lunes, 11 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 15 - Las Vegas

Cuando James regresó al hotel, parecía que venía más calmado y sobretodo más contento. .  Exhibió ante su novia los dos billetes a Las Vegas.  El avión salía a primera hora de la mañana, y Noa al escuchar que decia " hemos de madrugar ", sonrió por lo bajo pensando " más bien no dormiremos".  Ajeno a los pensamientos de su prometida, se acercó a ella y tomando su cara entre las manos, la miró a los ojos queriendo comprobar si era una sugestión suya o en verdad estaba más tranquila.  Entonces se dio cuenta de que se había cambiado de ropa y en sus ojos había una luz que no tenía cuando se separó de ella, hacía menos de hora y media.  La besó dulcemente y también él sonrió.  Unos golpes en la puerta le hizo comentar

- La cena, ya está aquí.


El camarero dispuso la mesa conteniendo la cena en la sala anterior al dormitorio.  Había elegido un buen menú, pero demasiado copioso para el poco apetito que tenían.  Noa no dijo nada.Sonrió.  Quería vivir esa noche y olvidar todos los sinsabores que habían vivido a lo largo del  día. Quería borrarlo de su memoria.  Estaba triste a pesar de todo. Ninguna novia en vísperas de su enlace debería vivir lo que ellos estaban viviendo. Lentamente se acercó James hacia ella y tomándola de la mano la dijo

- Ven, siéntate.  Cenemos
- Has encargado mucha comida, y a penas tengo apetito
- Come lo que quieras y lo que más te apetezca.  No te preocupes. Deseo que tengamos una noche tranquila y que disfrutemos plenamente el día que nos aguarda, a ser posiblemente mañana mismo.  El mundo puede esperar

Sabía a que se refería; pensaba lo mismo que ella aunque ninguno de los dos hiciera referencia a lo que dejaron Atrás.  Fue una cena un poco silenciosa, sin duda ambos algo incómodos, más Noa que James. El se dio cuenta de la violencia que sentía, y a pesar de que no lo entendía mucho, lo comprendía.  Sería la segunda vez que se acostaran juntos y notaba que ella estaba violenta.  Quizá debieran abstenerse esta noche, víspera de su enlace pero lo deseaba tanto, la necesitaba tanto, que no quería renunciar a ello.   Y se le ocurrió una idea para ver qué es lo que pensaba ella de esa situación.  Fue de improviso  sin que ella lo esperase

- Dormiré en el sofá
- ¿ Vas a dormir en el sofá ? ¿ Por qué ?  Yo esperaba que...
- ¿ Lo deseas ?
- Si, James lo deseo.  Sólo que estoy un poco tensa.  No tengo mucha experiencia en estos casos
- No te preocupes, ni te tenses.  Haremos lo que quieras. Ya te he dicho que puedo dormir en el sofa
- Pero es que no quiero que lo hagas. Quiero que estemos juntos. No debes interpretarlo mal. Yo...
- ¿ Crees que puedo interpretarlo mal ?  Sé sobradamente cuando una mujer es inexperta o no. Vas a ser mi esposa en unas horas.  Estás conmigo; quédate tranquila. Si no lo deseas esperaremos y si lo quieres, tendrás mi respuesta de inmediato porque yo si te deseo con todas mis fuerzas

Y ese fue el final de la cena.  Ambos lo deseaban y no esperaron a más.  Se olvidaron de los malos augurios por estar juntos la víspera de su enlace, ni siquiera lo recordaron, porque sus deseos eran más fuertes que ellos mismos.
 Y tomaron el vuelo a una hora muy temprana y llegaron a la ciudad del juego,  y juntos, de la mano recorrieron los lugares en que pudieran casarse.  Vieron algunos que parecían sacados de una película de terror, otros evocando figuras del rock., y cuando ya creían que habían hecho el viaje en vano, descubrieron una  casa rodeada de un jardín y muchas flores, en la que había un cartel que decía Wedding .  Todo lo que de normal pueda tener en  una ciudad como esa.  James habló con el juez que podría casarles y concretó la ceremonia para esa misma tarde.

Y entonces pudieron relajarse.  En su bolsillo tenían el permiso y entonces comenzaron una búsqueda  incansable para encontrar un vestido y un traje para la ceremonia.  No se casarían en vaqueros ni nada parecido. Se tomaban muy en serio la ceremonia y acudirían a ella con todas las de la ley.  Comieron en uno de los casinos, en un lujoso restaurante, pero no hicieron sobremesa: no podían tenerla.  El tiempo corría y tenían que volver al hotel para engalanarse. Noa acudió a la peluquería del hotel a que le arreglaran el cabello y James hizo lo mismo en la suya. Estaban contentos, felices al máximo.  Sus deseos, en definitiva lo que ambicionaban iba a cumplirse al cabo de pocas horas.

