domingo, 8 de octubre de 2017

Vidas separadas - Capítulo 12 -Frente a frente

Durante un rato,  ambos amigos no hablaron.  Sin duda los dos se mostraban incómodos por lo comentado.  Aidan estaba disgustado por haber, de nuevo,  faltado a su mujer.  Bien era cierto que en parte lo hizo por sonsacar alguna noticia, pero también estaba la necesidad física, y eso es lo que no se perdonaba.  Pepe también estaba disgustado,  por Erin,  pero no sabría decir si él no hubiera hecho lo mismo en iguales circunstancias, por tanto no era quién para juzgar a su amigo.   Por otra parte, ellos estaban separados desde hacía tiempo; después estaba la niña, a la que Aidan ignoraba que había nacido, y eso también le disgustaba de Erin ¿ Por qué no se lo había dicho aún ?  Quería a sus amigos, y no le gustaba se vieran en tales circunstancias, pero parecía que estaban condenados a vivir así para siempre.

Desde lo alto de un montículo, distinguieron un amplio terreno de verde y entre la vegetación destacaba una casa de estilo colonial mediterráneo, algo poco usual por allí, en que todas eran edificaciones blancas.  Por la extensión del terreno, supieron que aquella era la casa que andaban buscando.  Se sentaron bajo la sombra de un árbol y allí planificaron cómo debían actuar.  Trataron de hablar con el fiscal, pero no había cobertura en los móviles, por tanto debían obrar según su criterio.  Y el de Aidan fue no perder más tiempo y tratar de entrar en aquella fortaleza.  Llevaba una doble plantilla en sus zapatos en los que había instalado una diminuta grabadora de última generación que le había facilitado el FBI.  Todo lo que hablasen quedaría registrado y escuchado por la persona que llevase el amplificador de voz. Todas esas gestiones las había realizado el fiscal, empeñado como estaba, junto con Aidan, en apresar a Worwick.

No conseguían ponerse de acuerdo. Aidan quería entrar solo ya que sólo a él incumbia aquel asunto.  Pepe protestaba alegando que para eso había viajado a Belice.  Aidan argumentaba que sería más fácil entrar en aquella fortaleza, además le conocía y necesitaba tenerle frente a frente y que le explicara algunas de las cosas ocurridas.

- Uno de nosotros debe permanecer fuera, avisar al fiscal y estar atento. Quién debe entrar  soy yo; es a mi a quién corresponde.- argumentó Aidan

Entablaron una discusión, pero al fin fue Aidan quién se saldría con la suya.  Le pidió le dejara frente a la casa y después emprendiera el viaje de regreso.  Y así se hizo.  Aidan pulsó un timbre que estaba situado cerca de la verja, y una voz rotunda le preguntó por lo que quería

- Deseo hablar con el señor Worwick
- Lo siento, se ha confundido.  Al citado señor no le conocemos
-Dígale que soy Aidan Brooks. Él si me conoce.  Sólo quiero hablar con él

No obtuvo respuesta, pero unos minutos después, la verja se abrió y trás ella había un hombre de color, fuerte, alto y robusto, muy robusto.  A pesar de ser Aidan un hombre copulento, a su lado parecía insignificante.


 Sin mediar palabra, fue conducido al interior de la casa y en una sala, le hicieron esperar.  Al cabo de media hora, hacía acto de presencia el mismísimo Worwick, que extendiendo su mano a modo de saludo, avanzó hacia Aidan.  Éste no se dió por aludido,; tenía que hacer grandes esfuerzos para no avalanzarse hacia él y liarse a porrazos con su rostro.  Pero pensó que dejaría la fuerza para más tarde si la necesitase.

Por otro lado, estaba rodeado de guardias de seguridad tan grandes como armarios, y no conseguiría nada alterándose antes de hablar con él.  Los dos hombres se miraron fijamente sin pronunciar palabra, y fue el enigmático Worwick, quién primero rompió el silencio.

- Lamenté profundamente todo lo que ocurrió con usted.  No lo merecía, aunque se acostó con mi mujer, pero fue otra víctima más de ella. Le tocó a usted como podía haber sido a otro. Estaba decidido a terminar con esa situación. Usted se comportó correctamente con nosotros y me fue desagradable, pero...
- ¿ Lo confiesa así, abiertamente?
- ¿ Por qué no ? Tengo una coartada perfecta y además no puedo ser juzgado dos veces por el mismo delito.  Y  tendrán que detener al ejecutor de ello, cosa que ya creo han logrado, pero de nada les va a servir.  El pobre infeliz ni siquiera me ha visto.  Creo que su viaje ha sido totalmente en vano señor Brooks
-Señor Worwick, usted no ha sido juzgado por ningún delito, así que esta sería la primera vez. Fue a mi a quién involucraron por todo lo ocurrido.  Quizás a sus asesores se les escapó ese ligero detalle.

Worwick, pareció darse cuenta en ese momento que Aidan tenía razón; ni siquiera le citaron para declarar como testigo.  En su rostro impenetrable no había ninguna señal de sorpresa o duda:  seguía siendo impenetrable.

