sábado, 27 de noviembre de 2021

Mundos opuestos - Capítulo 12 -Ultimatum

 La pelea entre padre e hijo fue tremenda. Alzaron las voces y los reproches. Desde una habitación contigua, la madre escuchaba la fuerte discusión, las culpas de uno a otro y en definitiva, el desacuerdo mutuo.. Nunca se había escuchado en aquella casa, una voz más alta que otra. Siempre se había acatado la voz del padre sin derecho a réplica. Pero el asunto de ahora era un segundo acto, más fuerte, que el que tuvieron cuando anunció a Dae que sería su sucesor. Aquél día también fue memorable.

Le había salido un hijo algo bohemio, o simplemente, los años no se detienen y la juventud todo lo arrolla y Dae no estaba dispuesto, entonces, a ceder de sus derechos, pero al fin, a la fuerza o no, consiguieron  que aceptase el nuevo cargo para el que había sido preparado desde su juventud. Pero este viaje le había abierto los ojos a otros mundos. Y es que había sido diferente a todos los que había hecho mientras estudiaba, en los que apenas salía del internado. Todavía se admiraba de cómo su padre le había autorizado a vivir la aventura europea que, tan nefastos resultados les estaba trayendo.

Por su intuición de madre sabía que ese casamiento tan precipitado, en parte, había sido culpa de ellos. Le habían forzado desde siempre a acatar la voluntad impuesta, pero ya no era un niño y, en ese tiempo correteando por el viejo continente, se abrieron sus ojos y comprendió que la vida era algo más que una dinastía de financieros que cada vez quieren más. Todos los descendientes jóvenes, tanto hombres como mujeres, estaban instalados en los primeros puestos de la compañía, a excepción de Dae que sería el de más alto rango muy a su pesar.

Lo último que la madre escuchó antes de terminar la pelea, fue un puñetazo fuerte en la mesa por parte de su marido, y la voz airada del hijo, danto un ultimátum:

— No padre, esta vez no voy a ceder. Es mi responsabilidad cuidar de ella, y la incertidumbre de no saber dónde está y en las condiciones que estará, es más fuerte que tus aireadas palabras. Soy mayor de edad y dueño de mi vida y ahora con la tutela de una esposa. No llevaba casi dinero. No tiene casa, ni trabajo. ¿En serio crees que voy a estar muy tranquilo, sentado en el despacho, ocupándome de las finanzas de otros? Es mi mujer y voy a ir a buscarla os guste o no. Y la traeré de vuelta para cumplir con vuestro mandato, pero no será con mi beneplácito. Yo no quería esto, ya lo sabéis. Así que mañana mismo, si encuentro pasaje, volveré a España y la buscaré. No sé por dónde empezar , pero estad seguros que la encontraré. Pero a nuestro regreso no contéis con que vivamos con vosotros. La experiencia, a pesar de corta, ha sido muy reveladora. No deseo cada vez que llegue a casa, encontrar a mi mujer triste y acomplejada.

Dió media vuelta y salió de la sala, yendo en dirección a su dormitorio. Allí intentó una vez más contactar con ella, pero todo era inútil. Llamó a la compañía aérea y consiguió un pasaje para el día siguiente en dirección a Madrid. Sabía que esas veinticuatro horas serían eternas pero no tenía otro medio para hacerlo.

No conocía a los amigos que Alba pudiera tener. Tan sólo lo intentaría con su centro de trabajo, a ver si le facilitaban alguna dirección en donde pudiera estar. Quizá su antiguo apartamento estuviera desalquilado aún. Le podrían facilitar el domicilio. No sabía por donde empezar. Su cabeza era un laberinto de ideas aceptadas, y a continuación rechazadas. En verdad que ninguno de los dos sabía nada  el uno del otro. Ante una situación tan caótica como la que estaban viviendo, pensó que quizá Alba tenía razón y se habían precipitado al casarse tan rápido. Pero de no hacerlo, corría el riesgo de perderla, ya que una vez regresase a su casa, tardaría bastante en volver a buscarla. No había sido un acierto el haberse convertido en marido y mujer, pero sus padres lo habían estropeado todo con ese concepto tan rígido que tienen de las cosas.

