sábado, 2 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 3 - De la mano por el parque

Los cuatro formaban un grupo en el que las bromas y las risas estaban presentes.  parecía mentira que tan sólo hiciera  una hora que se hubieran  conocido.  Que la estrategia de Nelly y Beth, las amigas, hubiera resultado tan bien. James se mostraba simpático  y divertido  hablando con ellas, pero la que menos hablaba era Noa, la dulce muchacha origen de ese encuentro.  Ella le miraba insistentemente, cuando nadie la veía.  Tenía que reconocer que era cierto todo cuanto sus amigas la decían. Y se fijó más en su rostro y vio que cada vez que sonreía se le iluminaba la cara..  Él,  de vez en cuando,  se dirigía hacia ella, para tratar de integrarla en lo que el resto comentaba, pero Noa estaba como ausente, y en más de una ocasión la sorprendió mirándole. Por una fracción de segundo, sus miradas se encontraban para después seguir con la charla.


Las invitó a bailar pero Nelly y Beth declinaron la invitación sabedoras de quién de ellas   sí lo deseaba y en definitiva todo había ocurrido gracias a Noa.Y de nuevo las baladas suaves volvieron a sonar íntimas   acercando  a las parejas. No sabían de qué charlar.  No se conocían hasta hacía poco más de una hora.  ¿De qué hablar?  James era buen conversador y ocurrente, pero no sabía lo que le pasaba con esta chica que todas las palabras desaparecían de su cabeza;  ella se mostraba tímida y silenciosa.  Emprendió  alguna conversación con la esperanza de que ella se desbloqueara, pero al no conseguirlo, pensó que no le rechazaba por cortesía, pero estaba claro que estaba deseando irse. Lo comprendía; era una situación violenta para ambos, así que decidió poner una excusa y cortar  con esa situación incómoda para los dos.

- Lo siento, chicas.  Se ha hecho muy tarde, mi viaje ha sudo largo y creo que voy a dejaros sigáis con vuestra nocturnidad- dijo tratando de dar por finalizada esa extraña reunión
- Pero es temprano aún,  James.  Vienes por pocos días.  deberíamos ir a otro sitio - propuso  Beth. dando un codazo a Noa.

Se había dado cuenta  de la actitud de su amiga en la pista de baile, y la excusa dada por James que sería sin duda por  la forma de comportarse de Noa. y las miradas que él la dirigía. No entendía a su amiga. Resultó ser un chico simpático, correcto, educado y ocurrente ¿ Qué más se podía pedir?  No concebía que no la gustase un bombón como aquél.
  En ese momento Noa reaccionó ¿ que le pasaba con él ?  Le gustaba mucho, muchísimo.  Pero no le conocía y la cortaba esa situación.  Siempre era ella la que llevaba la voz cantante, pero en esta ocasión algo la impedía ejercer su mando.  Y el caso era que la gustaba. Dejó a todos algo cortados, cuando al fin dijo

- Está bien, te acompañaré hasta el hotel.  Seguro que tienes dificultades para encontrarle.

Sus amigas se miraron extrañadas, y James sonrió satisfecho.  Abonó la cuenta y la pareja salió , guiñando Noa un ojo a sus amigas para que entendieran su estrategia. Y caminaron perdiendo la noción del tiempo y del camino. Ninguno de los dos sabían en qué momento se rompió el bloqueo, pero lo cierto era que su conversación fluía y se reían como si se conocieran de toda la vida

- Creo que debo acompañarte hasta tu casa, y no a la inversa - dijo James-.  Es muy tarde y podrías tener algún tropiezo inesperado. Dime donde vives y vayamos hasta allí. Pediré un taxi
-No lo hagas.  Me apetece caminar.  hace una noche perfecta. Y tienes razón, está bien.  Acepto tu compañía.  A estas horas  podría encontrarme con alguien que llevase altas dosis de alcohol.  Vivo en Manhattan;  no está lejos de aquí. He de decirte que he pasado una noche genial; has resultado ser un acompañante fenomenal.  Discúlpame si al principio me mostré antipática.  Todo ocurrió de improviso y me dejaste bloqueada.
- Podías compensarme y volver a quedar mañana, bueno, mejor dicho hoy, para comer juntos o ir a algún sitio que tu desees.
- Me parece una idea fantástica.  Te haré de Cicerone; conocerás los lugares más emblemáticos de Nueva York.  Hay que andar mucho, así que ven con ropa cómoda y deportivas

