sábado, 6 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 11 - Ansiedad expectante

Tomaba una taza de café cuando las azafatas salieron del túnel conversando entre ellas de lo que tenían proyectado para las vacaciones de Navidad.  Las tres chicas se habían convertido en buenas amigas, pero Martin sólo prestaba atención a una de ellas: Alyssa.  Se había convertido en una obsesión:

- Nosotros haremos un viaje. No será muy lejos.  Probablemente a Nueva York, porque Alexander tiene trabajo,  cuando pasen las navidades y esté más descargado de sus ocupaciones.  Son fechas complicadas para dejar el aeropuerto- comentó Alyssa



Martin escuchaba atentamente las palabras de ella.  Sus planes se demoraban junto al viaje que harían.  Sería mejor pensar en otra cosa, se dijo:

- Quizá sea más fácil de lo que imaginaba.  Sólo he de pensar qué día- repitió mentalmente-. Hoy mismo lo decidiré
  .
 Tenía el plan perfecto;  llevaba tiempo estudiando todas las posibilidades de éxito, si tenía calma y todo controlado. .  Sólo faltaba su ausencia y también tenia estudiada la justificación.

- Henrietta, tengo que hacer un corto viaje.  Un compañero me ha ofrecido pasar un día con su familia, pero tendrá que ser en breve. En un principio le dije que no, pero él ha insistido.  Nació en el mismo lugar que nuestros padres, y me apetece mucho conocer cómo es aquello. En definitiva le he dicho que si
- ¿ Eso está bien ? - le respondió la hermana
-¡ Claro que está bien ! Sólo va a ser un día ó dos .    máximo,  cuando de  nuevo  estaré trabajando . .  Trabajo mucho ¿ sabes ? Creo que merezco al menos dos días de vacaciones
- No deberías jugar con el trabajo.  Es un buen empleo y si llegaran a enterarse, te pondrían de patitas en la calle
- No temas.  No se enterarán. ¿ Me harás ese favor ?
- No creo sea la correcto, pero es tu trabajo, así que tú verás.
- Sólo tendrás que llamar y decir que estoy con gripe, en cama y con fiebre. Te repito antes de que termines de hablar con ellos estaré de vuelta.  No se enterarán

Bien, ese paso ya estaba solucionado, a regañadientes, pero lo haría.  No veía la hora de que amaneciera, así que optó por levantarse y revisar todo cuanto había de llevar.  Sacó un paquete de su armario y desenvolvió lo que contenía.  Procedió a vestirse y decidió salir cuanto antes; la impaciencia le consumía.  Al fin hoy conseguiría su propósito.  El día anterior se las había arreglado para dejar en el lavabo del avión el objeto que durante tanto tiempo portaba en su caja de herramientas.

Saldría  en silencio de la casa, para que su hermana no se despertara y lo echara todo a rodar. Hacía bastante frio, miró por la ventana y vio que durante la noche había nevado.  Esperaba que eso no supiera alguna suspensión de vuelos.  Seguro que se apresurarían a limpiar las pistas antes de la salida.Se miró por última vez en un espejo y sonriendo satisfecho se dijo:

- Ni la misma Henrietta me reconocería

Era un disfraz perfecto: una peluca de su mismo color de pelo, pero algo más largo el cabello.  Se había dejado barba  de tres o cuatro días. Puesto bigote y se había vestido con su mejor traje.  Parecía un dependiente u oficinista.  Por primera vez se sentaría en uno de esos asientos que veía a diario, pero que nunca había tenido oportunidad de utilizar.  Pero hoy sería distinto, viajaría lo mismo que lo hacen los representantes o cualquier empleado de banca..

