lunes, 12 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 23 - La revelación

Durante su regreso a casa, iba pensando solamente en la entrevista con su hija. Una y otra vez volvía a recordar sus palabras; estaba desilusionada porque Cedric no la prestaba atención, sin embargo sus sentimientos hacia él estaban intactos.  Dos lágrimas asomaron a sus ojos, pero sabía de antemano que, en el supuesto de que  cambiase, debería ausentarse definitivamente, por el bien de todos.  Pero , siempre había guardado una remota esperanza del olvido de su hija hacia él,  Resuelta, llamaría a Cedric y le explicaría el porqué de su comportamiento y a la conclusión a la que había llegado para solucionar el problema y tratar de olvidar algo tan doloroso para ambos.


  Esperaba trasladarse inmediatamente después del enlace de Stephan y Coralyn; creía debía estar en la ceremonia, tan importante para él:  se lo debía.  A él solamente diría donde viviría  y mantendría contacto telefónico, porque tardaría en regresar a Londres.  Linda había proyectado sus vacaciones veraniegas en Francia, ellos estarían de luna de miel, por tanto nada la retenía allí y sería una buena ocasión para organizar su vida en Bristol.  Buscaría un trabajo y eso, también, la ayudaría a rehacer su vida.

Paseaba inquieta por la habitación sin decidirse a  marcar su número en  el teléfono.  Sabía la importancia que esa cita iba a tener en sus vidas, pero era su deber hacerlo.  Era el deber como madre resolverlo a favor de su hija.  Pero lo peor de todo es que sabía perfectamente que el resultado final no sería bueno para nadie, pero debía dar a Linda esa oportunidad,.  Ella nunca había tenido a su madre para refugiarse en ella, o pedirla consejos.  No había tenido a nadie cercano hasta que Stephan apareció en su vida, pero tampoco a él podía detallarle lo que sentía.  Por tanto fue guardando en su interior todo el cúmulo de sentimientos fracasados a lo largo de su vida.

Al fin se decidió y marcó el número de Cedric, sin tener en cuenta la hora que era, y que quizá tuviera quirófano o clínica.  Tenía la cabeza trastornada y no podía pensar con claridad.  Al fin él atendió la llamada y en su voz había regocijo, al comprobar de quién se trataba

- ¡ Al fin ! ¿ Dónde has estado ? ¿ Cómo te encuentras? ¿ Podremos vernos ? ¿ Habéis arreglado todo lo que teníais que arreglar?
- Esas son muchas preguntas.  Necesito verte. He de explicarte algo. Es largo y quizá no lo comprendas, pero ha de ser así
-¿ Qué ocurre? Te noto fría, distante.  No nos hemos visto en bastantes días y esperaba otra cosa, más cariño de tu parte.
- Lo entenderás cuando hablemos ¿ Cuándo puede ser ?  Necesito que sea cuanto antes.  Después volveré a marcharme y esta vez será para largo o quizá definitivo
- Me estás preocupando mucho, muchísimo.  Deduzco que todo sigue igual, lo que quiera que tengáis entre manos
- Así es: todo sigue igual. No me hagas más preguntas, por favor
- Está bien, está bien.  ¿Te parece bien  mañana? Pasaré a buscarte. Sólo dime la hora y allí estaré

Y con el rostro muy serio Cedric acudió a la cita. Presentía que nada bueno iba a decirle, pero por mucho que se hiciera a la idea, no se imaginaba lo que Alexa iba a contarle, y que cuando lo supo no pudo reaccionar.  La frialdad era patente en las palabras de ella y se reafirmó, en que esa sería la última vez que estarían juntos.  Pero qué había sucedido para tomar tan drástica decisión. Le había adelantado que volvía a marcharse  ¿por qué ?.  No estaba tranquilo, no podía estarlo.  Tenía frente a sí a la mujer que amaba y resulta que se estaba despidiendo. Dejó a un lado las conjeturas para escuchar con atención lo que ella comenzaba a relatar .

