viernes, 27 de diciembre de 2019

El Primer Ministro - Capítulo 15 - Las noticias

Unos días después, regreso Scott de su viaje interminable.  Apenas habían hablado durante esos días, ni tampoco para  anunciarla su regreso.   Las cosas estaban bastante tensas entre ellos, así que Claire ni siquiera se molesto en averiguar cuándo volvía.

— Que venga cuando quiera — se dijo.

Había seguido con su rutina diaria. El hospital, las guardias y dos días a la semana el  partido, siempre que en esos días no coincidiera  con los del hospital. 

 Poco a poco, la instruían en la sede  laborista de lo que serían sus apariciones nuevamente, tanto en prensa como en  público.  Scott llegó una noche, de madrugada.  No había podido hablar con su esposa, porque su regreso fue algo inesperado a partir de una noticia que les transmitieron,  por conferencia,  de improviso, pero que les adelantaron ser importante . Prepararon el regreso a Edimburgo.  Lo que menos esperaba Scott, es que se trataba de su mujer ya que no quisieron adelantarles nada hasta que llegaran a Escocia.

Cuando entró en su casa, todo estaba en silencio debido a la hora  en que llegaron.  Entró
sigilosamente para no hacer ruido.  Fue hasta el dormitorio de su hija y durante un momento se sentó en su cama acariciando su cabeza.  La niña dormía plácidamente.  A continuación se dirigió a su habitación.  Contempló a su mujer que se había dormido con un libro entre las manos y la luz encendida.  Despacio y sin hacer ruido, la quitó el libro depositándolo en la mesilla y suavemente la besó despacio para no despertarla.  Se entretuvo en contemplar su rostro relajado y bonito.  ¡Hacía tanto  que no se veían...!   que le pareció mentira.  Paseó la mirada por el cuerpo de ella deseándola con todas sus fuerzas.  Había pasado demasiado tiempo desde que estuvieron juntos por última vez,.  De buena gana la hubiera despertado, abrazándola y a continuación hacerla el amor, pero no cedió a la tentación y quedamente, se quitó la ropa y se metió en la cama junto a ella, cuidando de ni siquiera rozarla.  Sabía que estaba alterada y no quiso sobresaltarla.

Cuando Claire se despertó, lo primero que vio fueron los ojos de su marido que la miraban fijamente y la sonreía.  Alzó una de sus manos para acariciar la mejilla de Scott.  Al fin había regresado y estaba a su lado.  Se levantó y depositó un beso en sus labios.  El la abrazó y la atrajo hacia él  acariciándola y besándola como si fuera la primera vez que la viera

—¿Cuándo has llegado?

— Esta noche pasada.
 
-—¿Por qué no me despertaste?

—Cariño era muy tarde . Sé que estás cansada y no quise hacerlo. Y créeme que no fue por falta de ganas. Hace mucho que no te veo.  Pero ahora ya estás despierta.  Podemos recuperar el tiempo perdido—.  La puso sobre él y a continuación tuvieron la intimidad que ambos deseaban, después del tiempo transcurrido desde la última vez.

Tendrían ese día  para estar juntos, ya que por la noche ella tenía turno de guardia,. algo que contrarió al marido, pero en verdad ella no tenía culpa de que no regresara antes .  

 A la hora de marchar hacia el hospital  el desánimo cundió en Scott.  
Iría a verla de nuevo a la hora del desayuno y después en el almuerzo y por la noche la recogería para volver de nuevo a casa, y así tendrían otros dos días seguidos para ellos solos.

 Al llegar a su domicilio después de dejar a Claire, la sirvienta le dijo que le habían llamado del partido:  necesitaban urgentemente hablar con él

-—¿Qué querrán ahora? ¡ Por Dios ! acabamos de llegar—. Descolgó el teléfono y la telefonista le pasó de inmediato con el despacho del secretario general

-—Alistair ¿Qué ocurre?

— Pon el canal once de la televisión.  De prisa.  Después hablamos

Se dirigió rápidamente hacia la biblioteca y encendió el aparato sintonizando el canal que le había indicado ¿Se trataría de algún atentado? 

 En la pantalla un primer plano de ella. De Claire, frente a  un atril y un micrófono. Cuando enfocaron la sala, la vio llena de gente que escuchaba atenta lo que ella decía, y se quedó sorprendido al oír sus palabras.  A continuación un plano general de nuevo y  ella terminando su alocución. La salva de aplausos y la sonrisa perfecta de su mujer, saludando a los presentes puestos en pie  ¿Qué era eso?  ¿Cómo no le había dicho nada ?  Al pasar a otra noticia, volvió a sonar el teléfono; de nuevo  el secretario para hablar con él.


