miércoles, 29 de junio de 2022

Rumor de mar y lluvia en Connemara - Capítulo 24 - Líneas paralelas


 

 

                                                     Capítulo 24 -   Líneas paralelas
 

Sus vidas transcurrían como dos líneas paralelas que no estaban destinadas a encontrarse. Miles de kilómetros las separaban, pero lo más lejano aún, la existencia de ambas. Pero el destino, volvió a jugar su baza. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Dónde? No estaba exento de dificultades, pero no contaba con la terquedad de una de ellas y al fin, poder conocer parte de sus raíces y, con un poco de suerte a su padre. ¿Por dónde empezar? Iría paso por paso. Tenía todo el tiempo del mundo para lograrlo. Estableció una lista de prioridades y paciencia, mucha paciencia.

 El primer paso a dar, sería convencer a su madre de lo que había pensado. El no y, las manos en la cabeza, sabía que irían por delante, pero con tesón y cabezonería lo conseguiría. Sabía que no lo tendría fácil, pero si fuera necesario, esgrimiría el razonamiento de que Amy se había independizado, es cierto que por necesidad, siendo muy joven y, se había creado un porvenir. Ella haría lo mismo solo que más organizado.

 

En la tablilla del instituto, había un anuncio para estudiantes de intercambio y sólo uno, tenía como destino Seúl. Si no lo aprovechaba ahora, no lo haría nunca. Apuntó los datos que necesitaba y con ellos en la mochila se dirigió contenta a su casa. Contaba con la negativa de Amy, pero argumentaría que sería una ocasión magnífica para conocer su otra patria, aunque naciera en Irlanda, pero bastaba mirarla para comprender que sus rasgos indicaban que pertenecía también a aquel lugar.

 

Amy la notaba extraña en su forma de comportarse. Se la veía más concentrada en algo que tendría en su cabeza y, tembló ante lo que tuviera en mente. Mientras fue pequeña, vivía sin preocuparse de lo que ahora estaba a punto de suceder. Se había hecho una linda mujercita, reflexiva, pero aún tiempo terca y obstinada en lo que ella creyera tenía razón.

 Ese día presintió que algo le anunciaría. La señal de que algo tramaba era que había dejado de insistir referente a su padre. Hacía mucho que no hablaba de él ni insistía en que la contara cosas vividas en su corta estancia en Seúl. Y eso la puso en guardia. Lo esperaba desde hacia tiempo. Sabía que tendría que contarle su rocambolesca historia que terminó tan mal. Se había construido un guion en su cabeza, pero sabía que, de nada valdría, el día que se presentara la petición: “quiero conocer a mi padre”.

 Un escalofrío recorrió su columna vertebral: ya estaba aquí la tan temida situación. Una vez que comenzase a contar su historia, debía ser con su verdad. Lo ocurrido entre ellos que dio al traste con lo que sentían y el origen de que Aileen estuviera en este mundo. Tendría que decirle que él lo ignoraba. Que había hecho intención de hablar con él para anunciárselo, pero no pudo hacerlo porque su esposa se lo impidió.

 Ignoraba que tenía una hermana de la otra rama habida en su matrimonio, Amy tampoco lo sabía, nadie lo sabía excepto Kwan y su mujer. Eran dos hermanas ignorando su existencia. ¿Llegaría a enterarse?

 La discusión entre madre e hija fue fuerte cuando Aileen lo planteó:

    Mamá, quiero conocer a mi padre. He pensado en ir a Seúl. Hay anuncios de viajes por estudios y entre ellos está Seúl. Estoy decidida a ir hasta allí y hacer averiguaciones de donde vive y cómo es.

   ¿Me estás diciendo que vas a viajar hasta Asia para conocer a tu padre?

   Exactamente, mamá. Eso quiero. Sería un intercambio lo que equivale a que la otra parte vendrá a nuestra casa en alguna ocasión que eso sería a convenir.

   No Aileen. De ninguna de las maneras vas a ir sola a otro mundo que no conoces. Ni siquiera podrás comunicarte con ellos. Las nuevas generaciones son más abiertas, pero los mayores no admiten otra lengua que no sea la suya; ni inglés ni ninguna otra. Eres demasiado joven para eso. Están a miles de kilómetros de aquí. Si te pusieras enferma o te ocurriera cualquier contingencia ¿a quién recurrirías?

   Tu sabes donde vive papá. Dame la dirección. Es todo cuanto quiero: verle, saber como es y después seguir con nuestras vidas. No me puedes negar eso.

   No lo sé, cielo. Nunca llegué a pisar su casa, sólo la oficina en la que trabajaba.

   No importa. En la empresa me la darán.

