martes, 2 de enero de 2018

Entre nubes - Capítulo 3 - Seattle

Todas las gestiones realizadas en Irlanda habían resultado beneficiosas para sus intereses.  habrían más viajes y más entrevistas.  Primero analizaría con sus asesores todo lo que contenía su maletín.Y entre gestión y gestión, el tiempo transcurría, pero él seguía con la misma rutina de siempre.

Hubo de viajar a Seattle con motivo de su empresa particular. y decidió aquél fin de semana solventar todas las cuestiones pendientes para tener su cabeza sólo en el aeropuerto de Augusta.  Se acercaba el Día de Acción de Gracias, y era uno de los días con más movimiento del año por el desplazamiento que hacían las familias para reunirse.  Faltaba más de una semana, pero en esos días las complicaciones se duplicaban y no quería tener nada pendiente para centrarse en ello.

Se acomodó en el asiento de uno de los aviones de su compañía.  No se dió a conocer, no quería  privilegios y así podría inspeccionar el comportamiento del personal de a bordo y de los viajeros.  Tomaba nota de todo que luego repasaba  para comprobar si había fallos de algún tipo.  El viaje duraría casi tres horas, por lo tanto le daría tiempo a repasar los informes que sus asesores le habían preparado.  En Seattle se encontraría con Marcia, su ayudante,  que se había adelantado.  Dio el visto bueno a gran parte de ello, y cerrando el maletín, reclinó el asiento un poco hacia atrás:  trataría de ver la película, aunque no tenía demasiado interés en ello.  Sintió el carrito de las bebidas que avanzaba por el pasillo. Miró por la ventanilla y se distrajo absorto en el paisaje que se veía a través de ella, cuando una voz extremadamente cortés le sacó de su abstracción:

-¿ Desea algo de beber, señor? - Giró la cabeza y se encontró con el rostro amable de la azafata.

Su cara le era conocida, pero no terminaba de ubicarla en ningún sitio, hasta que de repente  la situó en Augusta : era la chica enfadada de aquél día.  Esa anécdota la había olvidado por completo. Hacía tiempo que no la había visto y ahí tenía la explicación había cambiado el itinerario.

- Gracias, un zumo de frutas, por favor. - la respondió.

Ahora podía verla más de cerca y apreciaba sus bonitos ojos castaños y una sonrisa encantadora.

- Al menos las azafatas son guapas - pensó al tiempo que recogía su bebida..-.  ¿ Tardaremos mucho en llegar? - la preguntó
- Un poquito aún,- respondió dulcemente - Como una hora.  Avisaremos cuanto estemos próximos a tomar tierra.
- Gracias.  ha sido muy amable.

Ella siguió con su trabajo y él entornó los ojos para tratar de dormir.  La película de la televisión, ya la había visto infinidad de veces y optó por apagarlo. ¿ Es que en todos los aviones ponen la misma película ? Pensó casi de malhumor, e inmediatamente apuntó en la agenda este detalle a tener en cuenta.

Intentando dormir, daba mil vueltas en la cabeza a miles de cosas pendientes de solución. Algunas  derivaban en otras e inconscientemente , sin saber muy bien por que´, en su mente revisaba el pasaje de los vestíbulos del aeropuerto y en ellos entró en escena la azafata.  La veía en otro plano distinto al que la vio aquel día y allí mismo, sirviendo eficiente las bebidas a los pasajeros. Era algo absurdo, pero le intrigaba sobremanera el porqué ella cambió de ruta, y el piloto de compañía.  Por la experiencia que tenía sobre parejas, dedujo sin ningún género de dudas que esa separación había estado motivada por el rompimiento de esa relación si es que la tenían.  Seguramente ella se enteró que él no era libre y cortó el contacto, o quizás él, para evitar males mayores decidió alejarse definitivamente de ella.  Por la diferencia de edad, supuso que el piloto había entrado en la edad difícil entre los cuarenta y los cincuenta. O también pudiera darse el caso de la monotonía de un matrimonio de varios años y buscaba la novedad en una vida joven.  Muchas cosas imaginaba, y posiblemente ninguna tuviera visos de realidad.

Y a la salida del avión, después de aterrizar, volvió a encontrarse con el rostro amable de "ella" y la sonrisa que dedicaba a cada pasajero que bajaba a tierra.  Por un segundo, estuvieron frente a frente, se miraron levemente. Tenía que averiguar algo sobre ella.

- Pero ¿ qué te pasa con la chica? - se repitió mentalmente - Te ha gustado ¿ eh ? Pues ve a por ella.  Intenta entablar una conversación cuando la veas por el aeropuerto, o llámala al despacho con la excusa de que tienes que poner al día algún dato de su ficha.  Eres un hombre de recursos, y no es la primera vez que te lanzas a la conquista de una mujer.  Aunque creo, que ésta es distinta a tus anteriores conquistas.  Habrás de tener cuidado con eso.
 
Y cuando quiso salir de sus reflexiones, ya estaba en el túnel que le dejaría en el vestíbulo del aeropuerto.  Ella regresaría, después de la revisión  del aparato, en un par de horas. Seguramente no saldrá de aquí, puesto que ir hasta el centro de la ciudad le supone un buen rato de tiempo.

