domingo, 4 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 7 - La ausencia de Cedric Johnson

Alexa les observaba tratando de descubrir qué tipo de relación tenía esa pareja que acababa de llegar, pero no podía sacar conclusiones según lo  que veía y su forma de comportarse.  Se reían y se notaba a simple visata que tenían complicidad entre ellos.  Pero a pesar de tener comunicación, no había ningún síntoma de algo más que de amistad.  No acariciaba su rostro, no tomaba sus msnos.  Sólo charlaban contentos y se reian.

- Puede que sean simplemente amigos - pensó.- O quizás algún pariente.  Además no debo preocuparme por él; está visto que se olvidó que me debe otra cita.  ¿ Por qué estoy pensando ésto ahora?  Acaban de pedirme una relación  que termine en casamiento. Le tengo sentado frente a mi.  Es un buen hombre, pero no le amo, esa es la respuesta.  Se merece ser querido y yo no le puedo dar esa clase de amor que él requiere. ¡ Dios mio ! para una vez que encuentro a alguien que me ama, me asaltan miles de dudas. Debo hablar con él abiertamente, contarle mi situación y porqué no deseo formalizar nuestra relación.  Por otra parte está el trabajo; no puedo continuar en él, Nuevamente estoy hecha un lio.

Sintió un suave carraspeo que la hizo bajar de esa nube en la que se había instalado.

- Estás muy callada.  Llevas un buen rato con la cucharita del postre suspendida en el aire ¿ Te ocurre algo?
- Perdona.  Me he abstraido y no sé por qué
-¿ Conoces a la pareja que acaba de entrar? Estás así desde que les has visto; no les quitas los ojos de encima
- Stephan, es una larga historia.  Debo contarte algo muy personal y entonces comprenderás el porqué de mi actitud y de mis dudas.  No es que no aprecie el cariño que me brindas, y que por otra parte necesito, pero...
- Pero ese chico te gusta.  ¿ Estás enamorada de él ?
- ¡ No, por Dios ! Sólo que le conocí en circunstancias muy amargas para mi.  Después tuvimos ocasión de salir con unos amigos y quedamos en que repitiríamos la escapada, pero nunca más volvió a llamarme y eso me fastidia.  Simplemente eso

- Reconócelo, por mucho que lo quieras adornar, ese chico te gusta.  Por eso precisamente te enfada que ahora esté con otra y no haya cumplido su promesa
- Estás equivocado. No es eso, pero creo que debemos dejarlo ya.
- Como quieras.  Sólo te pido sinceridad. Soy comprensivo y puedes contarme todo lo que creas que  debo saber

Pidió la cuenta y se levantaron dispuestos a marcharse, y en eso momento, por un  simple movimiento, Cedric giró su cabeza y vió de quién se trataba sus casi vecinos de mesa.  De repente se puso pálido, algo que llamó la atención de la chica que le acompañaba

- ¿ Te ocurre algo ? - le preguntó extrañada
- Perdona.  He de ir  a saludar a una amiga que acabo de ver

Y dicho ésto, se levantó y se aproximó hasta donde estaban Stephan y Alexa

-¡ Hola Alexa ! ¿ cómo estás? -Ella giró la cabeza y se encontró con el rostro de Cedric que clavaba sus ojos en ella.
. ¿ Cedric, que amable sorpresa ! - le dijo con la mejor de sus sonrisas.
- Sé que debes estar enfadada conmigo.  Falté a mi promesa, y tengo una explicación. deseo que nos veamos y te lo contare detalladamente
- No hace falta, Cedric.  No me tienes que dar explicaciones de nada  No estás obligado a nada.  Salimos aquella noche y lo pasamos divertido, eso fue todo.  Tus tienes tus obligaciones y yo las mias - dijo ésto, dirigiéndose a Stephan que se había retirado prudentemente para que ellos hablasen.

Por el rostro de ambos, Stephan supo que estaban molestos, y decidió cortar la conversación

- Alexa, llegamos tarde
- Perdón, tenemos que irnos.  Deseo que todo te vaya bien; me ha gustado volver a verte

Y Cedric la vio marchar, y vio el gesto de aquel hombre que la acompañaba, la tomó por la cintura.  No necesitaba más argumentos: era su novio.  No intentaría ningún acercamiento, perdió la oportunidad cuando la tuvo, y aunque no fue su culpa, tampoco hizo nada por contactar con ella cuando regresó de nuevo a Londres, ese mismo día por la mañana.

Su familia vivía en Bristol, y la misma noche en que salieron los cuatro a cenar , nada más llegar a su casa, , recibió una llamada urgente de su  prima

- La abuela está mal.  Le ha dado un infarto y los médicos dicen que no hay esperanzas.

