viernes, 8 de marzo de 2019

Nunca logré olvidarte - Capítulo 12 - Las habitaciones

La frialdad se podía cortar con un cuchillo. Al fin Alice decidió decir unas palabras, secas, cortantes.  James la taladraba con la mirada, Willy no se atrevía a abrir la boca, y Noa por momentos tenía ganas de llorar y deseos de salir corriendo.  Nunca había vivido una situación semejante, ni estaba acostumbrada a tan gran desprecio.  Ninguno de ellos pronunciaba palabra alguna.  James notaba que la mano de su prometida buscaba la suya para encontrar apoyo a esa situación, y estaba dolido.  Ella no se merecía ese desprecio.  Tenia junto a sí a las dos mujeres más importantes de su vida, a las que amaba fuertemente, y sin embargo pensaba que debería tomar partido por una de las dos, y por ese motivo, sabía que haría daño a la otra.  En esos momentos no conocía a su madre.  Nunca había sido cruel, muy al contrario era cariñosa y solícita con todos, menos con ella.  Con esa jovencita asustada que apretaba su mano a punto de desmayarse.  No era justo.  Ella no había cometido ningún crimen, no había hecho daño a nadie, y mucho menos ser de la forma que su madre imaginaba. Y un nudo en la garganta sujetaba las palabras que tenía ganas de decir, aún a sabiendas que haría daño a Alice.

- Eres muy joven - Fue todo lo que la dijo

Noa, dijo sí con la cabeza, y la bajo. Las lágrimas empañaban sus ojos y hacía todos los esfuerzos posibles para que no salieran de sus ojos.  Ella también tenía su orgullo, y no había hecho nada malo para que la tratase de aquella manera.  Sabía que tenía que decir algo y al fin, con un hilo de voz, la respondió

- El día que conocí a James, cumplí veintitrés años
- Lo que pensaba, demasiado joven. ¿ Sabes lo que vas  hacer si te casas?
- Perfectamente señora.  Amo a su hijo, y él me quiere también.  Así que si, sabemos lo que vamos  hacer.
- Bien. Más tarde hablaremos para conocer vuestros planes.  Ahora sígueme; te mostraré tu habitación para que te instales.

Subieron hasta la primera planta.  Alice era su guía. Noa no soltaba la mano de James, y Willy, se les unió  con la maleta de la muchacha.  Había un pasillo a cuyos lados se veían varias puertas.  Alice se paró frente a una indicando que esa sería la destinada para ella.  Abrió la puerta y entrando en el dormitorio la dijo

- Esta será la tuya.  Espero estés cómoda.  La puerta de al lado es mi dormitorio, y la que está al fondo del pasillo la de James. Pasa  - la indicó al ver que la chica no se atrevía a moverse.
- Me parece preciosa y muy amplia. Estaré perfectamente en ella.
-Bien. Voy a indicarte donde podrás encontrar lo que necesites. Esa puerta de la derecha es tu baño y allí tendrás todo lo que puedas necesitar menos tu cepillo de dientes.  En los armarios hay analgésicos por si te duele la cabeza y demás utensilios por si te hicieras alguna herida. El desayuno es a las siete de la mañana, y lo hacemos todos juntos.  La comida a las 12 del mediodía, y la cena a las ocho de la noche.  Si entre horas deseas tomar algo, no hay problema lo dices a Teresa o a Fanny y ellas te prepararán lo que desees.  Las visitas nocturnas están prohibidas mientras no esteis casados. ¿ Tienes que preguntarme algo? . La sequedad de la mujer  impactaba desagradablemente en Noa, que se sentía pequeña e insignificante. La mano de James que enlazaba con la suya, estaba apretada, contraída, contenía a duras penas la actitud de su madre, y tomó cuerpo la idea de Las Vegas.  Era necesario que la respetase, y quizá lo hiciera cuando estuvieran casados, o por el contrario, la odiaría más.
  Noa se quedó a solas en su habitación cuando todos  salieron de allí con la excusa de dejar que colocase su equipaje, pero en realidad Willy se fue moviendo negativamente la cabeza, y James, tomó del brazo a su madre, y resuelto la dijo

- Tenemos que hablar
- Lo siento hijo, pero tengo cosas que hacer
- No, mama.  Ahora

Y se lo dijo en un tono tan imperioso y con tanta furia, que Alice no replicó.  La condujo hacia el jardín y hablarían en el cenador.  Pensaba que con la furia contenida que sentía, alzaría la voz más de lo debido y quería que Noa no  les oyera, pero no dejaría pasar y recriminar la actitud de su madre para con su prometida.  La veía asustada y con ganas de marcharse, y no era para menos, después del recibimiento que la hizo.    La trataba , no como a su futura nuera, como a alguien que iba ser de su familia, sino como a un huésped  de un hotel.  Muy distinta había sido su conversación con el padre de Noa, que requería toda información sobre él, pero con educación y no con los desplantes que acababa de presenciar.