De no haber ocurrido ese desastre, ahora, probablemente estarían cenando los cuatro tan amigablemente y las risas y las anécdotas se hubieran sucedido en la sobremesa, si todo hubiera sido más normal de lo que fue.

Dió instrucciones a Yunn de que debía estar listo a una hora muy temprana para llevarle de nuevo al aeropuerto. La noche se le hizo eterna. No sabía  cómo hacer que las horas transcurrieran rápido. No podía quedar quieto. Daba vueltas por su habitación. Había perdido la cuenta de las veces que la había llamado sin obtener respuesta por parte de ella. La duda le atormentaba: ¿habría perdido el móvil?  ó al saber que era él no quería contestar. Esto le atormentaba. No debió dejarla sola, sino llevarla ante sus padres y exponerles lo que había hecho, pero a solas su padre y él. Intuía que se habría sentido sola frente a ellos, y para colmo, al no saber el idioma, tampoco pudo escuchar que la defendió en todo momento, lo que quizá le hizo tomar la decisión de retornar a su pais. 

— A su país no. Éste es ahora su país. Sé que me costará que lo comprendan unos y otra, pero así es y así será en cuanto vuelva a poner los pies en él. ¿ Cuándo será eso ? ¿Qué haré para encontrarla? Lo primero contratar una agencia de detectives si no encuentro rastro de ella. Pero primero indagaré en su casa y en el trabajo. Alguien habrá que la conozca y pueda darme algún indicio. Por pequeño que sea me servirá. Pero si no la encuentro ¿Qué hacer? No lo quiero ni pensar. Se me ha metido muy adentro y no concibo mi vida en solitario. La quiero, la necesito a mi lado. La encontraré. No ha transcurrido tanto tiempo desde que salió de aquí. Pero ese es un problema añadido; puede que esté viviendo en alguna pensión, porque creo que para un hotel medio decente no llevaba dinero. ¿ Por qué no la di más? Lo que menos podía imaginar es lo que ocurriría, y que ella volviese a Madrid, sin esperar a hablar conmigo. Ella también ha sido muy tozuda, debió hablar conmigo y después obrar en consecuencia. Todos hemos metido la pata. Estábamos nerviosos y dijimos cosas que no debimos. Voy a volverme loco. ¿Por qué todo es tan complicado? Debí hablar con ella y advertirla de cómo eran mis padres y del futuro que nos habían adjudicado. De cualquier forma hubiera ocurrido lo mismo, porque lo que no les gustó es que llegase casado y con una extranjera.  La cabeza va a estallarme y no puedo evitar volver una y otra vez a lo mismo. Me preocupa muchísimo el que se haya ido y, además sin dinero. Y sola allí, sin tener a nadie a quién pueda recurrir. ¡ Por Dios, Alba ! ¿Por qué no hablaste conmigo antes?

—Tampoco sabe esta dirección ¿ Por qué no me llama ? ¿Por qué no coge el teléfono? Pues porque está enfadada y mucho. Ella seguro que piensa que la dejé tirada, una vez que llegamos a casa. Cuando fue todo lo contrario. Esto no me lo esperaba de ninguna de las maneras. Ella es impulsiva pero debe estar muy dolida para haber tomado esta decisión tan drástica, sin siquiera advertírmelo. Todo esto es de locos y la conducta de mis padres no ha sido justa. Ni siquiera le han dado tiempo a emitir ni una sola palabra. ¿Por qué la odian sin conocerla? Ellos tampoco son tan mal educados; reciben siempre con cordialidad a todas las personas que vienen a nuestra casa, pero ha tenido que ser con ella, precisamente, quienes comenzaran a cambiar. Creo averiguar el porqué y hay varios motivos: es extranjera, del otro lado del mundo, educada en costumbres totalmente diferentes a las nuestras, no sólo diferentes, sino opuestas. Pero además perteneciente a otra raza, a otro continente y, a no haber sido elegida por ellos.