-No la conocías, no tenías ni idea de quién se trataba cuando Linda escribió ese artículo sobre tí.  Ella me había confesado que se había enamorado de su profesor de medicina.  Alguien que daba clases reemplazando al titular. Yo tampoco sabía de quién se trataba, puesto que no pronunció su nombre, y sólo nos referíamos como  " el profesor ".  Decidí averiguar de quién se trataba, pues me había dicho que era mayor que ella. Viajé hasta Oxford, e hice tiempo en la cafetería, cuando ocurrió lo que me hizo comprender a quién se refería como "el profesor".  Tú eras ese hombre que le había robado el corazón.  Oculté que te conocía desde hacía tiempo, y sólo la aconseje que tuviera calma porque eso ocurre muy a menudo y se la olvidaría en cuanto el curso terminara.
Luego surgió la separación y fue un shock para ella.  Decidí que tenía que poner tierra de por medio.  No podíamos ser rivales en el amor de un mismo hombre, y con el pretexto del divorcio viajé.  Stephan conocía la verdad de todo; tuve que decírselo.  Pero ella, aún no sabe que las dos queremos a la misma persona.  Por eso, y dado que sus sentimientos no han cambiado, he decidio irme de nuevo,.
- Pero eso no es justo.  Es bonita, pero ni siquiera me he fijado en ella.  la dedico el mismo tiempo que a todos los alumnos; no podrá decir que tengo palabras más amables para ella que, por ejemplo para James. Estoy enamorado de ti, te amo y creo que lo sabes. ¿ Le has confesado la verdad de todo?

- No ni se me ocurre
--Pues sería lo único que podría solucionar el problema
- ¿ Cómo crees que puedo llegar y decirla que te amo desde antes que ella naciera. ¿ Cómo voy a decirla que, su madre, se ha acostado con el hombre que ella quiere después de saber lo que significas para ella ?  Tengo que guardar silencio y procurar que nunca descubra la verdad
- Pero no voy a tener ninguna relación con ella. Te amo a tí, además podría ser mi hija ¿ Con qué ojos crees que podría mirarla?
- Pues por eso he tomado la decisión de irme. Pasará las vacaciones en Francia, y no sólo por nosotros, pero desearía que se enamorara de alguien, porque entonces si podría contarle la verdad desde el principio, y todo sería más fácil.  Pero no es el caso, y se trata de mi hija.  Debo ser yo quién se sacrifique
- ¿ Aunque eso suponga nuestra infelicidad?
-Si, Cedric. Sé que lo será, pero no tengo más remedio.
- Pero habrá otra forma.  Estamos obcecados, eso es lo que pasa, y no vemos otra salida, pero seguro que la habrá.  Por favor no destruyas algo tan hermoso como lo que tenemos.
- Este amor me ha costado un matrimonio, porque no pude amar a Stephan, y él lo supo desde el principio, porque te amaba a tí. ¿ Crees acaso que no sé lo que todo esto implica.?
- Por favor, cielo. No tomes la decisión todavía.  No puede ser. Me cambiaste la vida y ahora me echas de tu lado lo mismo que un trasto viejo
- Por favor, por favor, no lo hagas más difícil.  No puede ser.  He de marcharme.  Es la única forma que veo para poder vivir relativamente tranquilos.

- ¿ Y yo ? ¿ No cuento en tu vida ? ¿ No importa mi sufrimiento? Perdona que te diga, pero tu hija es una niña malcriada que siempre se habrá salido con la suya.  Pero ésto son palabras mayores; va a truncar la vida de dos personas que se aman.  No puedo conformarme

Por mucho que insistió una y otra vez, ella denegaba con la cabeza.  Verdaderamente sería algo complicado que los tres se vieran en una misma habitación a sabiendas de la relación que su madre mantenía con él. Suplicando, besándola, mirándola frente a frente, angustiado..., no pudo conseguir que diera marcha atrás.  Había tomado esa decisión y no cambiaría.
- No tienes ni idea de lo que representa ser padre. Esa palabra significa sacrificio , renuncia. Simplemente no quiero  que le hagan sufrir ¿ Es tan difícil de entender?  Creo que te lo he explicado, y ha llegado el momento de poner fin a esta conversación antes de que nos hagamos más daño.
- Dime al menos dónde vas. Dónde vas a vivir.  ¿Podremos hablar de vez en cuando?, por teléfono.  No te estoy pidiendo que nos veamos, simplemente saber cómo van las cosas
- ¿ Es que no te das cuenta?  Quiero romper los lazos contigo, por pequeños que sean.  Sería jugar con fuego y seguro que nos quemaríamos.  Ha de ser todo radicalmente, brutalmente si así lo quieres
 -Está bien.  Sea como dices. Has de saber que a mi también me has roto la vida - La beso bruscamente y salió de su casa sin mirar atrás.

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