Ya habían llegado ante el portal de la señorial casa de Noa ; tocaba despedirse.  James extendió su mano a modo de saludo.  Ella se acercó y depositó un beso en su mejilla. Algo que sorprendió a James y que le agradó sobremanera. Le gustaba aquella chica, aunque en un principio se mostrara distante, pero luego a solas  había resultado divertida y simpática.

- Creo que pasaré una estancia en la ciudad maravillosa.  Me gusta.  Si, me gusta mucho Noa.

A la hora que habían fijado, James decía al conserje de la vivienda que avisara a la señorita Noa.  Desconocía su apellido, pero el nombre no era muy común y no creía que hubieran muchas chicas con ese nombre en el edificio.  Cinco minutos más tarde, una sonriente y revitalizada Noa, estaba ante él.  Quedó prendado de la muchacha; el día anterior iba vestida con un traje muy sofisticado, pero ahora llevaba unos simples vaqueros y una camiseta con una chaqueta.  Peinada con una trenza y sin a penas maquillaje era la chica más bonita que había conocido nunca.  De tipo perfecto.  Con unos hermosos ojos y una sonrisa deslumbradora.  A pesar de lo temprano de la hora, no mostraba en su cara ningún signo de cansancio.  Se quedaron mirando el uno al otro y ambos sonrieron a la vez en señal de aprobación.

- ¿ Preparado? ¿ A dónde quieres ir ?
- Dímelo tú:  eres mi guía
- De acuerdo vayamos  al Memorial.  Creo que debemos rendir homenaje a las víctimas.  Es un lugar triste por lo que significa, pero muy hermoso
- De acuerdo.  Tú mandas

Y la tendió la mano que ella aceptó, y a su contacto se miraron sonriendo.  Algo estaba ocurriendo entre ellos que no comprendían, pero tenían una conexión muy especial,  debido al poco tiempo en que se conocían.  Emocionados y en silencio, rememoraron aquella horrible tragedia, y Noa no pudo reprimir su emoción y rompió en un llanto suave y silencioso.  El la miraba admirado y emocionado también.  La rodeó por el hombro en un abrazo ligero  para  consolarla.  Era un lugar hermoso pero sobrecogedor.  Habían personas con flores que depositaban allí en homenaje a los que perdieron la vida, no sólo en el atentado, sino también tratando de ayudar a los heridos.  Era un momento de mucha tensión y emoción.  La apartó de allí suavemente, sin retirar su brazo de ella. y salieron despacio.  En ningún momento ella hizo intención de apartarse de él.  Agradecía aquella muestra de protección y amparo.  Pasados unos minutos James decidió romper aquella emoción, y mirándola a los ojos la dijo

- No quiero verte triste.  Lo siento, ha sido culpa mía; debí imaginar que te emocionarías.  Lo siento.  Perdóname
- Me pasa siempre que vengo por aquí
- ¿Vienes a menudo.  perdiste a alguien?
- No pero fue tan terrible que aún lo veo en mi imaginación. Vayamos al parque.  Hace una mañana perfecta para despejarnos un poco.  Te gustará

Y hacia Central Park se encaminaron, una vez pasados los momentos de emoción.

-Descálzate - le pidió ella
-¿ Que me descalce ? ¿ Aquí ?
- Si, aquí. Sentir la hierba fresca en tus pies es una sensación maravillosa.  Tienes la sensación de que te están dando un masaje.  Todo el mundo lo hace
- Está bien. Si tú lo dices será verdad - Y riendo, James se quitó las deportivas y paseando lentamente tomados de la mano,  recorrieron las praderas de Central Park


No hay comentarios:

Publicar un comentario