Se vistieron separados.  Al menos cumplirían con ese rito.  Habían alquilado un lujoso coche que les llevaría hasta ese juzgado, a pesar de que estaban cerca y podían acudir a pie, pero James se lo tomaba muy en serio y deseaba hacer las cosas lo más formal posible a pesar de que estaban en una ciudad de locos.  Noa se sentía como si pisara en una nube ¿ en serio ocurría de verdad ?. Pues sí. No era un sueño o una imaginación:  lo estaban viviendo.

Y la ceremonia se cumplió con toda la formalidad de algo que no es tomado a la ligera, sino muy seguros de lo que estaban haciendo. Y se pusieron los anillos y al darles el permiso se besaron como si fuera la primera vez que lo hicieran. Y Noa estaba muy emocionada y James lo mismo, sin que a penas pudiera emitir palabra alguna. Y la secretaria del juzgado que les entregó el certificado, fue quién les hizo sus fotos de casados.  Aquellas fotos que tenían un significado especial para ellos por todos los avatares que les había tocado vivir.  Ya eran marido y mujer.  Ya nada ni nadie podría cambiar eso ni tratar de disuadirles. Y eran rotundamente felices y se dispusieron a pasar su primera noche de casados divirtiéndose, ya que los días que estuvieran en Las Vegas, sería su luna de miel.



Y no pensarían en lo que viniera después al regresar a casa. Y Noa no quiso pensar en lo que ocrriría  al llegar al rancho.  esa noche no.  Ahora tenía quién la defendiera, quién la protegiera.  No se asustaría y trataría por todos los medios de arreglar las cosas entre James y su madre, al menos que por ella no fuese.  Quería llamarla por teléfono y decirla que ya era su nuera, pero James lo desaconsejó y la pidió esperase hasta que llegasen a casa

- Estará aún muy furiosa, y si se lo contamos ahora, puede interpretarlo al revés de como queremos.  Es mejor esperar un par de días. Y no pensemos más en ello. Llama a tu padre si te apetece. Nos cambiaremos de ropa y nos lanzaremos a disfrutar de la noche de Las Vegas. ¿ te parece esposa mia ?
- Me parece marido. Mi amor, mi cariño único y verdadero.
- Si sigues diciéndome esas cosas no podremos salir de aquí

Ambos rieron felices.  Felices como hacía mucho tiempo no lo habían sido.  Ya no había barreras que les impidieran ser felices.  Comenzaban una nueva vida juntos y sólo a ellos correspondía vivirla como quisieran aunque fuera alocadamente como iba a ocurrir en esa noche de bodas.

James la besaba incansablemente y miraba una y otra vez el rostro dulce de la que ya era su mujer. Nadie creyó fuera posible ese amor tan intenso como ellos sentían.  Verdaderamente parecía irreal, pero lo vivian a tope, al máximo en cualquier momento y circunstancia.  Como sería aquel instante en que decidieron cambiarse de ropa para estar más cómodos y disfrutar plenamente de la noche.  No desaprovecharían la ocasión de unirse nuevamente, pero a diferencia de la noche anterior, ya eran esposos con todas las de la ley y se lo tomaron muy en serio hasta la media noche, en que decidieron darse un respiro y  conocer algún cabaret de esa Ciudad que nunca duerme.


Y ya arreglados, preguntaron al conserje del hotel dónde podrían ir para ver algún espectáculo.  Les indicaron dos o tres  y con los folletos en la mano se dispusieron comenzar su tan irregular luna de miel,  Cenaron en el mismo cabaret al que acudieron y contemplaron el show que daba una afamada figura del cine que además era cantante.  Noa estaba exultande de alegría y James lo mismo al contemplar el rostro feliz de su mujer.  Y recordó cuando se conocieron y ella le sirvió de Cicerone por Nueva York, y pensó lo extraña que era la vida, que aquellas salidas habían desembocado en lo que hoy estaban viviendo apasionadamente.
James no soltaba la mano de Noa y la miraba con tanto arrobo que a veces ella se sonrojaba mientras pensaba

- Verdaderamente está enamorado de mi. ¡ Y yo de él ! No concibo mi vida sin su mano protectora, sin sus caricias, sin sus miradas, sin su explosión de amor mientras me hace el amor. Ojalá nuestra vida sea ésto:  amor y complicidad, porque aunque  al llegar a casa tengamos problemas, si él está a mi lado, sabremos solucionarlo. Tendré paciencia con Alice y sabré ganármela.  Al fin se rendirá al vernos que nos amamos de verdad y que somos muy felices juntos.  Eso es lo que desean todos los padres para sus hijos, y ella, estoy segura , es lo que desea para James el hombre de mi vida, mi verdadero amor para toda la vida.

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