jueves, 2 de enero de 2020

El Primer Ministro - Capítulo 29 - Urgencias

El calendario pasaba sus hojas y todo seguía su ritmo normal, excepto en la vida de Claire y Scott.  Ellos permanecían semi separados, es decir: él vivía en la sede del gobierno y Claire en casa con sus hijos.  Seguían queriéndose pero, ella no quiso vivir en la sede de un gobierno con el que no estaba de acuerdo, por mucho que el primer ministro fuese su marido.  Toda esa actitud daba pábulo a que las malas lenguas no pararan de hablar sobre ellos.  Se habían acostumbrado a las habladurías, por más que les molestasen.  Lo que ignoraban es que Scott, cuando terminaba su jornada, si no había nada urgente, secretamente iba a dormir a su verdadero hogar con su mujer y sus hijos.  Aunque esa forma de vida no era del agrado de ninguno de los dos.  No tenían que esconderse de nada ni de nadie, pero las circunstancias así lo aconsejaban.

 Cuatro años pasarían  rápido y sólo deseaban que así fuera para recobrar su verdadera vida.  Claire trataba de pasar desapercibida lo más posible, y no asistía a ningún acto oficial por mucho que se lo pidieran.  También en el partido se habían acostumbrado a sus negativas y ya no incomodaba a nadie, y si algún reportero lo destacaba, simplemente les recordaban que la señora  Craig  era médico y vivía centrada en su profesión, y que además no era política.  Y poco a poco, esa actitud dejó de interesar a la prensa.

—El Primer Ministro es mi marido y no yo— es lo que respondía a las solicitudes de asistencia y comentarios de los periodistas.

Sin embargo, procuraban reunirse con sus más cercanos amigos algún fin de semana que Scott estuviera libre,  para cenar todos juntos en cualquier restaurante  o en casa.   No volvieron a pensar más en el tema de su alejamiento.

 Su segundo hijo Alexander les había unido más y habían olvidado el tema, que ya ni les preocupaba,  ni era de su prioridad..  La relación con los suegros se había normalizado y eran como cualquier familia, aunque el tema político nunca se tocaba para no herir a nadie..  Los niños iban creciendo y la tregua que Claire se dio de no trabajar hasta que al menos el niño fuese algo mayor, se había cumplido y se reintegraría al hospital en breve espacio de tiempo.

Cuando lo viajes de Scott lo permitían, comían los fines de semana con los padres de él, e incluso algunos días los niños se quedaban en casa de los abuelos y ellos vivían su soledad plenamente.

Y aprovechaban para acudir a cualquier espectáculo, o simplemente se quedaban en casa haciendo alguna cena especial y sobre todo queriéndose y estar juntos, para resarcirse,  si algún día, él tuviera que viajar. Todas las dudas que en otro tiempo les asaltaban ahora pasaban de largo.  Se conocían más y mejor y, ya nada enturbiaba su convivencia.  Si algo no les parecía bien, lo hablaban y el asunto quedaba zanjado.

Hacia un día soleado, pero con un frío intenso, de esos que hacen presagiar una fuerte helada nocturna. Se celebraba La Fiesta Nacional de  Saint Andrew y las gentes desde muy temprana hora, salían a la calle a disfrutar de los desfiles de las bandas de gaitas que cada clan sacaba a la calle para celebrarlo.  Los refuerzos de urgencias estaban listos por lo que pudiera suceder, y ese día le tocó la guardia a Claire.

En días como esos, no sólo el exceso de bebida causaba accidentes, también,   fuera del casco urbano, las heladas hacían lo suyo en el pavimento, y por tanto las caídas y las roturas de huesos andaban a la orden del día.  Hasta el control de enfermeras llegó un aviso de urgencia:  un relevante personaje había sufrido un ataque al corazón y habían enviado una ambulancia y llegarían en unos minutos.  Requería urgencia de inmediato, así que el quirófano correspondiente, estaba a punto para recibir al enfermo.

Salieron hasta la puerta de urgencias a recibirle y mientras les daban el parte los paramédicos,   irían directos al quirófano.  A Claire le tocaba ese turno.  Ya estaba preparada y dispuesta para intervenir.  Daba las órdenes oportunas de todas las medidas a tomar y para averiguar de lo que en realidad ocurría y la forma de proceder.  

Todo sucedía  a mucha velocidad, pero con la precisión extraordinaria que los profesionales de la medicina  ponen en marcha en las urgencias.  Había que operarle a corazón abierto y sustituir dos válvulas que era lo que le habían provocado el ataque  y, que de  no haber obrado tan rápidamente, quizá le hubiera costado la vida. 

