viernes, 27 de diciembre de 2019

El Primer Ministro - Capítulo 17 - Una drástica decisión

 Con  esta tensa a situación  estuvieron cierto tiempo.  Scott estuvo hablando en la Junta que se mostraba enfadada  por el ocultamiento, no que estaba casado, sino que su mujer perteneciera al partido laborista y ellos no se hubieran enterado.
  Las voces airadas entre los que decían que era una anécdota, y los más radicales que no lo admitían, pero en realidad, lo que no reconocían es que  eran libres de tomar las decisiones que creyeran convenientes.  Hubiera dado igual si no hubieran estado casados, por el partido contrincante haría su papel como ellos hacían el suyo, es decir:  nosotros lo haríamos mejor que vosotros..  Porque de eso trata la política, deshacer lo que los anteriores habían hecho.  Scott estaba nervioso aguardando la respuesta;  habían pasado más de dos horas de discusiones, cuyas voces a veces trascendían al exterior. No le importaba si se estancaba, o incluso le degradaban, pero no perdería a su familia porque ellos lo dispusieran. Y dando vueltas nervioso, recordó la noche anterior con Claire, y sin darse cuenta, sonreía.  Había sido algo de locos, pero cada vez le enamoraba más el temperamento de ella.  Se complementaban y no lo arriesgaría aunque lo decretase el mismo papa de Roma.


Al fin demandaron su presencia y, nervioso hizo su entrada en la sala de juntas. Creyó estar ante el tribunal de la Santa Inquisición, tal eran los gestos que veía reflejados ante él. No cedería; defendería a su mujer con todas sus fuerzas.  Ahora comprendía lo dicho por ella en su discusión:  no eran nadie para organizar sus vidas.  Comprendió también, el enfado de ella, cuando sólo había hecho lo que cualquier afiliado a un partido haría, defender sus ideas.  Aguardó paciente para que le dieran la solución,  y el veredicto fue que tratase de ganársela hacia sus filas

— Tráela de vez en cuando a nuestro partido.  Que nos conozca y que vea que no somos tan extremistas como ella cree—  dijo el presidente de la mesa

— Puedo traerla, pero no creo que cambie.  Ella tiene sus ideas muy fijas, pero de todas formas será ella la que acepte o no.

La llevó ante el secretario general y el presidente de la junta de organización del partido.  Cuando le pidió Scott que acudiera a esa entrevista,  no se imaginaba que se trataba de una especie de encerrona.
Se dio cuenta a los pocos minutos de comenzar con ella. . Aunque guardaba las formas, en su interior estaba furiosa, y no entendía cómo su marido se había compinchado con ellos, pero se tragó su genio, y con extrema cordialidad, dejó claras las intenciones de ellos y su respuesta


—Han sido muy amables con esta entrevista, pero pienso que no me conocen, y es por ello que han tratado de que yo renunciase a mis ideas para, de la noche a la mañana, acogiese las de ustedes. No es cuestión de partido, sino de convicciones y ustedes, francamente nos han defraudado. Lo que defendemos es lo que siempre hemos hecho, sólo que fueron más hábiles que nosotros y conquistaron a esa pequeña diferencia que obtuvieron, pero tuvieron la habilidad de no decirnos lo que en realidad pensaban hacer.  Y dado que Londres les apoya, es por eso que ahora no sólo no queremos salir de Europa, sino que pedimos un referéndum nuevamente, en el que se explique a la gente la realidad de la situación, en lo que saldría perdiendo el país entero. Es por eso que pedimos la separación de Inglaterra.
Creo que me he expresado con claridad y no hay vuelta atrás si ustedes no rectifican.  Y ahora si me lo permiten, creo que debemos dar la entrevista por terminada.

Se quedaron totalmente  admirados de la forma de reaccionar de Claire, que por otra parte debía imaginar el propósito para que el que la habían citado.  Una vez que hubo salido, el presidente, se levantó de su asiento, y dando vueltas por la sala, al cabo de unos instantes, se dirigió a los allí presentes diciendo

-—Bien, caballeros. Creo que todos nosotros hemos deducido que la esposa de Scott, no dará su brazo a torcer;  seguirá siendo laborista. Así que decididamente, debemos pasar al plan B, que pocos de ustedes conocen, y que alguien  había elaborado para el caso de que fracasara el A

  Todos se miraron preguntándose de qué hablaba , a qué se refería.  No tardaron en saberlo

— El plan B, consiste en que Scott esté casi permanentemente de viaje recorriendo no sólo a nuestros vecinos galeses con visitas de duración, y con el pretexto de explicar los beneficios de no pertenecer a Europa.  Para ello habremos de preparar un programa extenso de entrevistas y de duración.  Eso supondría que estaría fuera de casa por mucho tiempo. Le asignaremos una secretaria particular  con buena presencia.  Todos conocemos que es un matrimonio que se lleva muy bien, pero la separación si es larga, crea malos compañeros.

—¿ Se refiere a crear clima de desconfianza entre el matrimonio? —dijo uno de los dirigentes

— Exacto, Morrison, eso es lo que quiero decir. Necesitamos presentar a Scott  en las próximas elecciones, y le queremos como cabeza de lista. En pocas palabras, le queremos  divorciado de esa mujer.  Elegiremos a la futura esposa idónea y el resto será pan comido.

— Pero eso es una canallada.  Ellos se quieren y de lo que está tratando es de deshacer ese matrimonio. No estoy dispuesto a admitirlo.  Voto en contra

-—¿ No se da cuenta, mi querido Morrison, que eso precisamente conducirá a Claire a que vuelva con él?  O sea que renuncie a intervenir en todo acto público de su partido, para aparecer con el de su marido

Todos se miraron perplejos. Era un plan diabólico que podría destruir una familia, pero la sonrisa maléfica de  Spencer, allí presente,  convenció a todos.  De momento no se le diría nada a Scott, pero se pondría en marcha dicho plan rápidamente;  no había tiempo que perder.

Dieron por terminada la Junta extraordinaria,  con la abstención del secretario general  Alistair, y  jurando que nadie sabría el contenido del acuerdo, que pondrían en marcha de inmediato, ya que el tiempo corría veloz y ellos debían organizarlo todo y tenerlo listo para cuando se anunciasen las próximas elecciones que serían en un corto plazo. 

 Por supuesto Scott nada sabría y lo harían todo sigilosamente  para no dar pistas.  Sería alto secreto.  La valía de Claire les había pillado por sorpresa.  Sabían que era muy inteligente, pero lo comprobaron de primera mano, y ese valor no podían dejarlo escapar. Sería todo un bombazo si lo conseguían. El partido laborista tocado y el matrimonio cogido de la mano, presentado el programa electoral.  Spencer, se frotaba las manos sólo con imaginarlo.

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