domingo, 17 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 29 - La caja de Pandora

La voz de James llamando a su mujer, se escuchó en la habitación.  Pronto la encontró saliendo del baño. La miró detenidamente, y el rictus de su boca, le hizo comprender que estaba disgustada, quizá más de lo normal, y eso  hizo que el corazón le diera un vuelco. No quería ni pensar que su matrimonio pagara  por  una discusión, pero comprendía que si todo lo que le había dicho era cierto, tenía motivos para encontrarse incómoda.  hablaría con su madre en cuanto llegaran al rancho, pero mucho se temía que la posición de ambas mujeres  no se movería por ningún lado.  Noa había dejado muy claro  que estaba harta de  su vida en la casa, y si eso fuera cierto haría que acelerase  el encontrar un rincón para ellos solos. Y la idea que había tenido de habilitar un ala del terreno del rancho para construir su casa, quedó desechada en el acto; Noa no quería ni pisar ese suelo.  Lo deseaba lejos de allí, porque en parte debía pensar que si así fuera, aún sería un terreno prestado por la magnificencia de Alice, o sea que estarían en las mismas.

- ¡ Qué difíciles son las mujeres cuando se empeñan en algo ! ¡ Dios ! iluminame para luchar con  ello y que salgamos  todos bien parados - Pensó yendo en busca de su mujer que se vestía,  mientras tanto,  en el vestidor contiguo
-¿ Te escondes de mi ? - la preguntó sonriendo
- En absoluto.  Sólo me estoy vistiendo
- Lo siento.  No debí marcharme.  Comprendo que estés enfadada. Te pido disculpas
-Si has sido grosero. Me has dejado poco menos que con la palabra en la boca. Pero te disculpo.  Creo que los dos estábamos nerviosos. Yo también pido disculpas

James avanzó hacia ella y la abrazó fuertemente.  Noa besó los labios de su marido y con eso quedó zanjado el asunto. " Ninguna noche acostarse sin solucionar  alguna causa pendiente".  No sabía dónde había escuchado esa frase, pero estaba decidida a llevarla a cabo siempre,y esta ocasión sería perfecta.  Sabía cómo terminarían esas disculpas, pero no la importó, al contrario el encontrarse de nuevo uno junto al otro, pegados sus cuerpos, hacía que su sangre corriera más aprisa. Y le deseó y él a ella y se fundieron en uno solo y de esta forma, entre ellos, todo quedó aclarado, es como si nada hubiera ocurrido.  Al instante, quedó  olvidado.  Su amor era más fuerte que cualquier otra cuestión,

Era casi de noche, cuando se dieron cuenta de que tenían planes para despedirse de esa excursión, pero nada mejor que el haber estado juntos, abrazados, perdonándose cada uno sus rencillas, y decidieron que seguir así era extraordinario

- Volveremos pronto - la dijo dándola pequeños besitos - No es una despedida, sino un hasta luego ¿ te parece ? ¿ o prefieres salir?' - la preguntó
- Ni hablar.  En este momento, aquí y ahora es el lugar preferido de la tierra en el que deseo estar contigo. Nueva York, puede esperar.

Y así abrazados se quedaron dormidos tras después de volver a hacer el amor.  Se levantaron temprano, ya que la salida del avión era hacia mediodía, pero debían estar con tiempo en el aeropuerto.  En la puerta, mientras esperaban la llegada del taxi , Noa paseo su mirada por la ciudad bulliciosa que la vio nacer.  Ahora que no vivía en ella, apreciaba más  sus calles, sus gentes, su bullicio incansable, sus prisas...  Pero estaba con el hombre a quién amaba tremendamente y eso  hacía que relegase todas sus nostalgias.
Ya sentados, se ajustaban los cinturones dispuesto a salir de un momento a otro.  James la miro , la dio un beso en la mejilla y apretó su mano suavemente mientras la sonreía dulcemente

- Te prometo que volveremos pronto

Ella aceptó ligeramente con su cabeza pero algo en su interior la decía que probablemente no sería así.  No sabía por qué  la invadía esa sensación de nostalgia y tristeza.  Y la vida le daría la razón, aunque volvería no tardando mucho,  pero  no junto a James.

En el aeropuerto les esperaba Willy que había acudido a recogerles. El matrimonio se miró y sonrió al contemplar la cara de el capataz ¿ A qué se debía ese cambio ?  Sólo habían faltado dos o tres días, pero su rostro reflejaba una luz que antes no tenía.  Noa y James, supieron de inmediato que aquella cena proyectada con Alice, había sido todo un éxito, y sin decir palabra, ambos esposos apretaron sus manos y se miraron como diciendo:

- Todo ha salido bien.