 La operación fue larga y delicada, pero gracias a la maestría y eficiencia de todos cuantos intervinieron en ella, no tuvieron que lamentar una pérdida.  A pesar de ello, todos respiraron aliviados cuando hubieron terminado y le instalaron en la UCI. 

Nadie conocía a aquel personaje que según las personas que acompañaron al enfermo en la ambulancia se trataba de alguien importante en la dirección del Tory.  A todo el equipo de médicos y enfermeras les dio lo mismo de quién se tratara y de lo relevante que pudiera ser:  ellos harían todo lo posible por salvarle la vida, llamase como se llamase.

Claire una vez que habló con la familia y representantes del enfermo se dirigió a su despacho. llamó a Scott; necesitaba, siquiera por un momento hablar con su marido y escuchar la voz de sus hijos. No por sencilla que ahora sea esa operación, estaba exenta de riesgos, como cualquier otra.

 Había mantenido la serenidad. Era una profesional ante todo, pero la tensión en el quirófano fue palpable. Le contaba todo a Scott, que había interrumpido las noticias de ello que estaba viendo en la televisión.

— Cálmate cielo. Ya todo ha pasado y eres mi chica, la más valiente y templada. Eres magnífica Claire y estoy muy orgulloso de ti. Trata de descansar un poco, porque tenéis una noche complicada por delante.

— Te quiero, Scott, y quiero a los niños.  A todos os quiero muchísimo

—Lo sé, cariño, lo sé.  Ahora túmbate por un momento en tu despacho y descansa, la noche es larga.  Mañana  iré a desayunar contigo, como hacemos siempre.  Te quiero Claire.

Un revuelo de reporteros apostados ante la puerta del hospital, recibió a Scott a su llegada al centro hospitalario.  Le hacían preguntas sobre el enfermo y si era grave   lo que tenía,  ya que siendo Primer Ministro, había acudido para hablar con los médicos.  Tuvo que hacer una mini rueda de prensa para aclarar ciertas cosas que ignoraban

— Señores no he venido a estas horas y hasta aquí porque el señor  Michael Spencer esté grave.  Afortunadamente  fue  rápida y  excelentemente atendido.  En unos momentos será convocada una rueda de prensa para informarles de todo. Es un compañero de partido y es lógico que viniera a interesarme por él, pero ustedes ignoran que mi esposa ha participado en la operación porque está de guardia esta noche, y siempre que mis obligaciones me lo permiten acudo al hospital cuando su turno termina para desayunar con ella y regresar a nuestra casa.  Eso es todo.  Muchas gracias a todos y ahora si me dispensan...

    Scott dando media vuelta, se zafó de los periodistas,  entrando en el hospital y yendo en busca de Claire que le aguardaba. 

 Los reporteros aguardaron para obtener la fotografía del año:  verles meterse en el coche cogidos de la cintura y sonriendo felices.


EL Primer Ministro - Capítulo 28 - Algo pendiente

Hacía bastante tiempo que  Malcolm
 Craig no aparecía por el partido.  Había sido un miembro activo y relevante de los tories desde su juventud, pero en un momento determinado, decidió que la política se estaba complicando demasiado para él, que aunque tenía ideas de derechas, éstas, habían tomado un rumbo que no era el suyo.  Cuando su hijo estuviera preparado para ello, tomaría su relevo.  Scott pertenecía a otra generación, con ambiciones nuevas, y nuevas ideas.  Y de este modo  pidió su baja, aunque acudiría siempre que le necesitasen.

No obstante, cuando estaba aburrido,  o simplemente por curiosidad, siempre  daba una vuelta por la cafetería de la sede y le gustaba charlar con los ex compañeros de partido.

Al día siguiente después de visitar a Claire en el hospital, decidió dar una vuelta  y charlar por un rato con sus antiguos correligionarios.  La sensación de Scott, de que en su problema con Claire, había manos ocultas, no paraba de darle vueltas en la cabeza.  Ahora tenían dos hijos; habían puesto los cimientos de una familia, y la sensación de malestar en ellos, de quien alguien había intervenido torticeramente  en el matrimonio de sus hijos, no le dejaba tranquilo.  No terminaba de creerlo posible, pero corrían tiempos difíciles con ideas perversas por alcanzar un escaño, y tampoco dudaba  de que Scott no estuviera descaminado.  Por eso salió de casa, sin decir a su mujer a dónde dirigiría sus pasos.  Tenía el conocimiento y la experiencia de años, de haber tratado a personajes de distintas raleas, ambiciosos y cobardes que no se paraban ante nada ni ante nadie con tal de sacar tajada de alguna situación.

