sábado, 21 de diciembre de 2019

El primer Ministro - Capítulo 7 - El gran descubrimiento

Así lo hicieron.  Obviaron los trabajos y cada uno de ellos contaba anécdotas de su juventud, de su paso por la universidad y las amistades que allí hicieron;  unas perdurarían y otras se desvanecerían con el paso del tiempo.  Scott no dejaba de mirarla aunque ella no se daba cuenta. Poco a poco fue desgranando su vida totalmente normal como cualquier otra chica de su edad. Había estudiado y trabajado en lo que le saliera.

— Mis padres eran de clase media y ahorraron durante muchos años, creo que desde que yo nací, para que, al tener edad, pudiera ir a la universidad.   Yo les ayudaba en lo que podía.  Un ataque al corazón se llevó a mi padre repentinamente, dejándonos a mi madre y a mí totalmente desoladas. Había empezado la universidad y estaba en primer año de medicina, pero al faltar el sueldo principal, tuve que buscarme un trabajo para poder seguir viviendo y a ser posible seguir mis estudios.  En ese momento quise dejarlo todo, pero mi madre me obligó a continuar:  se lo debía a mi padre.
Me sentía mal;  me culpaba del exceso de trabajo que había realizado para que yo fuera médico y eso hizo que me esforzara más. Trabajé en la cafetería de la facultad y cuidaba de algún niño mientras sus padres trabajaban.  Mi madre también buscó empleo en una pequeña oficina como secretaria, y así poco a poco seguimos adelante.  Cuando estaba a punto de licenciarme, mi madre también falleció.  No pudo verme como licenciada en medicina.  Creí volverme loca sin ellos. El mundo me asustaba;  huía de la gente. Sólo me consolaba encerrarme sola en casa y recorrer las habitaciones de ellos y acariciar sus objetos más personales.  Creía que de esta forma ellos estaban ahí conmigo.
  Uno de mis profesores, el de más edad, me llamó a su despacho e hizo que no abandonara los estudios.  No le sirvieron las excusas que le di.  No le agradezco lo suficiente el favor enorme que me hizo al darme aquella charla.

"Tus padres se disgustarían si pudieran verte ahora.  Te falta un curso para ser médico, lo que tú y ellos queríais.  No puedes dejarlo ahora..."

— Pero es que no me alcanza el dinero a pesar de que trabajo, pero es poco lo que gano

— ¿Por eso vas a dejarlo? Te conseguiré un trabajo.  Quizá en el hospital cuidando enfermos por la noche, o cualquier otra cosa que se me ocurra.  Solicita una beca, haz lo que sea, pero termina tu carrera;  haz un esfuerzo más.  Se lo debes a ellos

— Me buscó un trabajo en el hospital cuidando a una señora sin familia.  Seguí en la cafetería, pero aún así no me alcanzaba el dinero.  Tuve que vender la casa de mis padres, en la que había crecido y desprenderme de todo lo que más amaba.  Con el dinero que conseguí, alquilé un apartamento pequeño.  Lo amueble con algún enser de mi familia y rota por el dolor de tener que abandonar la casa, viví  en el apartamento, sola y desorientada.  Al fin terminé ese curso y obtuve el título de medicina general.  Yo quería ser más, de esa forma les brindaría ese pequeño triunfo que tanto deseaban. Las cosas  fueron más sencillas., o quizá la vida me había hecho más dura, no lo sé, pero el camino hasta doctorarme en cirugía no fue tan tortuoso, y al fin lo conseguí. 
 Pero me faltaban ellos con quién celebrarlo, así que esa noche compré una botella de champán y, sola, en el salón de mi apartamento, con la  compañía de la televisión  y  con una película, la bebí entera.

—Como podrás suponer tuve una borrachera de las que hacen época.  Estuve tres días hecha polvo del estómago y con dolor de cabeza. Lo hice en un fin de semana, ya que el lunes tenía que incorporarme a mi trabajo. El sábado y el domingo no salí de la cama y creí morirme.  Lloraba sin cesar por la pena que sentía de mí misma. ¡ Hubieran sido tan felices...  ! Y esa fue mi vida.

-—Lo lamento de veras.  Pero ¿ no tenías amigos o algún novio que estuviera contigo en esas horas tan amargas que tuviste?

— No tenía tiempo más que de estudiar y solventar los problemas que salían a mi paso. No.  No tuve,  lo que puedo considerar "amigos ", sino conocidos de la universidad. Novio tampoco ni siquiera pensaba en ello.

