martes, 19 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 34- Otra vez los recuerdos

A Freddy le extraño la cara de preocupación que tenía su jefe.  No lo entendía ¡ era su primera actuación, y debería estar dando saltos de alegría !  Y al contrario,  se le notaba preocupado y cabizbajo.  El entrecejo fruncido, y los labios apretados, denotaban su estado de ánimo.  Se atrevió a preguntarle,    a pesar de que aún no tenían mucha confianza, tres meses eran pocos para intimar, pero aún así lo hizo.  Le resultaba simpático y por su experiencia  creyó que le aportaría alguna luz si es que tuviera alguna sombra en la visita.  Y James, que estaba indeciso, agradeció el interés de Freddy y sin ninguna dificultad narró la historia de su familia, de la que el cliente era un integrante.  También le contó que estaba casado y de su fracaso, y que para colmo debía enfrentarse a su suegro en ese tema tan espinoso.

Freddy se rascó la nuca y con un gesto de preocupación respondió:

- Si que lo tienes complicado.

Cuando llegó a su casa, llamó a su madre para contarle lo ocurrido en esa tarde. Era tan sorprendente que ni él mismo se lo creía.  Al cabo de tantos años, aparece su familia con esa embajada porque no sólo era su parentesco, porque si aceptaba el caso tendría que enfrentarse al padre de Noa y quién sabe si a ella misma.  Estaba decidido a llamar a Rupert y renunciar a ello.  Era todo demasiado complicado y no se sentía con ánimos de peleas.  Alice no se podía creer lo que escuchaba, y a veces se quedaba callada mientras oía a su hijo.  No sabía qué decir; por un lado se trataba de su familia en apuros, pero por otro recordó lo que sufrieron  cuando fueron despreciados por ellos.  Por esa misma persona que, ignorante de que hablaba con su sobrino, les prohibió, en otros tiempos,  pisar la casa en donde había nacido.  En un impulso de rabia tenía la tentación de convencer a James para que lo dejara, pero por otro la sangre que llevaba era la misma que la de Rupert y en definitiva se trataba de su hermano
Pero además tenía otra preocupación:  Noa. Habían pasado los meses y no se habían vuelto a ver, ni siquiera hablar.  Ella se justificaba  pensando  que no tendría tanto interés cuando ni siquiera le dio una explicación de su ruptura.  Pero en su fuero interno sabía que ella había sido la causante de todo. ¿ Cómo tomaría James esa nueva situación? porque estaba segura que se moría por verla, y la ocasión era de perlas para poderlo hacer.
Al acostarse, contó a Willy lo sucedido y él no supo que decir. Esperaría al fin de semana en que James iría a visitarles y a explicarles todo de primera mano.  Hasta entonces, sería mejor no hacer conjeturas.

Rupert llamaba a James por si había podido hablar con Cecil Shephard. Se notaba que estaba impaciente, y su sobrino estaba entre la espada y la pared: sencillamente no había hecho ninguna gestión.  Pero el caso es que no se atrevía a dejarlo y por eso se buscó la excusa de que estaba de viaje y volvería en una semana. Aunque contrariado por la  falta de información, Rupert entendió que no todas las cosas son fáciles cuando se llega al límite y entonces, una mañana en que el plazo tocaba a su fin y no se  llegaba a nada,  dijo a su familia que tenía que viajar y que probablemente no vendría hasta el día siguiente.  Y así lo hizo.

Había indagado sobre la vida  su hermana y la dirección del rancho, y tragando su orgullo, se encaminó hacia  las señas  obtenidas..  Conocía de la excelente  situación de ella, y probablemente  le ayudara de alguna manera.  Lo que ni siquiera podría imaginar, es que era su sobrino quién llevaría la gestión de todo.  Y llegó frente al rancho, y admiró la belleza de la portada entre flores y preciosos parterres de rosas.  Siempre había gustado a Alice el atender el jardín de la mansión familiar, entre otras cosas porque no tenía nada que hacer.  Se apeó del coche y llamó a la puerta.  Fue la misma Alice quién abrió, quedando paralizados ambos hermanos.  Ella,  una mujer madura, pero seguía siendo bonita y se mostraba espléndida en su madures.  Él, mayor que ella, se le vea envejecido, quizá demasiado para su edad.  Alice conocía el asunto que le llevaba hasta su casa, pero no dijo nada.  Los dos hermanos se miraban fijamente;  en los ojos de ella lágrimas a punto de saltar, en los de él, un ríctus de amargura y quizás arrepentimiento.  Ambos  se adelantaron y se fundieron en un abrazo. ¡ Cuantos años habían pasado y cuántas cosas ! Y por la cabeza de Alice pasó como en una película el rostro del que fuera su marido, de James.  Lo que sufrió por la culpa  en la rigidez de ese hombre que ahora la abrazaba llorando y pidiéndola perdón.

Fueron momentos de intensa emoción, pero también de dolor.  Al calmarse, Alice le hizo pasar a su casa y le llevó hasta el salón, y allí charlarían de los recuerdos que ambos tenían de cuando eran unos niños, felices y sin presentir lo que serían sus vidas.  Rupert  narró todo lo acontecido desde hacía años con sus negocios y pidiéndola perdón  arrepentido, también  ayuda para paliar, al menos, el primer  plazo de lo que en breve debía pagar a la financiera.