— Scott ¿Cómo yo no sabía nada de esto? Lo que era confidencial entre nosotros, ahora se hará público y, créeme a la Junta no le va a gustar nada.  Tendremos que hacer algo ¿no?

— Yo soy el primer sorprendido. No tenía ni idea. Pero  diciendo la verdad,  se acaba el conflicto . Se trata de mi mujer, es así de simple

— Si, claro. De tu mujer que comienza a destacar en un partido totalmente opuesto a nosotros  ¿Por qué no la has controlado?

— Porque ella es libre pensadora y no todos coinciden con nosotros.  Jamás la prohibiré nada y menos en cuestión de política.

-—Ven para aquí todo lo deprisa que puedas.  Hemos de estudiar el problema

— ¿Dónde está el problema?

—¿Es que no te das cuenta   Ella es una pieza valiosa ¿Has visto como se expresa  ¿Cómo maneja a la gente?  La quiero en nuestro partido

— Eh eh eh, no corras tanto.  Tiene las ideas muy arraigadas y ella sinceramente, no cree en nosotros.

— Pero tú eres su marido.  Algo podrás influenciarla

—Ni lo intento.  Te he dicho que su pensamiento es libre, y no, no lo haré.  Además hasta mañana por la noche no podré hablar con ella; le toca guardia en el hospital de veinticuatro horas

— De todas formas, ven todo lo deprisa que puedas, antes de que se difunda la imagen

Pero por mucha prisa que se dieron, la mayoría de los integrantes de la junta directiva, vieron el programa y convocaban una reunión de urgencia para estudiar el fenómeno mediático que había surgido.

Cuando entró en el partido, alguno de sus compañeros le miraban de soslayo, aunque él se daba perfectamente cuenta de lo que hacían.  Estaba sorprendido ante la actitud de su mujer;  nunca había sentido interés por mostrarse en público, sólo de ayudar, pero ¡Esto!  No le parecía bien. Por lo menos debió consultarle.  Sería difícil tratar el tema, cuando se viesen  al día siguiente en el desayuno. No sería adecuado hacerlo en la cafetería, máxime sabiendo que ella se iba a alterar  y no podían dar el espectáculo.   Estaba seguro que su jefe estaría dando paseos por el despacho pareciendo a un león enjaulado ante lo sucedido, algo que él no le daba demasiada importancia, pero  el gran jefe no quería obstáculos en su carrera de fondo.  Ya estaba todo bastante tenso con Londres, para encima añadirle otra pega más.  Dio unos golpecitos en la puerta, y al otro lado, se escuchó la voz crispada de secretario general

—Pasa, pasa—dijo a Scott

Éste entró algo desconcertado.  No entendía tanto alboroto  por la intervención de su mujer.  En otras ocasiones habían sido otros contrincantes y no había ocurrido nada. Pero el escollo estaba, en que, precisamente se trataba de su esposa y, pertenecía a un partido totalmente opuesto a la política de derechas y  a la salida de la Unión.  No era un tema baladí,  el que estuviera casada con quién, en algún tiempo más o menos próximo, ocupará el primer sillón escocés. Y por si esto fuera poco, lo habían ocultado a la Junta Directiva del partido,. aunque no supieran que ella iba a lanzarse definitivamente en la política.

  Pensaron que simplemente con ser cirujana sería suficiente.  Pero estaba visto que era ambiciosa y picaba alto.  Scott estaba disgustado por la intromisión de su jefe que, sin razón, se metía en la forma de sentir y pensar de su mujer, pero también porque veía peligrar su futuro, y a él si le apasionaba la política, sobre todo si pudiera ser útil para ayudar a su país.

No le hacía ninguna gracia, que, después,  de haber estado  ausente durante tanto tiempo, el reencuentro con ella, fuese precisamente una discusión, porque conocía a su mujer y sabía que protestaría.  No comulgaba con ese partido y no consentiría que se entrometieran en sus decisiones.  Se avecinaba tormenta de las buenas.
Tendría que ser muy hábil para templar los nervios, no sólo  de ella, también los suyos, ante la situación que le había puesto ¿Había conseguido su jefe indisponerle con Claire? ¿Estaba enfadado con ella?  Lo estaba,  y mucho, pero además nervioso por no poder solucionarlo en ese mismo instante, sino que tendría que aguardar un día más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario