sábado, 1 de enero de 2022

Mundos opuestos - Capítulo 25 - Lee Dong Yul

 La tertulia entablada después de la comida, se prolongó hasta tarde. Había un ambiente relajado y se notaba que todos se encontraban a gusto. Eun Ji, disimuladamente, examinaba a Alba y las sonrisas que dedicaba a su marido, y las manos de este que acariciaban, unas veces sus mejillas y otras apretaba sus manos.  Se les notaba estar muy enamorados y, eso  enfadó a la joven sin saber por qué. Sabia desde hacía mucho que Dae pertenecía en cuerpo y alma a esa extranjera que inesperadamente, había conquistado su corazón, hasta el punto de hacerla su esposa.

Pero había otros ojos que, disimuladamente no dejaban de mirarles. Atendía a la conversación que su interlocutor mantenía con él, pero como el que no quiere la cosa, echaba una mirada en dirección a la joven pareja que, en ese día estaba siendo presentada en sociedad. 

Lee Dong Yul, era un hombre atlético debido al deporte que a diario practicaba en un gimnasio. Era algo mayor que Dae y como ya he explicado, primo hermano de él. Era muy atractivo, con una mirada penetrante que pareciera rebuscar en tu interior hasta los más íntimos pensamientos. De ojos oscuros y oblicuos, como correspondía a la raza asiática, se sintió atraído desde el primer momento por su prima "política" Alba. Le parecía una mujer fascinante, inalcanzable al tratarse de la mujer de su primo y, además recién casados como aquél que dice.
No entraba en sus cálculos conquistarla, como hacía siempre que conocía a alguna mujer y se lanzaba a ella hasta arrancarle una cita. El que luego fuera más allá, no sería su culpa,. sino también en parte de la dama que acudiría a ella. 

No era el caso de la mujer de su primo, a quién respetaba y quería como el hermano menor que no tuvo. Era una fruta prohibida, lejos de su alcance. Pero eso no era óbice para que le gustase tanto física como intelectualmente. La había conocido en esa fase en el transcurso de su conversación con ella a lo largo de la cena. Se notaba que tenía bastante cultura y  una conversación amena y fluida, mantenida toda ella en inglés, entre mezclando alguna frase en coreano, cuya pronunciación le hacía gracia. Él en cambio, no sabía nada de castellano, y lo lamentaba, siquiera para corresponder con ella por su gentileza.

Dudaba mucho de que se aclimatara a las férreas costumbres coreanas. En España había más libertad referente a algunas cosas, no tenían una educación tan estricta influenciada por el padre como ocurría en Corea. Sus padres vivían en Andalucía, por tanto a fuerza de viajar con frecuencia a Europa, conocía bastante bien el carácter español, abierto y desenfadado. Y precisamente ese carácter es lo     que más le llamaba la atención sobre la mujer de su primo. 

Creía que no todo se sabía de esa relación, que algún misterio encerraba, pero el hermetismo de sus tíos
no daba pie a conocer la verdad de ese matrimonio. Intuía que no todo había sido tan fácil como lo habían explicado ni tan rápido. Sabía que tarde o temprano se enteraría. Lo que sí estaba clarísimo era que, la pareja estaba loca el uno por la otra.

En su cabeza comenzó a tomar forma una idea: tenía que saber la verdad. Realmente a él no le importaba en lo más mínimo la vida sentimental de su primo, pero la curiosidad mató al gato y, eso mismo es lo que  a Dong Yul le roía por dentro.

 — ¿ A mí que me importa ? — se decía algo enfadado.

Le había impresionado la belleza morena de la española, tan diferente a su raza. Debería estar acostumbrado a ello, dado que viajaba dos o tres veces al año a España para visitar a sus padres, por tanto les conocía bien, pero Alba le había calado. Probablemente fuera su charla, su simpatía o su curiosidad. Sabía que desde siempre en su familia de casamenteros, tenían  destinada una jovencita coreana para que fuera la consorte de Dae. Requisito indispensable estar casado para acceder al puesto destinado para él. Lo que menos podía esperar es que, efectivamente estaba casado pero no con una belleza coreana, sino española. Imaginaba las peleas que habría tenido Dae con, principalmente, su padre por ese motivo. Seguramente ese sería el motivo del alejamiento de ella durante tanto tiempo. 
Sin embargo ahora, durante la cena, le miraba de soslayo, y en su cara se reflejaba la satisfacción, cada vez que la joven intervenía en alguna conversación aportando su punto de vista.

