No está tan comunicativo con todos nosotros.  Es más escueto, más "profesor".  Comentamos entre nosotros  qué será lo que ha provocado ese cambio
- ¿ Y tú ? ¿ Cómo estás ?
- No lo sé. Le veo cada vez que viene a clase, y el pulso se me acelera.  Le noto distante cada vez que algo le pregunto, y a penas me mira.  Así que mal, las cosas van mal.  Pierre me ha ofrecido pasar unos días en Francia, con su familia, y me lo estoy pensando.- dijo, cambiando bruscamente de conversación. No tenía ganas de seguir hablando de ello.

- Posiblemente te venga bien un cambio. Deberías dejar de pensar en quimeras.  Puedo asegurarte que no resultan bien
- ¿ Lo dices por tí ?
-Exacto, hija. He tenido tu edad, aunque pocos sueños porque mi situación era distinta, pero la experiencia sirve de algo.  Y ahora dejemos los problemas a un lado y cuéntame cosas de tí.

Y así siguieron charlando. Alexa no pudo sacar nada en limpio , más,  que seguía enamorada de Cedric y ella estaba atrapada entre ellos.  Sería mejor renunciar definitivamente a él, e ir pensando en establecer su vida lejos de allí

En el fondo tenía una pequeña esperanza de resolver algo durante la visita a su hija, y lo había logrado. En unos días volvería de nuevo a Bristol y tardaría en volver a Londres. Todo estaba perdido, porque aunque su hija no obtuviera la atención de Cedric, en el sentido que ella deseaba, nunca podrían estar ambos en la misma habitación y ella como testigo, conociendo,  las dos,  lo que había ocurrido.  De nada podía culpar a Cedric, puesto que ignoraba la pasión que había despertado en Linda, pero sabiéndolo ella era suficiente para poner tierra de por medio.  Y lo peor de todo, es que Linda no le conquistaría, además de doblarla la edad, y al  ser ella muy joven y no saber nada de la vida.  Egoistamente pensaba que lo mejor sería que se enamorara del francés y decidiera vivir en el país galo.  Poniendo tierra de por medio, olvidaría su incipiente amor, pero... ¿ la ocurriría lo mismo que a ella?  Alexa había vivido durante años pendiente de Cedric, a pesar de haberse casado, pero nunca había conseguido olvidarle.


 ¿ Correría Linda la misma suerte ? ¿ Se repetiría la historia?  De repente pensó que quizá debiera hablar con Cedric y ponerle en antecedentes de lo que pasaba, del por qué de su nueva partida.  Al menos que él no pensara que le había olvidado, y que su encuentro había sido únicamente un fortuito encuentro sexual.  Sus sentimientos iban más allá. Estaba decidida: le vería y le contaría lo que ocurría, luego partiría a su particular exilio.

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 21 - Viaje al pasado

Se despertó pronto, pero no tenía ganas de levantarse.  Le sobraba tiempo que no sabía en qué invertir.  No le apetecía hacer turismo por la ciudad.  Tampoco sentía hambre a pesar de no haber cenado el día anterior. Le pesaba su soledad.  Se sentía vulnerable y sin fuerzas para nada. Ni ella misma se reconocía; desde joven había tenido que luchar contra viento y marea, pero ahora era distinto.  Estaba fuera de lugar, en un sitio que no conocía y totalmente sola, sin ánimos, sólo con sus recuerdos.  Nuevamente el llanto anegó sus ojos. ¿ Era un castigo ?  ¿ Por qué su vida era tan desoladoramente triste?

Poco a poco se fue calmando y una idea comenzó a tomar forma en su cabeza. ¿ Por qué no conocer el lugar en donde vivió Cedric?  Al menos se sentiría más cerca de él,. Imaginaría cómo fue su adolescencia, pero no sabía la dirección exacta de ello. Animada por esa idea, lo averiguaría en el Registro de la Propiedad, al menos la indicarían la localidad , y una vez allí indagaría hasta dar con la dirección correcta.

Gloucestershire era el lugar, alquiló un coche con chófer para todo el día, y con un poco más de ánimo hacia allí se encaminó.  El tiempo que tardaron se la hizo eterno, a pesar de que no lo era.  Se sentía nerviosa, excitada, eufórica.  Al menos había encontrado algo en lo  que invertir el tiempo que la sobraba.  Por la noche, llamaría a su hija, y le hablaría de su excursión, pero no el motivo que la movió a viajar hasta allí..

El lugar era encantador, con pueblecitos maravillosos extraídos de un cuento de hadas. Y allí en Costwolds, fue al Ayuntamiento para que le dieran la dirección de los Ackerman.  No tardaron mucho en facilitársela puesto que era una familia muy conocida en el lugar, y éste era relativamente pequeño.  Sus habitantes se dedicaban mayormente al cultivo de hortalizas, con algunas ovejas que pastaban en la verde campiña.  El disfrutar del paisaje y el saber que estaba cerca de conocer , o imaginar , algo de la historia de Cedric, la levantó el ánimo.

