viernes, 8 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 11 - De vuelta a casa

Y sería la segunda vez que Willy fuera al aeropierto a recoger a James, pero ésta vez llegaba con ella.  Mientas esperaba la salida de viajeros, se preguntaba cómo lo habría logrado.  ¿ Acaso el padre de Noa había sido más flexible que Alice ? ¿ O acaso había visto lo que ellos no vieron?  Claro que el señor Shephard tenía a la pareja delante, y Alice sin embargo sólo a su hijo.  Daba lo mismo, lo importante es que había conseguido que pasase una temporada con ellos y tendrían ocasión de analizar a la muchacha hasta en el más mínimo detalle.  Sobretodo se alegraba por Alice, porque recobrar la tranquilidad perdida y el resquemor, que sentía hacia la chica, sin conocerla siquiera. ¿ La vería como una competidora  en el cariño de su hijo?  Es muy posible que así fuera pero esa era la vida.  Los hijos levantan el vuelo y hay que acoger con cariño a quién desde ese momento en adelante formará parte de su vida, pasando ellos a segundo plano.  Porque Willy le consideraba como hijo suyo ya que le conocía desde pequeño, aunque nunca compararía el amor de su madre con el que pudiera sentir él.

Y al fin,  ante él,  apareció la pareja, tomados de la mano y mirándose triunfantes sonriendo ampliamente al divisar a Willy. La primera impresión que éste se llevó de Noa es que James tenía razón era preciosa y muy joven.  Comprendía porqué se había enamorado de ella. Pero lo que deberían tener en cuenta  no era su físico, sino su forma de ser.  Se la veía dulce y simpática, tal y como James les había dicho.

- Veremos a ver cómo reacciona Alice - se dijo mientas avanzaba hacia ellos.

James abrazó a Willy y a continuación le presentó a su novia.  Se le veía orgulloso y sobretodo feliz.  Noa sonrió extendiendo su mano hacia él

- James me ha hablado mucho de usted. Me alegro de conocerle.

Willy quedó deslumbrado por la sonrisa de ella. Efectivamente era una chica educada y muy dulce.  Alice iba a tener un duro combate por delante si deseaba ganar en el terreno que había planteado.  Bastó ver a la paeja cómo se miraban y se sonreían para quedar convencido absolutamente que James  y Noa se adoraban.  Y echó la vista atrás y recordó la primera vez que vio a Alice y los sentimientos que por ella albergó desde el primer momento, y que al paso de los años, aún conservaba.  No le pareció extraño que James sintiera lo mismo la primera vez que la viera, y que esté tan enamorado de ella.  Pero el problema no era James, sino Noa.  Su primera impresión había sido positiva, claro que él no estaba en la piel de Alice.  Creía que tendría que ser mediador entre las dos mujeres, no por la chica que parecía débil y expectante, sino por Alice, ya que estaba dispuesta a sacar punta de todo.

Charlaban animadamente entre ellos, ya que Noa al no conocerles, ni tampoco el terreno que pisaba, no podía opinar de lo que hablaban.  Estaba muy nerviosa, y los nervios se incrementaban  a medida que se acercaban a la que sería su casa, al menos provisionalmente.  Se retorcía las manos y James  se las cogía y apretaba suavemente para tranquilizarla.  El también estaba un poco alterado; no sabía cómo reaccionaría su madre en vistas de lo ocurrido cuando planteó el problema.

Y de repente, apareció la entrada al Rancho Mulligan.  Ante su vista se abría una gran extensión de terreno arenoso a ambos lados de la carretera por la que circulaban, pero pronto aparecieron las extensiones sembradas  de trigo y cebada. Más adentro aparecieron unas cercas de blanco impoluto en la que había caballos y en otro cercado alguien que domaba a un ejemplar magnífico de pura sangre española.  Y de pronto hizo su reflexión

- Estamos en California, claro.

- ¿ En qué piensas ? - Le preguntó James mirándola
- ¿ En qué quieres que piense, muchacho? - respondió Willy - Va a conocer a tu madre y es normal que esté nerviosa. ¿ Tú no lo estuviste al conocer a su padre?  Pues eso.

La pareja se miró y rieron abiertamente..  Y por fín apareció una casa, grande, más de lo que había imaginado, de estilo típicamente español. En el frente una parte de hierba verde, recién cortada.  A un lado de la entrada principal las buganvillias de color carmesí, rodeaban las ventanas que daban al exterior.  Un poco más a su izquierda, un parterre de rosas de distintos colores que adornaban un cenador blanco en el que había unas sillas y una mesa del mismo color.  James le comentó algo que apenas escuchó porque su corazón latía tan aprisa que creía iba a estallar

-Las rosas,  las plantó mi madre antes de que mi padre muriera, y lo cuida como oro en paño. Dice que cuando me haga cargo del rancho, tendrá más tiempo para dedicarse a él y hasta concursará en el certamen anual de rosas de la localidad
- Es precioso, James.  Son unas rosas maravillosas.  Espero poder ayudarla- James y Willy se miraron

Finalizaron la conversación al darse cuenta, que Willy tocaba el cláxon y que habían llegado.  De inmediato la puerta se abrió y una sirvienta mejicana salió al encuentro para recoger el equipaje que traían..  Pero no acudió Alice y eso extrañó a James y a Willy.   No hicieron ningún comentario ante Noa.  Sabían perfectamente que era toda una intención de posicionarse como ama y señora de esa casa.  Sabían y conocían bien a la mujer y significaba que no era bien recibida , pero naturalmente se cuidaron de no expresarlo.  Ya estaba bastante nerviosa para incrementar más  la preocupación que sintiera por verse ante su futura suegra.

La tomó de la mano mientras Willy terminaba de ayudar a la sirvienta con el equipaje.  No llevaban mucho, tan sólo el bolsón de James y una maleta grande de Noa. Y entraron en el recibidor, grande, imponente de regia madera , con cuadros y flores en un jarrón sobre la mesa de la entrada.  Al pie de las escaleras que conducían al piso de arriba, estaba Alice con las manos cruzadas delante de ella.  la cabeza erguida y la cara seria, recelosa, escudriñando a la chica, que parecía una niña, que su hijo llevaba de la mano.

- Mira Noa, es mi madre:  Alice

Noa no era tonta, y enseguida se dio cuenta de que no era bien recibida y aún se puso más tensa.  De buena gana, a no ser por el amor que sentía hacia James, hubiera dado media vuelta y habría desaparecido de allí.  Pero sabía a lo que se enfrentaba, aunque él no le hubiera dicho nada.  Y supo en ese preciso instante, que tendría una dura batalla por librar para ganarse a esa mujer que la veía como una competidora en el amor de su hijo
James soltó su mano dejándola al pie de la escalera frente a su madre

- Hola mamá, es Noa, mi prometida.

James cuadró sus mandíbulas e irguió la espalda.  Quería decirla que a pesar de todo  y pese a todo, esa joven sería su mujer.  Tanto si lo aceptaba como si no.  Noa detrás de él le siguió y esgrimió una sonrisa para suavizar la tensión que se vivía. La tendió su mano que Alice estrechó de mala gana.  Noa buscaba las palabras y no llegaban hasta su cabeza,.  James no dejaba de mirar a su madre y ella a él.  Ambos se lanzaban mensajes subliminales que indicaban que esa presencia no era de su agrado. Willy presenciaba la escena desde el dintel de la entrada, y vio la situación tan violenta que se vivía, entonces tomó las riendas y se dirigió hacia Alice alabando a Noa , pero ni un sólo músculo de la cara de Alice, se movió, dando a entender que no la importaba lo dulce, simpática y bonita que fuera.

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