lunes, 8 de enero de 2018

Entre nubes - Capíítulo 14 - Una situación desesperada

Las azafatas,se dieron cuenta, entonces, de que Alyssa hacía rato que había acudido a la cabina de los pilotos y aún no había salido.  Las dos chicas lo estaban comentando. Todo estaba tranquilo, y los pasajeros, algunos de ellos dormitaban mientras que otros veían una película en la televisión totalmente ajenos a lo que ocurría .  El silencio era absoluto, cuando se escuchó un ruido nada usual, algo parecido a un disparo.

La más veterana, estableció contacto con la cabina para averiguar si todo estaba tranquilo, cuando una voz impersonal, para ella desconocida, la respondió con acritud

- ¿ Qué?
-¿ Quién es ? - respondió ella alarmada
- Quién a tí no te importa, nena. ¿ O prefieres participar de la fiesta que aquí tenemos ?

Colgó automáticamente y miró a su compañera alarmada y totalmente preocupada.  Llevaba muchos años en ese servicio y sabía que lo que fuera que pasase  era de todo menos normal  ¿ De quién era esa voz tan áspera?  No la reconocía en ninguno de sus compañeros.  Comenzó a alarmarse y puso sobre aviso a la otra azafata.  Iría hacia allí y vería qué podía averiguar. Debía tratarse de algún intruso   y con nada buenas intenciones.  Instintivamente dirigió su mirada hacia el asiento del extraño pasajero y comprobó que estaba vacío.  Y de repente se hizo cargo de la situación. Desde su móvil, se puso en contacto con un chico de la torre de control con el que salía,  y fue informada de lo que estaba ocurriendo.  Por lo menos los pasajeros no se habían percatado y de momento todo estaba tranquilo.

Ambas mujeres no sabían qué hacer para ayudar a sus compañeros sin exponer a los pasajeros al peligro , pero tampoco podían permanecer impasibles, así que decidida se dirigió hacia la cabina.  Dio unos golpes en la puerta pidiendo fuera abierta.  Nadie le respondió, sólo se abrió y unas fuertes manos la agarraron y la introdujeron dentro del cubículo.  Con una sola mirada se hizo cargo de la situación: el comandante seguía inconsciente con una profunda brecha en la cabeza y sangraba.  El copiloto herido en una pierna y Alyssa ,  con  los ojos totalmente espantados.  El extraño pasajero la apuntaba constantemente con una pistola y sonreia diábolicamente.

. He de pilotar el avión, si no quiere que nos estrellemos - dijo el copiloto con una débil voz. En un intento desesperado por desarmar al intruso, éste le dio un tiro hiriéndole en una pierna.  Permanecía en el suelo.
- Deje que le haga un torniquete.  Está sangrando mucho - dijo Alyssa

Se lo pensó durante unos instantes sin dejar de apuntarla con el revólver.  Al fin, sopesó las posibilidades y aceptó su proposición

Está bien, hacedlo. Tú - dijo dirigiéndose a la otra azafata .   Ayúdala

Entre las dos consiguieron sentarle  para  tomar el mando del avión.  De vez en cuando se quejaba y no dejaba de sangrar.  Alyssa se decidió a efectuar otra petición:

- .  Permítame ir  a por el botiquín.
-¿ Crees que soy totnto ? Tendras que apañártelas con lo que aquí haya

Alyssa miró a su alrededor y no vió nada que la sirviera. Rápidamente tomo el faldón de su blusa y trató de rasgar una tira de tela.  No podía e intentó romperla con los dientes.  Pero la tela era demasiado fuerte, así que se la quitó , e indicó a su compañera:

-Coge un extremo y yo haré lo mismo con el otro.  Tenemos que rasgarla como sea

Y así lo hicieron con un gran esfuerzo, pero al fin lo consiguieron. Anudó fuertemente la pierna de su compañero y pidió un bolígrafo, enroscándolo en el nudo que había hecho a fin de que ejerciera más presión y cortara la hemorragia.  Lo consiguieron al cabo de unos instantes que parecieron una eternidad.  Después el extraño pasajero, ato sus manos con unas bridas que sacó de su chaqueta y un rollo de cinta americana, con la que selló las bocas de las muchachas.  Ya estaba la situación más o menos controlada.  Era hora de establecer contacto con  el aeropuerto, mientras ésto hacía,  sus ojos se recreaban en la figura de Alyssa que permanecía en ropa interior.  Sus ojos fulguraban ante la visión de la muchacha.  Tenía que hacer algo, se dijo ella, y vio la chaqueta del copiloto que estaba sobre el respaldo de su asiento, entonces comenzó a moverse simulando que tenía escalofríos y dirigía su mirada en dirección a la chaqueta de su compañero. Le daba un miedo horrible la mirada fría de aquel hombre  El captó su petición; no tenía el más mínimo interés sexual en ella, así que quitandola las bridas, hizo que se pusiera la prenda, volviéndola a atar de nuevo.  Ella respiró un poco más tranquila.  No esperaba nada bueno de aquél sujeto.

