martes, 15 de mayo de 2018

De almas y cuerpos - Capítulo 29 - Confesión

Era media mañana cuando Amelie llegaba con su madre al hospital.  Rose estaba medio adormilada, y junto a ella estaba Albert, que la miraba y no hablaba para dejarla descansar.  Stella había ido hasta su casa para cambiarse de ropa y llamar a la Universidad y comunicarles lo sucedido. Deirdre y Frederick, junto a los padres de Albert habían vuelto a  Driscoll con el fin de atender sus compromisos con el negocio. Todos estaban más tranquilos y esperanzados de que dentro de unos días todo volvería a la normalidad.

Unos golpecitos suaves resonaron en la puerta de la habitación de Rose.  Albert se levantó a abrir y ante él se encontraba Amelie y Stephanie.  La niña se abrazó a su padre llorando, y éste trataba de calmarla acariciando su cabeza y sonriendo.

- Eh, eh. No pasa nada.  Tienes que calmarte de lo contrario vendrá alguna enfermera y te echará de aquí
- ¿ Cómo está ? - preguntó Stephanie
- Está mejor. La suministraron un calmante y está medio dormida, pero está bien.
- Entonces volveremos más tarde. No queremos molestarla - respondió Stephanie
- Albert ¿ quién es ? - la voz de Rose resonó en la habitación y Amelie respondió
- Somos nosotras Rose, Amelie y Stephanie
- ¿ Amelie, en serio ? ¿ Por qué no vienes hasta mi ? -  La chiquilla corrió hacia ella llorando y pidiéndola perdón
- -Calla, calla. Fue un accidente. Hubiera podido ser al revés y tú estar en mi lugar y yo con el brazo escayolado- respondió Rose alegremente
- ¡ Oh Rose ! Perdóname, lo siento tanto. Nunca me perdonaré lo sucedido aquella mañana.  Fuí estúpida y caprichosa y no me daba cuenta del daño que os estaba haciendo.

- Ya pasó, ya pasó.  Lo importante es que aquí estamos las dos para reinos juntas. Deseo lo mejor para tí. No podía ser de otra forma; amo a tu padre con verdadera pasión cómo no iba a quererte a tí siendo su hija.  No he venido a robarte nada, sino a compartirlo contigo.  Deseo que seamos una familia, que todos vivamos felices y en paz, que todos estemos bien.  Estoy ¡ tan contenta porque hayas venido a verme !

Amelie la abrazó con cuidado. Los padres presenciaban la escena y no daban crédito a lo que estaban viendo. Se miraban y enarcaban las cejas  sin comprender nada ¿ Qué es lo que había pasado aquella mañana en aquella reunión, para que ahora Amelie se comporte de esta forma ?  Albert lo intuía, pero no quiso comentar nada para no aumentar la zozobra de su hija.

Charlaron durante unos momentos y después se despidieron con la promesa de que volverían de nuevo esa tarde.  Al quedarse solos Albert y Rose, se miraron y sonrieron felices.  De nuevo la esperanza había vuelto a sus corazones y solo faltaba la total recuperación de Rose para cumplir con sus máximos deseos:

Y cumpliendo su promesa, por la tarde volvieron Stephanie y Amellie.  Rose estaba más animada. La levantarían durante unos momentos al día siguiente, para poco a poco irse incorporando a la vida normal y al final darle el alta.  Mientras Stephanie hablaba con ella, Amelie, tomando de la mano a su padre, le dijo:

- Vamos a la cafetería ¿ me invitas a un refresco ?
- ¡ Claro ! ¿ Cómo no iba a invitarte ! ¿ Quieres que te suba algo ? le dijo a su ex
- No gracias. Me quedo aquí charlando con Rose

Padre e hija bajaron a la cafetería. Albert imaginaba que no era el refresco lo que la interesaba, sino hablar con él a solas.  La chiquilla tenía la necesidad de explicar a su padre  todo lo ocurrido.  Se sentía muy mal por el daño causado a Rose y las fatales consecuencia que podía haber tenido su cabezonería por la actitud referente a ella, y sin embargo Rose expuso su vida por salvarla.  Era lo menos que podía hacer:  pedir perdón y rectificar su forma de comportarse respecto a ella.  Deseaba que su padre fuese feliz, y sabía que no lo sería si no estaban juntos.  Habían nacido para estar unidos y bastante difícil lo habían tenido,  para ahora complicarles, aún más las cosas.