Esa misma noche se puso en camino, pero cuando llegó era demasiado tarde:  su apoyo, la que había hecho las veces de madre, desde que faltaran sus padres,  había fallecido .  Llamó al hospital y pidió un adelanto de sus vacaciones.  Tenía miles de cosas que organizar, y debía ser él quién lo hiciera.  Así lo quiso; era lo menos que podía hacer después de tantos años de dedicación a él..
Las cosas se fueron complicando.  por mucho que agilizaron la lectura del testamento y demás trámites de herencia,  tardó bastante tiempo en regresar a Londres; a partir de ese momento  tuvo que organizar su traslado a Bristol, Había heredado las tierras de la abuela, además de su fortuna.  Para ayudarle seguiría con el administrador de la abuela que había estado a su servicio toda la vida.  No entendía nada de arrendamientos.  Su empeño seguía siendo ser médico y abrir la clínica que desde que entró en la facultad había proyectado.  No sabía lo qué hacer con las tierras ¿ debía venderlas?  Lo mejor sería parcelarlas y que se hicieran cargo los que las habían arrendado.  Creyó que su abuela lo hubiera deseado.
De esta forma repartió las tierras a quienes verdaderamente las habían trabajado.  Él se quedó con la casa familiar y un pequeño terreno que la circundaba.  Y en estos trámites pasaron los días, sin darse cuenta que se habían convertido en meses.
Y de nuevo regresó a Londres, acompañado de una prima hermana que deseaba ayudarle en todo cuanto precisase hacer...   Salieron a cenar a un restaurante, y allí se produjo el encuentro con Alexa

Su imagen  bailaba constantemente en su cabeza ¿ Cómo no se le había ocurrido llamarla alguna vez y explicárselo?   La verdad es que con tantas cosas ni siquiera se dio cuenta de hacerlo. Habían llegado por la mañana de hacía cuatro días  y,   habían acudido a ese restaurante  en donde también cenaban ellos.  Quizá se confió demasiado en lo que ella repetía " no volveré a confiar en los hombres ni a tener una relación con ninguno".  Pero al mismo tiempo pensaba que tratándola con mas frecuencia, la hiciera cambiar de idea..  Estaba visto que había recuperado  la credibilidad en los hombres.   Ahora tenía una relación, por tanto había perdido la débil esperanza que tuviera de llegar a tener algo con ella.
Le iompresionó al conocerla, y no precisamente por la situación en que se conocieron, sino que le inspiraba un sentimiento de infinita ternura y desamparo.  La veía tan sola, sin ayuda de nadie.  Tan desesperada y asustada, que sin saberlo,  le inspiró un sentimiento de difícil definición. ¿ Era enamoramiento? o simplemente  lástima, o ¿todo junto.?  No sabía explicarlo, pero sí comenzaría  a indagar  a  través de Susan, .  La policía había intimado con Alexa y sabría de sus andanzas, pero no pensó en ello.  Sencillamente tenía tal cúmulo de preocupaciones por todo lo que había de realizar en su vida, que simplemente no pensó en nada más. Cuando lo hizo, de regreso a Londres, ya era demasiado tarde.  Pero debía hablar con ella a como diera lugar; aunque no volvieran a verse, pero debía aclarar lo ocurrido.  Le dolería mucho que pensase que él era como Aidan. ¡ Cuán lejos de la realidad estaba !

Tuvo que explicar a su prima  todo lo que estaba ocurriendo en su interior.  Eran de edades similares, y creia que por este motivo, le comprendería mejor.  No tenía ganas de hablar, ni de dar explicaciones, pero sabía que algo tendría que decirle para justificar su rápido cambio de humor a raíz de haber visto a esa pareja que se encontraron en el restaurante.  Llegaron a casa, sin apenas hablar.  Se sirvió una copa y otra a Cristal y sentado frente al televisor apagado, comenzó a desgranar uno tras otro, todos los avatares que les había conducido a conocerse y a intentar tener un trato más afectivo con Alexa.

Cristal le escuchaba atentamente, al tiempo que se compadecía de su primo.  No encontraba las palabras con que consolarle, ni tampoco deseaba interrumplir su narrativa.  Esperaría a que terminase y después trataría de tranquilizarle.  Su primo, era un ser muy sensible, bueno y cariñoso, merecedor de recibir amor porque él lo entregaba sin concesiones, y sabía que lo estaba pasando mal al haber visto a esa muchacha, y aunque ninguno de los dos lo supiera, ambos estaban enamorados.  No había más que ver la forma en que se miraban.  Comprendía el enfado de la chica y el torpe proceder de su primo al no haberla notificado lo ocurrido en la vida de él, pero ya el mal estaba hecho y no había vuelta atrás.  Ahora, de lo que se trataba era  de llegar a aclarar las cosas de la mejor manera posible.  Pero también estaba el otro hombre que al parecer era su pareja.  ¿ Qué debía aconsejarle : dejarlo pasar, o hacer hincapié en que le escuchara,? , al menos para que ella no se llevara la mala impresión de que la había olvidado al faltar a la cita que debió producirse enseguida de la primera.  Lo más urgente sería tranquilizarle, aunque también pensó que esa noche no conciliaría el sueño dándole vueltas a la cabeza.  Todo había sucedido en unos meses, pocos, pero los suficientes para enredar más todo lo ocurrido.  Le preocupaba su primo, ya que el porvenir que tenía por delante no era muy halagüeño.  Ni siquiera le quedaba el consuelo del amor de esa chica.



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