lunes, 12 de junio de 2017

Los Grey - Capítulo 33 - Y el tiempo pasa

Y pasaron los días y los meses.  El nuevo miembro de la familia Grey ya tenía seis meses y Amie cuidaba de su familia, esperando que el transcurrir del tiempo, le permitiera retomar sus estudios.  Seguían viviendo en Portland y eran felices, muy felices. Por imposible que pareciera, su amor crecía día a día, y Teddy, resultó ser un marido ejemplar que adoraba a su familia.  Ayudaba a su mujer con el bebe y atendía sus estudios.  Deseaba terminar cuanto antes y comenzar a trabajar.  Cada vez que tenían oportunidad viajaban hasta Seattle para visitar a ambas familias.

Christian estaba loco con su nieto, y se tiraba al suelo para jugar con junior. y con Teddy, que parecían hermanos más que tio y sobrino.  Era un chiquillo más a los que Ana contemplaba siempre con admiración hacia su marido, que tenía infinita paciencia con los niños.


A  Bryan le faltaba un solo curso para licenciarse y Phoebe terminaba su bachillerato.  La esperaba un empleo en la compañía Grey, pero, al igual que hizo con Teddy, Christian dispuso que empezaría desde abajo para conocer cada departamento, si algún dia quería ser ejecutiva de la Grey que heredarían los tres hijos , cuando Christian se jubilara, que aún faltaba tiempo.

Pareciera que la normalidad se había instalado en sus vidas definitivamente.  Había conocido a los padres de Bryan y ambos jovenes se habían comprometido. Phoebe era una muchacha responsable y su padre la miraba con lupa.   Efectivamente, había heredado de él su buen ojo  para los negocios . Y así,  poco  poco, cada uno de ellos, encontraba su lugar en el mundo.  El matrimonio Grey, esperaba impaciente a que alguno de sus hijos se hiciera cargo de la Compañía y así dedicarse a viajar con Ana, y visitar todos aquellos lugares que ´él vivió de joven y que no tuvo ocasión de enseñárselos antes, debido a las circunstancias de su propia vida.  La editorial seguía pujante bajo la experta tutela de Anastasia Grey.

   De vez en cuando visitaban en Escala, su cuarto especial, y Phoebe ya les había adelantado, que cuando se casara con Bryan y ganase  un buen sueldo, pensaba instalarse en ese apartamento, del que nunca entendía cómo era que se hubiesen   mudado a otra casa más a las afueras de Seattle. El apartamento  era precioso,  y en el mismo centro de la ciudad. Cuando lo propuso, Christian y Ana, se mirron en silencio: se les acabaría su diversión de placer.  Ella se encogió de hombros, dando a entender a su marido que tendrían que resignrse y que ya encontrarían otro modo de divertirse.


Ellos iban cumpliendo años, pero mantenían intactas sus ilusiones, su amor por estar juntos y sus inquietudes sexuales avivadas principalmente por las habilidades de Christian, que ya iba camino de los cincuenta años y en las sienes comenzaban a asomarse algunas canas que le hacían aún más atractivo, y que a su paso cerca de alguna mujer, seguía levantando miradas de admiración.  Ana sonreía y se decía  mirad, mirad, es mio.   Poco a poco se iba cumpliendo el ciclo de la vida

Phoebe y Bryan se casaron, y ese día Christian estaba especialmente emocionado.   Su niña, su princesa, volaba hacia otro nido. Ana reclinaba su cabeza en el hombro de él, sabiendo el cúmulo de sentimientos que invadían su cabeza. Era tan joven, que a penas había disfrutado de la vida, pero era su decisión y es cierto que no conocía otra pareja que estuviera tan enamorada como lo estaban Phoebe y Bryan. Pero ésto último no era cierto y no era justo . Cuando lo hicieron Teddy y Aime, estaban pletóricos y no paraban de sonreír. Y ellos mismos el día que se casaron, en que sintió por primera vez que Anastasia le pertenecía totalmente ante la ley y los hombres. Ninguno de sus hijos, vivió aquél día con la intensidad que él lo vivió. Ana se daba cuenta de todo ello y con una de sus sonrisas, le dijo

 Christian aún tenemos a Junior y quedamos nosotros. Se casan enamorados y ahora tendrá a su marido para cuidarla y protegerla como tú hiciste conmigo. Serán muy felices.
- Lo ´sé, cielo, lo sé.  Pero siempre será mi princesa
-Claro, y si tiene una hija también lo será.  Cada uno de nuestros hijos ocupa un lugar especial en nuestro corazón por diferentes motivos, y eso no excluye a los demás.  Ha sido la única chica y la más rebelde, la más parecida a ti en carácter.  Es normal, pero recuerdo que cuando Teddy planteó casarse e irse a vivir a Portland, estuviste días de malhumor por no verle a diario


- Si, eso es cierto, pero enseguida llegó su hijo, y...
-  Llegarán los hijos de Phoebe y se curará la nostalgia que ahora sientes. Tendrás más tiempo libre para ocuparte de junior
- ¿ Qué le pasa a Junior?
- No le pasa nada. Anda disfruta de la fiesta. Bryan es un excelente muchacho y ama con pasión a Phoebe, serán felices, y estoy segura que no tardando mucho, tendremos una nueva vida en la nuestra.

La conversación quedó cortada cundo una deslumbrante novia se acercaba hacia ellos.  Parecía una niña, es menuda como su madre, pero cabezota y voluntariosa como su padre.  Venía sonriendo y su mirada se cruzó con la de Christian que tenía los ojos empañados por la emoción

- Señor Grey  ¿me concede este baile ? . le dijo Phoebe estampando un par de besos en la mejillas de u padre

No podía pronunciar palabra.  La emoción cerraba su garganta, y recordando aquél otro baile, enlazó la cintura de su hija y salieron a bailar, mirándose, padre e hija, a los ojos, aquellos ojos iguales, que brillaban por la profunda emoción.  Bryan lo hizo con su madre y Ana con su consuegro.  Era una bella fiesta, para una bella familia.

Al fin los novios se despidieron, pero la nostalgia de Christin no desaparecía, y sólo lo hizo, cuando el matrimonio, a solas en su dormitorio, revivieron aquella otra boda, la de ellos, de hace tantos años, pero tan viva en sus cabezas.  Y se amaron como aquella noche en un camarote  de un avión a cientos de kilómetros de altura.  Y no pensó en Phoebe, sino en Ana y en aquella noche en que fue verdaderamente suya.

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