martes, 24 de diciembre de 2019

El Primer Ministro - Capítulo 11 - Disculpas

Y esperó, esperó,  a que él se reuniera con ella, pero las horas pasaban y no sucedía. El seguía en su despacho trabajando, y ella cansada de esperar, se quedó dormida.  Al fin Scott decidió que era tiempo de  ir a dormir .  La discusión, por ser la primera desde su matrimonio, les había impactado,pero tampoco tenía tanta importancia, y lo estaban dando una trascendencia que no merecía.  Y recordó las palabras de la abuela, y la respuesta de su mujer, que no la faltaba razón.
Se pasó la mano por la cabeza y dió  carpetazo, cerró lo que estaba haciendo y subiendo las escaleras de dos en dos, se presentó en su dormitorio, donde Claire, aún con la luz encendida, dormía plácidamente.

Se paró en la puerta  durante unos instantes, para contemplar el rostro tranquilo de ella y a continuación miró el reloj de su mesilla de noche:  eran las tres de la madrugada.  Demasiado tiempo transcurrido como castigo  para demostrar que estaba enfadado.  No le gustaba su propia actitud, y se propuso que nunca más volvería a hacerlo. Efectivamente, la debía un respeto como compañera y no como su esclava de ordeno y mando.  No lo volvería a hacer.  Con la imaginación volvió a recordar a sus padres, concretamente a su padre y lo que con su carácter había conseguido:  anular la voluntad de su madre. Él no lo haría nunca:  estaba totalmente arrepentido de su actitud.  Cuando se despertaran en la mañana, la pediría disculpas y la prometería no volver a repetirlo.

Se desvistió rápidamente y se metió en la cama, acercándose despacio al cuerpo de Claire. La necesitaba.  necesitaba el calor de su cuerpo, acariciarla.  besar sus cabellos, aspirar su olor y poseerla, pero no podía ser al estar profundamente dormida.  La abrazó y enlazó sus piernas con las de ella, aproximando su cuerpo.  Lo hacía despacio, con cuidado para no interrumpir su sueño.  Necesitaba descansar, esa noche la tocaba guardia, e hizo un gesto de disgusto; estaría veinticuatro horas sin verla, sin tenerla a su lado, porque para remate, él, estaría ocupado en el partido, de modo que ni siquiera podría cenar con ella.

Al sentir  el contacto con su marido, se rebulló en la cama, dándose la vuelta y quedando ambos frente a frente.  Ella abrió los ojos quedándose fija en los de él, que la miraba con una dulce sonrisa.

- ¡ Hola ! bella durmiente
- ¡ Estás aquí !´
-¿Dónde piensas que iba a estar?  Eres mi adorada y testaruda mujercita, pero también la mujer que me vuelve loco, de la que estoy profundamente enamorado.  No lo olvides nunca.

La atrajo hacia él y la besó profundamente. De inmediato saltó esa chispa que ambos sentían.  Era atracción mutua desde que se conocieron.  La abrazó fuertemente estrechándola contra su pecho, al tiempo que la pedía disculpas por su tonta discusión

- Podrás seguir haciendo lo que haces , lo que desees.  No te volveré a poner más impedimentos. Sólo deseo que cuando haya transcurrido algo más de tiempo, podamos tener un hijo.  Es lo que más deseo tener de tí; un hijo que nos una aún más.  Que sea un lazo que nos anude a estar juntos, con regañinas o sin ellas, pero que al final del día sellemos nuestra paz de la única forma que sabemos hacer:  siendo uno del otro.  Te quiero tanto, pequeña, que se me hace insoportable seguir enfadados  por mucho tiempo.  Lo de esta noche no volverá a ocurrir.

Y besándola nuevamente, se fundieron en uno solo con un ardor que, incluso a Claire la sorprendió. ¿Qué había ocurrido ?.  Y respondiendo a su interior pregunta, él respondió

- No quiero anular tu personalidad, al igual que hizo mi padre con mi madre. Eres demasiado especial para que eso ocurra.  Tienes razón:  serás libre de hacer con tus ideas lo que creas conveniente.  No deseo estar enfadado contigo ni uno solo de los minutos del día

- Yo tampoco, esposo mio. Me hace daño el no poder besarte, ni acariciarte. El tener el gesto hosco contigo.  No lo soporto y no deseo que volvamos a estar enfadados por esa insignificancia. Yo también te lo prometo:  no volverá a ocurrir.  Lo dejaré todo en el preciso momento en que decidamos tener un hijo.  Eres lo más importante para mi.  Eres mi apoyo;  no podría soportar vivir sin tenerte a mi lado.  Y ahora bésame, abrázame y hazme el amor hasta que sea de día.  Creí que no me querías y eso me hace daño sólo con pensarlo
- Mi amor, me importas y mucho.  No hay nada en el mundo que me importe tanto como tu.  Cuando tengas dudas de ello, acuérdate de lo que te digo.

Se volvieron a besar, y muy juntos  uno del otro, tratarían de dormir, siquiera un par de horas.  Ella trabajaría esa noche y necesitaba descansar.  Desde que llegara a su casa, la noche anterior, no había podido hacerlo, y además habían discutido.  Ella debía cumplir con su trabajo y  tenía en sus manos la vida de alguna persona;  debía estar tranquila y descansada.  Y lo estaba después de que ambos esposos se disculparan y sellaran su unión una vez más.

Y transcurrió el tiempo, y tuvieron el hijo que ansiaban:  una niña a la que llamaron  Melody por su dulzura.  Y creció.  Y siguieron con sus vidas.  Scott ascendió en el partido;  ahora era  la mano derecha del  secretario general, y también habían aumentado sus responsabilidades Claire seguía como cirujana y acudía al partido laborista.  Todo como siempre, pero no igual.


No hay comentarios:

Publicar un comentario