Estaba preocupada y angustiada por Alex.  Desconocía las gestiones que estaría realizando.  Sabía que no pondría su vida en peligro, pero también se daba cuenta de que disponía de poco tiempo para poder llevar a buen puerto las exigencias del secuestrador.  Todo estaba en silencio.  El copiloto sentía mareos, pero no podía dejar los mandos del aparato.  El resto seguía igual; las chicas atadas y amordazadas y el sujeto consultaba el reloj calculando la hora de su llegada a Seattle

La conexión volvió a la torre, en donde la tensión podía cortarse.  Allí seguía Alex.  El jefe de seguridad le había informado que no había ningún rastro de atentado, por lo que dedujeron que el secuestro había sido el verdadero conflicto.  La policía hacía indagaciones acerca de quién sería el autor de los hechos y no conseguían nada positivo.  Pero uno de los agentes lanzó una idea:

-Es un nombre supuesto, pero también cabe la posibilidad que aunque no sea su verdadero nombre, podría pertenecer a algún amigo o familiar de él.  Y conoce muy bien el manejo del aeropuerto.  Podría tratarse de alguien que trabaja aquí.

Bajó corriendo hasta el departamento de personal y allí solicitó una lista de todos los trabajadores que figuraban en nómina, tanto los fijos como los eventuales.  La lista era larga y tenían poco tiempo.  Tres agentes se pusieron manos a la obra y de pronto un apellido salto ante sus ojos

- ' Bingo ! -exclamó - Aquí tenemos una pista.  Necesito hablar con esta persona- dijo al responsable de Recursos Humanos
- Lo siento, hoy no ha venido, está enfermo.  Pero su apellido es otro..., aunque muy parecido
- Lo sé, pero podía tratarse de un apellido en cuarto lugar o el segundo de su padre o su madre. Es mucha casualidad que sea un apellido con el mismo origen que el empleado enfermo  ¿Tenemos algún teléfono ?
- Si.  Vive con una hermana que ha sido la que llamó para advertirnos de su ausencia
- Bien, démelo.

Pero Henrietta no estaba en casa, estaba trabajando.  Una patrulla se dirigió al domicilio por si algún vecino pudiera dar la dirección de su trabajo.  El tiempo se agotaba. Alex estaba descompuesto y llamaba constantemente al banco que ya había depositado el dinero en la consigna.  Todos los trámites requeridos se estaban cumpliendo a pesar de que la policía no estaba conforme con ello.  Pero la seguridad de todas las personas que iban en ese avión no admitía peros ni demoras.

Y de pronto la voz impersonal saltó a las ondas indagando por el resultado de su demanda

- ¿ Está todo lo pedido cumplimentado ? - pregunto
- Ya está todo tal y como había pedido.  Ahora quiero hablar con mi mujer
- ¡ Claro !- dijo sonriendo - la quitó la mordaza de su boca sin soltarle las manos que mantenía con las bridas
- ¿ Alex ? - no pudo decir más.  Se echó a llorar a pesar de que no quería hacerlo, pero la tensión hacía que el llanto llenase sus ojos
- No llores, mi amor.  Todo va a solucionarse muy pronto.  Falta poco para que aterricéis. Tienes que calmarte; no va a pasaros nada.  Te quiero Alyssa, te quiero y deseo verte más que cualquier otra cosa en el mundo
- Yo también te quiero.  Si ocurre algo, recuerdalo: te quiero, te quiero
- Bueno ya está bien - dijo la voz áspera del secuestrador, retirando los auriculares .  Las dos mujeres lloraban quedamente.  El copiloto apretaba los labios por la impotencia y por el dolor que sentía.  Notaba que de un momento a otro iba a desmayarse y pedía mentalmente a Dios resistir un poco más, aunque también tenía la sospecha de que no iban a salir con vida de ahí.

La patrulla se dirigió al trabajo de Henrietta que un vecino les indicó. Inmediatamente la llevaron al aeropuerto .  Interrogada por los agentes, al fin confesó lo que el hermano le había dicho para justificar su falta de asistencia, y supieron inmediatamente que el secuestrador era  Martín Shroeder, y como imaginaban, había usado un apellido de su madre que no figuraba en su ficha de personal..  Rápidamente se dirigieron a la torre: querían que hablase con él para hacerle desistir de la locura que estaba cometiendo y de esa forma que todo terminase bien y tratar de olvidar cuanto antes el mal sueño que estaban viviendo.

Henrietta lloraba sin cesar pidiendo a su hermano que terminara esa pesadilla que se entregara a su llegada a Seattle y que nadie saliera herido.  Pero  Martin no la escuchaba, estaba cegado por la ambición y la envidia.  No quiso oir más y cortó la comunicación.  En realidad ¿qué era lo que le había movido a ejecutar ese plan poco estudiado y correr el riesgo de que le saliese mal?.  No encontraba justo que Colby hubiera logrado todo cuanto se había fijado en la vida, y él fuera un don nadie. Y sin darse cuenta, dirigió la mirada hacía Alyssa que, con la cabeza baja, estaba sumida en quién sabe que pensamientos.

Ni siquiera amaba a esa mujer, aunque se sentía atraído hacia ella. ¿ Había sido el origen de todo? No, ella le importaba un pimiento, pero quería vivir mejor de lo que lo hacía,e ideo ese plan para conseguirlo.  Y lo conseguiría o no saldría vivo del empeño.


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