En un cuarto de hora llegó ante la fachada principal de la casa.  Era una mansión de estilo ingles, y en su frontal podía comprobarse que los habitantes que un día vivieron allí, eran gentes poderosas.   Observaba el entorno con deleite, sumida en sus pensamientos.  Salió del coche y se acercó lentamente hasta la entrada.  Un jardinero se afanaba en trabajar los parterres y los setos del bien cuidado jardín, aunque pensaba que  no la habitaría más que la servidumbre, ya que no creía que Cedric viniese mucho por aquí.  El jardinero la saludó desde lejos, y soltando el rastrillo que estaba utilizando, se acercó hacia la reja que delimitaba la propiedad,  Muy cortesmente, se quitó la gorra y se dirigió a Alexa por si se le ofrecía algo.  En un principio ella se sorprendió,   no esperaba encontrar a alguien

- Buenos días, señorita ¿ Se la ofrece algo ?
- Buenos días señor. Perdone si he interrumpido su trabajo.  Resulta que conozco al dueño de esta finca y siempre habla de lo bella que es. Estoy en Bristol de paso, y  quería  comprobar si era cierto,   si no exageraba en su relato
- Es cierto, no sé lo que la diría pero es hermosa por dentro y por fuera.
 - ¿ Ha conocido al señorito Cedric ?

-¿ Que si le he conocido ?  Nos criamos juntos.  Mi padre trabajaba a las órdenes de la señora, la abuela.  Cuando se jubiló me dejó su puesto. ¡ Cedric ! ¡ Menudas juergas nos corrimos cuando cumplió veinte años.  Hace mucho que no viene por aquí, aunque de vez en cuando llama por teléfono por si hay alguna novedad.  Es la mejor persona que he conocido.  Se desvive por cualquiera que necesite su ayuda.  Pero, ahora que lo pienso ¿ No será usted su novia?
-¡ Nooo !  Le conozco desde hace muchos años.  Somos solamente amigos.
- ¿ Le gustaría pasar y ver la casa por dentro?- Ella vio el cielo abierto ¿ podría ver la habitación de él, la habitación donde estudiaba, el comedor donde comía ?

Ante lo inesperado de su ofrecimiento, dudó durante unos instantes, pero al final se decidió y dijo:

- Si, desde luego.  Me encantaría.  Seguro que nos reiremos mucho cuando nos veamos
- ¿ Va a verle pronto ? - preguntó el jardinero
-  No creo.  Dispone de poco tiempo entre el hospital y la clínica.  Y como le he dicho, estoy de paso por Inglaterra
- Deme un segundo, iré a la casa y abriré la verja para que pueda entrar.  Sólo vivimos cuatro personas : Thomas, el administrados con su mujer. Yo, Benedict, con la mia, así que agradecemos cualquier visita que se acerque por aquí. Enseguida vuelvo.

Y efectivamente, tardó a penas unos minutos en que la entrada se abriera y el bueno de Benedict viniera a recogerla.  Hizo una seña al chófer de que la esperase.  No tardaría mucho, tampoco deseaba invadir la intimidad de aquellas gentes.

Y visitó el pabellón central en donde estaban situadas las habitaciones de sus moradores, y en el ala derecha la de los sirvientes, que en otra época fueron bastantes y en la actualidad, tan sólo la habitaban cuatro personas.  La mujer de Benedict la ofreció un té que tomó junto a ellos con unas pastas deliciosas hechas por ella misma.  Se despidió de ellos prometiendo que hablaría a Cedric de su visita.

En la habitación que más se detuvo, fue en el dormitorio de él, que se conservaba tal y como lo dejara cuando ingresó en la universidad. Las estanterías con libros de toda clase, algún trofeo deportivo, Fotografías enmarcadas en plata y poca cosa más.  Su cama era antigua, grande , imponente más propio de un inquilino del siglo diecinueve, que de un joven adolescente, pero según le indicó el jardinero a él le gustaba porque dormía a pierna suelta y podía dar vueltas  sin temor a caerse. Sobre las mesillas, una fotografía de sus padres en la de la derecha, y en la de la izquierda, otra de su abuela.

Ante esa apreciación, rió abiertamente, como si todos los problemas que tenía se hubieran evaporado en esa habitación, y mientras iba conociendo los pormenores de la adolescencia de Cedric, era como si él estuviera,  invisible, pero presente..  Salió reconfortada, pero poco la duró esa especie de euforia que sintió mientras estuvo en la mansión.  A medida que avanzaban por la carretera, su gozo, se fue diluyendo y la hizo volver a la realidad. A la verdadera situación que ahora tenían, y que posiblemente, nunca habría  ocasión de comentarlo con el poseedor de aquellas anécdotas contadas por el jardinero.

