martes, 5 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 6 - Consumación

Cuando terminaron, James se levantó y condujo el carrito hasta la puerta, dejándolo en el exterior, y colgó de la puerta el consabido cartelito de "No Disturb ", al tiempo que cerraba con llave.  Sabía que eso la tranquilizaría.  Noa retorcía sus manos inquieta, sabiendo que el momento se acercaba.  Lo había deseado desde que le conoció, pero, ahora, que estaba cercano dudaba de si había hecho lo correcto.  Pero al mismo tiempo una sensación agridulce recorría su cuerpo.  Le dejaba hacer. Era como un ritual preparando el escenario. despojo la cama de la colcha.
  El , sí lo sabía.   Pensaba que a ella le daría vergüenza  que, al hacer la cama, las empleadas del hotel descubrieran lo que allí había ocurrido aquel día.  Hablaría con ella y le explicaría todo lo que acontecería en un instante  Los ojos de Noa le mostraban inquietud, nerviosismo, pero a la vez ansiedad.  No se demoraría en hacerla ver lo que estaba a punto de sentir, si es que en verdad ella lo deseaba.

A las primeras caricias dadas, ella respondió cerrando los ojos y entre abriendo los labios.   James la miraba admirando el rostro de ella y sintiendo en su interior que experimentaba lo mismo que ella:  unos deseos irrefrenables de pertenecerse. Y tras el preámbulo, el resto sucedió sin violencia, con dulzura y amor. Un amor recién nacido entre los dos,  pero que sellaría sus vidas para siempre.  Y la abrazó fuertemente en el momento supremo, y con su boca tapó los quejidos de ella, que sin rechazo alguno abrazó su espalda.
Había ocurrido, ya se pertenecían ¿ Cómo había sido posible ? Ninguno lo sabía pero ahí estaban, enlazados y mirándose sin decir nada, sólo mirándose a los ojos, expresando lo que cada uno de ellos había sentido y que fue hermoso sin reservas.  Se amaban.  Acababan de descubrirse y nada ni nadie les separaría ya.  No importaba lo lejos que estuvieran; hallarían la forma de estar juntos siquiera por unas horas.  Pero los sentimientos les desbordaban y no los dejarían pasar de largo.  Se aferrarían a ellos con todas sus fuerzas.  Al fin y al cabo, y por distintas razones, eran dos almas solitarias que habían encontrado su lugar.

James ni siquiera se atrevía a preguntarla cómo estaba.  Qué sensaciones había tenido.  Pero no hizo falta.  Ella enlazó sus brazos alrededor de su cuello y le atrajo hacia sí besándole largamente.  Y en ese beso expresó todo lo que no podía hacer con palabras, y él tomó su cara entre las manos mirándola fijamente, sonrió.  No hacían falta las palabras.  Sabían lo que habían sentido  y simplemente supieron que había sido amor el uno por el otro.  James se giró y la puso sobre él.  Necesitaba sentirla cerca, sentir los latidos de su corazón. Piel con piel.  Sentir su calor y su deseo, sus besos y su ternura.  Nunca había experimentado esa sensación, a pesar de no ser un novato en amores, pero Noa era especial.  No se parecía a ninguna otra. Su inocencia, su dulzura, el brillo de sus ojos, su vulnerabilidad le hacía sentir que debía cuidarla y protegerla y nunca, nunca, se  separaría de ella. Pasase lo que pasase .  Y decidió que tenía que ser su esposa.  Que era su amor definitivo y único y aunque el mundo entero se opusiera a esa relación, lucharía por ella.

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Una idea comenzó a rondarle por la cabeza y así se lo expresó sin dudarlo ni un sólo instante

- Casémonos
-¿ Qué ?
- Que deseo ser tu marido. Que ya no podría vivir sin ti.  Lo que ha ocurrido es demasiado grande y te necesito a mi lado permanentemente.  No soportaría la distancia ni me conformo con verte durante unas horas cada fin de semana.  Hablaré con tu padre y nos casaremos.  Iremos a Las Vegas y allí serás mía definitivamente.
- James, ¿ estás loco ? A penas nos conocemos y desde ahora te digo que nuestros respectivos padres no darán su aprobación a esta relación tan extraña  que hemos creado.
- No me importa.  Hablaré con tu padre hoy mismo
-El está de viaje ¿ por qué crees que he pasado la noche fuera de casa? Sé de antemano que dirá que no. Y por otro lado, está tu madre ¿ Crees que ella lo admitirá ?
- Seguramente no y tendré una discusión fuerte, pero somos mayores de edad.  Se trata de nuestras vidas y sólo nosotros vamos a vivirlas. Si nos sale bien, perfecto, Y también si nos sale mal, porque de cualquier forma, seremos nosotros los que lo hemos elegido así.  Sólo dime que me aceptas y el resto corre de mi cuenta. ¿ Cuándo vuelve tu padre?
-La semana próxima
- Bien, pues la semana próxima volveré a Nueva York, hablaré con él y nos casaremos..  No admito objeciones, sólo si tú no me aceptas como marido ¿ Quieres casarte conmigo?
- James, si quiero.  Sé que es una locura, pero me siento ¡ tan feliz, tan plena, tan mujer...! ¡Te quiero tanto que te seguiría hasta los infiernos.!

- Sé que va a ser un cambio muy radical, y difícil, pero lo superaremos todo si estamos juntos.  Sacramento no es Nueva York, ni el rancho es Manhattan.  Ni tenemos las tiendas tan lujosas que aquí.  Que el trabajo es duro y pesado, así que piénsalo bien, ahora que aún estás a tiempo
- Nada de eso me importa.  Sólo estar contigo. Te pido paciencia hasta que me acostumbre a esa nueva vida a la que no estoy acostumbrada, pero si te tengo a mi lado y me enseñas, sé que seré capaz de ser tu mujer.
- Siempre estaré a tu lado, no lo olvides.  Te necesito junto  a mi , y aunque todos piensen que estamos locos, en parte no les falta razón: es una locura.  Pero estoy loco por tí, creo que por alguna razón nos conocimos, nos enamoramos y nos hemos pertenecido.  No me hace falta saber más

Y se abrazaron, se besaron y.... lo siguiente de nuevo.  Cuando salieron del hotel tomados de la mano, sus rostros eran el fiel reflejo de la felicidad más absoluta.  Jugueteaban por la calle como dos chiquillos, y todos quienes se cruzaban con ellos, les miraban extrañados.  Alguna persona mayor se paraba al verlos y sonreía, recordando, sin duda, que también tuvo esa edad en la que todo es sencillo y sólo se necesita tener a tu lado la persona adecuada que te amase, te respetase y te cuidara. Y al parecer ellos lo habían encontrado.

Tan sólo les quedaban unas pocas horas, ya que al día siguiente tomaría el avión que le condujera a California.  Aunque no lo comentaban, ambos pensaban en la despedida y a pesar de que volvería a la siguiente semana, , les parecía poco tiempo para estar juntos y una eternidad hasta volverse a ver.. Y paseaban tomados de la mano y de vez en cuando él besaba su mejilla y ella sonreía y se apoyaba en su hombro. agarrada a su antebrazo. Y se detuvieron frente al escaparate de Tiffany y  James la dijo:

- Ven, entremos
¿ Estás loco?  Esto es carísimo
- No para mi. Puedo permitírmelo y te mereces lo mejor


Eligieron un anillo sencillo que él puso en su dedo anular de la mano izquierda, la que va directa al corazón.  Ella le miró emocionada  no por el costoso anillo, sino por el amor que representaba.   El  sería el amor de su vida por siempre, y por  darle tanta ternura como estaba sintiendo.

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