- Me quedaré por aquí, a ver si se le ocurre venir a la cafetería, después de que entregue su hoja de ruta.

Comenzó a dar vueltas impaciente por ver si había una oportunidad de entablar conversación con ella, con cualquier motivo o excusa.  Había pasado el tiempo suficiente para que ella, si esos eran sus planes,  apareciese en alguna cafetería,.  Y su deseo se vio cumplido:  allí estaba, sentada ante una taza de café.  Se aproximó a ella con la excusa de si podía sentarse.

- ¡ Hola ! Acabamos de vernos. No sé si me recuerda
- Claro que le recuerdo.  Hace nada que estaba sentado en el avión. No tengo tan mala memoria
-Ha sido muy agradable el trayecto, con su amabilidad y la de su compañera.  Ha sido un viaje que no se ha hecho pesado.
- Gracias, pero no se esfuerce en agradecer lo que es mi trabajo.
- ¿ Le gusta volar ?
¡ Claro ! sino no hubiera elegido esta profesión.  Antes tenía una ruta más larga, pero esta me gusta.
- Agradezco que me diga todo ésto
-¿ Por qué ? ¿ Es usted de la compañía ?
- Algo si lo soy.  El jefe está muy interesado en que la atención a los viajeros sea muy buena
- Asi que es un espía ¿ Y qué calificación me da ?
- Excelente.  Acabo de decírselo.  Se alegrará cuando lo sepa.
- ¿ En qué departamento trabaja? -le preguntó ella
-En Dirección -

No quiso especificar más, no deseaba que supiera que estaba en presencia de su jefe para no crear incomodidades.  Pretendía tener una cita con ella y eso posiblemente la ahuyentaría.  Le inquietaba un poco el interés que demostraba por ella, no obstante se decidió a salir de dudas y si algún día pudieran salir a cenar juntos

- ¿ Le gustaría salir conmigo alguna noche a tomar una copa ? - la dijo sin más
- ¿ Me está pidiendo una cita ?- respondió ella
-¿ Es una cita ? Pues si, creo que es una cita
- Me voy de vacaciones en un par de días..- le contestó
- Bien.  Pues cuando regreses

¡ La has tuteado ! se repitió mentalmente  sin tener una explicación a todo lo que estaba haciendo y pensando. Corría el riesgo de espantarla y entonces se le acabarían las excusas para salir con ella.  Pero debía arriesgarse, porque de lo contrario no conseguiría nada, y esa chica le gustaba.  Ella tardó unos instantes en responder.  Le miró, sonrió y le dijo:

- Tal vez a mi regreso. Hay que estar a bien con los jefes - le dijo riendo
- ¿ Los jefes? - respondió él extrañado de su respuesta.  Ella afirmó con una sonrisa- Y bien te doy mi número de teléfono si al fin aceptas mi invitación.  Es el privado

Cogió una servilleta y escribió su número.  Ella no paraba de sonreir:

- ¿ Lo apuntas en una servilleta ? ¿ No tienes una tarjeta, como todo el mundo?
--No, en estos momentos no -  No quería darle una tarjeta, porque figuraba  en ella que era el Presidente de la compañía World Transportes y Director general del aeropuerto.  No quería impresionarla después de haberla dicho que trabajaba en un departamento de dirección, aunque en realidad no había mentido, pero tampoco dijo claramente que era el jefe supremo..
- Lo siento, he de embarcar.  El deber me llama. Posiblemente volvamos a vernos mañana.  He observado que andas siempre dando vueltas por aquí

¡ Había notado su presencia ! Era una chica muy lista; nunca hubiera sospechado que había sido observado por ella ¿ Se daría cuenta que ella también había sido objeto de su observación ?

No sabía qué decir y para salir airoso sin decir la verdad totalmente, le dijo que era parte de su trabajo:

-Me encargo de revisar todas las dependencias por si surgiera algo fuera de lo normal.  Después hago un informe para pasárselo al jefe.  Es muy meticuloso y quiere prever cualquier situación que pudiera estar fuera de su control

- Hubiera pensado que eras de la Seguridad
- Te equivocas.  Conozco a mi jefe desde hace mucho, se pudiera decir que somos la misma persona- la respondió él
- No me irás a decir que eres el jefe Supremo

Alexander  no supo qué responder; le había sorprendido en su propia mentira, así que optó por decirle la verdad.  En definitiva nada tenía de especial que se interesara por ella.  Era una chica muy guapa y por lo que le había dicho, ella también se había fijado en él; le veía cada mañana pasear por el aeropuerto así que no había pasado desapercibido.  La esperanza se abría paso en su cabeza.  La cita, pensaba, estaba asegurada.  Vería lo que daba de sí esa relación.  Se hizo el propósito de no ir más allá de una copa o una cena como máximo.  Todo dependería de la reacción de ella y como se desarrollaran los hechos, de los cuales estaba más seguro que ocurrirían.


RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR / COPYRIGHT
Autora< rosaf9494quer
Edición< Enero 2018
Ilustraciones< Internet

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