domingo, 8 de octubre de 2017

Vidas separadas - Capítulo 11 - Belice

Y llegaron el fiscal y dos agentes de policía que reforzaron las pesquisas de Aidan.  Les explicó con todo detalle lo que había visto durante los días que había tenido de guardia y entregó al fiscal la bolsita de plástico que contenía el colgante de Frida.

- Magnífico Aidan.  Lo enviaré rápidamente a ver si con suerte conserva alguna huella.  Si así fuera, sería suficiente para detenerle y hacerle hablar.  Aunque creo no sepa nada del paradero de Warwick


Aguardaron impacientes la comunicación que les confirmara que aquel colgante sería una prueba suficiente para  implicarle.  Era una huella parcial, pero efectivamente era de  Jimmy Walker, alias El Rubio.  Le detuvieron y pusieron su casa patas arriba, pero nada encontraron.  Decidieron volver a Nueva York y seguir las pesquisas del dinero.

Aidan regresó con ellos, y de nuevo estaba en el punto de partida. Ahora venía lo más difícil averiguar dónde se había refugiado Worwick.  Se sentó junto a la mesa del salón de su casa en la que estaba el teléfono. Pulsó el contestador por si hubiera algún mensaje, pero nada había.  Tomó su móvil y con dudas marcó el número de Erin

- Si dígame- respondió ella
-Soy yo. Estoy de regreso
-¿ Todo ha ido bien?
-Si, pero tendré que volver a ausentarme una vez averigüe algo.  Te tendré al corriente de la fecha de mi partida.
- Está bien.  Como quieras. Tenemos una conversación pendiente
- ¿ Puedes librar hoy? Si quieres nos reunimos para cenar
- No, no puedo... Es complicado Aidan.  Te lo explicaré cuando nos veamos
-Pero ¿cuándo va a ser eso?  No haces más que poner pegas a todo lo que te propongo
- No puedo ¿ vale ? Si no deseas otra cosa... Ya nos veremos, adiós
- No cuelgues, no cuelgues. No deseo enfadarme contigo.  Estoy algo nervioso, perdona
- Está bien.  Te llamaré para quedar. Cuídate.
- ¿ Nada más?  - se preguntó al colgar.  Estaba visto que ella le daba evasivas;   probablemente querría el divorcio.  Si, sería eso seguramente.

Los días pasaban y no había noticias de nada ni de nadie.  Sobre la mesa del juez estaba la carpeta con el caso, pero se mostraba remiso a reabrirlo. Era una prueba muy débil ,aunque sabía perfectamente que había sido el ejecutor del hecho.  Esperarían un poco más a ver si se averiguaba el paradero del instigador.

Trataron por todos los medios de sacarle algún dato que les facilitara su localización, pero Worwick era demasiado listo como para dejar algún cabo suelto.  Aidan se impacientaba, por tanto decidió visitar nuevamente la cárcel a ver si hubiera alguna nueva noticia.

Pero no veia ninguna luz por ningún lado, hasta que un día recibió una llamada anónima desde la cárcel. No sabía de quién y se cortó enseguida; sólo pronunció un nombre:  Belice.  Supo inmediatamente que ese era el lugar donde se había refugiado quién era buscado por él.  Inmediatamente se puso en contacto con el fiscal a quién notificó que saldría lo antes posible para allí

- ¿ Y si es una pista falsa?
- Pues regresaré a casa.  De todas formas aquí no estoy consiguiendo nada.
- Llévate a alguien como apoyo. No vayas solo; no sabemos a lo que nos estamos enfrentando
- ¿ Puede venir conmigo mi antiguo compañero Pepe? .  Es de toda mi confianza e inteligente
- De acuerdo.  Ahora mismo llamaré al capitán. Tened cuidado y tenedme al corriente de todo.  Mucha suerte y vuelve sano y pronto a casa -  Le dio unas palmadas en la espalda y se marchó.

Por la noche recibió la visita de su amigo Pepe.  Había sido informado de la misión que les llevaría hasta Belice. Planificaron la operación.  Estaban impacientes y no tenían tiempo que perder.  Sería ultra secreta, ni siquiera los más allegados debían saber su destino y  su misión..  No deseaban hubieran filtraciones por algún descuido.  Si alguien le pusiera sobre aviso, jamás darían con él. Esa noche volvió a llamar a Erin, necesitaba oírla a modo de despedida; no sabía lo que podría encontrar .

- Volveré en un par de días. No te dejo la dirección porque no sé dónde voy.  Te llamaré desde allí. Hasta pronto Erin
- Hasta pronto, Aidan.  Ten mucho cuidado

Erin sabía que no le estaba diciendo la verdad.  Que el trabajo por el que iba a ausentarse, era más peligroso que lo que daba a entender.  De pronto sintió miedo, un miedo irracional que creía había superado, pero no era cierto, aún le amaba y el que hubiera sido tan escueto, le daba la razón para preocuparse.

Todo lo tenía pensado y bien planificado.  A pesar de ir en el mismo vuelo, se sentaron en asientos diferentes y fingieron que Pepe y él eran dos desconocidos que iban a un mismo destino.  No querían fallos. Podrían haber espías por el lugar y se habían trazado una estrategia para localizar el sitio en donde se había refugiado.

Aidan sería un hombre deseoso de encontrar paz después de un conflictivo divorcio y Pepe un agente inmobiliario que quería establecerse en Belice.  Se hospedaron en hoteles diferentes y procurarían  verse en público,  lo menos posible.

