martes, 30 de mayo de 2017

Los Grey - Capítulo 20 - Manos frías, corazón caliente

Antes de abandonar Escala, Grace llamó a Carrick, anunciándole que llegaría tarde porque se le había ido el tiempo con algunas de sus antiguas alumnas de  hospital. Carrick conocía muy bien la misión que le había llevado hasta Seattle, y por la entonación de su voz, suponía que había tenido el éxito buscado.  Nada diría de ello a Anastasia, que  al igual que Christian ignoraba su encuentro tan deseado con ella.

- Creo que debemos cenar, Ana.  Grace ha llamado y me ha dicho que llegará tarde, puesto que se ha entretenido con sus antiguas alumnas que hoy ya son profesionales. - Le anunció, y ella aceptó con la cabeza
- Yo tomaré un vaso de leche y unas galletas, no tengo demasiado apetito
- Debes alimentarte mejor. Comes demasiado poco
-Ya lo haré cuando todo pase. Ahora me es imposible.



Carrick procuró que nada trascendiera, que todo fuera igual que cada noche.  No debía darse cuenta de nada.  Ambos debían recibir la sorpresa como si fuera una terapia de choque.  No podía ser de otra manea, puesto que se amaban profundamente y ésto tenía que pasar. Lo que fuera  que había provocado el distanciamiento.

Carrick, una vez tomado la cena, se fue a la biblioteca.  Anastasia pasó al salón a ver la televisión. No tenía ningún interés en ver ningún programa, pero al menos, a ratos, la imaginación olvidaría el problema.  Poco a poco fue entornando sus ojos, y lentamente se quedó dormida.  Grace y Christian llegaron bastante tarde, pero Ana no se despertó.  Por un momento algo la desveló, y lentamente abrió los ojos y junto a ella, de rodillas en el suelo, contemplándola vio el rostro amado de su marido, que con visible emoción la miraba con ternura.


Grace y Carrick, creyeron oportuno dejarles solos y para ello, se retiraron a sus habitaciones.  Al día siguiente comprobarían si la estrategia de Grace, había resultado como esperaban..

Ana se incorporó de un salto al ver a Christian allí. Él acarició su mejilla y la atrajo hacia si  con un beso largo, profundo, que ella recibió abrazándole .  Ambos estaban emocionados y ninguno podía articular palabra.  Y fue él quién rompió su silencio

- Estabas aquí, ¡ tan cerca !.  Te he echado ¡ tanto de menos 1 No vuelvas a hacerlo, por favor. Te quiero Ana, eres mi eje, mi norte, y sin ti me siento vacío, roto. Perdóname -  Ella le puso un dedo en la boca y después le devolvió el beso
- Yo también te he echado de menos. Por las noches no conseguía entrar en calor. Mis pies y mis manos reclamaban el calor de tu cuerpo, toda yo te llamaba a gritos. Echaba de menos tu cabeza, escondida en mi pelo.  Echaba de menos tus brazos rodeándome la cintura.  Echaba de menos tus piernas sujetando las mías. He vivido unas horas muy amargas porque pensaba que habías dejado de amarme, que ya no estabas enamorado de mi, y esa sensación de abandono me sumía en una profunda tristeza. Me acordaba de nuestro hogar, de los chicos, de nuestros juegos, de nuestra complicidad, e intentaba recapacitar si mi ausencia, me compensaba de todo lo que había dejado atrás, y sentía que no. Pero por otro lado, estaba mi orgullo herido, mi falso orgullo que me impedía volver. ¡ Oh Christian ! ambos tenemos que perdonarnos mutuamente.  Por favor, arrinconemos todo, mi orgullo y tu desconfianza, y vivamos de nuevo la vida que antes de todo este embrollo teníamos.


- Cuando he entrado y te he visto, he sentido una inmensa ternura porque te he visto encogida en el asiento, y me parecías pequeña, como una niña, y sentí unos deseos enormes de protegerte.¡ Te quiero tanto Ana !, no vuelvas a dudar.  Ella no me interesa, nunca me interesó.
-Calla amor mio. Ya basta.  Olvidemos toda esta pesadilla. Dime ¿ cómo están los chicos?
-Están bien, pero te echan de menos.  La casa está triste y silenciosa sin ti.  ¿Vas a volver?
- Por supuesto que si. Yo también he estado triste. No podía decirles dónde estaba, porque me preguntarían los motivos y te lo dirían, y no quería que lo supieras.
-Pero hoy ha sido mi madre la que me ha traído hasta aquí
-Ella y yo hablamos ayer, y  ya no podía más
- Bien, es hora de recobrar nuestras vidas. Vayamos a la cama es muy tarde

Y subieron a su dormitorio, y recobraron sus vidas, sus juegos, sus risas, sus caricias, y su sexo. Habían pasado demasiados días sin relacionarse, sin ser marido y mujer. Y Christian volvió a sus mejores momentos y Anastasia se sintió vivir nuevamente bajo las caricias y besos de su marido, que recorría con infinita ternura cada centímetro de su cuerpo. Recordó otros tiempos, otro cuarto, ahora ya desmantelado y reconoció que lo echaba de menos. Y pensó, cuando los rescoldos del sexo se iban calmando, que quizá pudieran hacer una versión light del cuarto rojo.  Convertirlo en un dormitorio especial, que nadie pudiera adivinar para lo que lo emplearían, pero sería su cuarto rojo, y volverían allí a vivir los juegos que tanto disfrutaban ambos.  Se lo propondría a Christian, quizá mañana, es decir hoy, durante el viaje a Seattle, a su casa nuevamente.

Mientras Christian conducía por la autopista, Ana le propuso rehabilitar lo que fuera el cuarto rojo, pero de otra manera, no como antes, aunque ellos lo usasen para eso, pero si alguien lo viera, vería un dormitorio, simplemente. Tapizarían las paredes  con una tela de color suave, pero en uno de los paneles, ocultarían una caja fuerte en la que guardarían sus juguetes.  Tendría una contraseña que solo ellos conocerían y nadie sabría nunca que ahí en ese inocente dormitorio se escondía el sexo más arrollador que sentirían sus moradores.  Acordaron visitar a un reputado gabinete de arquitectos y decoradores. Ana había tenido una excelente idea.  Mientras tanto se conformarían con su unión nocturna diaria.

-Me sorprende usted, señora Grey. Nunca creí que fuera tan descarada
- Te dije en una ocasión que me habías convertido en tu sumisa. Si, me gustan nuestros juegos. Son muy placenteros
-¿ Estás segura de hacerlo ?
-Desde luego que lo estoy El apartamento está vacío, así que podremos ir cuando queramos sin miedo a que descubran nuestro cuarto . Y en último caso podría ser uno de invitados, aunque la verdad es que hay muchos, pero antes tenía otro uso. Vivías tú. Ahora si fuesen los chicos no habría problemas.

Y ambos rieron felices.


No hay comentarios:

Publicar un comentario