sábado, 28 de diciembre de 2019

El Primer Ministro - Capítulo 20 - Vuelta a casa

Dos días después, Scott entraba en su casa.  La niña estaba en el colegio, y Claire en el hospital.  El silencio abrumador de su hogar le hizo recordar cuando estaban los tres juntos;  las risas y alegría de su hija corriendo por ella, y la voz de Claire para que no lo hiciera por temor a que se cayera.

Ahora todo estaba silencioso, carente de vida.  Le recordó la soledad de la habitación de hotel que ahora era su hogar. Decidió ir en busca de ella.  Si no pudiera verla, al menos la dejaría una nota  anunciándola su regreso, siquiera pon un par de días.  Tenían mucho de lo que hablar y poco tiempo.  La escribió una nota y se la entregó al control de enfermeras para que se la dieran cuando estuviera  libre.

—Señor Craig tardará mucho, está haciendo trasplantes

—No importa,  aguardo en cafetería.  Dígaselo, por favor, cuando la vean

Y mientras se encaminaba a la cafetería pensaba:

—¡Haciendo un trasplante! ¿ Se sentía insignificante?  Eso era lo verdaderamente grande:  dar vida a otra persona,.  Ninguna otra profesión es tan hermosa como la que tenía su mujer. La política es necesaria, lo que ocurre es que en algunos políticos es aprovechamiento para sí mismos y no para el resto de ciudadanos.  Definitivamente la de Claire era más importante.
Pidió algo que comer y un café como postre.

Miraba a su alrededor  y, constantemente el reloj por ver si entrase en la cafetería.   Había perdido la noción del tiempo.  Salía de vez en cuando al jardín para distraerse un poco. pero las horas se le hacían interminables;  el reloj no corría.  Llamó a su casa para ver si la niña hubiera llegado .  Y así fue. Charló con ella  durante un buen rato.  Estaba emocionado al poder hablar con ella ¡ Hacía tanto que no lo hacía !

¿Cómo sería su encuentro con Claire ?  Dudaba que fuera igual de caluroso como lo fuera su hija, pero no la faltaba razón, aunque sus motivos fueran justificados.

Al fin la vio entrar.  Se había quitado el uniforme verde, y eso suponía que había terminado su jornada.  Respiró aliviado.  Al fin podrían hablar;  la llevaría a cenar y después a casa. Al cabo de tanto tiempo volverían a ser marido y mujer. O quizá no.  Estaba dispuesto a dejarlo todo, pero no echaría a perder su matrimonio.  Claire y Melody eran las personas que más amaba y no las sacrificaría . Miraba su figura como si la viera por primera vez. Era preciosa y conservaba una espléndida figura.  En su rostro se adivinaba algo de tensión, mitad alegría, deseo y enfado, pero todo ello hacía que estuviera más linda. ¡ ¡Santo cielo ! ¡ Cómo la deseaba !  Avanzó hacia ella y la abrazó fuertemente

— Aquí no, por favor

— ¿ Por qué ? Eres mi esposa.  No nos hemos visto desde hace mucho, y además todos  nos conocen. ¿Es que no  te alegras de verme ?

— Naturalmente que me alegro.  Pero han ocurrido cosas que me tienes que explicar.

— Ya lo sé, pero he de decirte que me ha sorprendido porque nada de eso es verdad.  No te he faltado ni con el pensamiento.  Pero pienso que debemos hacerlo en casa , con tranquilidad. ¿ Quieres que vayamos  a algún sitio y cenamos?

— La verdad es que no tengo apetito, así que vayámonos a casa

— Está bien, como desees

Primero la escucharía a ver que tenía que decirle, y tratar de aclarar el mal entendido de ese absurdo rumor.  Porque no era más que eso : un bulo con intenciones perversas .  Pero ¿ por qué ? ¿ Y quién lo lanzó ? ¿ Qué fin buscaba ?