Aidan decidió indagar sobre la compra de una propiedad y se dirigió a una inmobiliaria. Allí intentaría no sólo tratar de averiguar algo, sino conocer los emplazamientos mas recónditos y de más difícil acceso para los curiosos.  Decidió alquilar un chalet pequeño en una pequeña urbanización.  Alquiló un coche y con el plano en la mano se dedicó a explorar,   buscando el lugar apropiado en donde Worwick hubiera establecido su cuartel general.

Contactó con Pepe con un móvil de pre pago  para no dejar ningún rastro.  No podía escapárseles ningún hilo que les condujera al fracaso.  Aidan entró en la cafetería de uno de los hoteles de lujo de Belice, y allí sentado  en la barra estaba Pepe charlando con una chica natural del pais.  Aidan se situó a su lado, como cualquier cliente,  sin dar muestras de que ambos hombres se conocieran.  En un momento dado Pepe le preguntó algo referente a una pequeña discusión que mantenía con su compañera de tertulia, pero Aidan le dio una evasiva y se dirigió a una de las mesas del local, no tardando mucho en que una mujer se le acercara preguntándole se deseaba compañía.  El ni siquiera pensaba que se le brindara esa oportunidad, pero aquellas mujeres estaban allí para eso.  ¿ Sabrían ellas donde se escondía Worwick ? Pensaba que sería difícil averiguarlo en la primera oportunidad y que para ello debía entrar en su juego, algo que no estaba dispuesto a hacer

- Otra vez no.  Ni hablar.

Rechazó a la chica que despechada abandonó la presa no sin antes dirigirle una mirada insinuante

- Ya me lo pedirás - le dijo con una sonrisa mientras se alejaba en otra dirección.

Y lo pensó mejor e hizo una seña para que volviera. El fin justificaba los medios, además hacía mucho tiempo que no estaba con nadie. Su cabeza pensaba a velocidad del rayo.

- Estas chicas saben todo de todos.  ¿Quién dice que alguna de ellas no ha estado con Worwick, o al menos sabe dónde se encuentra?

Le repugnaba la idea de utilizarla. En su cabeza flotaba Erin y ninguna mujer podría satisfacerle, excepto ella. Pero no estaba allí, y lo que era peor, no deseaba verle.  Así que hizo de tripas corazón; al menos por un día trataría de averiguar si sabía algo, aunque para ello tuviera que fingir un deseo que estaba lejos de sentir.

La chica volvió sobre sus pasos con una sonrisa muy segura de sí misma.

- Perdóname.  No estoy pasando por mis mejores momentos. ¿ Quieres tomar algo?
-Si. Claro. Pero hagámoslo en un lugar más íntimo. En tu habitación, por ejemplo
- De acuerdo-.   Se levantó, abonó lo que bebía y tomando del brazo a la chica se dirigió a la puerta, haciendo notar a Pepe que se iba con ella.

Pepe tampoco consiguió nada, pero le informó la muchacha que estaba con él, que había una especie de plantación hacia el interior que había sido adquirida por un magnate extranjero, pero que nadie había visto nunca.  Cuando conectaron los dos amigos, planificaron para el día siguiente su salida en esa dirección.  Recogería a Pepe en un lugar determinado y explorarían el terreno por si tenían suerte.

Cuando Aidan se levantó, la chica aún estaba dormida.  La contempló durante unos instantes. Habían pasado una noche loca, pero había sido en vano.  Ella no sabía nada, y es más, cuando le hizo alguna insinuación, pareciera que la hablaba en chino.  La dejó dormir y puso unos cuantos billetes sobre la almohada.

Al reunirse con su amigo, éste extrañado le preguntó si se había acostado con ella, a lo que Aidan respondió afirmativamente:

- ¿ Te has acostado? - dijo extrañado
- Si, Pepe.  Lo he hecho. No estuvo bien utilizar a una persona para eso, pero deseaba saber si ella hubiera visto o escuchado algo.  Pero no quería hacerlo.
- Pero lo has hecho

- Si.  Además... lo necesitaba. No hablemos más, por favor.  No estoy orgulloso de ello.

 Pepe paró el coche para estudiar detenidamente por dónde debian continuar. El lugar se hacía complicado por momentos, pero por eso mismo, cada vez estaban más seguros de que no estaban descaminados.  Y entonces vio la ocasión propicia para hablar con su amigo

-Si encontramos la guarida  de Worwick ¿ qué piensas hacer ?  Porque a menos de encontrar algún rastro no podemos incriminarle de nuevo.  No tenemos nada
- ¿ Crees que no lo sé ?  Pero quiero tenerle cara a cara y que me responda por qué me eligió
-Eso está claro: estabas en el lugar equivocado
-Eso es cierto, pero quiero que me lo diga.  Que sepa que ha arruinado mi vida y mi matrimonio.  Yo estaba totalmente ajeno de las martingalas de ellos
- Y a propósito... Erin rompió contigo porque te acostaste con Frida ¿ qué pensará de tu juerguecita de anoche ? ¿ Crees que lo entenderá ?
- Posiblemente no. No obstante, se lo diré si  alguna vez me da la ocasión de hablar con ella vis a vis, porque hasta ahora...
¿ Por qué lo has hecho ?
-Pepe, quería sonsacarla.  Ese fue el motivo primero y principal; ella me lo sirvió en bandeja.  Pero después...  todo se descontroló. Hace demasiado tiempo que no estoy con nadie. Pero quiero que sepas que en mi cabeza siempre está ella, y pase lo que pase, siempre lo estará.
- No es a mi a quién tendrás que explicarlo, si es que alguna vez lo haces.  Y ahora sigamos nuestro camino, a ver si de una vez localizamos a ese individuo y podemos volver a casa.


Siguieron su ruta hasta dar con el lugar que Pepe había señalado en el plano.


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