lunes, 7 de enero de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 1 - Fin de carrera

Los birretes lanzados al aire era la señal de que habían terminado sus estudios, su carrera.  Sus sueños, sus ilusiones,  o sus imperativos familiares, habían llegado a su culminación.  Todo era alegría y gritos de " lo hemos conseguido " entre ellos y sus familias, que habían asistido a la celebración.  Ese año daría su discurso de despedida  James, un alumno disciplinado que había sacado su carrera brillantemente, que había cumplido su sueño de convertirse en abogado, aún a sabiendas de que no ejercería como tal, ya que su destino sería llevar las riendas de la propiedad familiar, que hasta ese momento regía su madre,  Alice  Mulligan,  al haber fallecido el cabeza de familia;  ella lo dirigía , hacía ya varios años.

No obstante, a pesar de saber que no sería letrado, su entusiasmo no decayó con la esperanza de que algún día pudiera convencer a su madre para tal fin.  Sería una tarea muy difícil,ya que ella se sentía  mayor para llevar las riendas de todo, y había depositado su confianza en su único hijo:   James.  El,  impuso como condición aceptar sustituirla, a cambio de que le dejase hacer la carrera de Derecho, en lugar de ingeniero agronomo como ella quería.

James se había salido con la suya.  Debía tomar la dirección del rancho, y  lo haría muy a su pesar. Pero antes realizaría el viaje de sus sueños : Nueva York.  No sabía exactamente el por qué había elegido esa ciudad para disfrutar de unos días como fin de carrera.  La mayoría de sus compañeros, habían elegido Europa para celebrar que ya tenían un título. James iría a Nueva York .
 Para orientarse en la gran urbe, se había provisto de un libro en el que venían los lugares más turísticos, los museos, las discotecas, restaurantes y lugares más emblemáticos a visitar.  Se lo había regalado Willy conocedor de la idea del muchacho

El,  sólo deseaba divertirse, así que obviaría los museos y sitios turísticos, en cambio  conocería las más afamadas discotecas visitadas por la gente famosa de distintos estamentos:.  Empacó sus pertenencias  y por última vez paseó su mirada por aquella habitación de la universidad de Berkeley, que había constituido su hogar durante tanto tiempo, a excepción de las fechas clave en las que pasaba junto a su madre, viuda desde hacía tiempo.  Su compañero de habitación ya se había marchado, pero él quería pasar sus últimos momentos de permanencia allí, rememorando lo vivido.  las novatadas, su llegada al campus y el conocer a los que serían sus compañeros  durante tantos años.  Había sido un excelente estudiante que sacó muy buena puntuación  durante toda  la carrera.  Pensó con tristeza que tanto esfuerzo había sido inútil puesto que no ejercería, pero al menos podría exhibir su título en el despacho del rancho, aunque nadie se fijara en él.

En la puerta le aguardaba su madre y Willy, el capataz y ocasionalmente  chófer de su madre de toda la vida, que entró al servicio del rancho  antes de  morir su padre..  Él había sido su confidente en ausencia de su progenitor.   Quién le dio las primeras instrucciones en la adolescencia para tratar con las chicas y quién le explicó cómo debía comportarse  la primera vez que estuviera con una mujer.  Había hecho las funciones de un padre, al no tenerlo y la madre negarse a esos menesteres.

Quería a aquel hombre y sabía que  su madre no le era indiferente, pero la autoritaria  y severa  Alice, ni siquiera pensaba en una relación con él,. Creía  que estaban perdiendo el tiempo, puesto que ambos congeniaban a la perfección . pero la distancia de pensamiento,  entre una y otro era tan abismal, que sería imposible pensar ni siquiera algún escarceo amoroso entre ellos.

Bajó corriendo los escalones que le separaban de su madre y al llegar se abrazó a ella y a Willy.  Se mostraban orgullosos de aquel chico que ya era todo un hombre.  Había ido a la universidad siendo un muchacho y salía con su título de abogado bajo el brazo..  No importaba que no ejerciera, lo había conseguido y Willy le demostró lo orgulloso y satisfecho que se sentía de ello. Y fue él quién le mostró la emoción que sentía, ante la frialdad de su madre.  En el fondo sabía que ella también se sentía orgullosa, pero pensaba que si lo demostraba perdería autoridad.  Y es que su vida había sido muy dura; se había quedado viuda muy joven y se encontró de la noche a la mañana con un hijo pequeño, sin marido y con un rancho del que no sabía absolutamente nada.

James la escuchaba muchas noches llorar en su habitación y hablando con  su imaginario padre, pidiéndole instrucciones de cómo dirigir todo.  Era inteligente y pronto se hizo con la situación ayudada por su capataz, en el manejo del rancho, y con habilidad, consiguió agrandarlo.  Su nivel económico subió al cabo de mucho tiempo e hipotecas, pero consiguió salir a flote, pagar deudas y comenzar a  ahorrar dinero. James sabía del esfuerzo que había hecho su madre y la renuncia a llevar una vida más acorde a su edad y posición, por eso admitió la imposición materna, y se juró así mismo que jamás la dejaría en la estacada.

Decidieron que bien merecían una celebración, y de este modo fueron al restaurante más lujoso de la ciudad y los tres, sentados en la misma mesa reían jubilosos  del éxito alcanzado.

Alice pertenecía a una familia acomodada y ella había recibido una educación exquisita.  Sus padres  destinaron  casarla con un chico de su misma posición, Más concretamente con el hijo del hacendado más rico de la zona.  Pero ella se enamoró del capataz que tenían, y él de ella.  Eran muy jóvenes y la familia jamás aceptaría que se uniese a un hombre de una baja esfera social, por guapo y eficiente que fuera.  Tuvieron su primera relación sexual cuando ella había cumplido con creces la mayoría de edad  y de esa relación se quedó embarazada de James. Sabiendo que jamás lo aceptarían decidieron casarse  y formar su hogar en Sacramento. Y allí nació James.. Alice trató de hablar con sus padres y anunciarles que eran abuelos, pero ellos se negaron a recibirles y ni siquiera conocieron  al nieto.
Tuvo que pasar bastante tiempo, a la muerte de su padre, , para que Alice, con James de la mano pudiera acudir al sepelio, pero nunca más volvieron a recibirla.  Consideraban que tenían un nieto bastardo y por muchos intentos que hizo James senior,  para que al menos recibiesen a su mujer y a su hijo, el hermano mayor de ella, se negó con rotundidad a hacerlo.  James guardaba un remoto recuerdo de aquel día en que por primera vez conoció a su abuelo dentro de un ataúd.

Fallecido también su propio padre,  el niño se refugió en Willy y a él pedía consejo y orientación a medida que los años iban pasando y necesitaba la figura de un hombre que le explicara los cambios que iba notando en su cuerpo.  Hubiera sido feliz si su madre se hubiera unido a él, pero Alice, llevaba en su sangre el orgullo de  su familia y ni por lo más remoto le admitiría en el lugar de su marido, por muchos deseos que tuviera  de algo de intimidad.

Pero volvamos al actual momento en que James planificaba su escapada a la ciudad de los rascacielos.  Al cabo de los tres días, un entusiasmado James se vio volando rumbo a Nueva York.  Para él, representaba toda una aventura.  Le habían hablado maravillas de esa ciudad y aunque solamente estaría una semana, pensaba conocer hasta el último rincón de los lugares en los que hubiera algo en que divertirse.  A su regreso a Sacramento le esperaba el rancho y las cosechas, de modo que apuraría hasta el último instante de su estancia en la gran ciudad.