Claire entró en el vestidor para cambiarse de ropa.  Deseaba y,  al mismo tiempo temía,  acostarse junto a él. ¡ Hacía tanto tiempo desde la última vez ! que se sentía tímida como si fuera la primera.  Se puso un camisón y al fin salió al dormitorio.  El ya estaba en la cama sentado, esperándola y una sonrisa iluminaba su rostro, que cortó de inmediato al verla aparecer envuelta en una bata

- ¿ Qué haces? —  dijo extrañado

— Nada.  Me preparo para dormir

—Pero yo creí que... Hace mucho que no estoy contigo.  Eres mi mujer a la que adoro.  Pensé que al fin podríamos tener relaciones como antes ¿ Te sientes tímida ?

—Si, Scott, me siento tímida.  Además,  primero tenemos que hablar, porque esta actitud tuya me da qué pensar

—¿Qué te da que pensar?

—Sé que vas a engatusarme y eso me hace pensar que, algo de culpa tienes y, no me gusta, porque hace que me reafirme en lo que te ha traído hasta aquí

— ¿ Es eso lo que piensas ? ¿ Crees que he venido desde Austria para engatusarte y ya está ?   Muy bien.  Dormiré en otra habitación a ver si así te quedas más tranquila

Salió de allí, dejando a Claire perpleja. No sabía qué pensar ¿ Se había equivocado? 

  Seguía sin saber si fue verdad o no, lo del bulo.  Esa situación estaba dañando gravemente su matrimonio y no sabía cómo actuar  ¿ En verdad él seguía sintiendo pasión por ella, o era para esconderse detrás de esta argucia para no tener que dar explicaciones?

  En el fondo esperaba que, al cabo de un rato, él, volviera nuevamente al dormitorio y con sus caricias todo terminaría, pero no lo hizo y ella no durmió tranquila.   Se levantó mal humorada y con desgana. Estaba de ella a unos pocos pasos, pero tal y como había terminado la noche, sería como si estuvieran a miles de kilómetros.  Scott  se sentía ofendido, defraudado, y porque le conocía bien, sabía que no regresaría al dormitorio ¿ La compensaba? No, no la compensaba estar enemistada con él. 
 Al día siguiente partiría de nuevo a no se sabe dónde y esta vez creía que tardaría en regresar.  Por tanto lo pensó mejor y fue en su busca.

 Scott dormía profundamente.  Se acurrucó a su lado pegando su rostro a la espalda de él, y abrazándole le pidió perdón.  Él al sentir el contacto de ella, se giró y la besó apasionadamente.  En su forma de amarla, ella sintió que estaba dolido y decepcionado. Trataría de resarcirle.  Sólo tenían ese día para estar juntos, y después... ¿ Cuando se verían de nuevo?  No sabía nada de los planes de esa extraña campaña y tampoco había tenido tiempo de que la explicara miles de cosas de las que tenía dudas, y si no las aclarara,  mucho se temía que con su ausencia todo ese embrollo se enturbiaría aún más.

Una idea comenzó a ver luz en su cabeza, pero era tan tremenda que al instante la desechaba. No sería posible, no sería tan mezquino  como para jugar con la felicidad de una familia.  Por mucha antipatía que sintiera por él, no le creía capaz de eso;  además Scott se hubiera dado cuenta y la primera a la que hubiera avisado, sería a ella.  Todo eran elucubraciones de su cabeza, disparatadas.  

No existía gente tan mala, con sentimientos tan espúreos como para tramar tamaña mentira.  Lo desechó.  Saborearía el momento de amor que estaban viviendo, eso era lo que importaba.  Ninguno de los dos debería despedirse teniendo malos pensamientos .  En realidad, él , nunca la había dado  motivos para pensar en otra mujer.  Había sido siempre cariñoso y cumplidor. ¿O sería que no tenía experiencia y no conocía muy bien el comportamiento masculino en una situación semejante?  No lo sabía, pero en ese momento, la boca de Scott tapaba la suya con un apasionado beso, y todo quedó relegado.




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