domingo, 4 de junio de 2017

Los Grey - Capítulo 25 - El asunto Phoebe

Todos los asuntos familiares marchaban bien, una vez que todos los conflictos quedaron solucionados. Todos salvo los de Phoebe, que seguía padeciendo de amores por Bryan.  Ana no quería ver sufrir a su hija, así que decidió ir a buscarla al instituto e invitarla a comer.   Acudió  y vio que se dirigía sola a su encuentro con ella.  Se le notaba que estaba disgustada, algo que para su madre no pasó desapercibido.

- Buenos días hija
- Hola mamá
-Phoebe ¿ qué ocurre? ¿ Has vuelto a discutir con ese chico?
- Mamá se llama Bryan
- Perdona cielo.  Ya lo sé
-No, no hemos discutido, pero él...
-¿ Seguís igual? - No dijo nada, pero en sus ojos asomaron dos pequeñas lágrimas
- Phoebe, no voy a consentir ni un minuto más que Bryan te haga sufrir.  Ahora vuelvo- Y antes de que su hija reaccionara. Ana había salido del coche y se dirigía al encuentro del presunto novio de su hija.



También iba solo y cabizbajo; ya no tenía duda: habían tenido bronca.  Él se quedó parado al reconocerla, pero ella llegó hasta su altura, seguida de lejos por su hija

- Creo que tu nombre es Bryan ¿ me equivoco ? - El joven sorprendido a penas atinaba a responder
. -Si señora ese es mi nombre
- Me encantaría charlar contigo.  ¿Me permites un momento ?
- Naturalmente, con sumo gusto- En ese momento Phoebe tiraba del brazo de su madre para alejarse de allí
-Díscúlpanos Phoebe, he de hablar con Bryan. Espérame en el coche no tardaré ¿ Dónde podemos ir que estemos tranquilos?.- agregó Ana dirigiéndose a Bryan
- A la cafetería, por ejemplo- respondió él
- Muy bien, pues vayamos a la cafetería- Y dirigió una miraba a su hija, que a Phoebe recordó a su padre cuando decía algo y no quería réplicas. Y no las tuvo

Entraron en la cafetería y Bryan la condujo hasta un rincón en el que tendrían más privacidad. Ana comenzó a hablar

- Voy a ser muy clara,, Bryan, y te pido que lo seas conmigo también. No te conozco, no sé lo que tenéis vosotros dos. Solo sé que mi hija llora muy a menudo, y está triste, y...  te quiere. Por todo esto deseo que ... si no la amas como para que sea tu novia, y,  tu aprecio es solamente de hermana, te pido por favor, que la dejes en paz. Ella es una niña alegre y cariñosa, y desde que te ha conocido no hace más que llorar. En los sentimientos no se mandan, y entendería perfectamente que no la amases, pero compréndeme  también.  Es mi hija, la quiero más que a nada y no deseo que sufra por alguien que no la ame.   También es muy joven, y es demasiado pronto para que comience a sufrir por amor no correspondido
- Señora, me ha hablado con toda sinceridad y con la misma  lo haré yo.  Amo a su hija con todas mis fuerzas, desearía que tuviéramos una relación normal, pero... lleva un apellido que impone mucho respeto y no sólo eso, sino todo lo que trae consigo.  Mi familia tiene una posición cómoda, pero sólo eso,  cómoda, nada que ver con la que tienen ustedes.  Ese es el problema; no quiero que interpreten que voy tras el dinero de la niña de papa.  He intentado hacérselo ver, y hasta le dí de lado para desengañarla.  Pero créame es muy difícil renunciar a la persona por la que darías tu vida. Estoy estudiando, sacaré la carrera sin problemas, pero nunca llegaré a tener el status que ustedes tienen y al que ella está acostumbrada.


. ¿ Sabes qué ? Mi otro hijo tiene el mismo problema, y estoy un poco cansada de ese tema.  Ellos no son los que tienen el dinero, aunque comprendo que asuste. Yo tampoco tenía dinero cuando me casé con Grey, y también tenía mis prejuicios respecto a ello, pero a medida que le fuí conociendo, comprendí que es la persona menos interesada que existe, y que admira a todo aquel que lucha por hacerse un futuro,  como él lucho, porque cuando comenzó a trabajar, también abandonó los estudios, y sus padres no le facilitaron nada.  Todo lo que tiene se lo debe a su trabajo, y créeme trabaja muchísimo.  Os ayudará si lo necesitáis, peo sutilmente, nunca por hacerse notar ni por humillaros. ¿ De verdad la amas?
- De verdad, señora, con todas mis fuerzas
- Bien, pues entonces, seguid a lo vuestro y por favor no le hagas sufrir más. A propósito ¿ qué estudias?
- Derecho.  Mi padre es abogado, mi abuelo lo fue , y ya se sabe...
-Pero ¿ tú quieres serlo?
- Desde luego, me apasiona. Pero no quiero ser abogado de un gran bufete, sino uno humilde desde el que pueda ayudar a la gente que no tengan medios para  pagar las grandes minutas, sino una cuota modesta. Quiero que Phoebe sea mi pasante. Asi que ya puede aplicarse a estudiar-. Ana rompió a reír, satisfecha por las respuestas del muchacho
- Bien Bryan, esta conversación queda entre nosotros. Acláralo con mi hija, porque ´sé que va a preguntarte, y quiérela; es buena chica y se lo merece. ¡ Ah ! el sábado te espero a comer en casa. Creo que también vendrá Amie, la novia de Teddy, mi hijo mayor.  Ellos ya solucionaron sus problemas.  Aunque ahora están en otra fase, que seguro te comentarán. Los cuatro sois jóvenes y entre vosotros os entendéis.  Sé que los padres, a veces infundimos miedo. Y ahora  ¿ deseas acompañarnos a almorzar? Íbamos a comer a un restaurante.  Invito yo
- Será un placer- respondió Bryan.

Por la sonrisa que ambos traían, Phoebe supo que todo había ido bien. Los dos se miraron interrogando la chica a Bryan.  Él la devolvió una sonrisa y apretó su mano con cariño.  Ella exhaló un suspiro de alivio.  Ana al volante les miró por el retrovisor y sonrió también.  Les llevaría a comer a un restaurante medio, para que el muchacho no se sintiera acomplejado.  La risas nerviosas de los jóvenes le decían que su hija era feliz.  Suspiró y emprendió rumbo al restaurante.



Cuando Christian regresó a casa esa noche. Ana le recibió como siempre y como siempre él la saludo: un abrazo y un beso marca Grey.  La preguntó cómo había pasado el día y acarició su vientre aún poco visible.  La sentó sobre sus rodillas y mientras la daba besitos pequeños y suaves en el cuello, Ana le dijo

- El sábado tenemos un invitado a comer, además de a Amie.
- ¿ Le conozco ?
- No, pero vas a conocerle - Y salió de la habitación, dejando a su marido perplejo y sonriendo.

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