Una vez en la calle, paró un taxi y le dio la dirección del aeropuerto.  Allí esperaría,. Sacó el billete la noche anterior con  el nombre de su padre y el apellido de la madre, de esta forma nadie sabría que se trataba de él. Viajaría en  el avión  que iría Alyssa.  El corazón le latía deprisa, con impaciencia.  Estaba nervioso, algo temeroso, pero deseando  subirse a ese avión, y de ser servido por ella un whisky, que sería lo que pediría.  Sólo tenía que esperar un poco más  y en unas pocas horas al fin habría conseguido su objetivo.

Aquella mañana había amanecido con una fuerte nevada.  Alyssa se apretujó contra el cuerpo de su marido, que seguía durmiendo. miró el reloj de la mesilla de él, y comprobó que la quedaba poco tiempo de estar en la cama.  No tenía ganas de levantarse, pero debía hacerlo en unos minutos.  Le besó  en el hombro y saltó de la cama saliendo disparada hacia el cuarto de baño, no porque fuera tarde, sino porque tenía frio, a pesar de que la calefacción funcionaba a tope.

Rápidamente entró en la ducha, y bajo el chorro del agua caliente, pareció reaccionar.  Unos brazos sobradamente conocidos la abrazaron y la atrajeron hacia ellos.  No se resistió, muy al contrario sonrió y se giró para quedar frente a Alex que comenzaba a besarla en el cuello. Caricia, tras caricia, beso tras beso, los esposos tuvieron una ardorosa pasión en la ducha.

- Vas a conseguir que llegue tarde - le decía ella mientras reclinaba la cabeza en su pecho
- Aún es pronto, no te preocupes
- Ha nevado ¿ lo sabes ?
No, no lo sabía, y no me gusta nada. La nieve o el viento, siempre traen complicaciones, máxime en estos días cercanos a la Navidad.  Pero no hay más remedio que hacerlo frente y nosotros, por fortuna estamos preparados para ello.

Se besaron una vez más, y ambos salieron de la ducha.  Estaban muy juntos tapándose con la misma toalla

- Me encanta estar así tan juntos, rozando nuestros cuerpos piel con piel.  Parece que eres más mía- la dijo con infinita ternura
- Siempre seré tuya, pero ahora déjame marchar, por favor.  No quiero llegar tarde; es un mal ejemplo partiendo precisamente de mi
- Está bien, está bien- respondió Alex

La frotó con la toalla para secarla y la dejo salir de ese abrazo tan de ellos, tan íntimo. Él se quedó afeitándose, mientras ella se vestía.. Un malhumor súbito invadió el buen despertar de Alexander, mientras pasaba la maquinilla eléctrica por su rostro.  Algo le desasosegaba, un mal estar que nunca había sentido

- Será por la nevada. Demonios, ¿por qué tiene que nevar en estos días, precisamente en estos días? No te alteres Alexander, estamos a las puertas de Navidad, es lo suyo.  No habrá problemas,  ni te preocupes 

Se repitió, mientras se  aplicaba la loción para después del afeitado.  Se vistió apresuradamente, y aún tuvieron tiempo de desayunar deprisa y corriendo, algo que , por inusual, les produjo un ataque de risa. De la risa que uno siente cuando eres completamente feliz..

Llegaron al cabo de un rato, con el tiempo justo para darse un beso de despedida antes de que ella entrara en el despacho en el que debían recoger la documentación del vuelo.  Alex la besó más profundamente que ningún otro día.  En su interior persistía la desazón que sintió antes de salir de casa.  Ella le devolvió un ligero beso en la mejilla y entró rápidamente.  Iban con el tiempo muy justo.  Los juegos matutinos les habían hecho entretenerse más de la cuenta.  Cuando la puerta se cerró, aún se mantuvo durante un segundo delante de ella, como si esperase que Alyssa saliera nuevamente.  Pero no salió y él se dirigió a su despacho.  Hoy no daría la vuelta por el aeropuerto.  Tenía que ver cómo estaba todo relacionado con las pistas y los despegues.

RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora< rosar9494quer
Edición< Enero 2018
Ilustraciones< Daniel Brühl < Internet


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