martes, 17 de noviembre de 2020

Encuentro en el parque, en un otoño dorado - Capítulo 12 -No darse por vencido

 Decidieron celebrar una comida de hermandad todos los  componentes de su promoción. Volver a reunirse  quienes se licenciaron al tiempo que él ¿ era una buena idea?  MacDougall, su abogado, era uno de ellos y se puso en comunicación con Alastair para proponérselo. Era agradable recordar viejos tiempos. Habían pasado muchos años y la vida de cada uno de ellos había cambiado bastante.Ya no eran aquellos muchachos juerguistas, sobretodo el día de su  licenciatura. Fue la primera borrachera de Alastair y no quería ni recordarlo.  Estuvo tres días con el estómago del revés..

A fuerza de mucho insistir, por fin le convenció. Le dió la fecha, el sitio y la hora para asistir. A regañadientes lo confirmó; quizás estuviera bien, aunque suponía que apenas se reconocerían: gordos, casados, solteros, viudos, con hijos, sin ellos, divorciados...  Demasiados años, y demasiadas circunstancias podrían haber acaecido en sus vidas. No creía que dar marcha atrás al reloj  les hiciera ningún bien, pero había dado su palabra de asistir y así lo haría.

El mismo había cambiado. Su cabello ya no era totalmente oscuro. Habían canas entre ellos. Conservaba su buena forma, porque para eso tenía un entrenador personal que obraba ese milagro. El mismo MacDougall había engordado, y eso que era fino como un spaguetti cuando estudiaban. Sin embargo ahora, su cara era más redonda y su barriga algo prominente.

Y de nuevo su "mantra" se coló en la memoria ¿ estaría ella igual, o también habría engordado ?. Su carácter quizá se hubiera agriado. Seguramente estuviera  casada y  harta del marido. O probablemente sería feliz y amando a su esposo..

- No creo que nada de eso haya ocurrido. Ella era esbelta y seguro que se conservará igual, aunque quizá haya recuperado algún kilo, pero su sonrisa siempre se mantendrá tan bella como entonces.Ese fuego que sentía  ¿lo conservará aún ? Si está casada, su marido no sabe la suerte que tiene.Era increíble. Todas nuestras noches lo fueron. En fin, mejor dejemos las historias para otra ocasión. 

 -Daría cualquier cosa para no volver a recordarla nunca más. No me hace ningún bien. Es algo que pasó en nuestras vidas y en mí dejaron su huella, pero seguro que en ella no.Menos mal que esta noche es para hombres solos, de lo contrario tendría que llamar a Jenny para que me acompañase. Nos entendemos bien. Nos conocemos desde hace tiempo,  y ella conoce mis secretos y es mi consejera.  Por eso es especial en mi vida. No estoy enamorado de ella, bueno ni de ella ni de ninguna, excepto de...

 - Jenny siempre me repite  lo mismo "olvídala", pero está visto que es imposible. Me reprocha que obré mal, y por ese motivo, muchas veces terminábamos discutiendo.  Alana, siempre está presente  en casi todos nuestros encuentros. ¿ Que ví en ella, que es lo que me dió, que a pesar del tiempo transcurrido me es imposible olvidarla?

Ya estaban todos reunidos en el restaurante en el que habían sido citados. Fue un encuentro entrañable y recordaban todos  la última vez que se vieron, y cómo habían cambiado. Al fin, sentados  a la mesa gastaban bromas, chistes, y contaban sus batallitas con sus mujeres y con otras fuera de ellas. Alastair permanecía callado escuchando a sus amigos, hasta que le llegó el turno, que él cerró de inmediato diciendo que estaba divorciado y de vez en cuando echaba una canita al aire. Todos rieron y gastaron bromas a su costa.  El abogado, sabedor de ese tema, le miraba observándole, pero no pronunciaba ni una palabra.  Conocía su fracaso tanto matrimonial como sentimental, y por encima de todo era su amigo.

Alguien pronunció un lugar en donde pasaría el verano que estaba a la vuelta de la esquina: Connemara. De pronto ese nombre le hizo prestar más atención. Le trajo a la memoria que en alguna ocasión ella lo pronunció. ¿ Y si hubiera sido allí donde se refugió?. Instintivamente, y sin saber por qué miró a MacDougall. No sabía por qué lo había hecho ¿siguiendo un impulso?, ya que era el único que sabía de sus avatares. ¿ Cómo no se le había ocurrido antes? Lo había olvidado por completo. De pronto se puso nervioso, y deseoso de que la fiesta terminara rápidamente. En cuanto llegase a su casa programaría unos días para viajar a Irlanda con la excusa de hacer una visita a la editorial de Dublín.

Ya en su casa, encendió el ordenador. Algo le decía que tenía que buscar en internet ese lugar, aunque sabía de antemano que nada hallaría en ello.Nació allí, pero ella vivía en Dublín.  No creía que se hubiera refugiado en un lugar como aquel, bellísimo, cierto, pero tan tranquilo que para una persona acostumbrada a vivir en una ciudad, le costaría mucho aclimatarse a la tranquilidad. Lo sabía por propia experiencia.

Y se acercaba a la pantalla como tratando de ver en algunas preciosas casitas, que fuera la de ella. De un tiempo a esta parte estaba más obsesionado, si cabe, con Alana. Y mentalmente, la reprochaba que no se hubiera vuelto a poner en contacto con él. ¿ Cómo iba a hacerlo? si precisamente acabó todo al enterarse que estaba casado. 

- Seguramente pensaría que seguíamos siendo un matrimonio ¿ perfecto? No tanto, de lo contrario nunca habría engañado con otra a mi mujer. Mi matrimonio estaba totalmente acabado cuando la conocí, pero mi gran error, del que me arrepiento, fue no confiar en  Alana y confesarle la verdad. Siempre lo llevaré sobre  mi conciencia.  Creo que es por eso que la mortificación me acompaña. Pero es absurdo, aquello ya pasó. Ella tendrá su vida y yo he de tener la mía.  Ahora que soy un hombre libre, he de disfrutar de mi libertad, que bastante me ha costado.
-Pero ¿cómo disfrutar de ella? ¿ Ir con mujeres un día si y otro también es disfrutar de libertad? Creo que no, es salir de una relación para meterse en otra. Además  tampoco me gusta ser como un picaflor: soy de ideas fijas y de mujeres fijas, aunque eso también te crea obligaciones, que no deseo. Lo cierto es que estoy bastante perdido.

Cerró la pantalla del portátil y decidió ir a la cama. Estaba cansado; últimamente no le gustaba trasnochar mucho.

- Me estoy haciendo viejo - se dijo - Quizá mas prematuramente de lo previsto, pero es que nada me satisface ni me divierte. Seré un viejo amargado: lo veo venir.

Se metió en la cama y apagó la luz, pero incluso a oscuras, seguía viendo Connemara, la cara de ella y lo leído en  internet. ¡ Internet ! ¿ Cómo no se le había ocurrido antes! Buscaría su nombre; era escritora y probablemente vendría en Wikipedia.  Y volvió a levantarse, impaciente por lograr alguna información.


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