La había confundido con una posible novia, y aunque su razón la decía que no, que hacía poco tiempo que habían estado juntos, y por tanto era eso: una confusión. Había hablado con el hombre que era su amigo.  Que había corrido juegas con él cuando eran jóvenes, que le conocía bien, y que le había dicho que era una excelente persona, algo que ella misma había comprobado.  Y de nuevo la melancolía volvió, cuando el chófer la dejó en el hotel. Era ya por la tarde, y recordó que no había comido.


  Con tantas emociones, algo tan prosaico como el almuerzo se le había olvidado. Era lo mismo, no tenía hambre.  Subió a la habitación.  Comprobó su reloj y vio que aún faltaba un rato para que Linda estuviera libre de clases.  Bajaría a la cafetería, tomaría algo y después regresaría para hablar con su hija.  No lo haría con Stephan, no era oportuno, por que no quería que Coralyn la tomara por una entrometida en su vida, además había hablado el día anterior.  No había lugar para más conversaciones, por otra parte no podía decirle en qué había ocupado su mañana. Decididamente no le llamaría.  Lo haría pasados un par de días.

Y habló con Linda, pero ésta vez tampoco se atrevió a preguntarle nada. Sólo  Linda introdujo en parte de la conversación, muy de pasada a Pierre, su nuevo amigo, que parecía a simple vista que le caía bien.  Y mentalmente pensó que ojalá fuese así, se olvidara de Cedric y al fin encontraría remedio a esa confusa y extraña relación que mantenían ellas dos, porque la tercera persona no tenia ni idea de lo que había.

Durante más de media hora, se prolongó la charla entre madre e hija.  Alexa la encontró más relajada, algo que a ella también la tranquilizó.  Si las cosas marchaban bien, de esta forma, volvería en un breve espacio de tiempo a Londres.

sábado, 10 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 20 - Su nuevo destino

Cuando cerró la puerta de la que hasta entonces había sido su casa, no miró atrás. Volvería pasado un tiempo, cuando hubieran asimilado su situación, y además tendría que regresar para firmar los papeles del divorcio, que no tardando mucho estarían listos.  Cuando iba en el taxi camino de Heathrow, iba repasando  la secuencia de lo vivido y aumentaba aún más su confusión. ¿ Estaba haciendo lo correcto o estaba huyendo y prolongando una situación extraña?

De su hija no pudo despedirse, no respondió a ninguna de sus llamadas. ¿ No quería hablar con ella ! Sin duda, ese era el precio que tenía que pagar  por la destrucción de un matrimonio que nunca debió llevar a cabo.  También se despidió de Cedric, aunque fue cortante y rápida.  La emoción de hablar con él, le ponía un nudo en la garganta, y por otra parte no deseaba alargar más la despedida que creía sería la definitiva. El ,  ahogado por la desesperación de perderla, no encontraba un argumento para retenerla, porque ella se empecinaba una y otra vez que que tenía que irse.
Por mucho que la preguntará hacia dónde iría, ella respondía que no lo sabía., que se pondría en contacto con él cuando lo supiera.

- Te llamaré - le dijo escuetamente- Adiós - Y colgó.

En el aeropuerto sacó un billete para el primer vuelo que saliera hacia Bristol.  Le daba lo mismo la compañía que fuera. El vuelo no era  excesivamente largo, y por otra parte tenía todo el tiempo del mundo; no tenía ninguna prisa por llegar a donde fuese.

Era media tarde cuando llegó, y en la parada de taxis, pidió al chófer la llevase a un hotel, lo más céntrico posible y que fuera cómodo.  No la importaba el precio. Stephan había sido generoso con ella ingresándole una fuerte suma de dinero, ante las protestas de Alexa, ya que no quería ninguna paga, no lo merecía, pero él insistió. ¿ Por qué la vida era tan injusta? Había sido un excelente marido y estaba siendo un extraordinario amigo. ¿ Por qué no pudo enamorarse de él en lugar de Cedric? Pese a todo, no renunciaría nunca al amor del médico. Aunque con dolor, le amaba por encima de todo.   De todo, menos de alguien:  Linda.

Y al pensar en todo ello, las lágrimas acudieron a sus ojos.  El taxista la miraba de vez en cuando con curiosidad ¿ que le pasaba a esta bonita mujer que tenía tanta tristeza?  No se atrevió a preguntar si la ocurría algo.  Se mantuvo en silencio, hasta que al poco tiempo  paró el coche frente a la puerta del hotel Marriot Royal cuya apariencia exterior  fue del agrado de Alexa .

