jueves, 2 de enero de 2020

El Primer Ministro - Capítulo 27 - Derribando barreras

Tocaron suavemente en la puerta de la habitación en donde se encontraba Claire y, a su lado  Scott con su hijo en brazos, que paseaba  lentamente, mientras ella dormía   algo cansada.  Al abrir la puerta, se detuvieron durante un momento y los tres sonrieron al ver a Scott, como hablaba quedamente a su hijo para no despertar a su mujer. 

 El señor Craig permaneció  en el dintel  mientras su mujer y Theresa avanzaban sin hacer ruido hasta ellos.  El padre contemplaba la imagen de su hijo con el niño en brazos, y  pensó que él nunca había acunado de esa forma a Scott cuando era bebe.  Posiblemente se había perdido lo mejor de él, y es por eso que, ahora, prefiere  confiarse a su abuela antes que a sus padres. 

 Giró la cabeza y contempló el rostro pálido de su nuera,  y sin  darse cuenta, comprendió que se había portado mal con ella, con ellos.  Que les había robado parte de la felicidad que pudieran sentir, por una forma de comportarse en desuso en los tiempos que corrían  y había sido un valor perdido, que nunca más recuperaría.


No escuchaba lo que hablaban.  Lo hacían bajo, muy bajo, para que Claire descansara.  Enseguida  Felicity tomó a su primer nieto en brazos emocionada.  Theresa contemplaba la escena sonriendo satisfecha y Scott miraba a su padre que tenía la vista fija en su nuera sin pronunciar palabra.

— ¿ Estás bien, papa ? — le dijo Scott

— Si hijo, lo estoy. No te preocupes.  Pienso únicamente en el tiempo que he perdido

— Creo saber a lo que te refieres, pero olvídalo y es bueno reconocer las cosas para no volverlas a repetir.

En ese momento Claire abrió los ojos, sin que ninguno de ellos se diera cuenta. Contemplaba la imagen un poco extrañada. Sus suegros estaban ahí, para conocer a su nieto. Al menos a él le querrían.  Como si fuese un imán, el señor Craig giró la cabeza y los ojos de ambos  permanecieron durante unos instantes clavados uno en el otro.  Sin dejar de mirarse, el abuelo dijo a su hijo:

— Os agradecería que nos dejarais solos un momento a Claire y a mi.  Tengo que hablar con ella

— Papa — dijo Scott — Te agradecería que lo dejaras para otro momento, si es que algo vas a reprocharle.  Lo ha pasado muy mal y se encuentra agotada.

— No hijo, no te preocupes. Lo que he de decirla no va a perturbarla.  Pero es necesario que hable con ella.

  Y los tres salieron después de dejar al bebe en brazos de su madre.

Se sentó en el sillón, a la cabecera de su cama y  lentamente comenzó a hablar con su nuera, que no comprendía lo que estaba sucediendo.

— He querido quedarme a solas contigo porque he de pedirte perdón. Que me perdones por haberte juzgado mal sin conocerte, obviando el amor que podríais sentir el uno por el otro.  Fui perverso y egoísta.  Me arrepiento mucho de haber sido así. 

— Pero Theresa me ha hecho comprender la verdad, mi actitud equivocada respecto a ti, a vosotros. Y me ha hecho ver la suerte que tuvimos cuando Scott decidió unir su vida a la tuya.  Nunca me perdonaré esa actitud egoísta con el trato que te dimos.  Nunca nos diste motivos, y se que haces feliz a mi hijo, aunque hayan surgido cosas ajenas a vosotros que os han distanciado, pero ese hijo, ese nieto,  que nos habéis dado, será quién cierre las heridas y volveréis a recobrar la paz. 

— Te prometo que averiguaré quién os ha hecho daño y va a pagarlo muy caro.

-—Señor Craig.  No quiero que se disculpe. No me conocía, no sabía nada de mí, pero de algo puede estar seguro:  amo a su hijo más que a mi propia vida, y aunque ahora las cosas no marchen bien entre nosotros, confío que algún día vuelva la concordia a nuestro hogar.  Deseo hacerle feliz, porque es un hombre bueno y generoso, aunque pensemos diferente.   Sé reconocer a una buena persona cuando lo tengo delante, y él lo es.  No hay nada que me complaciera más que  ustedes y él estuvieran unidos de nuevo.  Y lamento haber sido yo, quien les distanciase.

Se levantó del asiento y se inclinó sobre Claire, depositando un beso en su frente, al tiempo que apretaba su mano

— Y así será, pero con la diferencia en que te tenderemos a tí que nos has hecho el regalo más grande : un nieto precioso .  ¿ Puedo tomarle en brazos ?

— ¡ Naturalmente que sí, es su nieto ! No tiene que pedir permiso para ello

— Gracias Claire. Me resarciré de lo que no hice con mi hijo, porque  este niño, lo ha cambiado todo.


En ese momento, la cabeza de Scott asomó por la puerta entre abierta:

— ¿ Podemos pasar ?  Siento interrumpir, pero es la hora de la toma y he de colaborar.

Todos rieron  satisfechos.  Al fin la paz  volvería a sus hogares.

No deseaban fatigar a su nuera que se sentía feliz con las visitas recibidas.  Suspiró aliviada; al fin había recobrado la paz que echaba de menos.  
Sabía que Scott estaba feliz al haber recibido la visita de sus padres.  Pensó que todo se arreglaría poco a poco y, entre ellos también. Se sentía tan feliz y contenta que no creía que todo hubiera pasado ya y que de nuevo las preocupaciones se ahuyentaran poco a poco

Mientras caminaba hacia el ascensor, Malcolm retuvo por el brazo a su hijo:  deseaba decirle algo.

— ¿ Me contarás lo ocurrido entre vosotros?

— Papá, ahora no es el momento.  Es una larga historia y una terrible sospecha que nos ha perturbado durante bastante tiempo, creando la discordia entre ambos.  Pero ahora soy demasiado feliz con mi familia y con vuestra visita.  Te lo contaré dentro de unos días.  Sólo te diré que alguien no nos quiere bien y ha tratado por todos los medios  en deshacer nuestro matrimonio. Cuando den el alta a Claire y estemos en casa, te daré todos los detalles.

—Así lo  espero, hijo. Trataré de averiguar si todo ha salido de donde me imagino, y no va a quedar impune, te lo prometo.

Se abrazaron todos y, emocionados salieron de la clínica, prometiendo volver todos los días que permanecieran hospitalizados.  Deseaban volver a estar con ellos.

Theresa y Felicity volverían al día siguiente y cuidarían de Claire y del bebe, ya que Scott debía acudir al partido a solucionar algún asunto que había dejado pendiente.

Cuando regresó junto a Claire, el bebe dormía.  Se sentó junto a su esposa muy sonriente. Se le notaba que estaba feliz; por fin había conseguido algo que parecía inalcanzable. La besó en los labios y ella no rehuyó la caricia.  Se miraron a los ojos apoyó la cabeza en la almohada juntando su rostro al de ella.

-—Ahora descansa, amor mío. Todo está bien.  Te quiero Claire, te quiero.

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