— He de centrarme en lo que hacer en cuanto llegue. No deseo que pase ni un minuto de tiempo, puesto que cuanta mayor distancia haya desde su marcha hasta mi llegada, corro el riesgo de no encontrarla nunca. Eso suponiendo que no se haya marchado de Madrid en estos días transcurridos. Si no encuentra pronto trabajo estoy seguro que es lo que hará, y entonces ¿Qué haré? ¿ Por que no me has llamado? Eres testaruda, cabezota, orgullosa y no sé cuántas cosas más, pero...tienes razón. Qué dolida te has debido sentir, no sólo por ellos, sino también por mi. Seguro que piensas que he tomado partido por la parte contraria, y estás muy equivocada. Precisamente, por esa ventaja que inconscientemente te di, la aprovechaste para huir de mí. Porque no has huido de ellos, sino de mí. Seguro que te has sentido sola, triste y desamparada por quien prometió amarte y protegerte. Y lo hago, amor mío, aunque tú no lo veas. Estoy luchando por tí y por mí, porque te necesito a mi lado, en donde sea, pero cerca de mi.

No paraba de dar paseos por su habitación y ni siquiera se daba cuenta. Una tenue luz se filtró a través de los visillos del gran ventanal y, al observarlo, se paró en seco frente a él, observando el amanecer de un nuevo día. Se dio cuenta de que en unas pocas horas estaría sentado en el avión que le llevaría de nuevo a ella o a su desencuentro. Y de repente, debido a los nervios, sintió un impulso de actividad frenética. Tenía que hacer el equipaje que se iba a llevar. No tenía nada que ver con los preparativos que hizo para sus vacaciones hacia el viejo continente, tan importante para él. Por ese viaje la conoció, la amó y la hizo suya. Sin embargo ahora, iba tras un presentimiento de fracaso tras la misma persona, pero una situación demasiado adversa .

Entonces no la conocía. Su corazón estaba libre y no había en su cabeza ni un sólo pensamiento de buscar a alguien con quién compartir su vida hasta el final de ella. Sin embargo, éste era bien distinto: iba tras la persona elegida, pero dudaba de muchas cosas, entre ellas de encontrarla y de que pudiera tenerla siempre a su lado. Mecánicamente fue metiendo todo en la maleta. No le importaba demasiado si algo se quedaba fuera. Si llegara a necesitar algo y no lo hubiera metido, lo compraría en España. Pero había alguien a quién no llevaba y, hasta ahora ignoraba su paradero, precisamente lo más importante de su vida.

Había aceptado el ultimátum de su padre: " Me haré cargo de la dirección de nuevo mientras estés fuera. Con esa condición te dejo partir. Porque sí, te dejo partir, de lo contrario perderíamos la rienda de todo. Me lo han advertido: si tu hijo no cumple con lo pactado, nos tendremos que plantear, hacer una junta extraordinaria y desde luego no estaría en vuestras manos, su dirección. Díselo a Dae. No es cuestión de juego . Así que ya lo sabes".

Lo sabía pero no objetó nada, no dijo nada. Su cabeza no estaba para otras cosas, más que lo que le llevaba a España de nuevo. No había nada más importante en el mundo que encontrar a Alba. Ni siquiera le importaba que no tuviera cargo alguno en la financiera. ¡Ojalá!, pensó para sus adentros. Ahora no estaba para eso. Cerró su maleta, se duchó, se vistió y decidido salió de su habitación en busca de Yunn para dirigirse al aeropuerto.

En el pasillo, se encontró con su madre que le aguardaba con cara de preocupación. Se detuvo frente a ella. Se inclinó y depositó un beso en su mejilla.

— Vuelve con ella. Hablaremos a tu regreso. Mucha suerte hijo.

Se la quedó mirando con ternura, tratando de asimilar sus palabras, en su buena voluntad, pero alejada tanto de la realidad. No sabía cómo, cuándo y dónde la localizaría, con lo cual el retorno con ella, estaba en el aire. Acarició su mejilla y salió de la casa en dirección al garaje.



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