martes, 10 de abril de 2018

Los largos días perdidos - Capítulo 11 - La cruda realidad

Y se inclinó sobre ella y la besó dulcemente acariciando su rostro.  ¿ Se daba cuenta en ese momento de lo dulce de sus facciones, o es que sentían la paz que se reflejaba en ellas? ¿ Estaba crispada antes? No, sencillamente estaba triste. Y al darse cuenta de que él había sido el artífice de ello la atrajo hacia sí, abrazándola y besándola de nuevo.  Y de nuevo volvieron al ritual amoroso inevitable.  Y ella reia con las cosquillas que él le hacía; nunca la habían hecho cosquillas.  Bueno, en realidad, nunca le habían hecho ningún juego erótico ni sensual que desembocara en algo tan maravilloso como era el encuentro con el otro cuerpo.

Ahora lo sabía, y entendía porque los amantes se aman, precisamente por esa comunión tan importante de entrega y comprensión.  Nunca había tenido un preludio tan estimulante como el que William le hacía, y que poco a poco su sangre corriera a borbotones por todo su ser. Eran ambos ambiciosos de amor y de entrega, y lo habían descubierto poco a poco, en los pocos días en que se habían tratado, pero equivalía a toda una eternidad.  Alice sabía que no podría querer a otra persona que no fuera William y que todo lo demás se desvanecía como el humo.  Sólo importaba él y nadie más.

Pero también sabía que cuando pasase ese día, le seguiría necesitando, aún más si cabe, y no le podría tener porque Thomas estaría en casa, aunque fuese igual que un trasto viejo para ella , máxime ahora que había conocido lo que era amar verdaderamente y pertenecer a otra persona sin reservas.  Y comparó lo distinto que había sido aquella noche y este día, con los años largos de su matrimonio. Se le habían hecho eternos, pero en ellos había perdido la juventud que hubiera querido entregar a William. ¡ Cuandos días perdidos y tan largos !  Y sin embargo lo que vivía con su amor, eran instantes, segundos que pasan rápidos.  Por eso quería más y más de él, porque en unas pocas horas, tendrían que separarse y no sabían cuando volverían a estar juntos de nuevo.  Había subido al cielo, ahora conocía y sentía lo maravilloso de estar allí.  Necesitaba recobrarlo, no quería perderlo, y sin embargo tendría que fingir que había estado sola y aburrida.

Tendrían que buscar algo para estar juntos, si no todos los días, al menos alguno de cada semana.  Trabajaban juntos, pero William no siempre acudía a la fundación, y aunque así fuera, tendrían que disimular ante sus compañeros.  Estaba segura de encontrar alguna excusa que les permitiera reunirse y amarse.

- ¿ En qué piensas ? - la dijo él rompiendo así sus reflexiones
- En lo difícil que va a ser el volver a vernos
- Encontraremos el momento.  No te preocupes ahora de eso.  Aprovechemos que estamos juntos, sin pensar en lo que haremos mañana, sino en el ahora.

Pero el reloj corría inexorablemente se acercaba la hora de la despedida. Si a la llegada iban expectantes, a la salida iban desmoralizados.  Trataban de disimularlo, pero ambos sabían que se abría una etapa de dificil solución.

- Tardaremos un par de días, como mínimo en vernos.  Mañana tengo guardia de veinticuatro horas, pero te llamaré en cuanto tenga un minuto libre
- Acudiré como siempre a la fundación.  Allí al menos, con los niños, estaré distraída, aunque recuerde con dolor a Richard.  No deseo permanecer en casa.  lo menos posible.  No deseo verle, ahora menos todavía.  No podría soportarle.
-Trataré de hablar con mis abogados a ver qué posibilidades tenemos para el divorcio, si es que tu lo quieres, claro
- ¿ Que si lo quiero ? ¿ Cómo eres capaz de preguntarme algo así ?  Ahora compruebo que he vivido en una cárcel y no deseo volver a ella.  Me repugna ese hombre.  Le odio con todas mis fuerzas, no le soporto.
- Cálmate.  Todo se solucionará; habrás de tener un poco de paciencia y seguir como hasta ahora, siempre que puedas, claro
- ¿ A qué te refieres?
-Dejemoslo ya.  Aprovechemos el tiempo que nos queda.  Trata de serenarte, que no note nada de lo que ha pasado durante su ausencia, porque eso te facilitará las cosas, de lo contrario se mantendrá en guardia y te hará la vida más difícil.
- ¡ Oh William ! ¿ Que he hecho mal para pasar por todo esto ?
- Hiciste mal casándote con él.  Eras muy joven y no sabías cómo era en realidad.  hora es inútil mirar al pasado.

