viernes, 13 de abril de 2018

Los largos días perdidos - Capítulo 16 - El problema

Pero lo bueno pronto termina, y de nuevo volvían a Londres de regreso de su felicísima luna de miel.  Su amrido le había enseñado a ser amante  y esposa.  Ahora sabía la diferencia de una cosa y otra.  Sería esposa cariñosa y feliz a unas horas, y amante en la cama en la que ambos gozaban del placer de sentirse dos en uno.
.Después de llegar a Londres, a los dos días, cada uno de ellos se reintegró al trabajo y aguantar las bromas de los compañeros más cercanos que le hacían sonreír.  Pero también se encontró con la realidad de su profesión; de nuevo la enfermedad, el quirófano y ...  la muerte para algunos.  Era la peor parte sin duda: el no poder ayudar más.  Personas a las que había tratado durante mucho tiempo, veía que se le iban de las manos sin poder evitarlo.  La ciencia había llegado al límite, y todo lo que podía hacer era que fuera más llevadero, y,  dentro de lo que cabe,   que su calidad de vida les permitiera seguir con sus familias y no en la fría sala de un hospital.

Aquella noche, William llegó desmoralizado y triste.  Alice le esperaba como siempre sonriente y llena de amor.  Le recibió con un abrazo y un beso, ambos correspondidos por él.  Pero su ánimo no estaba para más fiestas.  La cena transcurrió con bastante silencio y continuado.  El no levantaba la vista del plato y jugaba con la comida y con el cubierto.  Ella se daba cuenta de que algo ocurría y no sabía si debía preguntarle, hacer que se comunicara con ella, porque lo que fuera le estaba atormentando y aunque no pudiera evitarlo, al menos descargar el peso que llevaba consigo

- ¿ Qué te ocurre  - le decía mientras acariciaba su mano
- Nada que puedas remediar - le contestaba él cortante, como indicándola que no quería hablar de ello.
- A penas has probado bocado. ¿ Has tenido algún problema en el hospital ?
- No quiero hablar de ello - la respondía

Ella se levantaba a quitar la mesa y él la ayudaba, pero sabía que su cabeza estaba en otro sitio.  Había pensado darle una noticia, pero tal y como estaban las cosas, decidió aplazarlo para otra ocasión.  Sin duda algo grave debía ocurrir.  Nunca había estado ni tan callado, ni tan hermético.  Tampoco en la cama se mostró como siempre:  Respondió a las caricias que Alice le hacía, pero no con la pasión de otros días.

Se levantó muy temprano, cuando aún habían estrellas en el cielo, se vistió y marchó al hospital.  Seguro que se debía a  algún paciente que estuviera ingresado y lo estaba pasando mal.  Ni por lo más remoto pensó que era por alguna aventura.  Ella conocía muy bien cómo era William y como era el comportamiento de un hombre cuando tiene algo fuera del matrimonio, y no era el caso.  Sabía que la amaba y que le gaustaba su cuerpo. Eso no era.  Eran problemas hospitalarios.-.   Llamó a su secretaria y la preguntó si había algún problema

- Si lo hay, Alice.  Se trata de un paciente que ...  bueno, está llegando a su final.  Todos teníamos la esperanza de que se recuperaría, pero algo ha fallado en su organismo.  Nos tiene a todos desconcertados, porque hace mucho tiempo que le conocemos y es entrañable con todos nosotros.  No te extrañe que tu marido esté raro, porque estaba seguro que remontaría
- Lo siento

No sabía  qué hacer. El la necesitaba ahora más que nunca ¿ era el momento oportuno para decírselo?  No quería aumentar más su preocupación, ni su mal humor ¿ Qué hacer ?  Aguardó a que llegara  y comprobó que todo seguía igual, y al contrario que el día anterior, él llegaba más preocupado .