No entendía nada. Esperaba que algún día se desvelara el misterio. ¿Por qué tenía una familia tan hermética?  ¿Sería quizá por los amigos que habían asistido a la comida? Seguramente si, dado que su tía no era proclive a hacer confidencias aún siendo muy íntimos amigos. Después estaba el personaje  Eun Ji, amiga desde prácticamente la infancia, y habiendo corrido rumores entre sus círculos más íntimos de que, ella sería la destinada a Dae. Pero de repente había entrado otra estrella en escena: la  ibérica. Preciosa, inteligente, simpática y bastante abierta de carácter. No le extrañaba que su primo perdiera la cabeza por ella.

Pero a él ¿Qué le estaba ocurriendo? Se había despedido de su familia y no deseaba ir directo a casa y optó por dar un paseo, una vez dejara el coche aparcado en su garaje.

Era un hombre alto, muy alto, para la estatura normal en esa raza. De piel tostada por el sol, con un moreno especial, mezclado con algo pálido y macilento en su rostro. De ojos grandes y almendrados. Sus casi metro ochenta y tantos de estatura, le daba un porte muy especial. Era simpático y ocurrente, como alguien que se sabe seguro del terreno que pisaba, o quizá la soltura se la diera el viajar tanto, el ser independiente y el tener éxito con las féminas. Nunca se había casado, a pesar de haber tenido bastantes mujeres al retortero. Tan sólo una de ellas le tocó el corazón, pero al cabo de varios meses de relación decidieron cortar. No era hombre de hogar. Le aterraba la idea de tener en casa a alguien que le controlara para estar a una hora determinada, y mucho más el tener hijos. Quería ser libre como un pájaro. Si se volviera a enamorar, sería con la condición de una relación poco seria, sin compromiso por ninguna de las dos partes.

Mientras paseaba en aquella noche preciosa, lentamente, sin rumbo fijo no paraba de dar vueltas en su cabeza a la conversación mantenida con Alba. No le gustaba el cariz que estaban tomando las cosas. La tenía constantemente en su cabeza, algo que le disgustaba profundamente, porque lejos de analizar la tarde vivida, se centraba únicamente en ella. Sabía en lo que podía terminar esos pensamientos y los desechaba de inmediato. Pero machaconamente volvían una y otra vez a su memoria. Se sorprendía él mismo al  sonreír solo cuando, algún párrafo recordado de Alba volvía a su memoria. Pese a todo, le había encantado conocerla. Había sido como una ráfaga de aire fresco en la monotonía de esas dichosas comidas familiares con amigos, en lo que siempre desembocaban, en hablar de los negocios o de alguien que se había equivocado en algo y por tanto era mencionado con asombro. 
Parecía más bien, una reunión pueblerina que de hombres de negocios. Las mujeres permanecían calladas o hablando de sus cosas. Por eso es que Alba fue algo nuevo para él. ¡ Al fin podía mantener una conversación totalmente nueva ! La preguntó sobre El Camino. La influencia que había tenido sobre su primo y fue ella quién  le contó su romance de amor con Dae.

Eso le sorprendió mucho, ya que se había mantenido en secreto familiar, aunque fuera muy allegado. La explicación que se había dado es que se había enamorado de una española y por eso sus ausencias frecuentes viajando a España para verla. Pasaron muy de puntillas sobre su matrimonio y la descendencia que habían tenido. Lo que no entendía era el por qué no lo habían anunciado antes. Era una historia de lo más normal del mundo: chico conoce chica, se enamora, se casan y tienen un hijo. Esa historia es tan vieja como la humanidad, pero había algo que no encajaba. Tarde o temprano se sabría, al menos en los más allegados, ya que el resto, por muy amigos que fueran se olvidarían del tema. Pero no él. Le intrigaba, aunque en realidad quién verdaderamente le inquietaba era Alba y no la historia de amor de su primo.

Ni siquiera sabía lo que había andado ni por dónde. Miró su reloj y se dio cuenta de que habían transcurrido tres horas desde que saliera de la casa de sus tíos. Ni uno solo de los minutos había dejado de pensar en ella ¿Cómo había sido posible? 