   Por favor, hija. No lo hagas

   Si mamá. Voy a hacerlo. Con tu permiso o sin él, pero quiero tenerle frente a frente y pedirle explicaciones del porqué nos abandonó. Tengo ese derecho. No podré vivir tranquila si no le veo.

   Está bien. Te entiendo, pero hagamos las cosas bien. Yo iré contigo. Si le encuentras y deseas quedarte con él, me parecerá bien: tienes derecho, siempre y cuando regreses a casa. No te dejaré sola. Iré contigo y una vez que hayas resuelto la situación, volveré a casa.

   ¡Mamá!  ¿Harías eso por mí?

   Cariño, no hay nada en este mundo, nada, que no hiciera por ti. Eres lo único que tengo. No quiero perderte y sé que te perderé. Él es muy rico, pero está casado. Dudo mucho de que su mujer te admita.

   Pues no le diré que soy su hija.

   Cielo, eso no tiene objeto. Vas a ir hasta allí para que te conozca. En fin. Ya resolveremos eso. Vayamos a mi trabajo. Dado que se trata de turismo, hay listas de lo que deseas. Empezaremos por ahí, si no encontramos nada. Está el de tu instituto; contactaremos con ellos.

   ¿De verdad mamá? ¿Vas a ayudarme?

    Aileen, te lo he dicho: no hay nada que no hiciera por ti, aunque en ello me vaya la vida.

 

Se pusieron manos a la obra. Se informaron cómo proseguir sus estudios en algún instituto bilingüe, ya que su estancia, de todo salir bien, seguro que sería para largo.

 ¿Se acostumbraría a vivir sola? No eran distancias como para pasar los fines de semana. Tampoco podía pedir una excedencia porque, aunque tuviera ahorros no los suficientes como para vivir de las rentas. Además, su hija necesitaría un refuerzo monetario. Los pasajes en avión son muy caros y en Seúl tendrá que hospedarse en algún lugar mientras localizase al padre. Eso suponiendo que no esté de viaje. Demasiadas complicaciones ¿Eran sencillas y ella las hacía más difíciles? Probablemente. Lo cierto es que no quería que se fuera. Significaba que ese sería el principio del fin. Cuando entrara en la universidad, cambiaría su vida. Esta era una antesala de lo que se avecinaba. ¿Cómo es que ha pasado el tiempo tan rápido? Se daba cuenta de que no había vivido. Se había consagrado en cuerpo y alma a trabajar y a su hija. A rodearla de todo lo mejor ¿Sería este viaje lo mejor de todo? ¿Localizarían al padre?

El que fuera en Dublín, su mano derecha al hacer la fusión, se había enamorado de una de sus compañeras de despacho y había decidido casarse y quedarse en Irlanda. Le llamaría. Se daría a conocer y le explicaría someramente, lo que Aileen pretendía. Él seguía trabajando en la empresa y en permanente contacto con Seúl. Nadie mejor que él para responder a las dudas que tenía y que necesitaba aclarar.

    Lo siento Amy. ¡Claro que te recuerdo! Pero está de viaje con la familia. Son unas vacaciones que se han tomado. ¿Quieres hablar con él? ¿Puedo yo ayudarte?

   Gracias Kyun Bok. Es algo personal. Volveré a llamarle pasado el verano.

 

  No podían hacer nada. No estaba en Corea. El propósito de su hija era conocer al padre, pero al estar ausente sine die, mucho se temía que tendría que esperar para mejor ocasión. Aileen tendría que renunciar a su propósito, al menos por ahora. Hubiera sido una ocasión formidable contando con las vacaciones, pero para ellos también, para hacer un viaje.

   Aileen se desilusionó mucho y su contrariedad la pago con su madre que nada tenía que ver en ello. Se encerró en su cuarto y no quiso salir en toda la tarde. Esto eran daños colaterales que se temía no fueran los últimos. Era obstinada y en cuanto se forjaba una idea y se contrariara por no poderla realizar cuando ella quería, sacaba su genio infernal. Tendría paciencia, porque en el fondo lo comprendía. Era un sentimiento de orfandad que tenía al ignorar los verdaderos motivos que lo ocasionaron. ¿Sería la hora de sacar el PD en el que había guardado la respuesta de la mujer de su padre? En el fondo ¿Era a ella a quién culpaba de todo? ¿Estaba mitificando la figura paterna? Aunque así fuera, jamás borraría la imagen que su hija había forjado de él. No la importaba que la echara la culpa a ella. En realidad, estaba segura que Kwan nada sabía de esa llamada anunciándole el nacimiento de Aileen. Había pasado demasiado tiempo.

 —Si está casado, al menos que él sea feliz —pensó, aunque le dolía profundamente en el fondo de su alma.


RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT

Autora: 1996rosafermu / rosaf9494

Edición: Junio 2022

Fotografías: Internet

 


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