William detuvo el coche frente a su casa:  había llegado el momento en el que debían decirse adiós.  Se abrazaron y besaron y la vio adentrarse en el portal con la cabeza baja.  Le partía el corazón verla de ese modo, y pensó en lo felices que habían sido hacía unas pocas horas.  Pero lo que le preocupaba era Thomas.  Iba a tener una situación muy dificl de soportar, y aunque no la había dicho nada, le preocupaba el momento en que él quizá, quisiera acostarse con ella.  Mucho se temía que en ese instante se negase y se precipitarn las cosas.  Interiormente pedía que no regresara hasta mañana, al menos que le diera tiempo para hablar con los abogados y ver la solución que tenían.

Tal y como él lo veía, era que Alice se marchara de su domicilio.  Que no supiera donde vivía y de este modo estuviera tranquila y viviese con cierta normalidad.  Si llegaba a descubrir que está con otro hombre, seguramente dificultaría la separación, haciendo la vida más difícil aún.  Su preocupación era ella.  Sabía que iban a tardar en verse; acababan de abrir la caja de Pandora y se daba cuenta de que a ella le iba a resultar insoportable mantener, si lo hubiera, algún acercamiento de vida íntima con su marido.

Sentado en su casa, no paraba de pensar en ella y en todo el dolor que tenía aún que soportar. Y sintió rabia y tristeza, porque él no estaría allí para defenderla ni protegerla.  Y se sentía culpable por haber mostrado ante sus ojos los verdaderos sentimientos que experimentas al estar con la persona adecuada y en el momento adecuado.  Le daba miedo la maltratase, por eso debían evitar a toda costa que no se enterase de su relación, porque siempre sería ella la perdedora.

Pero, desafortunadamente, Thomas ya estaba en casa cuando Alice entró.  Con cara de pocos amigos la esperaba y a modo de saludo, la dirigió con malos modos, esta pregunta:

- ¿De dónde vienes, dónde has estado?  Vengo pronto para pasar este día contigo, y cuando llego a mi casa compruebo que mi mujer no está y aparece cuando ya la noche se ha echado encima.  Responde ¿ dónde has estado ?

Haciendo acopio de tranquilidad, procuró contestarle con sorna, lo que le enfureció aún más

- ¿ Has venido pronto para pasar conmigo el día de Navidad, en serio ?  Lo que tenías que haber hecho es no haberte ido en Nochebuena.  No voy a contestarte, así que déjame en paz
- Te exijo una explicación
- ¿ Dónde crees que he estado ? Pase la  Nochebuena en la fundación .  Murió un niño y estuve con sus padres toda la noche.  No me apetecía venir a casa y me quedé allí
- Eso no es cierto.  Te llamé cuando vine y me dijeron que no estabas
- Pasé el día en un hotel.  La casa se me venía encima.  Eso ha sido todo. Si me hubieras llamado....Ahora, voy a acostarme.  No me encuentro bien

Y dando media vuelta le dejó con la palabra en la boca.  Thomas no salía de su asombro. ¿ Cúando había ocurrido aquello ? No se creyó la explicación de ella, de modo que cuando reaccionó subió hasta el piso de arriba.  Alice había cerrado la puerta con llave: no permitiría que entrase en su habitación.  Si lo hacía sabía de antemano con fin lo haría, y no estaba dispuesta a pasar por ello.  Los golpes en la puerta resonaron en todo el edificio.  La rabia congestionaba su rostro y la llamaba a voces  para que abriera.   Estaban solos, ya que el servicio tenía vacaciones en esos días.  Nadie le escuchaba, sólo Alice, que se tapaba con ambas manos la cabeza para no oirle..


No hay comentarios:

Publicar un comentario