Y al fin se encontraron de nuevo en el rancho.  Les parecía que había transcurrido mucho tiempo desde que partieron cuando en realidad podía decirse que habían sido horas, en lugar de días .  En la puerta se hallaba Alice con una amplia sonrisa , que extendía los brazos hacia  su hijo con quién se fundió en un abrazo, quizá demasiado largo  para el corto espacio de tiempo que habían estado sin verse.  Detrás de James, permanecía Noa esperando su turno.  Portaba una bolsa  cuyo contenido eran los regalos que llevaban para Alice.  Alargó su brazo para recogerlos.  La miró con una media sonrisa y la dijo

-Luego lo veré.  Gracias

Noa lo que esperaba era una efusiva  bienvenida, pero distaba mucho de serlo, más bien fue algo protocolario, que no pasó desapercibido para ella, que dijo para sí

- Estamos en las mismas

Recibió un lígerísimo amago de beso en la mejilla y enseguida Alice se dirigió a su hijo para que la contara las incidencias de su viaje, ignorando por completo a Noa.  Al fín se hartó de ser la invitada de piedra y dando  media vuelta y se alejó de ellos Todo había sido presenciado también por Willy  que reprochaba en silencio la indiferencia de Alice , sólo movió la cabeza negativamente, al  ver la bolsa de los regalos que ni siquiera había abierto , al tiempo que decía

- Os subiré las maletas
- Te acompaño - dijo Noa subiendo tras él.

Se mantuvo serena mientras Willy permanecía a su lado mirándola fijamente, queriendo decir algo, sin decidirse a hacerlo.  Al final se despidió de ella y salió de la habitación.  Noa miraba las maletas que habían depositado encima de la cama sin atreverse a deshacer el equipaje.  Al fin lo hizo  guardando todo lo que traían,. En la planta de abajo, se escuchaban algunas voces algo airadas, pero no quiso prestar atención a lo que decían. Simplemente se sentó a los pies de la cama  y al cabo de un rato se levantó, yendo hacia el vestidor y sacando un bolsón en el que metió algo de ropa  y lo necesario para su aseo.  Y aguardó; se sentía frustrada y muy furiosa. ¡Tanto!  que le daba miedo lo que tenía en mente para decirle a su marido.

Y de repente, las voces cesaron y escuchó unos pasos, sobradamente conocidos que se dirigían hacia donde ella estaba y la puerta que se abría bruscamente. James entró con la cara pálida y muy furioso. acudió hasta donde estaba su mujer, y sentándose a su lado, tomando sus manos, la dijo

- Lo siento. Lo siento muchísimo. No la entiendo, no la conozco. ¿ Qué demonios la pasa? Nunca ha sido así
- Es por mí. Me ve como su rival.  Teme le robe tu cariño.  Creo que debo alejarme durante algún tiempo

-¿ Qué ?  Ni hablar.  Mañana mismo, sin falta, buscaremos nuestra casa. No es excusa el tema de los celos.  Ha sido grosera y mal educada.  No. No se lo perdono.  Eres mi mujer y te debe un respeto.
- James, cálmate.  Se que no has tenido la culpa, pero necesito estar sola, reflexionar.  Alejarme de este ambiente que ya no soporto más.  He decidido ausentarme durante un par de días. Si quieres buscar la casa, hazlo, pero he de irme
- ¿ Me estás diciendo que te separas de mí ? Me tenéis como una pelota de pin pon.  estoy en medio de las dos y no puedo tomar partido por ninguna, porque entonces sería una guerra. No es justo Noa, yo te quiero con todas mis fuerzas.  pero también la quiero a ella. Por favor, no me obliguéis a tomar partido por una de vosotras.
- No te obligo a nada. Lo entiendo, pero entiéndeme también mi posición. Necesito irme.  estaré cerca de ti pero no en esta casa, ni con ella. Deseo poner tierra de por medio antes de que sea demasiado tarde.
-Te lo pido por favor, no me dejes, no lo soportaría

Pero Noa decidida, tomó el bolsón y se dirigió a la puerta, siendo alcanzada por su marido que la estrechó contra su pecho reteniéndola.  Pero a pesar de saber que su amor era sincero, que la elegiría  a ella, siguió con su idea adelante.  Se metió en su coche, y sin mirar atrás arrancó sin rumbo fijo.

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