lunes, 5 de febrero de 2018

Cuando los árboles se visten de amarillo - Capítulo 10 - Un estallido de amor

Y día tras día, mes tras mes, los plazos se cumplían en la vida de la familia.  Estaba a punto de terminar el primer curso de universidad, pero, cuando ese fin de semana Linda fue a visitar a sus padres, Alexa supo,nada más verla, que algo había ocurrido en la vida de su hija.  Era una persona abierta de carácter, alegre y simpática, pero hoy había llegado silenciosa y demasiado seria para su carácter.

No dijo nada, aguardando tener oportunidad para hablar con ella.  No se dio por enterada, pero sabía que algo ocurría.  Stephen no pareció darse cuenta, o simplemente compartía  la actitud de su esposa.  Pero pasaban las horas y Linda no soltaba prenda, por eso, cuando entró en su dormitorio para desearle las buenas noches, creyó era el momento oportuno para hablar con ella.

- ¿ Puedo hacerte una pregunta?
- ¡ Claro mamá !
¿- ¿ Qué te ocurre, cielo? ¿ Acaso estás a disgusto ? ¿ Has tenido algún problema? Sabes que si la carrera te supera o no te gustase, podrás dejarla  cuando quieras.  Ni papá ni yo te diremos nada.  Sabemos que eres responsable y si deseas colgar los libros... Eres joven y tendrás tiempo para elegir otra cosa.
- No se trata de eso, mamá. Me gusta la carrera que he elegido. He conocido a alguien, eso es todo.
- Pero eso no tiene importancia. Es normal.  Tienes edad para ello.No te preocupes,cariño.  Seguramente cuando termines el curso se te habrá olvidado
-Posiblemente sea así, pero no  estoy tan segura de ello.  Voy a verle, al menos,durante todo el curso, si no es más.  Se trata de mi profesor. Lo bueno es que le voy a tener sólo en una asignatura y durante una o dos días a la semana.  Lo malo es que no me hace ni caso y me ve al igual que a todas.  Y él no es igual que cualquier compañero.. del que hubiera debido fijarme y no en él..
- ¿ Cuántos años  tiene ?
- No lo sé,pero calculo que más de cuarenta
- ¡Linda ! ¿ cómo ha sido eso posible?
- Porque es muy guapo.  Si le conocieras me darías la razón.
- Está bien.  Ahora descansa.  He de decirte que todas las chicas se enamoran de
algún profesor
- Te ocurrió lo mismo que a mi?
- No cielo.  Yo tuve monjas por profesoras, y créeme eran bastante feas

Ambas rieron a coro.  Al menos había conseguido que su hija se distendiera. Al día siguiente, si le apeteciera, seguirían hablando del tema.  No quería presionarla.  No sería de esas madres pesadas que les controlan hasta el agua que beben.  Sabía que era una chica formal y responsable, y no cometería ninguna locura.  Pero también sabía que, en ese ambiente estudiantil, habría algún chico que la gustara y se haría mujer.  Pero ¿ con un profesor, y doblandola la edad con creces?

Puso los ojos en blanco mirando al techo de la habitación y exhaló un profundo suspiro.  Sin poder evitarlo, sus recuerdos fueron bastantes años atrás y el rostro de Cedric se abrió paso entre ellos.  Ella hubiera hecho lo que fuera por tener algo con él, así que no le extrañaba que su hija hubiera perdido la cabeza por el profesor.  Lo entendía perfectamente, pero se trataba de su hija, y la cosa cambiaba.  Además no quería que la rompieran el corazón siendo tan joven,  Entonces comenzó a ponerse nerviosa y se dijo que a esas edades la  sangre hervía en las venas.  Estaban solos, lejos de las familias y sin una voz amiga que les indicase el camino correcto a seguir para no caer en brazos de cualquier aprovechado, y la hicieran daño.  Y se dijo:

- Si no se le pasa, cualquier día me acercaré hasta Oxford y comprobaré de motus propio, el alcance de lo que ocurre.  Pero espero que para el próximo fin de semana que venga, me de la buena noticia de que todo ha acabado y haya conocido algún muchacho del que nuevamente se halla enamorado.

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