- Espero se encuentre a gusto.  Es un excelente hotel - la dijo el taxista
- Eso espero.  En el exterior es muy bonito.  Gracias por su ayuda

Abonó la carrera y procedio a entrar en el hotel.  Se registró y un botones la acompañó hasta su habitación explicándola dónde estaban situados los servicios de los que disponía.  Tras la propina, el botones se retiró. Paseaba la mirada  por la habitación  y su primer golpe de vista no la había engañado:  era excelente.

Se quitó los zapatos, pues tenía los pies algo hinchados, más por cansancio que por otra cosa, y sentada en la cama se puso en contacto con Stephan, que atendió inmediatamente la llamada

- ¿ Cómo estás.? ¿ Ya estás en Bristol ?
- Si Stephan.  Te llamo desde le hotel, y estoy bien, algo cansada.  Me acostaré temprano y mañana saldré a dar una vuelta.  Estoy registrada con mi nombre de soltera.  Espero que no te moleste, pero ahora tu vida es con otra persona y no deseo ser una ex incómoda
- No te preocupes.  Coralyn está al corriente de todo. Quiere saludarte, espera un momento

Alexa quedó sorprendida de lo expresado por Stephan, que por otra parte era natural: iba a ser su mujer y no era amigo de secretos entre ellos, algo con lo que estaba de acuerdo plenamente. Y escucho una voz suave a través del teléfono

- Alexa ¿ Cómo estás ? Stephan me ha contado todo.  Cuenta con nosotros, con ambos, para lo que necesites.  Cuando regreses deseo que nos veamos y así poder conocernos.  Cuídate y no dudes en comunicar con nosotros si necesitaras algo.  Si te sirve de consuelo, Linda tampoco ha llamado a Stephan, pero sabemos que está bien; sólo algo disgustada, pero ya se le pasará.  Es muy joven y por eso no entiende que la vida es complicada, que no todo es blanco o negro, según nuestros deseos.  Llámanos con frecuencia.  Un abrazo

La impresión que la produjo hablar con la mujer que estaba con su marido, fue extraña, pero agradable.  había estado cariñosa con ella y en verdad necesitaba sentir afecto.  A pesar de que la dijera que Linda tampoco había llamado a su padre, y a pesar de decirla que estaba bien, en ella saltó la voz de alarma

- ¿ Y si se lo hubiera dicho para no ponerla más nerviosa? ¿ Y si la hubiera ocurrido algo malo?

Decididida, marcó el número de su hija, y al fin su voz la respondió

- ¡ Hija ! ¡ Menos mal que puedo hablar contigo. !  ¿ No has recibido ningún mensaje mio?  Te he llamado muchas veces
- Ya lo sé, mamá. Pero es que ...
- Lo sé, cielo lo sé.  No te preocupes.  Nosotros estamos bien. Acabo de hablar con papá y con su mujer. Se les nota muy felices.  Eso es lo que importa
- Su mujer eres tu, mamá- la dijo auirada
- No, cariño. Su mujer, o al menos lo será dentro de poco, ahora es Coralyn y hemos de respetarla y quererla porque ella hace feliz a papá y es lo que importa.  A pesar de lo que haya ocurrido entre nosotros, nos queremos.  En tu padre tengo siempre el apoyo que necesito y para mi es muy importante.  Así que no llores- la decía al escuchar los quedos sollozos de su hija

- Pero ¿ dónde estás ? - la repetía incesantemente
- Linda estoy de paso en Bristol.  Pronto regresaré a Londres.  Te llamaré más a menudo, te lo prometo, y te veré cuando regrese para la firma de..., bueno ya sabes para qué.

Siguieron hablando un poco más, pero cuando se despidieron, la dolorida alma de Alexa, se había reconfortado.  Su hija la seguía queriendo, no la había perdido.  Y creyó que con el paso del tiempo, todo se normalizaría. Sólo faltaba un escalón por subir, el más difícil para ella. Había hecho bien con ausentarse.  Sólo le quedaba él, pero no le llamaría.  Miró su reloj y comprobó que estaría trabajando en la consulta.  Quizá más tarde..  Se tumbó en la cama y se quedó dormida, con un sueño profundo de puro nervios pasados y ahora sufría el bajón de las emociones.  La despertó el frio de la madrugada, ya que aún los días eran fríos a pesar de ser una primavera irregular, pero con la humedad, se acrecentaba más la baja temperatura del lugar.  Se levantó, se quiitó la ropa y se metió de inmediato en la cama.  Agradecía el calorcito de las sábanas y se extendió la colcha para aplacar el frio que sentía.  No quería pensar en nada para no desvelarse, ya que era el sueño únicamente quién hacía que saliera de las preocupaciones y desasosiego que sentía.  Pero el sueño tardaba en llegar.  No se movía y se encogió dentro de la cama.  ¿ Deseaba ser nuevamente niña? No especialmente, ya que su niñez estaba salpicada de malos recuerdos. Quería dormirse, sólo eso.