domingo, 15 de abril de 2018

Los largos días perdidos - Capítulo 19 y último - Un planteamiento de vida

Juntos, sopesaban los pros y los contras del nuevo planteamiento.  Por un lado, estaba su verdadera vocación de ayudar a los demás, pero también tenía una responsabilidad con su familia.  Al nacer el bebe, Alice necesitaría ayuda, y además estaba su deseo de pasar más tiempo con ellos.

- Es tu pasión, vives para ella.  Por mucho que lo comprenda y egoístamente lo quisiera, creo que al cabo de un tiempo, te arrepentirías.  No lo dejes, sigue como hasta ahora y si, más adelante ves que es incompatible con nostros, estonces, pon en marcha tu plan B.  Yo también quisiera tenerte en casa todas las horas del día, porque estoy aterrorizada con lo que va a llegar dentro de unos meses, pero sé que ellos te necesitan, y nosotros ya nos las arreglaremos.

De momento los planes quedaron aparcados.  Ahora tocaba cuidar a su mujer y a su hijo.  Estaba constantemente preocupado por ellos, no porque hubiera algo anormal, pero sabía que la edad de ella era un impedimento.  No quería ni pensar que algo motivase que el embarazo no siguiera adelante

- Tranquilo. Es una mujer sana y aún está en edad fértil.  Todo está bien y marcha como debe.  No estés intranquilo; todo sadrá bien - Le repetía el médico y compañero.

Pero él no podía evitarlo:  sí lo estaba.  La colmaba de regalos, de amor y paciencia.  Porque algunas veces llegaba a casa y la encontraba llorando sin saber porqué.  Con infinita paciencia y amor, la estrechaba en sus brazos y trataba de calmarla, hasta que al fin lo conseguía.  Otros,  la encontraba comiendo con verdaderas ansias, como si nunca lo hubiera hecho.  Y también entonces se preocupaba.  Estaba nervioso y deseando de que llegara el momento y todo pasara.

Y el momento llegó y un muchachote fuerte, totalmente normal, con el peso normal, vino a este mundo llorando a pleno pulmón.  El estaba a su lado.  No la dejo sola ni un sólo instante; se mostraba orgulloso de su mujer y de su hijo:  ya eran una familia.  Una preciosa familia que nunca soñaron tendrían, pero he aquí el milagro del amor entre las personas:  el milagro se había producido.

Se levantaba cada mañana con el ánimo renovado, feliz, contento y marchaba al hospital  totalmente positivo.  Si la felicidad absoluta era lo que sentía, pues él era absolutamente feliz.
Sin embargo Alice, cada vez que él salía por la puerta, ella se recostaba en la pared, y tomaba aire para coger fuerzas la esperaba todo un día de cambio de pañales, amamantar, y preocupación, al menor movimiento del bebe.  Se le quedaba mirando extasiada ¡ era tan bonito !.  Se arrodillaba al pie de su cuna y se pasaba todo el tiempo contemplando aquella carita que tanto recordaba a la de su padre.

Se querían y se comprendían.  No tuvieron más discusiones que las justas y normales.  El amor que sentían rompía todas las barreras que salieran a su paso.  Era difícil recordar sus principios, de cómo comenzó todo. Parecía ahora tan lejano que se perdía casi en la memoria.  A veces, cuando Alice, disfrutaba algún momento de tranquilidad, entre toma y toma, al mirar a su hijo, sentía que el destino, o la vida, habían sido generosos con ella.  Bien es cierto que se lo había ganado a pulso, pero el resultado obtenido compensaba de todo lo pasado anteriormente.

Adoraba la familia que habían formado. Inimaginable en dos cuarentones como ellos. El casado,  profundamente enamorado de su primera mujer, y perderla tan pronto, por la que sufrió mucho..  Ella ¿ cómo se casó ella ? Ahora veía que no había sido amor lo sentido por Thomas en ningún momento, sino influencias por logar una posición acomodada, por ambas partes, menos por la de ella, que fue como una res al matadero:  sin saber a quién entregaría su vida.

 Pero no deseaba reprochar a nadie  absolutamente nada, porque todo ello había conducido a lo que ahora tenía.  Además el pasado, pasado está y no hay vuelta atrás´.

Y los días transcurrían rápido y los meses, y algún año.   Willy junior ya iba al colegio.  Comenzaba la primaria, y ella volvía sus ojos hacia la fundación.  William seguía ayudando a los enfermos, pero ya no volvió a tener los temores de aquel día antes del nacimiento de su hijo.  Había aprendido a dejarlos en el hospital cada vez que salía de él.  No se había deshumanizado, muy al contrario, se volcaba en ellos, pero tenía un incentivo en casa que le hacía olvidar todos los malos ratos que pasaba.

Siguió haciendo lo mismo de siempre y Alice volvió a la fundación, con la misma ilusión del primer día.  Ahora apreciaba aún más el estar con los niños, porque ella tenía un hijo y se ponía en la piel de esos padres que tuvieran algún hijo enfermo.  No quería ni pensarlo.  Willy crecia sano y fuerte.  Su carácter era parecido al de su padre:  fuerte, voluntariosos y muy cariñoso.

 Disfrutaban los tres juntos de los fines de semana que papá no tenía guardias.  Hacían excursiones.  Padre e hijo elegían senderismo, mama en casa preparando la comida para cuando llegasen  los  hombres más importantes de su vida.  Hubieran podido aún tener un hijo más, pero William se opuso a ello rotundamente: no la expondría a un embarazo difícil y complicado.  Sería mejor conformarse con el que tenían, en definitiva porque no  esperaban  ser padres, y la Naturaleza les premió con Willy, así que no jugarían con fuego.  Y de este modo su vida transcurría tranquila y feliz.

William se jubiló siendo aún joven. Hizo oposiciones a catedrático en Oncología, y sacó plaza sin dificultad, debido en gran parte a su experiencia conseguida a lo largo de su vida profesional.  De esta forma, no abandonaba su gran pasión y tendría tiempo para estar con su familia.  Inculcaba en sus alumnos el afán  que él sintiera por ayudar a los demás en esa especialidad tan difícil como la que eligió al licenciarse.en medicina

Nunca se arrepintió de ello, aunque le ocasionara grandes preocupaciones y dolor, cada vez que no podía sacar adelante a cualquier enfermo.  Les había dedicado la mitad de su vida y ahora era justo que fuese para Alice en exclusiva.

Aunque sin tanto ardor, pero intensos y amorosos, seguían siendo sus encuentros íntimos.  Había transcurrido el tiempo y ellos envejecían juntos amándose aún más, si cabe, que al principio.  Willy estaba a punto de entrar en la universidad y andaba ennoviado con una muchacha de su misma clase. Y ellos, muchas veces tomados de la mano, se quedaban en silencio, sin duda recordando la trayectoria de cada uno de ellos a lo largo de la vida.  William especialmente el primer día que la vio y ella  al igual que él, su primer encuentro.

Y Willy terminó su carrera y tenía el pensamiento de unirse a Mildred, su novia de siempre.  Ellos con el pelo blanco, hacían proyectos de realizar algún viaje y en ser abuelos algún día no muy lejano.Aunque al comienzo fue una historia tortuosa, a su final fueron compensados.  En su ánimo no había cabida más que para seguir juntos y amarse hasta el final

                                                         F    I    N

Autoría:  1996rosafermu
Edición:  Enero de 2018
Ilustraciones:  Archivo de 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

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