- Creo que todo esto son especulaciones.  Aquí no hay extradicción, con lo cual Estados Unidos no puede  detenerme. ¿ Sabe una cosa ? Yo amaba a mi mujer.  Le había puesto el mundo a sus pies, pero a cambio tenía que cumplir con unos requisitos como esposa, y la mayoría de las veces no lo hacía. Supe el número exacto de hombres que pasaban por su cama, hasta que llegó a un punto en que no lo pude soportar más. Era una mujer joven y muy activa sexualmente,  y yo, por edad, no podía cumplir con sus demandas.  La borré de mi testamento y comencé a trazar mi plan de venganza. Y fue sencillo, porque el dinero abre puertas que nunca sospecharía se abrirían.  Créame ella merecía morir.  Ya sabía mi edad y mis limitaciones cuando aceptó casarse conmigo.  El dinero la cegó y cuando se creyó segura de mi amor, comenzó a experimentar con hombres más jóvenes.  Usted ama a su esposa y ella le ama a usted, por eso no concibe mi plan. Ya he recorrido más de la mitad de mi camino en la vida, así que me da igual reemplazarla por otra si se tercia.
-¿Reconoce entonces que fue el instigador de todo?. ¿Que las cosas no ocurrieron por casualidad ?
- Exacto , así fueron.  Y ahora  permítame le ofrezca algo de beber.  Hace un calor espantoso en el día de hoy.

Hizo una señal a uno de sus guarda espaldas y cuando quiso darse cuenta, Aidan sentía en su estómago el puñetazo fuerte del sicario.   Todo ocurrió muy rápido; otro le sujetaba para inmovilizarle, mientras los golpes se sucedían en todo su cuerpo, hasta que perdió el conocimiento.Ni su rostro, ni su costado, ni su estómago se libraron de puñetazos y patadas.  Hecho un ovillo en el suelo e inconsciente , totalmente ensangrentado, le encontraron las fuerzas al mando de Pepe y con el fiscal en cabeza, cuando entraron en la residencia de Worwick, que también fue detenido cuando trataba de huir en un coche, interceptado por la policía de Belice avisada por el FBI desde  Estados Unidos.

Rápidamente fue trasladado en helicóptero al hospital, en donde se le diagnosticó contusiones en dos costillas, cortes en la cara y diversas lesiones  en la espalda y piernas.  Gracias a haberse arriesgado pudieron detener y acusar a Worwick, que esta vez no se libraría gracias a  la grabadora  en la que se declaraba abiertamente el ideario del suceso, y por agresión a un agente  

- Hasta los más listos dejan cabos sueltos - le dijo el fiscal a Aidan mientras era introducido en el helicóptero.-. Gracias, amigo sin usted, sin su insistencia,  no hubiéramos podido hacerlo. 

Aidan movio ligeramente su cabeza y cerró nuevamente los ojos.



Le mantenían sedado.  El fiscal hablaba constantemente con el juez del caso explicándole todo lo ocurrido y la temeridad de Aidan y el riesgo que había corrido al encararse con esos matones sin escrúpulos.  Pepe se puso en contacto con Erin.   Creia debía informarle de lo ocurrido


- Dime la verdad ¿ Cómo está ?- lloraba ella

-Permanece sedado.  Tiene serias lesiones, pero su vida no corre peligro
- ¿ Por qué lo hizo ? Imaginé que no sería fácil, pero nunca  que fuera tan peligroso ¿ Qué quería demostrar ?
- Eso se lo tendrás que preguntar a él cuando os veáis. No le importa demasiado su seguridad
- ¿ Por qué ?
- ¿ No lo sabes ?
-¿ Qué quieres decir ?
- Nada, Erin, nada. Sólo te diré que hoy he estado a punto de perder a un amigo, a un gran amigo y que ninguno de nosotros le conocemos realmente.
-Voy a prepararlo todo y en cuanto me sea posible salgo para allí
- ¿ Vas a venir ?
- ¿ Tú qué crees? Aunque ahora estemos distanciados, sigue siendo mi marido y yo le sigo queriendo.
- Esta bien.  Creo que debes hacerlo.  Comunícame cuando llegas y saldré a recibirte.
- Por favor, Pepe. Cuídale
- No quería que entrara solo- Agregó Pepe medio llorando- .  Sabía el peligro que corría pero no me hizo caso
- Creyó que eso era lo que debía hacer.  No te culpes por ello.



Inmediatamente se puso en contacto con Saoirse para que se hiciera cargo de la niña mientras ella estuviera en Belice, y tomó el primer vuelo que hubiera en esa dirección.  Cuando llegó. la esperaba Pepe y el fiscal, que alababa incesantemente  el corage de Aidan y la decisión de Pepe. 


- Sin ellos dos, no hubiera podido realizarse esta operación.  Debe estar muy orgullosa de su marido, señora Brooks.
- Gracias, señor.  Pero ahora si me disculpa deseo verle cuanto antes
- Desde luego.  Nos tiene a su disposición. Tendré que volar a Nueva York lo antes posible para poner en marcha todo el proceso.  No dude en contactar conmigo si algo necesita. Le dejo mi tarjeta con mi número privado .  No dude en llamarme para lo que precise.
- Muchas gracias, señor- respondió Erin

Estaba pálida y asustada.  Pepe la sujetaba por un brazo.  Deseaba y a la vez temía lo que encontrase al ver a su marido.  No tenía ni idea de la misión que realizaba, y creyó que por eso la llamó dos veces

- Era su despedida. ¡ Dios mio y yo sin saberlo !

Cuando entró en la habitación del hospital y ver a Aidan, inconsciente, quieto, con el rostro lleno de cortes, heridas y moratones, tuvo consciencia de lo que había pasado, de lo peligrosa que había sido su misión.  Tenía tanta angustia que ni siquiera podía llorar.  Pepe se disculpó diciéndola que la esperaba fuera.  Les dejó solos.

Ella demudada, se arrodilló junto a su cabecera, acariciando suavemente su rostro mal herido, y suavemente, beso sus labios, sin apenas rozarle para no dañarle.  Tomó una de sus manos y reclino la cabeza cerca de él, y lloró, lloró sin gritos ni aspavientos, pero con un dolor profundo que emanaba de su interior.

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