La discusión fue agria y áspera, como era de esperar.  Pero lejos de reconocer su actitud, Alice seguía en sus trece sin ceder ni reconocer nada

- Te dije que no la quería en mi casa, y no he cambiado . Has venido con ella y aquí la tengo, y no me agrada, no me gusta.  Sigo pensando que viene por tu dinero
- Por favor cállate mamá.  Vas hacer que me vaya de aquí, que sólo ponga los pies en esta casa para trabajar, porque por mucho que lo intentes no voy a renunciara ella y nos casaremos de todas todas. Te guste o no. Tu comportamiento ha sido indigno, porque Noa es la persona más inocente que existe y tu la has tratado como a una cualquiera.  Precisamente tú .  La historia vuelve a repetirse en todos los sentidos, porque me casaré con ella, y no tardando mucho.
-¿ Qué quieres decir ? ¿ Qué historia se repite?
- La vuestra mamá, la de papá y tú.  Has sido cruel y a medida que te escuchaba no te reconocía, no eras mi madre, eras una persona ajena a mí. En cuanto a lo de las visitas nocturnas, no te preocupes, pero como se trata de nuestra vida, tienes razón, no está bien que hagamos el amor en tu casa, pero no por esas amenazas vamos a dejar de hacerlo si nos apetece; será en un hotel, o quizá ya sea en nuestra propia casa como matrimonio. Por eso quédate tranquila.  Estoy indignado y no nos lo merecemos ni ella ni yo.  Que te quede claro: no daré ni un paso atrás.

Alice siguió refunfuñando cuando James abandonó el lugar en dirección a la casa, a paso ligero. Subió las escaleras de dos en dos en dirección a la habitación de Noa. La encontró ordenando su ropa con la cara pálida y los ojos enrojecidos por las lágrimas, que secó rápidamente al sentir los pasos de él.  Abrió la puerta violentamente y ella se fijó que tenía el rostro desencajado y sus ojos echaban chispas.  Deseaba contenerse para que ella no notara su enfado, pero a duras penas lo conseguía.  No sabía cómo empezar a explicarla lo que tenía en mente,

- Prepara en un maletín de mano lo que necesites para dos o tres días: nos vamos a Las Vegas
-¿ Qué? ¿ Cuándo ?
- Mañana mismo. Y no es hoy porque es tarde. Guarda tu documentación.  Nos casaremos allí
- Por favor James.  Ven sentémonos y tranquilízate. Es normal que reaccione como lo ha hecho.  Eres toda su familia y quería disfrutarte más al terminar tu carrera.  No esperaba que nos enamorásemos y otra mujer  compartiera tu corazón con ella. No te enfades por eso
- Si, si me enfado.  Ha estado grosera y mal educada. Y no voy  a consentirlo. Así que he pensado no esperar más.Mañana nos vamos a Las Vegas, y cuando volvamos, buscaré una casa en la que viviremos .
- Cállate, cállate.  Deja pasar lo ocurrido.  De verdad que no estoy enfadada. Tú eres quién me importa y nadie más.  Si me quieres es suficiente para mí y nada ni nadie podrá cambiar eso.
- Pero nos vamos a Las Vegas, y cuando digo algo, lo cumplo pese a quién pese.  Y ahora bajemos a cenas si es que deseas hacerlo, porque yo maldita las ganas que tengo.
- Dame un segundo, me arreglo un poco y bajaremos y cenaremos como si nada hubiera ocurrido. Por favor, hazlo por mi, porque de lo contrario me sentiré muy incómoda. Tenemos una conversación pendiente que yo iniciaré, todavía no sé cómo, pero he de hacerlo.  Con ello posiblemente se suavicen las cosas.  Dame un beso y vayamos a cenar.Y se besarin con tristeza, pero las palabras de Noa le habían desarmado por completo; así de dulce era su pequeña la que en poco más de un día sería su esposa.


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