 Y ahora te toca a tí - le dijo sonriendo

—Pues considerando tu historia, la mía es bastante corriente.  Como ya sabes mi familia es totalmente política.  No me fue impuesta, sino que me gusta, pero no por el hecho de pertenecer a un determinado partido, sino por hacer algo porque la gente viva mejor.  Fui un buen estudiante y saqué la carrera de Políticas sin ningún problema.  En cuanto me licencié, me afilié al partido al que ha pertenecido siempre mi familia. Tuve bastantes amigos  tanto en el instituto como en la universidad.  Se me da bien el trato con la gente.  También tuve amigas, una en especial.  Me enamoré de ella en el segundo curso de carrera.,  Estaba loco por conquistarla, y lo conseguí.  Creí tocar el cielo con las manos el día que la besé por primera vez, pero ese embeleso duró sólo un trimestre, porque durante el segundo, me dejó por otro chico.  Quise abandonarlo todo e irme lejos, y aún no sé cómo mi madre consiguió convencerme para que siguiese los estudios.  Procuraba evitarla y a veces lo conseguía.  Hasta que poco a poco se me fue pasando la pasión, y al terminar el curso era agua pasada.  No volví a verla más.  Creo que al final se fue de la universidad.  Nunca volví a saber de ella.  Terminé la carrera, y aquí estoy

— ¿La sigues queriendo?

— No, en absoluto.  Fue una fiebre que se curó por sí sola.  Ahora ocupa mi pensamiento otra chica que me gusta mucho, muchísimo

— ¡Vaya!  Espero que te vaya mejor que con la otra

-—Yo también  lo espero, aunque no sé, porque ella no lo sabe

—¿A qué esperas para decírselo?

— Se lo estoy diciendo ahora, en este momento

La sonrisa se borró del rostro de Claire.  No se atrevía a hacer conjeturas ¿Había escuchado bien?

Un silencio espeso se hizo entre ellos que no dejaban de mirarse. Al fin ella lo rompió con una pregunta

—¿Qué significa eso?

— Lo has entendido perfectamente.  Eres tú la que me interesas.  Y mucho, más de lo que te imaginas. Desearía tener una relación contigo

—¿Me estás diciendo que quieres salir conmigo?

-—Eso es.  Eso es lo que te estoy pidiendo; salir y tener una relación formal contigo

— ¿Un noviazgo?

-—Si. Deseo que seamos novios

— ¡Pero si no nos conocemos!

— Creo que si.  Acabamos de contarnos nuestras vidas ¿Qué más necesitamos? Cuando una pareja comienza a salir , nadie se conoce.  Pero al cabo de un tiempo deciden ser pareja, y eso justamente es lo que yo deseo contigo

— ¿Cuántas veces nos hemos visto, tres, cuatro ??  No es posible que sientas interés por mí en tan poco tiempo.  Acabas de decirme que te volviste loco por una compañera y de eso no hace tanto tiempo.  No lo entiendo.

— Pues entiéndelo, es muy sencillo.  Me atrajiste en el mitin de campaña. Me puse el pretexto de explorar al bando contrario, pero en realidad lo que quería era verte de nuevo y, aquella noche creo que me enamoré de tí profundamente.  Deseaba volver a verte.  Aunque parezca un contra sentido que se me olvidara llamarte, pero ese tropezón, no le resta ni un ápice a lo que siento por ti.  No tiene comparación a lo que sentí tiempo atrás. Esto es más verdad,  de más calado.  Y si, deseo que seamos novios.  Desplegaré todas mis artes para conquistarte y que al final me quieras

— Te aseguro que no va a ser difícil que lo consigas, porque tú también me gustas mucho.

—Creo que hemos de conocernos y no va a ser sencillo con tu profesión. Tu familia seguro que tiene los ojos puestos en alguna muchacha de tu igual, hija de algún diplomático y no pensará  siquiera en emparentar, si algún día llegamos a eso, con una simple médica hija de unos obreros y además en el bando contrario ¿Te lo imaginas por un momento?  Sería un terremoto que conmovería hasta los cimientos de vuestra familia

— Lo sé y cuento con ello, pero quién va a formar su familia voy a ser yo y no ellos.  Por tanto seré yo  quién elija a la persona que me acompañará el resto de mi vida, lo quieran o no.  Tú eres la elegida y no eres una simple médica; eres una excelente profesional y lo que más me enorgullece de ti , es que te has labrado tu porvenir con tu trabajo y esfuerzo.  Tienes muchos valores que yo aprecio y deseo estar contigo únicamente. Lo de mi familia déjamelo a mi.  Si lo aceptan me darán una alegría, y si no, será su problema.  Lo que tengo muy claro es que no voy a renunciar a ti ¿Aceptas entonces ?

— Si, acepto y que sea lo que Dios quiera.

— Bien, ahora vayámonos.  Debes estar cansada.  Acabas de salir de una larga guardia, has de descansar.  Pero mañana iré a buscarte y te llevaré a que conozcas a mi familia.  A mi abuela seguro que la encantarás

Flotando como en una nube, Scott llevaba tomada por la cintura a su novia, a su increíble novia. Ella algo confusa por la declaración hecha por él respecto a sus sentimientos. Él feliz como un niño con zapatos nuevos.
  La abrió la puerta del coche para que subiera y él hizo lo mismo .  Una vez sentados, se inclinó hacia ella, y depositó un beso en sus labios; ella levantó sus manos y abrazó su cabeza sujetándole hacia ella.  Acaban de sellar su amor recién nacido, sorprendente e inesperado, pero real.

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