— Buenos días señores — dijo al entrar en el club

— ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué es de tu vida? —le dijo uno de sus antiguos compañeros de partido

—Descanso, paseo, viajo con mi mujer... en fin, todo lo que puede disfrutar un jubilado

-—¿No vas a regresar?  Te advierto que la cosa está que arde— le respondió otro de los contertulios

— Por eso he pensado en venir a dar una vuelta y que me deis noticias de primera mano.  Estaréis contentos, habéis sacado el plan con mayoría— les respondió Malcolm

— Es cierto, pero aún tenemos mucho por hacer. ¿Sabes?  Andamos tras de una joven que vale mucho y que nos vendría bien como refuerzo, para mostrar que, savia nueva y joven, ha ingresado en el partido.  Aseguraríamos más nuestra posición

— ¡Eso es estupendo!— dijo Craig —Creo que nos estamos quedando un poco viejos

— Sólo hay un inconveniente:  esa persona milita  en el Labour  Party. Me colé en el último mitin que dio y me quede asombrado. Es oro puro.  Traté de indagar quién era;  pensé en hacerla una visita pero, además de que no soltaban prenda, me dijeron que estaba fuera y que de momento tardaría en regresar.  Creo que anda por Irlanda

-—Pues esto si que es una novedad.  Leí en un periódico de esos del corazón, que mi hijo estaba enredado con una desconocida, y me consta que es un bulo ¿Sabéis por qué publicaron ese chisme  ¿Cómo es que el partido no lo desmintió?  Nos pudo haber costado un montón de escaños, amén de que la reputación de mi hijo quedó seriamente dañada.

— Pero ya lo ves, ha salido airoso y ahora le tienes de Primer Ministro.

-—Si, pero, me gustaría averiguar algo de esa noticia.   ¿Vosotros sabéis de dónde salió?

— No estoy muy seguro pero creo que  fue Michael Spencer. Se fijó en la chica y la quiso atraer hacia el partido, pero ella dijo que no, y entonces ideó ese plan,. Pero no me hagas caso;  quién lo sabe es    Alistair. Tu sabes que Spencer es uno de los que más aportan al partido.   No estuvieron de acuerdo desde un principio, pero tu sabes como es Spencer.  Al final puso la idea en marcha, pero como te comento no le salió bien.   Ella siguió en el partido  al que pertenecía.  En una de las reuniones del comité, se oyeron voces porque parece ser que la joven está casada con alguien de otro partido que no era el nuestro

— Creo que hablaré con Alistair. Tengo mucho interés en averiguar lo que ocurrió.  No debió hacerlo, si es así como me cuentas.  Pudimos haber salido mal, muy mal. Fue una torpeza enorme.

—Se nota que te aburres en casa ¿Eh?   No me digas que ahora vas a ser detective ¿Por qué tienes tanto interés?— Malcolm, rió socarronamente y respondió

— No querido amigo, te equivocas.  Es que tengo interés en averiguarlo porque  no me gustan esos manejos por mucho dinero que aporte al partido.  Hemos de ser limpios y consecuentes con nuestras ideas.  Sólo es eso

—Bueno, pues si es así, ya nos explicarás otro día lo que has averiguado.  Déjate ver más por aquí

Se despidió y a continuación entró en la sede del partido,. cuyo local estaba anexo al club. A una de las secretarias, solicitó hablar con el Secretario General que le recibió de inmediato.

— ¡ Malcolm, querido amigo!  ¡ Cuánto tiempo sin venir por aquí !  Te doy la enhorabuena.  Sé que has sido abuelo ¿Cómo están los jóvenes padres?

Se saludaron palmoteándose en la espalda.  Eran amigos desde que juntos se afiliaron al partido. Malcolm sabía que él podría darle una verídica información respecto al problema originado en sus hijos por culpa del insidioso Spencer.  Y después de charlar de anécdotas del partido, entró de lleno en el tema.

— Dime Alistair ¿Qué sabes  sobre esa chica del laborista que queréis engatusar para nuestro partido?

—¿Cómo te has enterado de eso?  Fue un bulo que se lanzó que nos pudo haber costado caro.  Scott me informó de con quién se había casado.  Yo era el único que lo sabía, pero no sé cómo demonios , seguramente por la intervención de  Spencer, se originó en días pasados un fenomenal jaleo, al saber de quién se trataba.  Te aseguro que hice cuanto pude por no involucrar a tu hijo, pero ese imbécil metió la pata hasta el fondo.  No quiero ni imaginar si no llegamos a salir y se descubre el pastel lo que hubiera ocurrido. Afortunadamente tuvimos suerte y la gente olvida pronto, de lo contrario...