Alice salió con un pretexto ya que la emoción del encuentro necesitaba sacarla fuera.  Mientras su hermana estaba ausente, , Rupert se levantó admirando la sobría habitación en la que habían charlado.  Los muebles regios, espaciosa estancia.  Sobre una mesa, un retrato de alguien que no conocía y el rostro de James senior, aquel capataz que enamoró a su hermana.  De pronto se fijó en un rostro joven, risueño y familiar. ¡ No podía ser ! Era el abogado que llevaba su caso.  Imaginó que no era un extraño, ya que el parecido con Alice era enorme.   Se trataba de su sobrino sin lugar a dudas. ¿ Por qué ese encuentro?  Había elegido ese despacho pensando en que al ser desconocido no trascendería su ruina, y resultaba que era su...  En ese instante Alice entró en la sala más serena portando un carrito camarera y sendas bebidas de té frío por si le apeteciera algo fresco.
Al verle con el retrato entre sus manos, se dio cuenta de inmediato que lo había descubierto. y dijo resuelta

-Es mi hijo James, tu sobrino, tu abogado.  La vida tiene mil vericuetos con que nos sorprende día a dia. Es un caso muy difícil y si, él conoce tu identidad. No ha querido hacértelo saber porque está dolido con todos vosotros y porque además tiene un conflicto... Creo que ellos, los abogados, lo llaman conflicto de intereses.  No obstante sé que te ayudará. Pero no has venido hasta aquí para descubrir la verdad, sino ¿ para qué, hermano ?
- Verás Alice, es una situación muy complicada por la que estoy pasando y tu serías mi último recurso. Independientemente, créeme estoy muy arrepentido de mi proceder.  Era joven y me creía el dueño del universo, sin imaginar que sería tan frágil y que la única ayuda que recibiría sería la que me diera mi familia. Las personas con mi misma sangre y que yo repudié. Lamento profundamente que James, tu marido, no viviera lo suficiente como para  ver este momento.  Era un buen hombre, pero el orgullo que teníamos hizo que no supiéramos apreciarlo.  Ya es demasiado tarde y créeme que lo lamento.

- Rupert, no des tantos rodeos.  necesitas dinero ¿ verdad ?
Él agachó la cabeza escondiendo la cara entre las manos. Sentía vergüenza, no sólo del llanto, sino de verse ante su hermana, a la que habían despreciado por amar a un obrero  y ser ella la que ahora podría brindarle una pequeña solución a su inmediato problema

- Dime ¿ cuánto necesitas? - le dijo -.  No soy millonaria, pero dispongo del suficiente dinero como para frenar lo más inmediato.  Ni qué decir tiene que mi hijo te ayudará, de eso estoy segura, aunque no tienes idea del conflicto que le has creado sin saberlo. Habré de contar, también, con mi segundo marido.  Porque sí,  me he vuelto a casar y soy tremendamente feliz, aunque tengo también mis penas escondidas, pero eso no viene al caso.  Por la minuta de James, mi hijo, no te preocupes, será gratuita, y de aquí no saldrá nada que pueda comprometerte.  Elegiste a James porque al ser desconocido, creíste que no se sabría nada de tus problemas, y así será: nadie de esta casa divulgará tus apuros.
- Es una cantidad importante Alice. Estoy muerto de vergüenza por la generosidad que me mostráis. Pero tengo una duda ¿ estará tu hijo conforme con todo lo que has expuesto?
- Está bien, ya has pedido perdón .  Ahora vamos a lo práctico.  Mi hijo hará lo que yo ordene.  Es así de simple. Ven te presentaré a Willy, mi actual marido. Estaba aún casada con James, cuando entró como capataz y así ha seguido hasta hace muy poco en que decidimos unir nuestras vidas.  Es un hombre bueno y justo.  Espero te agrade,

Y lentamente, cogidos del brazo, y en el fondo contentos por haber resuelto sus cuitas, Alice se encaminó a la oficina en la que Willy ultimaba detalles de algún documento.  Eran dos hombres totalmente opuestos. Uno trajeado impecablemente y otro con vaqueros, Pero Rupert se dió cuenta que no se necesitaba vestir trajes carísimos para la inteligencia y la bondad de la gente.  Su hermana le había prometido ayuda  y explicó a su marido el motivo de esa visita de su hermano. Quizá sintiera rubor porque supiera que no era tan rico como siempre había presumido, pero  Willy, al saber el motivo de la  visita,  le dijo

- Naturalmente, lo que necesites.  La familia está para eso.

Y esa frase no sólo la agradeció, sino que se dio cuenta de lo que había perdido con Alice, los años de separación por  el orgullo de creerse superior a ella y al que fuera su marido, cuando en realidad la grandeza la tenían esas personas sencillas.  El nudo en la garganta no le desapareció durante todo el día. Y recordó su niñez  y su despedida con un pequeño niño de la mano en el funeral de su padre.  De ese niño que ahora trataría de solucionar el gran problema que tenía

- Se ha hecho de noche. Avisa en casa que te quedas aquí,  en el rancho - le dijo Alice a su hermano bajo el asentimiento de Willy, que se sentía contento y satisfecho porque su mujer recuperara a su familia.  Ahora sólo quedaba que James arreglara su contencioso con Noa para que todo marchase bien.



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