- Papa...  No sé como empezar, pero he de hacerlo.  Le he pedido perdón a Rose, pero deseo contarte lo que ocurrió en verdad la mañana del accidente.  Stella había quedado conmigo para que comíéramos juntas. Al presentarse con Rose, lo rechacé de plano y en el restaurante la dije que la odiaba, que no la quería, y no sé cuantos disparates más.  Salí de allí inmediatamente sin dejar que me explicaran el motivo que no era otro más que de terminar esa guerra que había emprendido contra ella.  Rose salió tras de mi.  Yo estaba parada indecisa de lo qué hacer, y al ver que venia,  decidí cruzar, sin ver al coche que llegaba hasta mi altura a  toda velocidad.  Pero Rose si lo vio y sin pensarlo se abalanzó sobre mi, abrazándome fuerte para ser ella la que recibiera el impacto y no yo..
Cuando ambas estábamos en el suelo, giré la cabeza y la vi inconsciente en el suelo ensangrentada, y a lo lejos reconocí la voz de Stella pidiendo auxilio y corriendo hacia nosotras.  Después no escuché mas´ El brazo me dolia horriblemente, pero Rose no se movía.  Traté de alcanzarla con el otro brazo, pero no podía moverme.  Alguien, no sé quién, impedía que lo hiciera y sólo escuchaba  su voz indicándome que no me moviera.
-El resto ya lo sabes.  Me siento mal, papá, porque entonces me di cuenta de lo injusta que había sido con ella.  Bien podía haberse quedado quieta gritando, o qué se yo...  Pero decidió protegerme y arriesgar su vida por mi.  Nunca podré perdonarme todo lo que he hecho y lo que la he dicho. Nunca papa, nunca.

- Cariño, cálmate.  Te has arrepentido y te has dado cuenta de que ella te quiere, que desea que tu también la quieras, porque sabe que para mi eres muy importante y eres mi continuación.  Nos queremos desde que éramos unos chiquillos, y no estuve a su lado cuando más me necesitaba ¿ Crees que yo no me arrepiento de ello ?  Pero no sabía que iba a tener un hijo de mi, no lo sabía.  Me casé con mamá amándola,    a ella,   y tratando de olvidarla.  Pero no fue posible, .  Sólo te pido que ambas tengáis paciencia y al fin podamos convivir en paz.
- Quiero cuidarla, papa.  Es lo menos que puedo hacer: ayudarla a que se recupere.
- Cariño, tienes que ocuparte de ti misma y estudiar.  Ella me tendrá a mi y a su madre.  No estéis preocupados porque no voy a dejarla sola de nuevo.  Tanto tú como tu hermana, tenéis que recuperar la vida .  Todos tenemos que recuperarla y volver a la normalidad en cuanto la den el alta.  Y verás lo que tengo pensado, pero he de contar con tu silencio y colaboración:
- En cuanto tengamos  el alta, . Pediré el traslado a Driscoll, al hospital que la universidad de Dallas ha instalado allí. Mis padres nos han ofrecido su casa y también quieren cuidarla.  Deirdre y Patrick seguirán con el negocio y con la colaboración de mi padre que también desea ayudar en lo que pueda. Y vosotras, tú con mama  en Austin y Stella en  Dallas en la universidad. Algún fin de semana podríais venir a vernos y así, poco a poco, todos volveremos normalizando nuestras vidas.
- Pasaría las vacaciones con vosotros ¿ querrá Rose que viva con vosotros?
- Cariño, Rose estará encantada.  Sería el mejor regalo que podrías hacerla.  Nos lo has hecho pasar mal, pero nunca hemos tirado la toalla contigo.  De momento no digas nada a nadie.  estableceremos prioridades y después paso a paso nos organizaremos.  Lo principal es que la den el alta; después vendrá el resto.

Una vez descargada la conciencia, Amelie abrazó a su padre nuevamente y decidieron subir a la habitación.  En sus semblantes relajados se dibujaba una sonrisa de satisfacción por haber aclarado todo entre padre e hija, por haberse disculpado con Rose , y por comprobar que, a pesar de todo, Amelie era una chica sensible y cariñosa, que tan sólo, era que no asimilaba todo lo que ocurría a su alrededor y que le había pillado desprevenida.



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