lunes, 26 de junio de 2017

Silencios - Capítulo 3 - Separación ( Relato corto )

No podía creer lo que estaba sucediendo, lo que acababa de ver. Salió todo lo deprisa que pudo del edificio no dándose cuenta de que su coche estaba aparcado en el garaje del bufete.
Con los ojos llenos de lágrimas paró a un taxi y le indicó la dirección de su casa. Estaba aturdida, no podía pensar. La imagen de su marido jugueteando con aquella mujer se repetía en su cabeza una y otra vez; le producía un dolor tan intenso que no podía respirar.
Al llegar apenas si podía introducir la llave en la cerradura para abrir la puerta, al cabo de unos instantes la abrió y subió corriendo las escaleras para encerrarse en su cuarto ¿ Qué es lo que debía hacer, irse de casa, llamar a Thomas, su suegro que siempre le había demostrado cariño,?¿ Qué?
De repente sintió unos pasos acelerados que subian las escaleas en dirección a su habitación, y al poco,  unos golpes en la puerta:


- Abre Evelyn, abre por favor. Déjame que te explique. Por amor de Dios, no es lo que tu crees. Vamos déjame entrar. Hablaremos. ¿Cómo puedes pensar otra cosa?, yo te quiero y tu lo sabes. Abre, vamos.
- Márchate, por favor. No quiero verte. Eres un canalla. No quiero ni oir tu voz, me hace daño el escucharla.Déjame en paz, vete, vete,vete, y rompió en sollozos.

Robert no paraba de hablarle repitiendo una y otra vez que no había ocurrido nada, que estaba confundida que ella era su único amor, pero Evelyn no paraba de llorar y no pensaba en abrir la puerta.
No insistió y bajando las escaleras entró en la biblioteca. Allí delante de una fotografía de ambos, pasó sus dedos por la cara de Evelyn acariciando y preguntándose cómo podía solucionar el problema surgido con su mujer. Las horas pasaron lentamente; la casa totalmente en silencio. Ya de madrugada, se oyeron unos pasos tenues bajar las escaleras. Evelyn se dirigió a la cocina. La cabeza le  iba a estallar-   De tanto llorar la escocían los ojos, , por lo que decidió tomar una aspirina.

Buscó en el armario donde solían estar y se sirvió un poco de leche, entonces se dió cuenta de que no estaba sola. En un rincón semi a oscuras, estaba Robert con un vaso de whisky en la mano. La miró fijamente y se le partió el corazón de verla con aquella cara demudada.
Las facciones de Evelyn habían cambiado en pocas horas; se habían endurecido y un rictus de amargura marcaba las comisuras de los labios.
Antes de salir de la habitación él se levantó, se dirigió hacia ella y la abrazó, pero Evelyn de un empujón le apartó de si bruscamente.

-¿Cómo has sido capaz de hacerme esto, y ahora vienes a pedirme perdón? No tenías bastante con mi cariño, tenías que buscarlo en otra parte. Pues muy bien, de ahora en adelante nuestras vidas se separan aquí y ahora. No quiero volverte a ver en mi vida.No podría soportar que tus manos me acariciaran pensando que horas antes, quizá hubieras acariciado a otra mujer y posiblemente le habrás dicho las mismas palabras de amor que a mi me dedicas. ¿Qué clase de amor es el tuyo?, si es que alguna vez me has querido, claro.
¿No significo nada el día de ayer para ti? ¡ Cómo te habrás reido de mi ! Habrás pensado: mira esta tonta, se cree todo lo que la digo, se cree que es la única m ujer de mi vida.

De golpe se acordó de que llevaba la pulsera que él le había regalado el día anterior. La desabrochó, se quitó la alianza y el anillo que llevaba y ambas cosas las puso sobre la mesa al lado de Robert.

-Tu y yo no tenemos nada en común. Quiero el divorcio. Mañana mismo me pondré en contacto con un abogado, por supuesto no con uno de tus compañeros que siempre estarían a tu favor. El próximo fin de semana me desplazaré para ver a los chicos y contarles la decisión que he tomado. La explicación del por qué se la tendrás que contar tú.
Te pido por favor que te traslades a otra habitación. Quedará la puerta cerrada con llave, así que si tienes que coger algo, hazlo porque después no podrás entrar.

Fué tajante y tan segura de si misma que Robert no fué capaz de articular palabra sabiendo además que tenía razón para proceder así.

-Por favor, Evelyn, se que merezco ésto, que tienes razón, pero no es como te lo imaginas. No ha habido nada entre nosotros, simplemente era una broma. Inexcusable por mi parte, pero yo te quiero, eres lo más importante que he tenido nunca y no es posible que rompamos algo tan grande como lo que existe entre tu y yo.Anoche volvimos a vivir algo muy especial¿crees acaso que fingía, me crees capaz? Si lo piensas así es que a pesar del tiempo que llevamos juntos aún no me has coocido.

Ella se volvió y mirándole a los ojos, le preguntó:

-¿Y si hubiera sido yo la que "jugaba" con otro hombre, pensarías que era una tontería? Lo que ocurre es que estás muy seguro de mi. No te das cuenta de que soy atractiva para los hombres, y si ,me miran cuando voy por la calle y en la galería más de uno me ha invitado a cenar. Nunca, oyelo bien, nunca acepté ni permití ninguna "broma", porque tú has estado presente siempre en mi vida. Pero ahora va a ser distinto, voy a salir y entrar cuantas veces desee, y por qué no, si se tercia me acostaré con alguno. Tú lo has hecho, la diferencia está en que yo te he avisado.No tienes nada que reprocharme puesto que quién ha roto las reglas del juego, has sido tu. Así que desde ahora viviremos separados. Buscaré un apartamento cuando mis abogados me lo aconsejen, mientras tanto para mi es como si no existieras y procuraré cruzarme contigo lo menos posible. Ya no tengo más que decir.

Y dando media vuelta salió de la cocina, dejando a Robert en la más absoluta desolación

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