viernes, 6 de abril de 2018

Los largos días perdidos - Capítulo 6 - Una cita para comer

Ya no esperaba recibir contestación del médico.  Había pasado casi una hora desde que le llamara.  Paseaba nerviosa por la habitación, algo asustada por el trascendental paso que iba a dar.  Trataría de conquistar a William.  Esgrimiría sus artes ante él, puesto que se mostraba tan interesado en ella.  Reflexionaba si fuera interés en el médico a nivel personal, o una vengativa respuesta a  la actitud de su marido.  Sorenson era inocente de todas sus maquiavélicas intenciones, y no era justo.  Sobretodo porque no le había hecho siquiera ni una sola insinuación de mostrarse interesado en ella, que no fuera una simple casualidad que les había reunido en dos ocasiones.

Decidió no esperar más; estaba claro que posiblemente ni siquiera se acordara de que ella era esa tal señora Britges.  Cogió su bolso y salió sin rumbo fijo.  No sabía en qué invertir su tiempo.  Y de nuevo volvió su cabeza al médico: si la aceptara podría ayudar en su fundación, y ese pensamiento la tranquilizó un poco.  Esperaba la llegada de un taxi, cuando sintió una vibración en su bolso: era el teléfono.  Lo sacó a toda prisa y era un número desconocido

- Seguramente es él - se dijo .

Y no se equivocaba, al otro lado escuchó la voz grave y armoniosa de William

- Lamento no haber podido atender su llamada cuando lo ha hecho, estaba con un paciente y me he entretenido más de la cuenta.  Le ruego me perdone
- No se disculpe, lo entiendo.  He llamado a la consulta de un médico y lo normal es que esté atendiendo a un paciente. Bien.  Mi llamada era motivada por mi tiempo libre. Me explico: no tengo nada que hacer durante días y días.  Ni siquiera mi esposo viene a casa a comer, así que me acordé que tiene una fundación para ayudar a niños y familias con cáncer. He pensado que quizá pudiera ayudar en algo
-¿ Usted ? - replicó incrédulo el médico
- Si, si, claro, yo ¿ Qué tiene de extraño ?
- Nada.  Me ha sorprendido simplemente. Es tan sofisticada que no la veo en papel de voluntaria para ayudar
- Era una fiesta, si es a mi indumentaria a lo que se refiere en  dias pasados.. Pero veo que no confía en mi buena intención.  No obstante le agradezco su llamada. Perdón y buenos días
- Espere, espere.  No cuelgue. ¿ Qué tal si quedamos para comer y lo hablamos ?  Es posible que me interese. ¿ Acepta ? - ella tardó un instante en responder, no esperaba su extrañeza
- De acuerdo.  Dígame hora y dónde
- Pasaré a recogerla dentro de una hora. Deme su dirección
- No estoy en casa
-Pues quedemos en el restaurante ¿ Le parece?
-Si.  Creo que es lo mejor . Dígame a cuál

Se trataba del mismo restaurante en donde se vieron por primera vez, y no estaba lejos de donde se encontraba.  Al colgar el teléfono, el corazón la golpeaba en el pecho.  Estaba dando un gran paso,  pero al mismo tiempo no quería medir las consecuencias que aquello pudiera tener.  Debía ir con cautela si no quería que su actitud fuera interpretada mal. En realidad  quería dar un escarmiento a su marido, aunque no la importase su reacción lo más mínimo.  Pero también existía otra razón: un hombre atractivo se había fijado en ella y eso la halagaba ¿ sólo eso ?  Lo averiguaría dentro de poco.  En esa comida , que no sería sólo de negocios, seguramente aflorarían los sentimientos de ambos,  sus verdaderas razones.  Sólo tendría que esperar una hora más.. Y lentamente hacia allí se encaminó.  Tardaría poco en llegar, entraría, pediría una copa y diría al maître su mesa para que cuando William llegara, la localizase.  Estaba nerviosa e inquieta como una joven en su primera cita.
¿ Y si hubiera interpretado mal el interés del médico?  Sería un varapalo para ella, para su autoestima ya seriamente dañada.  Su instinto de mujer le decía que no estaba equivocada, que a él le interesaba como mujer.

Durante su caminar hacia el lugar de la cita, no dejaba de reflexionar

- El es viudo. Imagino que si no tiene pareja será porque amaba locamente a su mujer. Todas estas elucubraciones que estoy haciendo, seguramente nada tienen que ver con la realidad.  Pronto trataré de averiguarlo. He de hacerlo para cambiar de estrategia si no fuera lo que imagino.

Entró en el restaurante en el que habían quedado citados.  La mesa ya estaba reservada desde hacía rato: él se había encargado de ello.  Les habían apartado una  en uno de los rincones más reservados del local, para que nada ni nadie les molestase, según la indicaba el maïtre mientras la acompañaba  por el local.  Se despidió cortesmente mientras tomaba nota del aperitivo que ella tomaría mientras aguardaba la llegada de Sorenson, que con extrema puntualidad se personó en el local al poco rato.

Con una amplia sonrisa, se encaminó hacia donde ella le aguardaba.  Después de estrechar las manos, comenzó por disculparse de nuevo por la interpretación que había dado a su ofrecimiento

- Se que es una mujer inteligente, sólo que no esperaba  se ofreciese como voluntaria.  Siempre estamos necesitados de voluntarios bien con los niños o con sus familias que necesitan apoyo, especialmente cuando la enfermedad les es diagnosticada.  Así que sí,  acepto su ofrecimiento.  He de advertirla que no será fácil, pero siempre tendrá la oportunidad de dejarlo, o bien ocupar un puesto en administración.
- Me parece bien.  No deseo cobrar nada, será totalmente voluntario.  Es una forma de compensar ayudando a la gente la inutilidad de mi vida
- ¿ Por qué dice eso ? ¿ Por qué se considera inútil? Tiene un hogar que atender y un marido.  Eso no es ser inútil: algo solitario si, pero nunca inútil.  Creo que a su marido no le gustaría oir decir eso. Para él será lo más importante del mundo
-¿ Está seguro de lo que dice?

Y ahí estaba presente el quiz de la cuestión.  Habia llegado el momento de las confidencias.  Pero  ¿por qué a él ?  Se habían conocido hacía pocos días y estaba dispuesta a abrirle su corazón de par en par.  Nunca lo había hecho con nadie.  Posiblemente lo hiciera por su condición de médico, acostumbrado a escuchar los lamentos de las personas que acuden a él en busca de cura y consuelo.  Si, eso debía de ser.

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