— Pero sabes qué, mi hijo y su mujer, se han separado a causa de la dichosa foto de las revistas amarillistas, y eso no lo voy a consentir. Sé que subvenciona muchas de las campañas, pero exijo  sea expulsado del partido.  Además de acarrearnos muchos disgustos, gente con esa reputación no nos conviene porque nos salpicaría a todos. De lo contrario seré yo quién lo divulgue, así que tú verás lo que haces.  Estoy molesto contigo;  debiste informarme y ahora mis hijos no estarían en la situación que tienen.

— No sabes cuánto lo siento.  Scott, no dijo nada al respecto

— ¿Por eso crees que el bulo lanzado es verdad?  Mi hijo estaba muy preocupado por su mujer, ya que el embarazo ha sido muy problemático y ha estado a punto de darnos un disgusto de los serios.¿Crees que él estaba para desmentir cotilleos?

— En serio que lo siento, no sabía nada

— Pienso que es cierto, y posiblemente él no dirá nada para no dar más pábulo a la mentira.  Pero exijo que le echéis.

—Desde luego, hoy mismo sin más demora se hará. Creo que estaría bien tratar de reparar lo mal hecho ¿Crees que podría ir al hospital y explicarles, a los dos, lo sucedido?

— Pues mira sería todo un detalle.

— No te preocupes, así lo haré hoy mismo

Se despidieron de la misma forma afectiva que lo habían hecho a su entrada.

  Ya en la calle,  Malcolm sonrió con malicia, pero con satisfacción. Todos se aclararía y de nuevo volvería la tranquilidad a su familia.  Llamó a un taxi y regresó al hospital para ver a su nieto y a sus hijos.  Todo había cambiado respecto a Claire de un día para otro.  No les comentaría nada, aguardaría hasta ver si  Alistair cumplía su palabra dada.

El Primer Ministro - Capítulo 27 - Derribando barreras

Tocaron suavemente en la puerta de la habitación en donde se encontraba Claire y, a su lado  Scott con su hijo en brazos, que paseaba  lentamente, mientras ella dormía   algo cansada.  Al abrir la puerta, se detuvieron durante un momento y los tres sonrieron al ver a Scott, como hablaba quedamente a su hijo para no despertar a su mujer. 

 El señor Craig permaneció  en el dintel  mientras su mujer y Theresa avanzaban sin hacer ruido hasta ellos.  El padre contemplaba la imagen de su hijo con el niño en brazos, y  pensó que él nunca había acunado de esa forma a Scott cuando era bebe.  Posiblemente se había perdido lo mejor de él, y es por eso que, ahora, prefiere  confiarse a su abuela antes que a sus padres. 

 Giró la cabeza y contempló el rostro pálido de su nuera,  y sin  darse cuenta, comprendió que se había portado mal con ella, con ellos.  Que les había robado parte de la felicidad que pudieran sentir, por una forma de comportarse en desuso en los tiempos que corrían  y había sido un valor perdido, que nunca más recuperaría.


No escuchaba lo que hablaban.  Lo hacían bajo, muy bajo, para que Claire descansara.  Enseguida  Felicity tomó a su primer nieto en brazos emocionada.  Theresa contemplaba la escena sonriendo satisfecha y Scott miraba a su padre que tenía la vista fija en su nuera sin pronunciar palabra.

— ¿ Estás bien, papa ? — le dijo Scott

— Si hijo, lo estoy. No te preocupes.  Pienso únicamente en el tiempo que he perdido

— Creo saber a lo que te refieres, pero olvídalo y es bueno reconocer las cosas para no volverlas a repetir.

En ese momento Claire abrió los ojos, sin que ninguno de ellos se diera cuenta. Contemplaba la imagen un poco extrañada. Sus suegros estaban ahí, para conocer a su nieto. Al menos a él le querrían.  Como si fuese un imán, el señor Craig giró la cabeza y los ojos de ambos  permanecieron durante unos instantes clavados uno en el otro.  Sin dejar de mirarse, el abuelo dijo a su hijo:

— Os agradecería que nos dejarais solos un momento a Claire y a mi.  Tengo que hablar con ella

— Papa — dijo Scott — Te agradecería que lo dejaras para otro momento, si es que algo vas a reprocharle.  Lo ha pasado muy mal y se encuentra agotada.

— No hijo, no te preocupes. Lo que he de decirla no va a perturbarla.  Pero es necesario que hable con ella.