Se miraron a los ojos, con esa mirada de desesperación, por parte de él, y apremiante para que hablara,  en ella .  Sólo permanecía abrazado a su mujer y la estrechaba contra él fuertemente, como temiendo que se le escapara.  La tomó de la mano y la dijo:
- ¿ Estás haciendo la cena ?
- ¿ Deseas cenar ? Ya está casi lista- respondió ella
-Pues apaga el fuego.  Quiero hacerte el amor ahora mismo
- Pero... ¿ ahora ?
- Si, ahora ¿ Acaso no lo deseas ?
- Sabes que si, pero ¿ qué te ocurre? ¿ Es por el paciente que está tan grave ?
- No hablemos ahora de eso

Y la condujo hasta el dormitorio.  Pero Alice estaba preocupada.  Se comportaba de un modo extraño, apremiante. Se desnudaba nervioso y la apremiaba para que ella hiciera lo mismo.  Por un instante  recordó otra situación, y por una fracción de segundo sintió miedo, pero automáticamente lo desechó.  Era la hora de ser amante y librar a su marido de las preocupaciones, aunque sólo fueran durante unos minutos.

Y el preámbulo fue más corto que de costumbre, sin dejarla respirar. Sus movimientos eran frenéticos, angustiosos y ella deseaba corresponder, pero se imponía el miedo y las dudas y no podía, por mucho que lo intentara.  Esperó paciente a que él terminara de desahogarse y acurrucada en su pecho, pensó que era el momento de decirle algo

- Tenemos que hablar
- ¿ Qué te pasa ahora ? - le dijo con voz disgustada.-  ¿ Había interrumpido su pos coito ?
- Da igual, te lo diré más tarde
- Está bien - y se quedó dormido.

No entendía lo que estaba ocurriendo. Nunca había estado tan implicado  con un enfermo como con éste, hasta el punto de deteriorar su relación personal.  Entendía que se sintiera fracasado ante la enfermedad pero no hasta este punto.   de repente recordó a su primera mujer. ¿ Era eso ? ¿ De quién se trataba esta vez ?  Creyó entender a su secretaria que era un hombre.  Su mujer había muerto de cáncer de ovarios, luego entonces no era eso.

 De repente todo se había venido abajo.  Entendía que tras la luna de miel y al volver a la realidad de la vida diaria, todo volviera atrás.

 Pero no quería pensar en que hubiera dejado de significar todo para él.  Se lo había repetido hasta la saciedad, y sin embargo ahora...   Se levantó de la cama, no podía dormir después de pensar en eso.  Bien es verdad que de noche todo se magnifica.  No debía tener esos pensamientos absurdos; de sobra le había demostrado que la quería y que habían comenzado otra vida juntos, dejando atrás todo lo vivido con anterioridad.  Tapó su boca con la mano para que los sollozos que escapaban de su garganta no le despertaran.  Estaba rendido, necesitaba descansar.  Seguramente cuando amaneciera todo sería más sencillo.  Volvió a la cama y se acurrucó a él, y sonrió cuando William extendió su brazo abrazándola, y en un susurro la dijo:

- Te quiero.

Pero no había nada nuevo.  Se levantó malhumorado y hablando muy poco.  De repente recordó que le había dicho que tenían que hablar,.  Bien había llegado la hora

- Me dijiste anoche que teníamos que hablar ¿ Qu´deseas decirme ?
- Puede esperar, no te preocupes
- Si, si me preocupo. Dime lo que sea de una vez.  He de irme
- De verdad que no es nada. Ve al trabajo y ojalá todos tus problemas se soluciones, hoy.  Si, hoy mismo


- ¿ Crees que se  solucionarán hoy mismo ? No tienes ni idea
- Pues dímelo
- Mira se me hace tarde.  Ya hablaremos
- ¡ Claro !
- ¿ Qué quieres decir con ese ¡ claro ! ¿  Te crees acaso el ombligo del mundo? ¿ Crees que no tengo otra cosa en que pensar que tus cotilleos con tus amigas? Adiós

Y dando un portazo salió de la casa, dejando a su mujer lívida y sin poder articular palabra.

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