—¿Cómo había sido posible tener esa obsesión por alguien a la que acababa de conocer? Y algo en su interior se removía dentro. No. No era posible. Tenía que cortarlo ya, en ese momento y pensar en otra cosa. 

— Seguramente me he obsesionado porque no esperaba esa presentación. Es más no tenía idea de que se hubieran casado. Cierto que había mucho tiempo que no nos veíamos y tenido ocasión de charlar, como hacíamos antes. Pero de ahí a dar vueltas en la cabeza una y otra vez a la misma situación, me parece demencial. ¿Dónde estoy? Ni lo sé ni me importa. Cogeré un taxi que me lleve hasta casa. De repente me siento cansado es como si hubiera estando trabajando intensamente. Además comienza a dolerme la cabeza. ¿ Ves Alba, lo que has conseguido? ¿ Haces eso con todo el que te conoce? Creo que sí, porque a mi primo le volviste majareta perdido. Pero yo no soy así. Soy más duro de pelar. Procuraré no tener ocasión de demostrarlo. No sería ético ni normal. Dae es como un hermano para mí. Su mujer es sagrada, así que olvídate ya del tema, Dong Yul o lo vas a pasar muy mal.
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Paró un taxi y, mecánicamente le dio la dirección de su apartamento. Al entrar en él, le encontró más frio que de costumbre. Siempre había vivido solo y en ese lugar, sin embargo ahora le notaba diferente, aunque en realidad no había  cambiado nada. Él era el que estaba cambiando a marchas forzadas, quizás influenciado por la velada y, más concretamente por la mujer que había conocido  en ella.

Estaba acostumbrado, por sus viajes a Europa, a los rasgos de la mujer española, sin embargo, Alba, le había impactado, aunque seguramente fuera por lo inesperado de esa presentación  y al notar a su primo tan entusiasmado con ella. Lo cierto es que era comprensible al verla y escucharla, tan ocurrente y simpática. Probablemente Eun Ji tuviera los rasgos más bellos, un cutis perfecto, al que dedicaba todo el cuidado del mundo, pero en carácter era algo fria, distante, como si creyera que merecía un pedestal.

Observo la charla mantenida con ella por su primo, que, quizá por cortesía, prestaba atención. Pero de vez en cuando su vista iba en dirección al otro lado de la mesa: hacia Alba; le hacía un guiño gracioso y sonreía. Se le notaba absolutamente enamorado de ella. Eun Ji no tenía nada que ver contra esa morena de ojos profundos que te llegan adentro de tí.

Porque si, Alba era una belleza clásica de Iberia. Abierta y sincera, sin dobleces. Tal cuál sentía las cosas, así las expresaba. Ocurrente y de sonrisa fácil, quizás acostumbrada como estaba a tratar con la gente, era amena en su conversación. Pensó que a su primo no le costó nada enamorarse de ella. Pero mucho debió sentir para casarse tan rápidamente como lo habían hecho.
Pero al mismo tiempo ¿Qué ocurriría en sus vidas? Era alto secreto, no sólo su matrimonio, sino que tenían una hija de casi un año de vida. Conociendo a sus tíos, era extraño que, pese a ser su  primera nieta, no lo hubieran divulgado a los cuatro vientos.. Era todo un enigma que posiblemente su primo , le contaría en una charla íntima y muy personal, en alguno de sus encuentros esporádicos. Deseaba conocer la magia de lo ocurrido entre ellos. ¿Era curiosidad por su primo o por su mujer?-

Ese pensamiento le inquietaba y no quería, no debía ni siquiera pensar en la cena de esta noche. No les vería durante los días que permaneciera en Seúl. Pretextaría alguna reunión si se diera el caso de entrevistarse nuevamente con su primo. ¿ Por qué se le había ocurrido viajar en esa ocasión? 

Comenzaba a dolerle la cabeza. Al llegar a casa, se sirvió una copa, encendió la televisión, aunque ni siquiera prestara atención a la pantalla. Bebió de un solo trago el líquido que raspaba en su garganta y decidió acostarse, a ver si se quedase dormido y dejara de dar vueltas al mismo tema.

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