  Y los tres salieron después de dejar al bebe en brazos de su madre.

Se sentó en el sillón, a la cabecera de su cama y  lentamente comenzó a hablar con su nuera, que no comprendía lo que estaba sucediendo.

— He querido quedarme a solas contigo porque he de pedirte perdón. Que me perdones por haberte juzgado mal sin conocerte, obviando el amor que podríais sentir el uno por el otro.  Fui perverso y egoísta.  Me arrepiento mucho de haber sido así. 

— Pero Theresa me ha hecho comprender la verdad, mi actitud equivocada respecto a ti, a vosotros. Y me ha hecho ver la suerte que tuvimos cuando Scott decidió unir su vida a la tuya.  Nunca me perdonaré esa actitud egoísta con el trato que te dimos.  Nunca nos diste motivos, y se que haces feliz a mi hijo, aunque hayan surgido cosas ajenas a vosotros que os han distanciado, pero ese hijo, ese nieto,  que nos habéis dado, será quién cierre las heridas y volveréis a recobrar la paz. 

— Te prometo que averiguaré quién os ha hecho daño y va a pagarlo muy caro.

-—Señor Craig.  No quiero que se disculpe. No me conocía, no sabía nada de mí, pero de algo puede estar seguro:  amo a su hijo más que a mi propia vida, y aunque ahora las cosas no marchen bien entre nosotros, confío que algún día vuelva la concordia a nuestro hogar.  Deseo hacerle feliz, porque es un hombre bueno y generoso, aunque pensemos diferente.   Sé reconocer a una buena persona cuando lo tengo delante, y él lo es.  No hay nada que me complaciera más que  ustedes y él estuvieran unidos de nuevo.  Y lamento haber sido yo, quien les distanciase.

Se levantó del asiento y se inclinó sobre Claire, depositando un beso en su frente, al tiempo que apretaba su mano

— Y así será, pero con la diferencia en que te tenderemos a tí que nos has hecho el regalo más grande : un nieto precioso .  ¿ Puedo tomarle en brazos ?

— ¡ Naturalmente que sí, es su nieto ! No tiene que pedir permiso para ello

— Gracias Claire. Me resarciré de lo que no hice con mi hijo, porque  este niño, lo ha cambiado todo.


En ese momento, la cabeza de Scott asomó por la puerta entre abierta:

— ¿ Podemos pasar ?  Siento interrumpir, pero es la hora de la toma y he de colaborar.

Todos rieron  satisfechos.  Al fin la paz  volvería a sus hogares.

No deseaban fatigar a su nuera que se sentía feliz con las visitas recibidas.  Suspiró aliviada; al fin había recobrado la paz que echaba de menos.  
Sabía que Scott estaba feliz al haber recibido la visita de sus padres.  Pensó que todo se arreglaría poco a poco y, entre ellos también. Se sentía tan feliz y contenta que no creía que todo hubiera pasado ya y que de nuevo las preocupaciones se ahuyentaran poco a poco

Mientras caminaba hacia el ascensor, Malcolm retuvo por el brazo a su hijo:  deseaba decirle algo.

— ¿ Me contarás lo ocurrido entre vosotros?

— Papá, ahora no es el momento.  Es una larga historia y una terrible sospecha que nos ha perturbado durante bastante tiempo, creando la discordia entre ambos.  Pero ahora soy demasiado feliz con mi familia y con vuestra visita.  Te lo contaré dentro de unos días.  Sólo te diré que alguien no nos quiere bien y ha tratado por todos los medios  en deshacer nuestro matrimonio. Cuando den el alta a Claire y estemos en casa, te daré todos los detalles.

—Así lo  espero, hijo. Trataré de averiguar si todo ha salido de donde me imagino, y no va a quedar impune, te lo prometo.

Se abrazaron todos y, emocionados salieron de la clínica, prometiendo volver todos los días que permanecieran hospitalizados.  Deseaban volver a estar con ellos.

Theresa y Felicity volverían al día siguiente y cuidarían de Claire y del bebe, ya que Scott debía acudir al partido a solucionar algún asunto que había dejado pendiente.

Cuando regresó junto a Claire, el bebe dormía.  Se sentó junto a su esposa muy sonriente. Se le notaba que estaba feliz; por fin había conseguido algo que parecía inalcanzable. La besó en los labios y ella no rehuyó la caricia.  Se miraron a los ojos apoyó la cabeza en la almohada juntando su rostro al de ella.

-—Ahora descansa, amor mío. Todo está bien.  Te quiero Claire, te quiero.